El Forjista
Si en vez de analizar el peronismo desde Europa lo hiciéramos desde nuestra ubicación geográfica, es decir desde un Tercer Mundo sojuzgado y precisamente por eso atrasado, llegaríamos sin demasiado esfuerzo intelectual a establecer otros tipos de analogías.
La segunda carnicería mundial impulsada desde las potencias, primando un estricto interés nacional de esos imperios, y no como muchos intelectuales serviles intentaron mostrarnos, pues la guerra no se efectuó porque se estuviera defendiendo la libertad y la democracia.
En un primer momento las potencias occidentales mostraron una gran simpatía por el avance del fascismo y el nazismo, al considerarlos diques de contención contra el avance del socialismo. La posterior alianza con Stalin demostró hasta que punto no estaba en juego ninguna ideología sino que se estaba desarrollando una lucha entre potencias imperiales para el reparto del mundo.
Ese combate no era el de América Latina, Argentina así lo entendió en ambas guerras mundiales permaneciendo neutral, dicha actitud respondió a un claro interés nacional y evitó que miles de jóvenes argentinos murieran en los campos europeos.
Los países del Tercer Mundo sufrieron las consecuencias de las políticas imperialistas, para ellos no podía existir una esclavitud más bondadosa que otra: norteamericanos, ingleses, franceses, alemanes, italianos o rusos no tenían reparos ideológicos para arrasar todo asomo de rebeldía de aquellos países que lucharon por su liberación.
Fue durante aquél conflicto bélico que los países dependientes vieron la oportunidad de iniciar un nuevo camino sin tutelaje, dando nacimiento a Movimientos Nacionales de Liberación Nacional cuyo eje de acción estaba centrado en su definitiva independencia.
El surgimiento de esos movimientos políticos se realizó bajo las más variadas ideologías. Los hubo marxistas, pero también aquellos que no se sintieron identificados con esta ideología dando nacimiento a una concepción estrictamente nacional, ni aún aquellos que se sintieron atraídos por el marxismo replegaron las banderas patrióticas.
Según se desprende de los acontecimientos de aquellos años, los movimientos que abrazaron el marxismo fueron aquellos cuyas necesidades nacionales coincidía con las políticas de Moscú. Tal el caso de países que tuvieron como potencia dominante al Japón, por lo cual la lucha contra el fascismo propuesta por Stalin coincidía con sus propios intereses nacionales, así ocurrió en la China de Mao y el Vietnam de Ho Chi Min.
En otros territorios donde las políticas de izquierda coincidía objetivamente con la de los países opresores optaron por seguir otro camino, no menos revolucionario y de acuerdo a la idiosincrasia de cada pueblo. En este grupo se encuentra el peronismo, el varguismo en Brasil o la Revolución Boliviana de 1952 del M.N.R.
No puede confundirse este proceso con la implantación por el imperio de las armas soviéticas de las llamadas repúblicas populares, excluyendo a la Yugoslavia del Mariscal Tito que con una óptica marxista bregó por el no alineamiento siendo uno de los iniciadores de los Países No Alineados junto a Nerhú y Nasser.
Ubicado el peronismo en el marco histórico y en las afinidades con otros movimientos, debe advertirse que cada proceso responde claramente a causas y necesidades estrictamente particulares. En el caso de la Argentina es posible ubicar un factor diferencial cual es la importancia relativa de la clase obrera en el conjunto del Movimiento, en otros países dependientes, la participación obrera fue cuantitativamente mucho menor y por lo cual surgen objetivamente diferencias que marcan claramente la particular conformación del peronismo.
Esta alianza de sectores para enfrentar al poder establecido de las oligarquías nativas en su alianza con el imperialismo sigue siendo incomprensible para una parte de la intelectualidad y las clases medias de nuestro país.
Esta conjunción se encarnó en un líder popular que aglutinó a núcleos que estaban despojados del poder político y económico y a los cuales esa oligarquía había desconocido con su proyecto histórico que no contemplaba la más esenciales necesidades del pueblo.