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El Forjista

Biografía de Arturo Jauretche

 

La revolución fusiladora

 

Jauretche que estaba alejado de la política, retornaba en acciones aisladas cada vez que veía que el gobierno popular estaba en riesgo Ocurrido el golpe de 1955, cuando la lucha se tornó por demás desigual, el hombre de FORJA retornó con más bríos que nunca a la arena política. Si no se hubiera comprometido en esa lucha era posible que los golpistas no se hubiesen ensañado con él teniendo en cuenta su alejamiento del peronismo durante los últimos años. Al igual que en 1930, en 1955 Jauretche se dispuso a enfrentar a los tiranos que llenaban de sombras la patria de los argentinos.

Cooke y Leloir son los dos dirigentes peronistas que intentaron con dignidad mantener las banderas en alto, pero Leloir fue detenido, ante lo cual escribió un carta donde señalaba que dejaba  a Jauretche como el encargado de establecer los contactos con los militantes del movimiento dispuestos a resistir, en esa función recibirá la ayuda de sus amigos Scalabrini, Alessandro y Capelli.

Explicaba su posición en esos momentos de la siguiente manera: “No se trata de combatir por un gobierno, ni por un partido. Se trata de combatir por la Nación misma. Combatir contra la restauración de la oligarquía y el coloniaje…Por la defensa de los trabajadores y sus organizaciones gremiales. Por el pan de los argentinos. Por el gobierno del pueblo. Por la soberanía nacional…”.

Jauretche y Scalabrini utilizan las páginas del diario El Líder para difundir sus posiciones, ante la escasez de medios que difundiera las ideas nacionales, había una auténtica avidez por leer ese periódico que llegó a vender 200.000 ejemplares.

El 16 de noviembre un  golpe palaciego desplazó a Lonardi asumiendo Aramburu que desató una feroz persecución del peronismo y los trabajadores, fue intervenida la CGT y varios sindicatos fueron saqueados, deteniéndose a gran cantidad de militantes peronistas y gremiales, un hombre de las multinacionales fue nombrado Ministro de Industria, se trataba de Alvaro Alsogaray. También se decidió el cierre del diario El Líder, desde cuyas páginas Jauretche se había encargado de rebatir con sólidos argumentos las afirmaciones de Raúl Prebisch quién había sido convocado por el gobierno para presentar un diagnóstico y un plan que estuvo plagado de inexactitudes y mentiras.

Los militantes populares no se rinden sin embargo, con un tremendo esfuerzo Jauretche logra editar el semanario El 45, paralelamente escribía el libro “El Plan Prebisch, retorno al coloniaje”, ahí rebate la idea de que el país se encontraba en crisis, argumento utilizado por los golpista para justificar su acción y para imponer un plan de acuerdo a los deseos de los organismos financieros internacionales y las grandes potencias.

La Resistencia Peronista que se inició por aquellos años contemplaba la utilización de  métodos violentos, especialmente con la colocación de “caños”, nombre que adquirieron unas bombas caseras, Jauretche discrepaba con dicha metodología, él que había peleado con armas en la mano contra los golpistas de otras épocas, consideraba que había que anteponer la lucha política que preservara a los militantes de la represión y los organizara, antes que lanzarlos a acciones que podían concluir con varios militantes detenidos.

El local del periódico “El 45” fue allanado, en tanto otros medios también fueron cerrados como la revista “De Frente” que dirigía Cooke. Los escasos bienes de Jauretche fueron interdictos a pesar que desde 1950 no ocupaba un cargo público, también resultó acusado de “robar” muebles de la sede del Partido Peronista, esos muebles habían sido trasladados desde la sede del partido hasta la redacción de la revista “El 45”, porque ahí eran necesarios y además para resguardarlos porque todos los edificios vinculados con el peronismo estaban siendo saqueados por los “libertadores”.

A pesar de su negativa, Alessandro consiguió convencerlo de dejar el país, pues seguramente sería encarcelado o podía ser objeto de algún atentado. Antes de irse tuvo una charla con su amigo Rogelio Frigerio que lo puso al tanto de su proyecto de volver a lanzar la revista Que, al poco tiempo Frigerio concertó una alianza con el radical Frondizi que duró toda sus vidas.

A mediados de 1956 viajó a Gualeguachú pasando luego a Fray Bentos para instalarse en Montevideo donde el ambiente no era amigable para los exilados peronistas, pues el ánimo desde tiempo atrás era contrario al peronismo. Ni bien llegó, tomó contacto con varios de los peronistas que se encontraban allí, como Raul Lagomarsino, Pedro Lizaso y José María Rosa. Su empeño le permitió publicar en el exilio dos números de “El 45” que ingresaron de manera clandestina a la Argentina.

En Uruguay entabló amistad con Alberto Methol Ferre, que también era amigo de Jorge Abelardo Ramos, el oriental le explicó el carácter central que adquiría el tema de la posesión de la tierra en ambos países. La renta diferencial por la calidad de esas tierras le permitía a las oligarquías terratenientes de ambas márgenes del Río de la Plata obtener ganancias fabulosas sin necesidad de realizar inversión alguna. Jauretche tomó este tema y lo desarrolló en sus trabajos, pasando a tener un lugar destacado. Cuando Methol Ferré publicó su libro “Geopolítica de la Cuenca del Plata” lo dedicó a Paulo Schilling y a Arturo Jauretche al que llamó “maestro y amigo”.

