El Forjista
El peronismo
Los jóvenes de FORJA se reunieron en la Plaza Congreso donde saludaron alborozados el fin de la Década Infame, no obstante la policía brava de aquellos años decidió disolver la manifestación. Pero no todos los forjistas coincidieron en una visión favorable al nuevo golpe de estado, Scalabrini volvió a renunciar a FORJA el 8 de junio de 1943, pero tampoco en esta oportunidad se consideró su renuncia. Jauretche tal vez haya sido el más entusiasta en cuanto a la posibilidad que el golpe adquiriera una orientación nacional, pero sin desconocer las profundas contradicciones que envolvieron al nuevo gobierno, por eso lanzó la consigna: “Hay que radicalizar la revolución y revolucionar el radicalismo”.
Varios nacionalistas reaccionarios ocuparon puestos de relevancia en el nuevo gobierno, hacia fines de julio o principios de agosto, Jauretche y Manzi se entrevistaron con Perón, a partir de ese momento Perón y Jauretche se reunirían casi a diario por espacio de un año.
Finalizando el año 1942 se había conformado la logia militar que se conoció como GOU (Grupo de Oficiales Unidos) de la que formaba parte Perón, eran oficiales influenciados por el nacionalismo, incluyendo a algunos que eran decididamente germanófilos, pero en general no tenían una idea antiobrera hasta el punto que comenzaron a reunirse con sindicalistas anarquistas y socialistas.
Jauretche nunca creyó que Perón hubiese simpatizado con las ideas nazis, tal vez por un período pudo ver con cierta simpatía al fascismo, al que conoció por haber vivido en Italia, pero ni bien comenzó a tomar contacto con los obreros argentinos por su función en el Departamento de Trabajo se dio cuenta de inmediato que esa ideología no tenía nada que ver con la realidad de nuestro país.
Dijo Jauretche sobre la actuación de Perón en aquellos primeros años de gestión: “Perón aprendió y aprendía con gran velocidad porque era muy inteligente. Por ejemplo, sobre la vieja política argentina, creo haberle sido muy útil para informarle o para conocer, pero aseguro que pronto sabía más que yo. Y tenía ciertas aptitudes revolucionarias que los hombres ya formados no tenemos, una capacidad para no sorprenderse de nada, para aceptar hechos nuevos y para adaptarse a la realidad”.
Jordan Bruno Genta fue designado como interventor de la Universidad de Litoral y se pronunció contra la “democracia igualitaria” anunciando que la principal misión de los intelectuales era “preservar el orden”, Jauretche y FORJA le salieron al cruce con un documento que llevaba por título: “La falsa opción de los dos colonialismo”.
Los sectores reaccionarios del gobierno lo acusaron de desacato por lo que resultó detenido junto a otros dos forjistas, pero Perón intervino de inmediato y se los liberó. FORJA también se opone cuando el gobierno le brinda un homenaje al Gral. Uriburu al cumplirse un aniversario del golpe del 6 de septiembre de 1930. En esa línea el gobierno impone la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas, lo que provoca la reacción de los universitarios.
El 2 de diciembre de 1943 Perón, que ya ha transformado el Departamento Nacional del Trabajo en la Secretaria de Trabajo y Previsión, anuncia: “Se inicia la era de la política social argentina…Vamos a saldar la gran deuda que todavía tenemos con las masas sufridas…Al defender a los que sufren y trabajan, para amasar la grandeza de la Nación, defiendo a la Patria en cumplimiento de un juramento en que empeñé mi vida…”.
A comienzos de 1944 Jauretche y su esposa Clara, se mudan a una casa en Vicente López lo que le permite estar más cerca de su amigo Scalabrini Ortiz. Por esa época Arturo concurre a un acto en el Luna Park para ayudar a los damnificados por el terremoto ocurrido en San Juan, es en ese acto en que Perón conoció a Eva Perón.
Jauretche se inquieta por la decisión del gobierno de romper relaciones con Alemania y Japón, pero Perón lo tranquiliza, mientras tanto Farrel reemplaza Ramirez en la presidencia y Perón ocupa el Ministerio de Guerra.
Una de las funciones de Jauretche fue la de recorrer el país para entrevistarse con dirigentes yrigoyenistas de todo el país, Peron estaba al tanto de dichas reuniones. Incluso se reunió en dos oportunidades con el dirigente radical cordobés Amadeo Sabattini.
