El Forjista
El 1° de mayo de 1873 el general Ricardo López Jordán invade la provincia de Entre Ríos ante los reclamos de su gente que está siendo perseguida, el 28 de mayo el presidente Sarmiento envía al Congreso una propuesta para poner precio a la cabeza de López Jordán y sus partidarios, 100.000 pesos fuertes a quien detuviera a López Jordán y 1000 a quien entregara a otros jordanistas.
Sarmiento ordena la persecución de los jordanistas también en Buenos Aires, por eso José Hernández conociendo que hay un pedido de captura contra él se refugia en Montevideo.
En una carta que Sarmiento le envía al gobernador de Corrientes Miguel Gelabert el 12 de diciembre de 1873, no deja dudas de cómo había que actuar con los revolucionarios: “Los rebeldes, amotinados, merodeadores y demás que se toman con las armas en las manos, están a merced del Gobierno y pueden ser pasados por las armas, deportados o lo que se quiera con ellos, y según la conveniencia y necesidad del caso, pues no gozan de garantía alguna…”
Desde el Uruguay Hernández mantiene correspondencia con López Jordán que estableció su campamento en Nogoyá, Entre Ríos.
Los jordanistas sufrieron persecución por todos lados, al redactor del El Eco de Entre Ríos de Concepción del Uruguay, Mariano Martínez le quemaron la casa y sus imprentas destruidas, otros como Juan Mur redactor de El Rayo fue apaleado en la calle.
El 1° de noviembre retoma el periodismo escribiendo en el periódico La Patria que se edita en Montevideo que dirige Héctor Soto hijo de Juan José Soto que trabajó con Hernández en La Reforma Pacífica.
El 9 de diciembre se produce la derrota de las tropas de López Jordán en Don Gonzalo, en una batalla donde era evidente la diferencia de poder de fuego de cada bando, por un lado lanzas y unos pocos fusiles contra los modernos fusiles rémington, unos meses antes estas armas fueron entregadas al ejército nacional haciendo suyo el debut en esta batalla, a raíz de esa derrota se produce una división en el jordanismo cuando Carlos María Querencio comienza a cuestionar el liderazgo de López Jordán.
José Hernández se mantiene leal y se lo hace saber en una carta fechada el 15 de febrero de 1874 le dice: “Pero yo que me jacto de ser su amigo que he puesto mi cabeza a su servicio, no espío situaciones; y soy siempre el mismo, bien sean ellas favorables o adversas”. A esa altura López Jordán está nuevamente en el exilio en Río Grande Do Sul.
Luego que la candidatura de Nicolás Avellaneda se impusiera a la de Mitre para suceder a Sarmiento en la presidencia, el mitrismo se levanta en armas tratando que el elegido no asuma, el Partido Autonomista de Buenos Aires apoya a Avellaneda que es tucumano y tiene un claro apoyo en el interior, por lo que Hernández se declara favorable a este sector, en contra del mitrismo, su viejo enemigo, aunque el otro gran adversario, Sarmiento, también defiende a Avellaneda.
El 15 de octubre de 1874 en plena revolución mitrista Hernández llega a Buenos Aires aunque su cabeza tiene precio, días después regresa a Montevideo y se hace cargo de la dirección de La Patria ante la ausencia temporal de Soto, el diario con la firma de Hernández lo anuncia así: “La ausencia de nuestro amigo el Sr. Soto, nos coloca por algunos días al frente de la redacción de La Patria, y los emplearemos en hacer fuego contra la sombría personalidad de D. Bartolomé Mitre, que en el delirio de sus ambiciones pretende todavía imponerse por medio de la fuerza y encadenar a su voluntad el porvenir de los pueblos argentinos”
El mitrismo intenta reclutar jordanistas exiliados en Uruguay para su motín, Hernández denuncia esas intenciones y les advierte a sus compañeros de lucha el peligro de dejarse llevar por esas proclamas de los que fueron sus peores y más sanguinarios enemigos.
Uno de los artículos que redactó estaba titulado ”De presidente a revolucionario, de revolucionario a pirata” y otro que llevaba por título “La administración Mitre” decía: “Ahogó en sangre las resistencias de la Patria, para prepararse el camino de la Alianza, que debía dar por resultado la devastación del Paraguay…En esta sección americana, Mitre ha sido un cometa de sangre, un flagelo devastador, un elemento de corrupción y de desquicio, y dan testimonio de su existencia los huérfanos, las viudas y los inválidos”
Sobre la guerra del Paraguay señalaba: “la República vio estremecida los más sangrientos horrores, los suplicios más crueles y las vejaciones más inauditas, mientras que el sombrío, el tétrico autor de tanto incendio, se entregaba indolente, en la populosa Buenos Aires, en brazos de una vida de verdadero sibarita”.
Hace una predicción que no se cumplirá, dijo que el nombre de Mitre: “será execrado y maldecido por las generaciones venideras”, precisamente porque será Mitre quién diseñe la historia liberal que se enseñó por décadas en las escuelas y que todavía perdura instalada en mentes colonizadas.
