El Forjista
El 23 de mayo de 1946 Perón decide unificar todas las fuerzas que lo apoyaron en la elección en un solo partido que se denominó Partido Único de la Revolución Nacional para adoptar hacia fines de 1947 el nombre de Partido Peronista. Por tal motivo se promueve la disolución del Partido Laborista, de la UCR Junta Renovadora y los Centros Cívicos Independientes.
Existen innumerables declaraciones de Perón en el sentido de remarcar la necesidad de consolidar un movimiento político unido como herramienta para encarar la tarea que tenía por delante, más necesaria aún cuando tenía enfrente a una oposición que estaba dispuesta a cualquier recurso legal o no para debilitar al gobierno, en ese sentido la búsqueda de coherencia parece una cuestión imprescindible.
Ya en el armado de las listas había habido tensión entre los dos sectores mayoritarios que conformaban el Movimiento, resquemores que también se manifestaron en el gobierno, el remedio a tales discrepancias estaba en la unidad.
Los adversarios de Perón sólo vieron en esa decisión un intento por incrementar su poder, cuando dicha resolución consolidaba a la fuerza política que debía apoyar a un gobierno que estaba encarando la transformación más importante del siglo XX en el país.
Sin embargo, aquellos autores que buscaron exclusivamente descalificar al peronismo, asumen que esta acción era una muestra del supuesto autoritarismo de Perón, que Félix Luna comience sus tres tomos sobre el gobierno peronista con este tema, es una declaración clara de sus intenciones calumniosas.
Joseph Page en tanto señala que esta medida se adoptó por la envidia que Perón tenía de Mercante, ya que el Laborismo mostraba una clara cercanía con ese militar, esto no parece tener base alguna ya que no se conocen diferencias en esa época entre Perón y Mercante, basta leer los discursos de Eva Perón que citaba continuamente a ambos como los líderes del Movimiento y siempre que mencionaba a uno lo hacía con el otro.
La UCR Junta Renovadora, conformada por políticos experimentados no puso ningún reparo a la decisión de Perón, muy posiblemente entendiendo la necesidad de la hora, donde surgieron rechazos fue en el Partido Laborista, principalmente en la figura de Cipriano Reyes que fue el que con más enjundia planteó su discrepancia.
A pesar de la intención de presentar la medida como autoritaria, el Partido Laborista realizó su congreso entre el 29 y el 30 de mayo decidiéndose conformar una comisión que sería la que en definitiva adoptara la decisión de la disolución, la mayoría terminó aceptando la unificación en un partido único.
Cipriano Reyes formó un bloque separado al peronista, siendo acompañado por tan sólo uno de los diputados laboristas, este dirigente sindical, fundamental en la organización del 17 de octubre, comenzó a adoptar decisiones claramente divisionistas, organizando un acto paralelo al cumplirse el primer aniversario del 17 de octubre.
Una vez vencido el mandato de Reyes como diputado, fue acusado de haber participado en reuniones donde se planeaba un golpe de estado y que tenía la intención de asesinar a Perón y Eva. Cipriano Reyes estuvo detenido hasta el derrocamiento de Perón en 1955.
Más allá de la oposición de algunos sectores minoritarios del laborismo el Partido Peronista se organizó en todo el país, el 1° de septiembre de 1947 se realizó el Congreso Constitutivo del partido con la presencia de 1500 delegados que habían sido elegidos por los afiliados, presidió el evento el almirante Tessaire.
Otra medida adoptada en los inicios del gobierno, que también es cuestionada por Félix Luna es la decisión de reemplazar a cuatro de los cinco integrantes de la Corte Suprema con el argumento que habían reconocido gobiernos surgidos por los golpes de estado de 1930 y 1943.
Luna califica los argumentos como “hipócritas e insostenibles”, es cierto que gran parte de los militares que estaban ahora en el gobierno ocupando cargos de importancia habían participado de ese golpe, pero lo que no resulta para nada insostenible era que un hombre de leyes hubiese avalado el Golpe de Estado de 1930 contra Hipólito Yrigoyen.