Así como vimos varias medidas de neto corte reaccionarias, también hubo otras decisiones que iban en el sentido que FORJA pretendía, el gobierno expropia la Compañía de Gas y crea el Banco de Crédito Industrial, además aplica una serie de medidas de neto corte social que eran impulsadas por Perón.
Francisco Capelli que participó de algunas de las reuniones que Jauretche mantuvo con Perón, comentó que en general Jauretche elegía un tema y lo desarrollaba, éste comentó que muchas de sus opiniones luego aparecían en los discursos de Perón “pero mucho mejor expresadas”.
En mayo de 1944 renuncia el Interventor Federal de la Provincia de Buenos Aires, Perón le ofrece ese cargo a Jauretche pero este considera que no es conveniente, en cambio sí acepta incorporar hombres de FORJA al gabinete. Jauretche le entrega una lista de postulantes a Perón, quién unos días después le informa que el interventor sería el Gral. Juan Carlos Sanguineti y que de la lista entregada sólo se había incorporado a uno de ellos.
Jauretche protesta porque interpretaba que quedaba en una posición desairada ante sus compañeros y exige una explicación. Al día siguiente se reúne con Perón, tratan diversos temas, sin embargo Perón no hace referencia a la cuestión del gabinete, Jauretche se retira del despacho con la idea de no retornar. Luego de varios días sin verse, Perón lo hace llamar y acuerdan una reunión donde le pregunta qué le ocurre, a lo que reitera que ha quedado mal parado ante sus compañeros por lo que se siente lastimado, Perón responde como si se tratara de una cuestión sin importancia, cuando se despiden Perón le dice que lo espera al día siguiente recibiendo como respuesta “No coronel, no me espere”.
Las divergencias entre Perón y Jauretche constituyeron un hecho desgraciado para el Movimiento Nacional, esto posiblemente no se notara en los primeros momentos de gestación de ese instrumento político, pero que sí se hará notar en los momentos de reflujo, cuando la clase media era ganada por el pensamiento oligárquico y el proyecto popular resultaba derrotado en la batalla cultural para luego ser desplazado del poder político mediante un golpe militar.
Jauretche no fue un político que haya incursionado en la lucha por el poder, las pocas veces que lo intentó no tuvo éxito, por eso posiblemente no haya entendido que en ese momento Perón debía construir un gran movimiento con sectores de distintas procedencias contemplando la participación de todos los grupos, pero eso no justifica que el peronismo en el gobierno no le haya otorgado a la gente que provenía de FORJA un lugar destacado que por su militancia y compromiso se merecían.
Perón desarrolla un trabajo incesante mientras construye pacientemente una organización política, también impulsa medidas extraordinariamente transformadoras que apuntaban a beneficiar a aquellos que nunca habían sido tenidos en cuenta por los gobiernos anteriores, la decisión tal vez más importante fue el Estatuto del Peón, que legislaba para el sector más empobrecido y olvidado, así lo definía Perón: “Hoy llegamos a todo el país con el Estatuto del Peón. Sé bien que ello no agradará a algunos explotadores sin conciencia. Sé también que será motivo de crítica por parte de algunos merodeadores de las grandes empresas y escribas sin escrúpulos al servicio de los vacunos, que ya han visto mal que yo defienda, con más entusiasmo, el perfeccionamiento de la raza humana, que la de los toros y los perros argentinos…”.
Esta medida provocó la furia de la Sociedad Rural, desde ese momento, y aún antes, hasta la actualidad esa institución oligárquica mantendrá una permanente hostilidad hacia los gobiernos populares apelando incluso a las Fuerzas Armadas para su derrocamiento.
El 16 de diciembre de 1944 aparece el semanario de orientación nacional “La víspera” cuyo director era Francisco Capelli integrante de FORJA y cuyo primer editorial fue escrito por Jauretche, en esa oportunidad señaló: “mientras no se libere la prensa no sólo de la restricciones de los gobiernos sino de la dictadura que sobre ella ejerce la finanza” “mientras el fraude no sólo se suprima en el comicio sino en los medios de difusión controlados por la dictadura del dinero, que crea, a la opinión pública, la disyuntiva que lleva a la opción de Bertoldo: elegir el árbol para ahorcarse”.(1)
Sin llegar al nivel de confianza que habían alcanzado anteriormente, Perón y Jauretche retomaron sus contactos, paralelamente el nuevo interventor en la Provincia de Buenos Aires, Atilio Bramuglia, designó a varios ministros forjistas: Ramón del Río, Miguel López Francés, René Orsi y Julio Tavella.
