El Forjista
Cuando fue electo presidente, Hebe de Bonafini desconfiaba de Kirchner, había declarado un tiempo antes que era lo mismo que Duhalde y Menem, después que recibió a las Madres de Mayo, la presidenta de la Asociación declaró: “Él no es igual a los anteriores, como habíamos creído” (1)
En ese encuentro con el lenguaje sin ambages que utiliza Hebe le dijo: “Nosotros nos dimos cuenta de que usted no es la misma mierda que todos y le queremos pedir perdón y disculpas ante el pueblo. Y lo queremos hacer acá” (2)
En tanto que otra referente de los Derechos Humanos como es la presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, le fijo al periodista Reynaldo Sietecase para referirse el presidente: “Para nosotras era un personaje desconocido, sólo conocíamos a Cristina por su trabajo en el Congreso. Nos sorprendió cuando pedimos una audiencia y nos recibió de inmediato. Fuimos casi todos los organismos, unas cuarenta personas. Escuchó durante horas y dijo: ‘Todo esto que ustedes dicen hay que hacerlo, pero si no empezamos por la Justicia todo lo demás no sale’ y cumplió” (3)
Mario Wainfeld expresó que una demostración del cambio de los tiempos lo comprobó cuando vio a unos policías hacer notorias señas para que el público se corriera para dejar pasar a las combis que transportaban a las Madres de Plaza de Mayo. Eran las mismas que años antes tenían vedado el ingreso a cualquier despacho oficial mucho más a la Casa Rosada.
La situación sobre el tema de los Derechos Humanos al asumir su mandato contemplaba una serie de requerimientos del exterior para extraditar a responsables de los crímenes de lesa humanidad, principalmente desde España donde el juez Baltazar Garzón trabajaba en ese sentido.
En julio de 2003 dejó sin efecto el decreto de Fernando De la Rúa, por el que se prohibía la extradición de represores reclamados para ser juzgados en otros países, sin embargo, Kirchner no quería extraditarlos sino juzgarlos en la Argentina.
La impunidad permitió que responsables de los delitos durante la dictadura ocuparan cargos en la democracia como ocurrió con Antonio Domingo Bussi en la gobernación de Tucumán, pero cuando en 1999 fue elegido diputado nacional la Cámara no le aprobó el pliego por “participación activa en crímenes de lesa humanidad”, lo mismo ocurrió en 2003 cuando fue electo intendente de San Miguel de Tucumán y tres meses después fue detenido por el secuestro y desaparición del militante peronista Guillermo Vargas Aignasse.
Similar situación atravesó el policía Luis Abelardo Patti elegido en dos períodos intendente de Escobar, pero cuando fue elegido diputado nacional se le rechazó el pliego, unos años más tarde fue condenado a cadena perpetua.
Una de las primeras inquietudes de Kirchner fue encargar a los ministros que buscaran una forma legal de enjuiciar a los responsables del genocidio producido en el país durante la dictadura.
Uno de sus ministros detectó que el país no había adherido a la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y Lesa Humanidad de 1995, entonces el presidente se apresuró a enviar al Congreso una ley en ese sentido para que adquiriera estatus constitucional, fue aprobada el 12 de agosto de 2003 y a continuación se aprobó la anulación de las leyes que permitían la impunidad que eran las de Obediencia Debida y Punto Final aprobadas durante la presidencia de Alfonsín luego de la extorsión de los carapintadas.
En su primer discurso en la cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas ante 200 oficiales de las tres fuerzas expresó: “Fue doloroso que nos enfrentáramos entre argentinos. No parece justo que se pretenda identificar las acciones de unos con las instituciones. Hace a la preservación de la institución… separar la paja del trigo, hacerse cargo cada uno de lo que hizo, sin pretender escudarse en el prestigio y la historia de nuestras Fuerzas Armadas. No sólo es de buenos patriotas sino de hombres con honra. Como presidente de la Nación, les propongo que se sumen para acompañar los cambios y construir el futuro de la Patria. Como un argentino más…, les pido que acompañen con el mismo desprendimiento, arrojo, coraje y amor a la Patria del resto del pueblo del que formamos parte y al que nos debemos todos por igual ¡Viva la Patria!”(4)
El 25 de septiembre de 2003 ante la asamblea de la ONU dijo: “Somos los hijos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo” y agregó “Nuestra tarea va a ser implacable. En la Argentina hubo un genocidio, más de 30 mil desaparecidos, los culpables de esas atrocidades van a ser juzgados ante la Justicia y con todos los derechos que ellos negaron a sus víctimas” (5)
El 24 de marzo de 2004 recupera ese lugar siniestro convertido en campo de concentración que fue la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y lo transforma en el Museo de la Memoria para que los argentinos no olviden los años más oscuros de su historia, se realiza un acto en ese predio donde Néstor y Cristina estuvieron acompañados por dos hijos de desaparecidos María Isabel Prigione y Juan Cabandié, ambos nacidos en la ESMA, el segundo había recuperado su identidad apenas dos meses antes.
