El Forjista

Biografía de Domingo Faustino Sarmiento

Sarmiento, el prócer de la oligarquía

Capitulo 34 – El atentado

 

El 23 de septiembre de 1873 sufrió un atentado organizado por dos jóvenes italianos que recientemente habían arribado al país de apellido Guerri, dispararon contra el carruaje presidencial, los ejecutores actuaron en complicidad con Aquiles Sesabrugo, y todos ellos actuaron por encargo del jordanista Carlos Querencio que residía en el Uruguay.

El atentado fracasó y Sarmiento que a esa altura de su vida se encontraba bastante sordo no se percató del ataque, recién se enteró cuando el cochero se lo informó al llegar a destino. Tanto Carlos Querencio como su hermano se encontraban en la lista de personas a cuyas cabezas el presidente le había puesto precio.

El 9 de septiembre de 1873 la vanguardia del ejército jordanista resultó derrotada en el arroyo La Talita,  y el 15 en Don Gonzalo la columna entrerriana fue destruida, las fuerzas nacionales estrenaron ahí los modernos fusiles Remington contra las tacuaras de los montoneros, una vez más López Jordán logró huir a la Banda Oriental.

En Buenos Aires el enfrentamiento político estaba protagonizado por alsinistas  y mitristas, Avellaneda no tenía partidarios en la ciudad hasta que Alsina decidió retirar su candidatura y apoyarlo.

Ambos bandos se enfrentaban frecuentemente a los tiros, situación que habitualmente se cobraba algunas vidas, en las filas del alsinismo se destacaba un joven llamado Leandro N. Alem, que era secundado por su sobrino Hipólito Yrigoyen que era comisario en Balvanera, este partido tenía también el apoyo de viejos federales.

El 1° de febrero de 1874 se efectuaron elecciones para diputados que fueron ganadas por los autonomistas del Alsina, resultando elegidas figuras de gran prestigio como Benardo de Irigoyen y Carlos Pellegrini, pero el triunfo no era producto del  prestigio de ellos sino del fraude, en el barrio de Balvanera el enfrentamiento armado duró media hora, donde los alsinistas se llevaron la peor parte, pero al llegar el ejército detuvo a los mitristas, luego de lo cual sus rivales quedaron en pleno control del acto electoral.

Al finalizar su gestión Sarmiento reconoció: “…mi gobierno ha sido un gobierno de fuerza, de represión; y según la teoría americana de que os hablaba antes, sería un excelente gobierno, puesto que no hizo el bien directamente sino que cuidó, como función primordial suya, de mantener la paz y la tranquilidad a fin de que las fuerzas impulsivas de la acción individual obrasen libremente y sin tropiezo alguno”.

Cuando el 12 de abril se realizaron las elecciones presidenciales se produjeron  problemas en varias provincias, en Santa Fe no se permitieron las reuniones públicas,  La Rioja se encontraba bajo control de un militar enviado por el Poder Ejecutivo Nacional, aquí también fueron prohibidas las reuniones, en Jujuy se habían apoderado del gobierno militares partidarios de Avellaneda, San Luis ya estaba intervenida, en Mendoza imperaba un régimen dictatorial y en Buenos Aires el ejército había realizado demostraciones de fuerza para imponer los candidatos oficialistas.

Un artículo del diario La Nación afirmaba: “El Gobierno Nacional, con la convincente elocuencia de los hechos, ha demostrado a los gobiernos de la provincia que, bajo pena de destitución, tienen que estar con la candidatura oficial. El que tenga otro candidato, el que no se preste a trabajar por el candidato oficial, puede despedirse del gobierno”.

En las elecciones triunfó Avellaneda en casi todas las provincias, mientras que Mitre triunfó en Buenos Aires. Al conocer el resultado Sarmiento exclamó entre aliviado y eufórico: “Estoy vengado. Los mitristas me han ridiculizado y estropeado desde que subí al poder. Tomen ahora lo que les dejo, pues: un segundo yo”.

Cuando dejó el gobierno había levantado edificios para correos y telégrafos, abierto caminos, fundado escuelas normales, construido muelles y canalizado ríos, distribuido tierras en la Patagonia a colonizadores, comprado libros para proveer a las escuelas, había comenzado con la redacción del Código de Minería, fomentado la industria vitivinícola y la cría de gusanos de seda, construido un asilo para inmigrantes, enviado a Suecia y Escocia agentes de propaganda para incentivar la inmigración y comenzado el parque Tres de Febrero en lo que habían sido las tierras que pertenecían a Rosas cuyas propiedades fueron confiscadas.

Su obra fue considerable no obstante su gestión económica y financiera contó con las dificultades propias de un gobierno que estuvo en constante guerra interna y concluyó una en el exterior.

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