El Forjista
En una de las giras fue a España, y así cuenta la invitación que recibió: “Yo debutaba en el Florida Park de Madrid y esa noche se acercaron a mi camarín, antes del show, Isabel Perón y López Rega, con ellos venía Carlos Acuña, un entrañable amigo del General, cantante de tangos. Isabel me dijo: ‘–Lo va a tener que disculpar al General porque él se acuesta temprano. De todos modos, está invitado a venir mañana a casa…’”
Y así continuó al día siguiente: “Al otro día yo llegué como quince minutos tarde. El General estaba en la puerta… Cuando se acercó el auto que me llevaba, se aproximó como si me conociera de toda la vida. Tantas sensaciones me inundaron de pronto… No sé cómo explicarte… Me sentí como llegando a una meta, como si en ese instante hubiera llegado a la meta el pibe que fui.”
El encuentro estuvo cargado de emociones: “…. le acaricié la mano como si fuera mi abuelo. Su mirada era de una ternura increíble y también de una tristeza increíble…Después de un largo rato, nos acompañó hasta la puerta. Me acuerdo que le di un beso. Él se quedó charlando otra vez con el guardia de su custodia de la cabina, mientras nos hacía así con la mano en alto, mientras nos alejábamos. Yo sentí mucha angustia porque tuve miedo de no verlo nunca más. Él daba esa sensación, a pesar de su estatura, de ganas de protegerlo. El General me tomó mucho cariño”.
Por supuesto Leonardo Favio ya tenía en ese momento una clara identificación con el peronismo, varios integrantes de su familia adherían a esa fuerza política: “Mi mamá era peronista, mi abuelo también, en cambio mi abuelita era comunista y lo siguió siendo hasta la muerte. Esa vieja debe estar colgada en el infierno y espero acompañarla algún día”.
Favio tenía siete años cuando ocurrió el 17 de octubre de 1945, sobre este acontecimiento opinó que: “Lo puedo caracterizar de la siguiente manera: el 17 de octubre fue el hecho más trascendente de la Argentina, el momento en que el hombre dejó de ser un objeto para transformarse en sujeto. Acá hay una participación directa del pueblo. Es el hecho histórico más importante, que podría compararse con lo que ocurrió en Francia con la revolución”
Y cuando murió Eva Perón, tuvo un recuerdo imborrable: “el país lloró con desconsuelo. Me acuerdo de mi abuelito, sentado en una silla, llorando sin consuelo”.
Su idea sobre la labor de Evita la resumió de esta manera, también conformada con recuerdos de la niñez: “Para los humildes, era un milagro el hecho de que vos le escribieras una carta y que a la semana te cayera una máquina de coser. Pensá que esa máquina -para esa gente- era un medio de subsistencia. La de Evita era una imagen muy rara, confusa, era un ser especial, era como una santita. Estaba en los altares.”
Y años después su opinión de Eva sería: “Sigo creyendo que los conceptos de Evita será los que guiarán a la Argentina a convertirse en un país grande. Porque ella fue la máxima expresión revolucionaria que tuvimos. ¿Y Perón? Hablar de Perón sería caer en redundancias”
De joven tuvo breve paso por el Partido Comunista siguiendo a una novia que integraba ese partido, hasta que tuvo una charla con Arturo Jauretche, luego de la cual además de leer sus libros, adhirió al peronismo y ya no cambió nunca más.
Y así explicó ese compromiso: “Me hice peronista primero por intuición. Cuando era pequeño estaba en una pobreza infinita y de golpe comienza la felicidad. Voy avivándome de cosas. Cuando llega una máquina de coser… es una intuición que se va acercando a través de hechos concretos… Más tarde, me doy cuenta de que se está dando a conocer un nuevo criterio en referencia al hombre. El hombre como centro en todo hecho político. El hombre como centro de la economía. Separar uno de otro no iba. Con los años tuve acceso a la lectura: Jauretche, Marechal, el General fundamentalmente, entonces me fui acercando al aspecto intelectual del peronismo, a sus propuestas… Es que yo sentí aquello de ‘amaos los unos a los otros’. Eso sentí. El ser solidario desde pequeño, eso me lo enseñó mi formación y lo que era justo e injusto. Injusto es ver a un chico desvalido, es un insulto al alma”.
Pero tal vez la definición más sencilla y a la vez más contundente del peronismo, fue cuando dijo: “Me hice peronista porque no se puede ser feliz en soledad”.
Su peronismo por supuesto estuvo relacionado con no olvidarse nunca de sus orígenes humildes, a no dejarse distraer por los triunfos artísticos y el acceso a un nivel de vida que no había conocido, pero que sabía que sería pasajero, porque sus inquietudes artísticas lo llevaban a invertirlo en sus proyectos y su sentido de la solidaridad y la amistad lo llevaban a ayudar a quien cerca suyo necesitara una mano.