El presidente dijo en esa histórica oportunidad: “Cuando recién veía las manos cuando cantaban el himno veía los brazos de mis compañeros, de la generación que creyó y sigue creyendo en los que quedamos que este país se puede cambiar. Fueron muchas ilusiones, sueños, creímos en serio, que se podía construir una Patria diferente y también cuando escuchaba al hijo recién…”
Más adelante expresó: “Como presidente de la Nación Argentina vengo a pedir perdón de parte del Estado Nacional por la vergüenza de haber callado durante veinte años de democracia tantas atrocidades” “Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía. Me guía la justicia y la lucha contra la impunidad. Los que hicieron este hecho tenebroso y macabro de tantos campos de concentración como fue la ESMA tienen un solo nombre: ¡son asesinos repudiados por todo el pueblo argentino!” (6)
El párrafo donde dijo que el Estado guardó silencio por veinte años enojó a Raúl Alfonsín, que había sido el promotor del juicio a las Juntas Militares, por la tarde Kirchner lo llamó disculpándose por haber omitido señalar aquel juicio a los principales responsables del genocidio, sin embargo, apenas si pudo reducir su enojo.
Tiempo después organizó en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada un homenaje en vida al expresidente y de esa manera intentó reparar no haberlo recordado en el acto de la ESMA.
Ese acto de 2004 en la ESMA se cerró con un recital donde participaron Joan Manuel Serrat, Víctor Heredia y León Gieco, por la noche el catalán y Heredia cenaron en la quinta presidencial con el presidente y su esposa.
Por la mañana Kirchner había realizado una acción que también quedó en la historia, cuando concurrió al Colegio Militar e hizo bajar los cuadros de los dictadores Videla y Bignone.
Al respecto cuenta José Pablo Feinmann que Kirchner le había dicho: “Mañana voy y hago sacar el cuadro de Videla del Colegio Militar. Y si no lo quiere sacar nadie, lo saco yo” (7)
El escritor un tanto dubitativo lo consultó: “Perdoname lo que te voy a preguntar. Es una pregunta que no siempre me gusta. Pero hay que hacerla. ¿Analizaste si están dadas las condiciones?”
La respuesta fue: “Si analizo eso, no lo bajo” (8)
En su lucha en la reivindicación de los derechos humanos también debió sortear la resistencia de varios gobernadores de su partido que en nombre de una supuesta “pacificación” no querían transitar ese camino, manteniendo la impunidad y la ausencia de justicia.
Felipe Solá, Jorge Obeid, José Manuel de la Sota, Jorge Busti y Carlos Verna emitieron una solicitada quejándose por haber sido excluidos del acto y explicaban que la memoria debía rescatarse de manera completa en una explicación que se parecía a la denominada teoría de los dos demonios.
Como señala Mario Wainfeld casi todos esos gobernadores terminaron en posiciones claramente antikirchneristas con una notoria inclinación hacia posiciones conservadoras, y acota: “Jamás se distanciaron medio milímetro de los indultos, ni siquiera retóricamente, escondiendo entre crueles paréntesis su pasado y la memoria de sus compañeros”. (9)
Al inaugurar la Feria del Libro de 2005 leyó un poema del joven detenido-desaparecido Joaquín Areta:
Quisiera que me recuerden
sin llorar ni lamentarme.
Quisiera que me recuerden
por haber hecho caminos,
por haber marcado un rumbo,
porque emocioné su alma,
porque se sintieron queridos,
protegidos y ayudados,
porque interpreté sus ansias,
porque canalicé su amor.
Quisiera que me recuerden
junto a la risa de los felices,
la seguridad de los justos,
el sufrimiento de los humildes.
Quisiera que me recuerden
con piedad por mis errores,
con comprensión por mis debilidades,
con cariño por mis virtudes.
Si no es así, prefiero el olvido,
que será el más duro castigo
por no cumplir mi deber de hombre.