El 24 de marzo de 1945, “La víspera” le dirige una carta abierta al presidente Farrel donde le pide que no tome la decisión de que el país participe en la guerra, el gobierno cierra el periódico y el 27 le declara la guerra a Japón y Alemania, el 10 de abril Gran Bretaña y los Estados Unidos restablecen relaciones diplomáticas con la Argentina.
Esta decisión de intervenir en la guerra provocó un segundo enfrentamiento entre Perón y Jauretche, no obstante éste último reconoció tiempo después que se había tratado de una jugada inteligente que evitó la posibilidad de una intervención extranjera en el país y que además tenía en consideración que la guerra se encontraba prácticamente concluida.
El 3 de julio de 1945 Jauretche fue abucheado en la Recoleta por un grupo de universitarios cuando participaba de un acto en homenaje a Hipólito Yrigoyen, dos días después se produce la famosa entrevista entre Perón y el embajador norteamericano Braden, donde el diplomático le propone seguir los lineamientos de la política imperial norteamericana, recibiendo el firme rechazo de Perón. Se ha escrito bastante sobre esta reunión, lo cierto es que Braden se convirtió en el líder de la oposición que nucleaba a radicales, conservadores, socialistas y comunistas. También escritores como Borges, Mujica Lainez y Bioy Casares se colocaron del lado del diplomático extranjero.
Las medidas nacionales del gobierno provocaron la irritación de los sectores reaccionarios, que comenzaron a gestar acciones para terminar con el gobierno militar, Alfredo Palacios del Partido Socialista propuso que el gobierno recayera en la Corte Suprema, el 19 de septiembre los viejos partidos que tenían a Braden por caudillo, llamaron a la que denominaron la Marcha de la Constitución y la Libertad, uno de los oradores fue el embajador norteamericano que ya finalizaba con su misión y debía regresar a su país. La marcha resultó multitudinaria y un sector de las Fuerzas Armadas que veía con simpatía a los viejos partidos presionó para que Perón presentara su renuncia, lo que hizo el 9 de octubre, de inmediato fue detenido y trasladado a la Isla Martín García.
Jauretche lo fue a ver a Amadeo Sabattini una de las figuras de mayor prestigio del radicalismo, le aconsejó que si el nuevo hombre fuerte del gobierno, el general Avalos, le proponía hacerse cargo del gobierno, lo aceptara y que a continuación liberara y se reuniera con Perón para que colaborara con él y de esa manera evitar la reacción oligárquica. Pero como la posición del radicalismo era que el gobierno fuera entregado a la Corte Suprema, Sabattini se inclinó por esa salida.
Luego Jauretche le escribió: “Sepa, Doctor Sabattini, que la oportunidad ha pasado al lado suyo y usted no la agarró por la única trenza que tiene, ya no hay otra alternativa para el país que Perón o la oligarquía. Nosotros, vamos con Perón. No le extrañe que el pueblo haga lo mismo porque esto que nosotros decimos, no lo hacemos como políticos, sino como hombres del pueblo. Hemos jugado a la vieja política la última carta, que era usted. Y usted no ha entendido. Usted está terminado políticamente y me despido con dolor de usted, porque nunca más lo volveré a ver”.
Sin embargo Sabattini tuvo otra oportunidad cuando Perón le ofreció ser su vicepresidente, propuesta que el político cordobés también rechazó.
Perón nunca olvidó esta gestión de Jauretche interpretándola, sin razón, como un acto de deslealtad hacia su persona, sin embargo a esa altura nadie preveía la participación del pueblo que evitaría la jugada de los sectores reaccionarios. Ni Jauretche, ni Perón pensaban en la posibilidad que el coronel pudiera regresar triunfante. La decisión de Jauretche fue un intento de reclutar al único político que aún mantenía las convicciones yrigoyenistas aunque los acontecimientos de esos días demostraron que privilegió al partido por sobre la Nación.
Juan Alvarez, el presidente de la Corte Suprema, inició una serie de gestiones con la finalidad de formar un nuevo gobierno dado que el gabinete en pleno había renunciado, muchos de los protagonistas de la Década Infame estaban preparando su retorno.
La CGT, cuyos dirigentes vieron peligrar las medidas sociales aplicadas por Perón, convocó a una reunión con el propósito de declarar una huelga general. Libertario Ferrari era un dirigente gremial que adhería al forjismo por lo que previo a la reunión habló con Jauretche que lo alentó a votar por el paro.
