El Forjista
Cuando se nacionalizó el petróleo venezolano aquellos profesionales que trabajaban en las petroleras extranjeras pasaron a constituirse en quienes de hecho dirigieron la compañía estatal PDVSA, con el tiempo la empresa se fue transformando en una especie de Estado dentro del propio Estado, había adquirido cierta autarquía que impedía que la democracia ingresara a PDVSA, esto se hizo aún más notorio cuando un gobierno revolucionario se propuso transformar el país.
Antes de la llegada de Chávez los directivos de la empresa adoptaron decisiones lesivas para los intereses nacionales, en 1993 la dirección de PDVSA decidió crear una empresa de servicios informáticos que se llamó INTESA, donde la compañía estatal controlaba el 40% dejando el restante 60% en manos de una multinacional que tenía vinculaciones con petroleras extranjeras, por lo cual las corporaciones multinacionales terminaron controlando la información financiera y operativa de PDVSA.
En diciembre de 2002 la oposición volvió a realizar un intento para derrocar al gobierno democrático, nuevamente se produjo la asociación entre los empresarios de FEDECAMARAS y la burocracia sindical y política que integraba la CTV, esta vez se le sumaron los ejecutivos de PDVSA.
El 2 de diciembre esta confluencia golpista convoca a una huelga nacional por 24 horas que inmediatamente se transforma en un paro por tiempo indeterminado que llegará a realizarse a lo largo de 63 días finalizando recién en febrero de 2003. El paro logró detener casi totalmente la producción de PDVSA que pasó de 2,9 millones diarios a apenas 25.000.
Para completar el panorama de la inocultable conspiración, en los barrios acomodados se realizaron cacerolazos contra el gobierno y se convocaron manifestaciones callejeras, algunas de ellas violentas, todo en búsqueda de crear un clima de ingobernabilidad que obligara al presidente a presentar la renuncia.
Esta fue la paralización más larga de la historia de Venezuela se estimó que el costo para el país fue del orden de los 9.000 millones de dólares, se dejaron de exportar durante el tiempo que duró el boicot unos 328 millones de barriles, mostrando que los antichavistas estaban dispuestos a incendiar el país para derrocar al gobierno legítimo.
El paro repercutió negativamente en toda la economía, las reservas cayeron lo que obligó al gobierno a establecer un control de cambio y de precios en los productos de consumo masivos. Las reservas debieron ser utilizadas para importar alimentos y combustible, también se produjo una elevada fuga de divisas procedimiento que formaba parte del sabotaje de los empresarios comprometidos con la desestabilización.
Luis Giusti fue presidente de PDVSA y uno de los responsables de la política perjudicial para los intereses de Venezuela que desarrolló la empresa, en la declaración para un libro expuso su opinión sobre la política del gobierno de Hugo Chávez: “Su gobierno ha creado docenas de programas sociales llamados “misiones” que reciben millones de dólares que, a pesar de llegar a los pobres de varias maneras, han sido fuentes de despilfarro y de corrupción, y no pueden sostenerse en el tiempo”.
Esta expresión pone en evidencia la mentalidad de los enemigos del chavismo y su desprecio por los planes sociales, para ellos “despilfarro”, y las clases beneficiadas por dichas iniciativas, pero Giusti iba más allá al cuestionar una supuesta caída de la producción de PDVSA, sin indicar que el ingreso por divisas era mucho mayor y que las administraciones como las de Giusti lo único que garantizaban era malvender el petróleo venezolano para beneficiar a las grandes potencias.
El 5 de enero de 2003 Chávez dirige un mensaje por radio y televisión donde denunciaba el carácter desestabilizador del sabotaje petrolero y los hechos de violencia alentados por la oposición.
Sin duda el impacto del boicot fue grande, sin embargo los sectores populares y el gobierno habían aprendido la lección luego del golpe de abril y respondieron rápida y de manera contundente.
Las Fuerzas Armadas recuperaron las plantas controladas por los saboteadores mientras que los partidarios del gobierno organizaron comités conformados por obreros, técnicos y profesionales que pusieron en funcionamiento esas plantas en huelga, de esta movilización surgió un año después, una nueva central sindical que llegó a agrupar a un millón de afiliados y que fue constituida por diversos grupos de izquierda, esta central se llamó Unión Nacional de Trabajadores UNT que se dividió en el 2005 y se volvió a reagrupar en el 2010 aunque siguieron existiendo diferencias internas.
Chávez también actuó con firmeza, pidió ayuda a sus aliados de Medio Oriente para hacer frente a sus compromisos de exportación, contrató jubilados de la industria y trajo técnicos del exterior, también debió importar alimentos y combustible que procedieron fundamentalmente del Brasil.
Con esta firme decisión de pueblo y gobierno, el paro fue derrotado y se despidió a la casi totalidad de funcionarios altos y medios de PDVSA todos ellos comprometidos con el sabotaje petrolero, las cesantías llegaron a las 18.000.
Carlos Ortega presidente de la CTV pidió asilo en Costa Rica en marzo de 2003, luego de huir del país cuando se le dictara una medida judicial por su organización del boicot.
Recién después del paro el gobierno democrático logró controlar efectivamente PDVSA, el 6 de marzo de 2003 se designaba presidente de la empresa a Alí Rodríguez Araque, que era un dirigente político que había pertenecido al Partido de la Revolución Venezolana (PRV).