Areta tenía 23 años en el momento de su desaparición, era correntino, estaba en pareja con Adela Segarra y tenía un hijo al que llamaron Jorge, militó en la ciudad de La Plata en la UES y en Montoneros. Su hermano Iñaki también fue un detenido-desparecido.(10)
Aunque el Congreso había aprobado la derogación de las leyes de Obediencia debida y Punto Final, había presentaciones y debía expedirse la Corte Suprema en cuanto a su constitucionalidad o no, había sectores del peronismo que no estaban a favor como Scioli y Duhalde, aunque este último cuando fue la votación convocó a votar a favor, y varios de esos juristas reaccionarios que opinan siempre a favor de los poderosos como Sabsay, Badeni y Bacqué, el gobierno en cambio optó por apoyar una propuesta de la diputada Patricia Walsh.
En junio de 2005 la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, situación que permitía comenzar a juzgar a los responsables de los asesinatos y torturas consumadas durante la dictadura.
El 4 de agosto de 2005 Kirchner participó en el acto en homenaje al ex obispo de La Rioja Enrique Angelelli asesinado durante la dictadura que simuló un accidente, en la oportunidad afirmó: “No murió en un accidente, terminemos con la mentira y con la hipocresía, lo mataron por defender la verdad y la justicia…. Me van a tener acompañándolos, pidiendo que se reabra la causa de Angelelli, porque los argentinos queremos saber la verdad”. (11)
Los sectores de derecha, muchos de ellos cómplices de la dictadura, argumentaban que enjuiciar a los asesinos y torturadores implicaba impedir la pacificación del país, en realidad pretendían la impunidad disfrazándola de reconciliación, el presidente contestó a esos reclamos en varias oportunidades, una de ellas fue el 1° de diciembre de 2006 hablando con Hebe de Bonafini en la Radio de las Madres: “Hay muchos sectores que no entienden que la reconciliación en la Argentina sin memoria, sin justicia y sin verdad es imposible” (12)
El 15 de mayo de 2007 en la provincia de Chaco rindió homenaje a las víctimas de la Masacre de Margarita Belén, dijo ahí: “Voy a seguir insistiendo con una frase: volver a pedir disculpas. No en nombre de un presidente que es una circunstancia de la historia, un tiempo de la historia, sino en nombre del Estado Nacional al pueblo chaqueño, a los fusilados, a los desaparecidos, a los agraviados, pedirles disculpas, porque por primera vez después de 31 años un presidente de la Nación está presente acá” (13)
Los juicios por los delitos de lesa humanidad sufrieron un duro golpe cuando el 18 de septiembre de 2006, Jorge Julio López salió de su casa en La Plata para dirigirse al edificio de la Municipalidad para presenciar los alegatos en el juicio contra el criminal ex Director de Investigaciones de la Policía bonaerense, Miguel Etchecolatz, pero nunca llegó a su destino.
López era un ex albañil que había sido detenido y torturado en 1976, declaró en ese juicio contra Etchecolatz, a los pocos días de su desaparición jueces y fiscales que intervenían en la misma causa fueron amenazados, aún hoy se desconoce que ocurrió con López siendo un desaparecido en democracia.
Cuando los sectores más reaccionarios comenzaron a criticar a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo por su apoyo al gobierno de Kirchner, Estela de Carlotto explicó lo siguiente: “Es al revés, nosotros cooptamos a Néstor Kirchner. Él nos abrió las puertas de la Casa Rosada y nos brindó el apoyo posible. Ningún presidente lo había hecho y nosotras habíamos ido a hablar con todos. Con Raúl Alfonsín y hasta con Menem” (14)
En un acto de un 25 de mayo quién estaba al lado del presidente Kirchner era Elsa Oesterfeld la esposa de Héctor Germán Oesterfeld, gran historietista creador de El Eternauta, que el 21 de abril de 1977 fue secuestrado por la dictadura y que luego le secuestraron a sus cuatro hijas, los medios no se percataron de quien se trataba.
José Pablo Feinman afirmó al respecto: “Sólo bajo el gobierno de un hombre como Néstor Kirchner, Elsa Oesterheld habría podido estar -como estuvo- en el palco de la Casa Rosada. Los anteriores presidentes ni habrán sabido quién fue. Néstor sí. Néstor leyó El Eternauta porque era un pibe como nosotros cuando empezó a salir” (15)
Cristina Fernández en su libro Sinceramente refuta a aquellos que decían que se defendían los derechos humanos por conveniencia: “Si con algo Néstor nunca buscó rédito político era con ese tema. Le salía de las tripas” (16)
Y aclaraba: “Néstor era una persona que se emocionaba mucho, pero todo lo que tuviera que ver con esa etapa de la historia, con la generación del 70, que le recordaba a sus compañeros, a momentos de su juventud, lo afectaba terriblemente” (17)