El 16 de octubre un obrero simpatizante de FORJA le informó a Jauretche que en Lanús se estaba organizando una marcha a la Capital para el día siguiente y le consultó al presidente de FORJA qué debía hacer, recibiendo por contestación: “Agarrá la bandera y ponete al frente”.
La CGT decidió realizar el paro pero el día 18, desde el 16 los trabajadores estaban efectuando reuniones y se vivía un estado de movilización del que sólo el diario La Epoca informaba, el resto de los diarios y la totalidad de los partidos se vieron sorprendidos por los sucesos del 17.
EL 17 de octubre a la mañana la pluma de Jauretche redacta: “En presencia de la agitación oligárquica promovida por la fuerzas de la reacción, en connivencia con las izquierdas extranjerizantes y de la inquietud reinante entre los trabajadores ante el riesgo de una restauración de los sistemas de opresión económica y de dominación imperialista….(FORJA) expresa su decidido apoyo a las masas trabajadoras que organizan la defensa de sus conquistas sociales”.
En tanto, un tiempo después definió a esa jornada de la siguiente manera: “El 17 de octubre fue un “Fuenteovejuna”: nadie y todos lo hicieron. Lo hizo Evita que se movió intensamente, lo hizo Mercante también, lo hizo Cipriano Reyes(2)que actuó con mucha eficacia, lo hizo Colom (3), lo hicieron los cañeros de Tucumán que estaban en huelga desde el día antes…Se llenó la Plaza de Mayo, se llenó sobre una corriente que duró todo el día y Buenos Aires se convirtió en una especie de fiesta, de columnas que desfilaban con banderas que recorrían la ciudad sin romper una luz, ni una vidriera y cuyo pecado más grande fue lavarse la patas en las fuentes de Plaza de Mayo porque habían caminado 15, 20 o hasta 30 km o más algunos de ellos”.
Por la noche se encontró con Scalabrini quién también definió el 17 de octubre de una manera notable: “Era el subsuelo de la patria sublevado…La historia pasaba junto a nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río”.
El 15 de diciembre de 1945 luego de un extenso debate entre quienes sostenían la necesidad de que FORJA siguiera con su funcionamiento y aquellos que planteaban su disolución, la mayoría votó por la segunda postura, entendiendo que FORJA había cumplido con su cometido ante el surgimiento de un nuevo Movimiento Nacional que había nacido de aquellas jornadas de octubre. Muchos forjistas se incorporaron a los grupos que sostenían la candidatura a presidente de Perón.
Aquellos días eran muy convulsionados y de duros enfrentamientos, Jauretche que ya era abogado decidió por un tiempo abstenerse de ir a Tribunales en razón del clima antiperonista que reinaba en ellos.
Los días se tensan, los patrones se niegan a pagar el aguinaldo dispuesto por el gobierno, otra de las importantes decisiones adoptadas en ese período, el diario La Epoca único favorable al peronismo publica la copia de un cheque que muestra que la Unión Industrial apoyaba la campaña electoral de la Unión Democrática que agrupaba a todos los viejos partidos.
Jauretche participó de las elecciones internas de la Junta Renovadora que era un grupo que se había desprendido de la UCR y apoyaba a Perón, a pesar de obtener los votos necesarios para ser candidato a Senador, una maniobra anula los comicios y Jauretche es reemplazado por otro candidato, todo esto se realizó para favorecer a Quijano que resultaría el vicepresidente de Perón. A pesar de haber salido perjudicado por decisiones burocráticas, Jauretche nunca antepuso lo personal a la causa, por eso recorrió el país defendiendo la candidatura de Perón.
Retrató de manera magnífica como para esas elecciones del 46 los salones de la oligarquía se abrieron para dejar entrar a radicales, socialistas e incluso comunistas que habían pasado a resultarles simpáticos en tanto combatían a su peor enemigo que era Perón, la izquierda gorila estaba exultante pues se le abrían de par en par lugares antes vedados, todo valía para derrotar a esos peligrosos descamisados.
“El escritor que hacía años pujaba por ser invitado a un té del Barrio Norte veía cumplido su sueños y las viejas señoras guardando el agresivo impertinente para mirar con ternura a los obreros comunistas y socialistas” “Las grandes familias llegaron a tener intelectual y obrero propio que exhibían a las relaciones: un pobre tinterillo que había adocenado hasta el estilo para someterse a las pautas del gran diario o un jubilado ferroviario o algún metalúrgico con los dedos deformados que, colocados juntos a los bibelots, humanizaban la decoración”.
