El Forjista

Biografía de Juan Domingo Perón

Capítulo 50 - Otra escala en el exilio

A las dificultades propias del exilio el expresidente debió adaptarse a los vaivenes de la política internacional y a la persecución del gobierno argentino y su aliado estadounidense.

En julio de 1956 se realizaba en Panamá una reunión de Jefes de Estado al cual debía concurrir Aramburu, esto forzó a Perón a dejar el país por un tiempo, por lo cual aprovechó la oportunidad para viajar a Nicaragua, pasando nueve días en ese país hasta que regresó a Panamá.

Pero debido a las dificultades para conectarse con sus partidarios decidió establecerse en Venezuela, país que había recibido a una buena cantidad de los exiliados peronistas, entre ellos el recién llegado general Tanco uno de los líderes del frustrado levantamiento contra la dictadura argentina.

El 10 de agosto Perón llegó a su nuevo lugar de residencia ahora acompañado por Isabel quién cumplía funciones de secretaria, ese país era gobernado por Marcos Pérez Jiménez, en Venezuela sus principales colaboradores fueron Rodolfo Martínez y el mayor Pablo Vicente quién había participado del levantamiento de Valle.

La vida de Perón en Venezuela también padecía de serias dificultades porque apenas si tenía dinero para su subsistencia y la de sus principales colaboradores, la ayuda que recibía apenas estaba limitada a algún aporte que le hacía llegar desde el Paraguay su amigo el empresario Gayol.

Permanecerá en Venezuela hasta enero de 1958 cuando es derrocado Pérez Jiménez quién se exilia en los Estados Unidos país con el que mantenía una cordial relación.

Por esa época mantiene relaciones amistosas con el Movimiento 26 de Julio cubano que era liderado por Fidel Castro y Camilo Cienfuegos que tenían como principal objetivo derrocar la dictadura pro norteamericana de Fulgencio Batista.

Se mantenía muy atento a todo lo que ocurría en la Argentina y en el mundo, leía los diarios y dedicaba principal atención a responder la numerosa correspondencia que recibía, los ratos de descanso los dedicaba a escuchar música folklórica y a jugar con sus cachorros.

En diciembre de 1956 Perón recibe una noticia que lo golpea duramente, al enterarse del fallecimiento de Ramón Carrillo en Brasil en la mayor de las pobrezas, el general había reconocido en una oportunidad que Carrillo había sido una de las personas de las cuales más había aprendido y con quién le resultaba muy grato conversar.

En la Argentina la situación de los detenidos peronistas era de suma gravedad, uno de los pocos adversarios leales que tuvo el peronismo fue el escritor Ernesto Sábato que asumió una actitud digna cuando tomó conocimiento de los fusilamientos y las torturas a la que eran sometidos los presos políticos.

Estando presente en un programa de radio que se dedicaba a temas culturales, interrumpió al conductor para señalarle que no podía seguir hablando de esos temas mientras que en las cárceles se estaba torturando gente, poco tiempo después renunció a la revista Mundo Argentino porque no se le permitió publicar un artículo en que denunciaba las violaciones a los derechos humanos por parte del gobierno, luego le envió una carta abierta a Aramburu donde le recomendaba alejarse “de esos paradojales consejeros que en nombre de la democracia quieren impedir elecciones libres y en nombre de la libertad recomiendan un nuevo despotismo”. (1)

El 17 de marzo de 1957 una noticia conmueve a la dictadura y causa gran alegría a Perón, seis importantes dirigentes peronistas logran fugar de la cárcel de Río Gallegos y logran asilarse en Chile, integraban ese grupo John William Cooke, Jorge Antonio, Héctor J. Cámpora, José Espejo ex secretario general de la CGT, Pedro Gomis y Guillermo Patricio Kelly líder de la Alianza Libertadora Nacionalista.

Los fugados debieron pasar varias peripecias para llegar hasta Chile, aprovecharon un día en que la mayoría de los guardias se hallaban de licencia, lograron amenazar al único guardia con armas y lo obligaron a franquearle la puerta, ya tenían planificado encontrarse en un punto en las cercanías donde un auto iba a estar esperándolos, el conductor del vehículo se demoró pero llegó, para evitar un puesto fronterizo debieron empujar un auto atravesando un campo por varios kilómetros, llegaron a Punta Arenas donde se entregaron a las autoridades, luego fueron trasladados a Santiago.

El gobierno chileno de Ibáñez, el presidente amigo de Perón, le brindó asilo a todos menos a Kelly, dejándolos en libertad, salvo al líder de la ALN que quedó detenido, una diputada chilena Blanca Luz Brun admiradora del peronismo ayudó a Kelly a escapar de prisión vestido de mujer, luego pudo salir del país.