Pero no sólo ahí queda la cuestión, todos los actos de corrupción y entrega del patrimonio que se realizaron durante la Década Infame contaron con el silencio cómplice de esa Corte Suprema, un gobierno que venía a cambiar la Argentina no podía convivir con dicha institución constituida por hombres que adaptaban las leyes a medida de las clases dominantes.
También Page se horroriza por el reemplazo de los miembros de la Corte Suprema señalando que los argumentos eran propios de Lewis Carrol el autor de “Alicia en el país de las maravillas”, aunque reconoce que el presidente de su país Roosevelt también hizo algo parecido, pero aclara que lo de su presidente no fue tan grave porque se limitó a incrementar los integrantes de la Corte con la finalidad de tener una mayoría.
El Poder Judicial formó parte del poder oligárquico que colaboró en las distintas épocas con los gobernantes surgidos de terribles dictaduras que pisotearan las leyes de la nación comenzado por la Constitución, rasgarse las vestiduras como lo hicieron Félix Luna y Joseph Page como si se tratara de jueces impolutos forma parte de la ideología de un régimen que precisamente el peronismo venía a concluir.
Ramón Doll escribió una serie de artículos denunciando el estado del Poder Judicial situación sobre la que los partidos políticos y la prensa guardaba un cómplice silencio: “He aquí el triángulo de la oligarquía curialesca, el cuerpo trifacetado del más poderoso organismo destructor que acaso forme el grueso de las fuerzas plutocráticas lanzadas contra el país desde el extranjero: bufete-estrado-facultad. Observad bien: son siempre los mismos apellidos, son los yernos y los suegros, los hermanos y los cuñados. El abogado de un ferrocarril es siempre el profesor de la facultad que un buen día salta a un juzgado o a una Cámara, o el juez que salta a un bufete bien rentado por la Standard Oil y que cabalmente es profesor también en la Facultad… El resultado del respeto a un Poder ha sido su enclaustramiento, su insensibilidad a las reivindicaciones populares, pero, lo que es peor, ha sido la formación de oligarquías judiciales nepóticas dentro del Palacio de Justicia. Recórrase la lista de los jueces desde treinta y cuarenta años a la fecha. Hay cinco o seis dinastías de familias que se reparten los puestos” “Cuando una clase dirigente copa el Senado para convertirlo en una agencia de colonización imperialista, no necesita precisamente ‘estadistas’, ‘políticos’ (es decir, hombres acostumbrados a la cosa pública y el bien general), necesita jueces, abogados, gente que aplique mecánicamente la ley, o mejor, que extraiga de la ley simplemente las ventajas individuales que contenga”. (1)
Tres de los miembros de la Corte desplazada eran miembros de la oligarquía que controlaba gran parte de los resortes de las decisiones políticas, económicas y judiciales: Benjamín Nazar Anchorena, Francisco Ramos Mejía y Tomás Casares. Y dos vinculados al alvearismo Roberto Repetto y Antonio Sagarna.
Nazar Anchorena estaba en la corte desde 1934, Ramos Mejía era directivo de la Sociedad Rural, Tomás Casares es hijo de Carlos Casares una localidad lleva su nombre. Repetto llevaba 24 años en la Corte, Sagarna ha sido ministro provincial en Entre Ríos de Miguel Laurencena y ministro de Alvear estaba en la corte desde 1928, los dos habían legitimado los golpes de 1930 y 1943.
Las razones de su enjuiciamiento además de haber avalado los golpes de estado, incluía negarse a tomar juramento a los jueces de la Cámara del Trabajo, fallos contra medidas de inclusión social y haber integrado la lista de conjueces de la Corte con abogados de empresas extranjeras.
Tres fueron enjuiciados, Repetto se jubiló, y Casares siguió en funciones, la Cámara de Senadores por unanimidad votó la separación de los tres jueces.
Norberto Galasso señala palabras que suscribimos: “No es posible alterar el viejo régimen si sus instituciones y sus prohombres continúan controlando el poder, ni tampoco si el campo popular se mantiene disperso, preocupado en discusiones anodinas que lo debilitan”. (2)
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(1) Norberto Galasso. Perón. Formación. Ascenso y Caída 1893 1955. Tomo I Colihue 2011 pag. 454
(2) Idem pag. 459