El Forjista
La discusión y posterior aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario permitió una saludable apertura de mentes o como mejor definió Kirchner “una apertura de corazones”, una demolición de prejuicios y una reducción notable de actos discriminatorios, fueron muchos y muchas quienes se animaron a hacer públicas sus preferencias sexuales, mientras muchos debieron desterrar bromas y chistes de mal gusto y ofensivos hacia quienes formaban parte del colectivo LGTB de Lesbianas, Gays, Transgénero y Bisexuales.
Por cierto, que cada vez que las sociedades se proponen avanzar en el reconocimiento de derechos aparecen “dinosaurios” que se resisten a la extinción e inundan los medios de comunicación y las redes sociales con su mensaje de intolerancia e ideas propias de épocas inquisitoriales que a esta altura de la civilización deberían estar definitivamente fenecidas.
El debate de esta ley nos mejoró a todos como personas, incluso algunos políticos conservadores que tiempo antes había declarado que la homosexualidad era una enfermedad, comenzaron a adoptar actitudes de mayor comprensión ante las personas con esa elección.
Con esta ley el kirchnerismo dejaba claramente establecido que su programa consistía primordialmente en la ampliación de derechos y daba con esta medida uno de los pasos más importantes en esa orientación progresista.
Esta ley, propuesta por Cristina Fernández y votada con entusiasmo por Néstor Kirchner, llevó a la Argentina a constituirse en el primer país de Sud América y el décimo en el mundo en permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La Iglesia Católica lideró la oposición a la ley de igual forma que durante el gobierno de Raúl Alfonsín había militado en contra de la Ley de Divorcio.
Otro reducto conservador como el diario La Nación, el 19 de junio de 2010 decía: “El fin último del matrimonio entre parejas del mismo sexo es posibilitar la posterior adopción de niños” y alertaba “estudios norteamericanos a cargo de expertos en ciencias del comportamiento de la Universidad de Carolina del Sur llegaron a la conclusión de que los menores que viven y son criados por parejas homosexuales han padecido fuertes emociones, como miedo, inseguridad, ansiedad, aprehensión, vergüenza y enojo al tratar de esconder o negar la homosexualidad de los padres”. (1)
Según el diario oligárquico al gobierno no le interesaba los derechos de los homosexuales, sino que buscaba: quedar como único partido progresista, dividir a la oposición y enojar a Bergoglio.
La votación en ambas Cámaras fue bastante pareja, en Diputados el aval fue dado por 126 a 110 con 4 abstenciones, mientras que en el Senado fueron 33 los que aprobaron y 27 que votaron en contra, con 9 ausencias y 3 abstenciones.
Esta fue la única ley que Kirchner votó Néstor Kirchner en su paso por el Congreso, dos años antes había declarado su adhesión a una ley como esta, también en el gobierno militaron su aprobación el secretario de derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde y el ministro Aníbal Fernández.
La votación fue transversal, hubo votos para ambos lados en varios bloques: en el kirchnerismo, el radicalismo, la Coalición Cívica y el peronismo antikirchnerista, votaron a favor en forma homogénea los bloques del GEN, Nuevo Encuentro, Proyecto Sur, el Partido Socialista y Libres del Sur.
Vilma Ibarra era la autora de un proyecto de Matrimonio Igualitario, había intentado en el 2007 que se lo discuta, pero no tuvo apoyo, por lo que se optó con modificar un solo artículo de Código Civil, el que se refería al matrimonio civil el mismo quedó redactado: “El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o diferente sexo” (2)
Previamente Kirchner se había reunido con referentes de la comunidad gay y se había comprometido a trabajar fuertemente por la ley, pero también les pidió que ellos la militaran para que fuera aprobada con el mayor consenso posible.
Agustín Rossi jefe del bloque kirchnerista convocó a los integrantes para indicarle que la presidenta quería que esa ley se aprobara, Kirchner por su parte llamó a diputados y senadores dudosos de votar la ley o directamente opuestos, les sugirió que aquellos que no la pudieran votar por una cuestión de conciencia, se abstuvieran o se ausentaran en el momento de votar, estaba muy preocupado por la presión que gobernadores y la curia ejercía sobre algunos legisladores para que rechazaran la ley.
Esto parece indicar que la intervención de Kirchner fue decisiva para que se aprobara la ley porque en el Senado la diferencia fue de seis votos y los ausentes fueron nueve y tres las abstenciones.
La senadora de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, sobrina del cardenal Tarcisio Bertone se escudó en su fe y en la influencia de su tío para votar en contra.
En diputados el Frente para la Victoria votó dividido acumulando 55 votos en apoyo, 28 votos provinieron de la centroizquierda, la mayoría de los radicales se opusieron, pero con algunas excepciones.
La senadora Liliana Negre de Alonso del Opus Dei y partidaria de los Rodríguez Saa alertó sobre la posibilidad de un mercado de esperma, aunque lo hizo en días previos sin llegar con la advertencia al recinto.
Chiche Duhalde consideró que debía esperarse hasta la solución de los problemas económicos y sociales para tratar la ley.
El senador del Tierra del Fuego Mario Colazo, justificó su voto contrario a la Ley diciendo: “Creo que es antinatural, mañana alguien se va a poder casar con un perro, con un burro”. (3)
Por el contrario, la senadora Blanca Osuna dijo que iba a votar a favor aún siendo católica “desde la convicción de qué, si hay una forma hermosa, comprometida y sincera de responder a los principios de nuestra fe, es justamente dar la mano a los humillados ¿Y quiénes más humillados que quienes han sido calificados como desviados, enfermos, incorrectos?” (4)
Además la senadora entrerriana hizo mención a los sufrimientos de muchos de sus coprovincianos que deben dejar sus pueblos o pequeñas ciudades para trasladarse a grandes urbes para escapar de la discriminación que muchas veces adquiere la forma de una burla cotidiana.
En tanto que el diputado socialista Ricardo Cucovillo señaló, profundamente emocionado, que lamentaba que su hijo homosexual no tuviera los mismos derechos que su otro hijo heterosexual, advirtiendo que tanto ellos como sus familias padecen por la discriminación.
La nota discordante la volvió a dar Elisa Carrió que estaba en contra de la Ley y que señaló con nombre y apellido a una legisladora de su bloque como “una persona con una identidad sexual diferencial” a pesar que la legisladora aludida no había sido consultada ni había decidido dar a conocer sus preferencias sexuales.
Quince días después de la sanción de la Ley 26618 dos parejas homosexuales decidieron inaugurar la ley, al año se habían celebrado 2.697 matrimonios y para julio de 2012 se habían superado los 6.000 casamientos.
Al otro día de la aprobación del matrimonio igualitario en un acto Kirchner dijo: “Yo les puedo decir que la Argentina en el día de ayer dio un paso trascendente, que por ahí algunos que no lo pueden entender hoy lo van a comprender mañana, pero cada vez que un país, como la Argentina se decida a la ampliación de derechos como el Matrimonio Igualitario es porque se está creciendo democráticamente, está incluyendo, está abriendo las puertas, está abriendo los corazones”.
Mientras que Cristina señaló al respecto: “Lo cierto es que estuve y estoy profundamente orgullosa de haber impulsado y promovido esta ley, así como también haber logrado la ley de Protección Integral contra la violencia de género Nro. 26.485 en marzo de 2009”. (5)