El 25 de mayo de 1957 Perón es objeto de un nuevo atentado contra su vida, a las 7 de la mañana cuando Isaac Gilaberte iba a buscarlo en un Opel que había comprado en Panamá, una bomba destruye el automóvil, Gilaberte se salvó milagrosamente porque justo en ese momento había bajado a comprar carne para realizar una parrillada para festejar la fecha patria, el auto quedó destruido y chofer recibió algunas heridas en la cara, si Gilaberte no se hubiese detenido en la carnicería las víctimas hubieran sido Perón y Vicente.

Pablo Vicente acusa a dos funcionarios de la embajada argentina por el atentado, Alfredo Barragán y Horacio Mones Ruiz, primer secretario y agregado cultural, respectivamente, ambos instigados por el embajador Toranzo Montero, éste es declarado persona no grata por el gobierno venezolano, el embajador debe dejar Venezuela y ambos países rompen relaciones.

Cooke emite un comunicado convocando a ocupar las fábricas, comercios y estancias, incluso a asesinar personas de reconocida militancia antiperonistas y a funcionarios del gobierno si Perón resultara muerto por alguno de los múltiples atentados organizados desde el gobierno argentino. 

Un tiempo antes en marzo de 1957 Perón le envía un documento a John William Cooke donde lo designa su sucesor en caso de que a él le pasara algo, también hace referencia a acentuar la resistencia contra la dictadura: “Mientras nuestro Movimiento se encuentre excluido de las decisiones electorales debemos seguir insurreccionando el Pueblo en busca de una solución revolucionaria o insurreccional. Es menester que todos los peronistas, todos los días y en todo lugar se dediquen a combatir sin cuartel y sin descanso a la tiranía, hasta que esta caiga aniquilada”. (2)

Cooke instalado en Santiago de Chile le informa a Perón sobre la organización de la resistencia, el 11 de abril le escribía: “En general, la República está sembrada de células, que trabajan con entusiasmo, aunque anárquicamente. Aunque nuestra gente se va formando aceleradamente aún estamos escasos de hombres con verdadero sentido y capacidad organizativa…Por supuesto que hay inconvenientes serios, a pesar del fervor y la buena disposición. En primer término, la represión. Como la Tiranía no se dedica a gobernar (eso lo hacen los consorcios, terratenientes, etc.), encamina todo su esfuerzo a perseguir a la oposición. Los servicios de informaciones son excelentes: personal capacitado, equipos modernos y material y dinero sin tasa. Facilitan su labor nuestros propios camaradas, que en su entusiasmo se embarcan en aventuras descabelladas – a menudo preparadas por la propia gente de Informaciones- que terminan con la prisión de gente utilísima.”(3)

Y el 29 de abril escribe otra carta para informarle de la situación del sindicalismo: “Actualmente existe un Comité Intersindical, donde están representados muchísimos gremios. En la dirección hay gran cantidad de comunistas, pero en general predominan los peronistas. Postula la devolución de la C.G.T., la anulación de las elecciones fraudulentas en los gremios, el levantamiento de las inhabilitaciones sindicales y la libertad de los presos gremiales.”(4)

En tanto el 11 de mayo de 1957 Cooke le vuelve a informar sobre la marcha de la resistencia a la dictadura: “Un dato interesante: para la acción directa sobran voluntarios, y hay que luchar contra los que reclaman bombas. Desgraciadamente, algunas de esas bombas resultan de fabricación muy deficiente, y el resultado fue que algunas no estallaron y otras lo hicieron muy prematuramente, hiriendo gravemente a dos de nuestros muchachos. El gobierno sólo publica las noticias de los sabotajes que se presentan para ser explotados como demostración de los instintos criminales que nos mueven o aquellos que causan heridos. Pero la gente sabe que hay muchos más de los que publican los diarios. El día, 30 de abril se colocaron setenta bombas, en diferentes lugares, de las que sólo estallaron veinte. Hemos conseguido un químico muy bueno, así que esperamos que esto no se repita. Actualmente están fabricando 30 bombas-reloj, que aproximadamente dentro de quince días serán utilizadas. Estamos preparando un plan que, sin prejuicio de continuar con el terrorismo actual, tendrá objetivos definitivos: paralizar el suministro de petróleo al gran Buenos Aires y paralización del Puerto. Es difícil, pero confío que pueda cumplirse”.(5)

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(1) Norberto Galasso, Perón. Exilio , resistencia, retorno y muerte. Tomo II Colihue 2011 Pag. 822

(2) Correspondencia Perón-Cooke Tomo I Parlamento- 1985. pag 53

(3) Idem pag. 59

(4) Idem pag. 92 y 93

(5) Idem pag. 110 y 111

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