El Forjista

Biografía de José Hernández

 

Capítulo 3 - En Paraná

 

A fines de 1855 se instala en Paraná, la capital de la Confederación, como lo hicieron muchos de los opositores al gobierno de Valentín Alsina que eran perseguidos sistemáticamente, también los diarios sufrieron varias agresiones, La Reforma Pacífica es uno de los más castigados por la persecución.

La forma de acallar a los periodistas opositores en la ciudad de Buenos Aires era a través de presentaciones judiciales en su contra y la aplicación continuas de multas, si no podían pagarlas eran encarcelados, en junio de 1859 es clausurada La Reforma Pacífica y sus redactores arrestados, ya había sufrido ocho multas.

La oligarquía porteña ve con agrado mantenerse separada del resto del país disfrutando en exclusividad de las regalías del puerto, Mitre llega a proponer un nuevo estado independiente el 9 de diciembre de 1856 que se llamaría República del Río de la Plata, quién intentó desmembrar el país será propuesto por la oligarquía como prócer nacional, precisamente porque ellos también moldearon la historia que consumimos durante nuestra educación escolar.

Con 24 años José Hernández tiene un cuerpo robusto y una larga barba, se viste con levita y galera alta, consigue empleo en la contaduría de la casa comercial de Ramón Puig que era el suegro de Ricardo López Jordán.

Se incorpora a los clubes políticos donde entabla relación con figuras del ámbito cultural y político, muchos de ellos son emigrados de Buenos Aires que huyeron por la intolerancia del gobierno porteño.

El 7 de mayo de 1859 llega a la ciudad el senador correntino y director de la Reforma Pacífica Nicolás Calvo, lo acompaña su secretario, Rafael Hernández.

José Hernández recibe una acusación de ser partidario del gobierno porteño y es detenido, le envía una carta a Urquiza donde le explica: “Yo no soy enemigo de V.E. ni de la causa nacional, soy amigo de la nacional y de V.E. ... resido en esta capital al amparo de las Leyes de la Confederación: porque soy enemigo del círculo que oprime a Buenos Aires y va ya para cinco años que abandoné aquella provincia…”

Pero esa carta no le sirvió de nada, tuvo que intervenir el coronel Manuel Alejandro Pueyrredón tío suyo, hermano de la madre que compromete su servicio a la causa federal a cambio de la libertad de su sobrino.

El 23 de octubre de 1859 se produce el enfrentamiento en Cepeda de las tropas de la Confederación y las de Buenos Aires, con resultado favorable a las primeras, en este combate interviene José Hernández con el grado de capitán, las tropas bonaerenses estaban comandadas por Mitre, Urquiza llega hasta San José de Flores donde se firma la paz y se retira a Entre Ríos.

A su regreso de la batalla es designado en la contaduría de la Confederación, mientras que en sus horas libres aprende taquigrafía y no tarda en ser designado taquígrafo del Senado.

El 5 de marzo de 1860 el Congreso designa presidente a Santiago Derqui y vicepresidente al general Esteban Pedernera, que nombra a Hernández como su secretario.

El 17 de septiembre de 1861 se desarrolla una batalla que cambiará drásticamente los destinos del país, cuyas consecuencias repercutirán por varias décadas, se trata de la batalla de Pavón, donde nuevamente la Confederación se enfrenta con las tropas bonaerenses, el combate parece favorecer a los federales cuando inexplicablemente Urquiza se retira del campo de combate, esta retirada permite que Buenos Aires se asigne la victoria y a partir de ese momento será el gobierno porteño el que dicte a sangre y fuego la política para el resto del país.

Los hermanos Hernández participaron de ese combate, dos meses después se encontraban acampando con otros combatientes al mando del coronel Cayetano Laprida en Cañada de Gómez, cuando son sorprendidos por las tropas al mando del general Venancio Flores provocando una matanza propia de los sanguinarios generales de Mitre consumada luego que los prisioneros se habían rendido, José escapa ileso pero su hermano recibe una herida en una pierna.