El 9 de junio de 1956 mueren 27 personas producto del levantamiento heroico del Gral. Valle, la dictadura sabía que se estaba gestando pero no hizo nada para impedirlo, quería que se iniciara de tal manera de imponer un castigo ejemplar a los insurrectos. Los prisioneros fueron  ametrallados, otros fueron detenidos y luego fusilados, el 12 de junio fue fusilado el General Juan José Valle. En la madrigada del 10 de junio, 5 cadáveres fueron encontrados en el Basural de José León Suarez, en una acción que fue investigada por Rodolfo Walsh en “Operación Masacre”.

 No obstante la violencia criminal de la dictadura, Jauretche no acuerda con las medidas violentas alentadas por Cooke y Perón, en una carta dirigida a Hernán Benitez, el sacerdote que fue confesor de Eva, le decía: “En una carrera de jacobinos enfrentados ganarán los que tienen el instrumento del poder en las manos y no es cuestión de que sigamos hablando de cinco por uno, para ser siempre nosotros los cinco y ellos el uno”.

Otra discrepancia que mantuvo por esos años fue la de propiciar una política clasista que hacía exclusivo hincapié en la clase obrera aislándola  del resto de las clases sociales, en ese sentido veía cierta cercanía a la posición de la izquierda tradicional, por eso alertaba: “La desviación de nuestro movimiento hacia un movimiento clasista, enfrentado a las demás clases, constituye una maniobra que excluye toda posibilidad de lucha exitosa contra los oligarcas y los intereses imperialistas”.

Esta vez Jauretche parecía tener razón, aún así era difícil establecer una táctica acertada cuando la correlación de fuerzas era tan desfavorable para las fuerzas nacionales, luego de una depuración en las Fuerzas Armadas el conjunto de ellas eran contrarias al peronismo, de igual manera que gran parte de la clase media.

Estando en Montevideo recibió la visita de Frigerio que le cuenta de sus proyectos, Jauretche le sugiere a Scalabrini que se acercara a la revista Que, lo cual en principio fue resistido pero que luego aceptó, cuando pudo advertir que en la revista se estaban apoyando algunas ideas nacionales y se alentaba una amplia amnistía.

En noviembre de 1956 se realizó el Congreso de la UCR donde se produce la división del partido, el sector más afín a la “Revolución Libertadora” se llamó Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), y el otro que tomó más distancia del gobierno se denominó Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), éste último tenía como su figura más descollante a Frondizi, su hombre de confianza era Frigerio, los dos viajaron a Montevideo para entrevistarse con Jauretche.

Jauretche comenzó a adherir  a las propuestas de Frondizi antes que todos en el seno del peronismo, el político radical se había convertido en el mayor adversario legal de la dictadura de Aramburu.

En mayo de 1957 apareció su libro “Los profetas del odio” el cual surgió de una carta que le envió a Sábato y donde se proponía poner en evidencia el papel de los escritores colonizados que eran funcionales a los propósitos de las minorías privilegiadas. 

En junio regresó a la Argentina, se estadía en Montevideo no le resultaba grata, el clima era políticamente irrespirable para los exilados peronistas porque los medios de comunicación los denostaban por lo que las autoridades comenzaron a detenerlos, esto lo obligó a vivir en la clandestinidad.

A su retorno comenzó a colaborar con la revista Que junto a Scalabrini, ninguno de los dos eran partidarios de la política de voto en blanco que establecieron Perón y Cooke, y que tuvo su primera aparición en el llamado para Convencionales de Constituyentes para reformar la Constitución. Desde el peronismo fueron duramente criticados por sostener el apoyo a la UCRI.

El llamado de Perón a votar en blanco obtiene un contundente apoyo con 2.115.861 de votos,   seguido de la UCRP con 2.106.524, y la UCRI con 1.847.603. El mismo día de la elección la policía intentó detener a Jauretche en la casa de Scalabrini pero no lo encontró.

En 1958 apareció su libro “Ejército y Política” donde mostraba que a lo largo de nuestra historia hubo dos proyectos que se correspondían a sendos ejércitos, uno fue el de la Patria Grande, que tenía su encarnación en el ejemplo sanmartiniano, el otro era el de la Patria Chica que había convertido a las Fuerzas Armadas en el brazo armado de la oligarquía.

Con la colaboración de Jauretche y Scalabrini la revista Que llegó a vender 200.000 ejemplares y se constituyó en un medio de referencia desde donde se alentaba la candidatura de Frondizi y se sostenían posiciones nacionales.

Recién hacia fines de 1957 Jauretche puede actuar a cara descubierta terminando sus días de clandestinidad al resultar absuelto en esa causa por robo de muebles.

En el seno del peronismo luego de las elecciones constituyentes se incrementaron las presiones para votar positivamente en la elecciones presidenciales de 1958. Frigerio viajó a Caracas para negociar con Perón. Se firmó secretamente un acuerdo por el cual Perón ordenaba votar por Frondizi, y la UCRI se comprometió a restituir la Ley de Asociaciones Profesionales lo que implicaba el fin de la intervención en los sindicatos, un aumento de salarios, una amplia amnistía y el fin de las inhabilitaciones para actuar en política.

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