Pero Hernández no se quedó sólo con los escritos, en noviembre de 1874 viajó a Salto y Paysandú para convencer a sus compañeros de lucha exiliados que de ninguna manera se sumen a la sublevación de Mitre.
El 1° de enero de 1875 deja de salir el periódico La Patria y Hernández regresa a Buenos Aires, a mediados de año publica la segunda edición de Vida del Chacho que esta vez editó sin el prólogo de 1863 donde comenzaba diciendo “Los salvajes unitarios están de fiesta…”
El diario porteño La Tribuna defensor de Sarmiento cuestiona el libro, a lo que Hernández responde desde el diario La Libertad con un artículo titulado: “Señor Sarmiento ¿por qué mataron?” Recuerda que el sanjuanino fue un tenaz perseguidor suyo y que siendo gobernador de su provincia le hizo barrer la plaza a Victoria Romero, la esposa del Chacho, llevando una cadena de presidiario, después del asesinato de su marido.
También decía en ese artículo: “Cuando él era candidato, yo había combatido su candidatura y él se vengaba…Más tarde, siendo él presidente, tengo noticias de cinco o seis órdenes de prisión dictadas contra mí, pero he tenido la satisfacción de verlo bajar del gobierno, sin que él tuviera la de meterme en la clase”
La Tribuna le responde diciendo que Sarmiento no tenía nada que ver con la redacción del diario y acusaba a Hernández de haberse vengado de Urquiza, Mitre y Sarmiento, la respuesta del poeta no se hizo esperar, negando que se hubiera vengado de alguno de los tres mencionados y afirmaba: “En fuentes menos turbias he bebido mis inspiraciones políticas; y en más elevadas aspiraciones, en propósitos más generosos y nobles he hallado la energía suficiente para la lucha y el vigor necesario para aceptar los sacrificios que ella me ha impuesto”
La respuesta de La Tribuna se refiere despectivamente a su condición de federal y defensor de El Chacho y López Jordán, a continuación dan por cerrada la discusión pero Hernández le contesta al diario recordando cuando Sarmiento le ponía precio a la cabeza de los opositores: “Entre la conducta de un ciudadano que se mezcla en una revolución, sin mancharse en ella, y la del primer magistrado que dio ante la República y ante el mundo el escándalo de ofrecer cien mil patacones por la cabeza del jefe revolucionario, hay una diferencia fácil de medir. El primer comprometió su individualidad; el segundo escarneció la moral pública, vilipendió la autoridad que investía, escandalizó a la Republica, infirió un ultraje a la civilización…Yo no inauguré el ciclo de las revoluciones. Y él pretendió inaugurar en el Río de la Plata, un período aciago, la costumbre inmoral, impía, de poner a precio las cabezas”
La presidencia de Avellaneda emprendió una política de pacificación que permitió el regreso de exiliados, Hernández regresó a Buenos Aires y en enero de 1876 fue elegido Consejero Escolar, en noviembre de ese año López Jordán intentó otra rebelión que terminó con la derrota de Alcaracito.
La provincia de Buenos Aires fue gobernada por Adolfo Alsina entre 1866 y 1868, fue también vicepresidente de Sarmiento entre 1868 y 1874 era un político muy popular en la ciudad y especialmente en la provincia, había fundado el Partido Autonomista Nacional al que se incorpora José Hernández, a ese partido adherían mucho de los antiguos federales, el gauchaje de la campaña era ardoroso partidario de Alsina, en 1877 Hernández comienza su actuación en el Partido Autonomista Nacional.
El 15 de mayo de 1877 aparece en Paysandú el Manifiesto del Partido Autonomista de Entre Ríos nombre que había adoptado el jordanismo, aceptando la política de conciliación de Avellaneda e invitando a los exiliados a regresar a la patria, días después aparece publicado en Buenos Aires.
Decía el documento: “El partido autonomista entrerriano, olvida sus sacrificios pasados, acalla sus dolores presentes; y; proscripto aun en gran parte, sin hogares y sin pan, vendadas sus heridas por el heroísmo de su resignación y la fe en el triunfo de los principios, preséntase ahora ante todos sus conciudadanos y amigos, a ofrecer un testimonio más de las virtudes patrióticas que manifestó en los actos más culminantes de su existencia política”
El matrimonio de Carolina González del Solar y José Hernández tuvo tres hijas más: Josefa que nació el 20 de junio de 1876, María Teresa nacida el 24 de octubre de 1877 y Carolina el 7 de abril de 1880, la última de los siete hijos que tuvo la pareja.
En octubre de 1878 participa en la recaudación de fondos para los hijos de Ricardo López Jordán que se encuentra detenido en Rosario, el abogado del caudillo entrerriano era su cuñado Nicanor González del Solar, colaboran en la acción solidaria sus amigos Guido y Spano, Emilio Onrubia, Aurelio Palacios, Evaristo Carriego, Alberto Larroque y Nicasio Oroño.
Trabaja como procurador en Belgrano, vive en su quinta ubicada en las actuales calles Luis María Ocampo, Cabildo, Olleros y José Hernández, a principios de 1879 adquiere la librería del Plata en esos dos sitios escribe la segunda parte del Martín Fierro.