El Forjista
Para la asunción de Kirchner el gobierno de los Estados Unidos envió a un funcionario de menor rango, el secretario de Vivienda, Mel Martínez, unos días después el canciller Bielsa acordó con el secretario de Estado Colin Powell, que al finalizar la reunión de la OEA que se realizaba en Chile, viajara a la Argentina para entrevistarse con el presidente.
Cuando el embajador de ese país, James Walsh, se enteró de la reunión pidió de urgencia una entrevista con el presidente porque no era adecuado que se reuniera con un superior suyo antes de haberse presentado.
La reunión se concretó el 3 de junio de 2003, el embajador debió esperar una hora, Kirchner se excusó por la demora y le explicó que se debió a un encuentro con trabajadores telefónicos que le entregaron un libro sobre sus compañeros desaparecidos durante la dictadura.
Para sorpresa del presidente el embajador le comentó que había vivido en Córdoba donde cursó parte del colegio secundario, que estudió en la Universidad Católica de esa provincia, durante ese tiempo estuvo alojado en la casa de una familia argentina a la que quería como la suya y que uno de los integrantes, al que consideraba un hermano, había desaparecido en la dictadura.
Kirchner se reunió con Powell en Buenos Aires, y después con Bush en los Estados Unidos, luego de esas reuniones el gobierno condecoró al embajador Walsh con la orden del Libertador, la máxima distinción del gobierno a funcionarios extranjeros.
Powell se comprometió a tramitar un encuentro con George W. Bush, a los pocos días recibió un llamado del presidente de los Estados Unidos, invitándolo a una reunión en Washington, en esa charla Kirchner le advirtió: “Pero yo al salón oval no entro” porque eran recientes las revelaciones del episodio de Bill Clinton con Mónica Lewinsky en ese salón, Bush celebró con una carcajada la ocurrencia de su colega.
A poco de asumir definió como debían ser las relaciones con el país del norte: “Con los Estados Unidos tenemos que tener, no relaciones carnales, sino relaciones serias, responsables y útiles para la Argentina”.(1)
Desde la asunción de Kirchner hasta la cumbre de las Américas en Mar del Plata las relaciones entre los Estados Unidos y Argentina habían sido cordiales, las rispideces comenzaron a partir de la intención del país del norte de firmar tratados de libre comercio que no le convenían a los países de América Latina y significaba establecer una relación de dependencia.
La aceptación de un tratado de esas características hubiese significado enterrar la incipiente recuperación de la industria que se estaba verificando, porque el mercado interno hubiese padecido una inundación de productos importados.
El 11 de julio de 2003 comenzó una gira europea, continente al que visitaba por primera vez en su vida, comenzó por Londres donde se reunió con dirigentes laboristas en una convocatoria organizada por el primer ministro Tony Blair, posteriormente concurrió a la sede de la Unión Europea en Bruselas, donde le reclamaron que permitiera aumentar las tarifas de las empresas europeas que se habían quedado con las compañías privatizadas por el menemismo.
En Francia se reunió con el presidente Jacques Chirac que le aseguró que las empresas francesas seguirían invirtiendo en el país y le insistió por el pedido de extradición de Alfredo Astiz por el secuestro de las monjas de esa nacionalidad, desaparecidas durante la dictadura, quienes fueron arrojadas desde un avión al Río de la Plata según afirmó el represor Adolfo Scilingo.
En España escuchó las quejas de los empresarios con compañías en la Argentina que le reclamaron por una mayor rentabilidad, pero Kirchner le devolvió la pelota y les indicó que las empresas españolas también habían sido cómplices de la crisis argentina al enviar sus ganancias al exterior en vez de invertir.
El 23 de julio se reunió con George W. Busch en el Salón Oval de la Casa Blanca, el anfitrión se mostró cordial, Kirchner le explicó cómo iba a ser la reestructuración de la deuda, sin embargo, Bush le reclamó que arreglara la situación con el FMI y que su país le daría el apoyo.
El gobierno de Néstor Kirchner y luego los de su esposa retomaron de forma sistemática el reclamo por la soberanía en las Islas Malvinas en los diferentes ámbitos internacionales, poniendo el tema en la agenda internacional y obteniendo el apoyo de un número creciente de naciones.
En septiembre de 2004 cuando viajó a Nueva York para concurrir a la Asamblea Anual de las Naciones Unidas participó de un acto en homenaje a los cinco argentinos fallecidos en el atentado a las Torres Gemelas.