Luego de Pavón la pasividad de Urquiza, deja el camino libre para los liberales porteños, con la única condición que el entrerriano no sea molestado en su provincia, esto provoca una creciente oposición a Urquiza en sus propias filas, resistencia que tendrá el liderazgo de López Jordán, Hernández reconocerá a éste como su líder político.

A pesar de la traición de Urquiza otros caudillos provinciales siguen luchando contra la soberbia porteña en favor de las banderas del federalismo, el Chacho Peñaloza, Felipe Varela, Simón Luengo, hombres que tendrán que enfrentar a los generales de Mitre como Wenceslao Paunero y José Miguel Arredondo mucho mejor provistos y armados, enviados a las provincias a aniquilar a quienes habían sido leales a Urquiza.

En febrero de 1863 funda y redacta el diario El Argentino en defensa de la causa federal que se editará hasta abril de 1864.

El 8 de junio de 1863 Hernández se casa en la Catedral de Paraná con Carolina González del Solar, 16 de mayo de 1864 nace su primera hija Isabel.

El 12 de noviembre de 1863 cerca de Olta en la provincia de La Rioja, el general Ángel Vicente Peñazola se había rendido a una partida al mando del comandante Ricardo Vera, sin embargo es asesinado con un lanzazo por el mayor Pablo Irrazábal y por el teniente Juan Junt que lo tiene maniatado, luego es decapitado y su cabeza es expuesta en una pica en la plaza de Olta, el teniente Junt le corta una oreja y se la envía de regalo al dirigente liberal de La Rioja Natal Luna, que organiza un festejo donde la oreja circula de mano en mano.

Sarmiento, designado director de Guerra por Mitre, felicitó al asesino de Peñaloza y el 13 de noviembre le escribió a Mitre estas espantosas palabras: “…he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, la chusma no se habría aquietado en seis meses”. Esa era la “civilización” que el sanjuanino apoyaba.

Hernández pública un folleto con la vida de Chacho Peñaloza para honrar al asesinado caudillo, aparece el 1 ° de diciembre con el título “Rasgos biográficos del General D. Ángel Vicente Peñaloza”, no duda en llamar a los unitarios como “partido de asesinos”.

En el prólogo expresaba: “Los salvajes unitarios están de fiesta. Celebran en este momento la muerte de uno de los caudillos más prestigiosos, más generosos y valientes que ha tenido la República Argentina. El Partido Federal tiene un nuevo mártir. El partido unitario tiene un crimen más que escribir en la paginas de sus horrendos crímenes.”

También relata una demostrativa anécdota: cuando se firmó el tratado de paz de La Banderita. Peñaloza pide el intercambio de prisioneros, representantes de Mitre permanecen mudos algunos con miradas asombradas y otros avergonzados, Peñaloza manda a buscar a los prisioneros, los unitarios no tomaban prisioneros los asesinaban una vez que se rendían, por eso el Chacho les dice “¿Será cierto lo que se ha dicho, que todos han sido fusilados? ¿Cómo es entonces que yo soy el bandito, el salteador, y ustedes los hombres de orden y principios?” Los jefes de Mitre permanecían en silencio.

El gaucho matrero que retrata el Martín Fierro es la consecuencia de la persecución que hacen los gobiernos liberales a partir de la recomendación que Sarmiento le hace a Mitre “no hay que economizar sangre de gauchos”, eran rotulados de “vagos y mal entretenidos” considerando vagos a todos aquellos paisanos que no tenían propiedades.

Esto se produjo después de Caseros y más intensamente luego de Pavón, a partir de la circular de Mitre del 16 de noviembre de 1852 que ordenaba el reclutamiento mediante levas para perseguir al gauchaje a los que enviaban a la frontera con el indio, un destino cargado de sufrimientos que parecía que el infierno se había trasladado a estas tierras.

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