En una actitud francamente descarada en la campaña electoral el Departamento de Estado publicó lo que conoció como el Libro Azul donde con calumnias intentaban probar que Perón era nazi, a lo que desde el movimiento nacional se respondió señalando que la opción de la hora era: Braden o Perón.
Así como la oligarquía, sus diarios y sus partidos se vieron sorprendidos por la jornada popular del 17 de octubre, tampoco esperaban el triunfo de Perón en las urnas, vivían en un microclima donde no había lugar para los trabajadores y el pueblo. En tanto Jauretche luego de trabajar intensamente en la campaña se retiró a su casa, hasta que meses después Domingo Mercante, gobernador de la Provincia de Buenos Aires le ofreció la presidencia del banco Provincia.
El 4 de junio de 1946 una multitud ocupó las calles para celebrar la asunción de Perón, Jauretche se encuentra entre ellos sin que nadie lo reconozca, lo cual le provoca la reflexión que si esa manifestación hubiese sido organizada por sus adversarios políticos muchos de ellos lo reconocerían y seguramente le lanzarían algún insulto, pero el no ser conocido entre quienes pensaban igual no le provocaba ninguna angustia, porque el momento en que tanto había soñado había llegado y lo vivía con una sincera alegría.
Muchos de sus amigos de FORJA ocuparon cargos de significación, en tanto que a él se le concedió un puesto técnico, entendió que tal vez era un mensaje que significaba que en ese momento del país no debía dedicarse a realizar una tarea política, y podía servir a la causa que había abrazado largos años atrás desde su puesto en el Banco Provincia, “no era cuestión de elegir el lugar de servicio, sino de ser eficiente donde se pudiera”, dijo definiendo esas circunstancias.
En su gestión mantuvo a todos los gerentes del banco sin importar su ideología y que muchos de ellos eran contrarios al peronismo. Quiso llevarlo a Scalabrini a trabajar con él, pero éste rechazó la propuesta, en su casi obsesión por mantener la independencia. Scalabrini mantuvo aún una distancia mayor del peronismo pero no obstante saludó alborozado la nacionalización de los ferrocarriles y otras decisiones en el mismo sentido.
Según las opiniones de muchos que siguieron su trayectoria en el Banco, incluido al gobernador Mercante, su gestión fue brillante, puso a esa institución al servicio de la producción, haciendo llegar el crédito a pequeños y medianos empresarios para los cuales les estaba vedado acceder en épocas anteriores.
En 1949 se produce un cambio en el Ministerio de Economía, Gómez Morales reemplazó a Miranda, la modificación no fue sólo de nombres, el nuevo ministro tenía ideas más emparentadas con el liberalismo, Jauretche no tardó en presentar su renuncia a la presidencia del Banco Provincia, lo hizo el 30 de enero de 1950.
También el partido del gobierno mostraba una creciente burocratización que lo llevó a perder en muchos casos el impulso inicial, Jauretche permaneció alejado de la política, actitud que mantuvo hasta días antes al golpe de estado, momento en que reapareció para defender al gobierno popular.
Así ha explicado su compromiso con el Movimiento Nacional: “He estado al servicio de la liberación de mi país…Mi actuación en la política militante no ha estado regida por la adhesión a hombre alguno, ni a ninguna estructura partidaria, sino en la medida que éstos han sido instrumentos de una causa…El deber político de un luchador es servir las grandes líneas de su pensamiento, despreciando lo incidental y aceptando las consecuencias inevitables de toda acción constructiva. Es así como en cada etapa de la vida nacional he combatido por quien o quienes eran más capaces de acercarse concretamente a la realización de la empresa”.
A pesar de su alejamiento no dudó en aparecer cada vez que los intereses de los sectores populares eran ser atacados, ante el intento golpista de 1951 liderado por el General Menéndez, decidió salir a la calle para dirigirse a la Plaza de Mayo en apoyo del gobierno popular.
Perón logró su reelección el 11 de noviembre de 1951, sin embargo para Jauretche fueron años duros, sus adversarios políticos internos impulsaron una investigación patrimonial en la que por supuesto no pudieron probar ninguna irregularidad.
Años después recordará que tuvo dificultades para expresarse tanto durante el peronismo como con la Revolución Libertadora sin embargo sabrá diferenciar claramente entre ambos: “Pero, entre las dos carencias de libertad, prefiero optar por la que me cierra la boca, pero que defiende al país y me la cierra confesada y francamente, a la que me cierra la boca para impedir que defienda al país…”.