En su discurso ante la ONU expresó su condena al terrorismo: “Condenamos con firmeza los actos de terrorismo internacional y sus delitos conexos, que tan profundas huellas han dejado en la memoria del pueblo argentino y de otras naciones del mundo, asignándole la máxima prioridad”.
También hizo hincapié en el respeto por los derechos humanos y la lucha contra la desigualdad social mientras cuestionaba a los organismos de finanzas internacionales como el FMI que presionaban a los países por mayores ajustes que perjudicaban a los sectores más desprotegidos.
Como sería una constante a lo largo de todo su mandato efectuó un encendido reclamo para que Gran Bretaña se sentara a negociar una salida a la situación de las Islas Malvinas: “Deseamos reafirmar una vez más la permanente disposición de nuestro país a alcanzar una solución justa, pacífica y duradera de esta disputa de soberanía que constituye una cuestión de la mayor trascendencia para el pueblo argentino. Exhortamos al Reino Unido a dar pronto cumplimiento al llamado de la comunidad internacional a reanudar esas negociaciones.”
También en los dos años siguiente regresó a la ONU con la misma reivindicación, en el 2006 afirmó: “…queremos recordar que desde 1965, la «Cuestión de las Islas Malvinas», que incluye a las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, se encuentra bajo examen de las Naciones Unidas. La Asamblea General y el Comité Especial de Descolonización han definido a esta cuestión como un caso particular y especial que difiere de las situaciones coloniales tradicionales debido a que involucra una disputa de soberanía, que debe ser resuelta mediante negociaciones bilaterales entre mi país y el Reino Unido, de conformidad con lo dispuesto en la Resolución 2065 y las demás Resoluciones referidas al caso. No podemos dejar de manifestar que el Gobierno británico sigue haciendo caso omiso de las Resoluciones de esta Asamblea. No obstante, deseamos reafirmar una vez más la permanente disposición de nuestro país a un diálogo constructivo con el Reino Unido y exhortar a este país a dar pronto cumplimiento al pedido de la comunidad internacional de reanudar las negociaciones.”
En el 2007 volvió con la misma solicitud por Malvinas pero además señaló la honda preocupación por la desaparición de Julio López y la lucha por terminar con la impunidad de los genocidas: “Quienes creían ya haber logrado la impunidad, oponen fuerte resistencia a los juicios y, en un intento de atemorizar a los testigos, han provocado la desaparición del testigo Julio López, enviando con ello una oscura señal a la sociedad interesada en el esclarecimiento de los crímenes de lesa humanidad que cometieron y que condena tal acto.”
Señaló el ejemplo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en esa lucha por Justicia: “La Argentina, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, en la monumental dignidad de su lucha, y el pueblo argentino sufrieron en su momento en carne propia la ineficacia de un sistema multilateral de derechos humanos inoperante, sólo acompañados por gestos humanitarios muy valorables de personas, organizaciones y países.”
Y efectuó una larga exposición solicitando el esclarecimiento de los atentados que padeció el país y explicitó el esfuerzo del gobierno en la búsqueda de los responsables: “La soberanía argentina fue víctima en dos oportunidades de ese accionar. En 1992 se atentó contra la Embajada de Israel, en 1994 contra la sede de la AMIA. Como consecuencia perdieron la vida 102 personas de nuestra comunidad, algunos de sus familiares nos acompañan hoy aquí. Estas víctimas igualadas por el terror a las de esta ciudad, a las de Madrid, a las de Londres, a las de Bali, a las de Estambul, y a las de tantos otros lugares, nos imponen el mandato moral de respetar sus memorias, comprometiendo nuestro esfuerzo para perseguir, encontrar y condenar a los culpables.”
Dejando en claro el apoyo gubernamental a la investigación efectuada por la justicia: “La Justicia argentina, en noviembre del año pasado, requirió colaboración internacional para la captura de nueve personas sospechadas de decidir y planificar el atentado perpetrado el 18 de julio del `94 en la AMIA y el Comité Ejecutivo del INTERPOL, por unanimidad, recomendó la captura de seis ciudadanos iraníes y un ciudadano libanés involucrados en esta causa. Hacemos aquí un expreso llamamiento para que, durante la sesión de la Asamblea General de INTERPOL, en noviembre de este año, se ratifique esa medida. En este contexto, esperamos que la República Islámica de Irán, en el marco del Derecho Internacional aplicable, acepte y respete la jurisdicción de la justicia argentina, y colabore eficazmente con los jueces argentinos para lograr el sometimiento a juicio de las personas imputadas en aquellos hechos.”
(1) Néstor el presidente militante. Gabriel Pandolfo. Aguilar 2011. Pag. 181