El peronismo también cometió el error de alejar al gobernador Domingo Mercante, tal vez el más brillante que conociera la provincia, con él se debieron alejar muchos forjistas que formaron parte de su gobierno. El gobernador siguiente Carlos Aloe enjuició y expulsó a Mercante.
A estos enfrentamientos que llevaron a que figuras notables fueran alejadas del Movimiento se sumó la muerte irreparable de Eva Perón el 26 de julio de 1952, sobre Evita, Jauretche dijo: “Eva Perón es la expresión simbólica del ascenso masivo de los sectores postergados del pueblo argentino. Por eso he dicho alguna vez: Perón fue la llama, Eva Perón fue la brasa”.
Tiempo después afirmó sobre el papel jugado por Eva: “La veo pequeña y fuerte, tenaz tozuda, voluntariosa. Y la veo todavía con la imagen persistente, es esa sala donde, por las mañanas, en la Secretaría de Trabajo, atendía el drama social que desfilaba en mujeres desamparadas, sucias, desgreñadas muchas veces y ella dando, todos los días y todos los minutos, soluciones rápidas y concretas en lo material, además de ese beso de despedida, a veces sobre una boca en llagas, cuyo sentido basta para explicar aquello de ‘Evita dignifica’…”.
A principios de 1955 Jauretche fue invitado a una reunión con figuras del nacionalismo que estaban conspirando, le preguntaron sobre su opinión de promover un golpe de estado, a lo que contestó que más allá de sus divergencias con Perón tenía muy claro que no había otra alternativa que Perón o el coloniaje y que por lo tanto no tenía ninguna duda de qué lado se debía ubicar. Y les advirtió de manera profética, que si participaban del golpe terminarían siendo usados y que al cabo de un corto tiempo los liberales le darían una patada en el traste. Así ocurrió, incluso durante el gobierno de Aramburu algunos nacionalistas fueron encarcelados junto a peronistas para humillarlos, colocando a los golpistas junto a los derrocados.
Cuando ya era inminente el golpe de estado, Jauretche participó de varias reuniones con gente afín al gobierno para intentar alguna acción que evitara el golpe. Se entrevistó con Leloir y Cooke, con este último concurrió el 15 de septiembre a reunirse con el Ministro del Interior Albrieu para informarle que el golpe de estado era inminente, el 16 a la madrugada desde Córdoba, Lonardi comenzó el levantamiento, ese día Jauretche concurrió a la sede del partido Justicialista de la Capital Federal.
Algunos años después, Jauretche dijo sobre el golpe del 1955: “Ya bajo el gobierno de Perón se había roto la unidad necesaria entre el pueblo y el ejército…responsabilidades comunes del gobernante y de los hombres de las Fuerzas Armadas, de las direcciones locales de la Iglesia.
La burocracia cortesana, paulatinamente, va bloqueando al caudillo y aislándolo del medio político social, al tiempo que habitúa al protagonista a no aceptar las divergencias y disentimientos que traen los capacitados y los hombres de carácter que son excluidos por un círculo de cortesanos que siempre dicen “amén” y cuya única preocupación es su éxito personal y su subsistencia”.
Así siguió explicando las condiciones del golpe y también los errores cometidos por el peronismo: “Se cometió el error de desplazar y hasta hostilizar los sectores de clase media militantes en el movimiento, permitiendo al adversario unificarla en contra, máxime cuando se le lesionaron inútilmente sus preocupaciones éticas y estéticas, con una desaprensiva política de la administración y en la elección de los instrumentos de gobierno. Se manejó la propaganda de manera masiva y pueril, hasta hacerla irritativa, centrándola en los aspectos superficiales sin ahondar en lo profundo de las realizaciones gigantescas del proceso. Por vía de ejemplo señalaré que, en cambio, se silenció minuciosamente una de las más grandes conquistas de la medicina social a que ya me he referido anteriormente: la erradicación del paludismo”.
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(1) Se refiere a “Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno” que es el título de tres cuentos escritos los dos primeros por Julio Cesar Croce y por Adriano Bancheri el tercero y que se publicaron por primera vez en 1620.
(2) Autor del libro “Yo hice el 17 de octubre”, fundador del Partido Laborista y se enfrentará a Perón estuvo en prisión desde 1948 a 1955
(3) Fue director del diario La Epoca el único que era favorable a Perón