Placeholder image

El Forjista

Biografía de Eva Perón

 

Capítulo 35 - El mundo reconoce su obra

 

 

El 29 de julio, convocada por el Consejo Superior del Partido Peronista se realizó por la noche una extraordinaria y conmovedora marcha de antorchas hacia la Plaza de Mayo donde había un enorme retrato de Eva Perón. Los homenajes se multiplicaron a lo largo del país, algunos organizados, pero otros espontáneos por la iniciativa de gente humilde que levantaba altares con fotos de esta mujer admirada al que cubrían de flores.

El 30 se reanudaron las clases y se produjo el retorno al trabajo pero muchas personas continuaban realizando la cola para poderla ver por última vez.

Ante la insistencia del Dr. Ara se resolvió dar por finalizado el velatorio en el Ministerio de Trabajo el 9 de agosto, las exequias se habían extendido mucho más de lo previsto en un principio.

El ataúd  fue trasladado al Congreso Nacional donde se le rindieron los últimos honores, nuevamente una multitud estimada en dos millones se volcó a las calles, por último el cuerpo fue depositado en el edificio de la CGT.

La conducción de la Central Obrera se basó en varios discursos de Eva donde expresaba esa voluntad, para argumentar que sus restos debían descansar en su sede, tanto su madre como Perón no estaban de acuerdo pero concluyeron aceptando.

Los diarios de todo el mundo reflejaron la conmoción producida por la noticia de su muerte, un diario de Lieja, Bélgica, expresaba: “Todo un pueblo ha llorado su muerte y ningún sofista nos podrá hacer creer que esas gentes se han apretujado para verla una única vez en su féretro, hayan venido por orden o cortesía. Vienen porque la quieren, para manifestar el amor y el reconocimiento que experimentaban por aquella que, en pocos años, había sabido sacarlos del espantoso abismo donde los había sumergido y mantenido el reino de los ‘caciques’ apellidados injustamente liberales”.

En Montreal Canadá, un diario reflejó: “Obtuvo la igualdad jurídica y legal de la mujer argentina, y a pesar de la oposición de la alta burguesía, logró dar al país una legislación social femenina, de la cual se inspiran no solamente la América Latina sino muchos otros países del mundo”.

Y en Bogotá, Colombia, se escribió: “Eva de América, tus legiones mundiales de descamisados están en pie, listos para librar las batallas por la supervivencia del espíritu, por el reinado de la justicia social, seguras  el triunfo porque llevan a Cristo y a ti por banderas”.

Hasta en lugares tan alejados como Beirut, un periódico decía: “Se dice que donde entra la política  todo se corrompe, pero Eva Perón demostró que donde entra el amor la política se subyuga. Aseguramos que su obra y su amor por el pueblo quebrarán todas las normas existentes en esa materia y su obra quedará grabada para siempre en todos los corazones sin distinción de credos, razas o ambiciones”.

El 10 de agosto el cuerpo de Eva descansó en la sede de la CGT de la calle Azopardo y al día siguiente el Dr. Ara comenzó con los trabajos para el embalsamamiento definitivo, en el segundo piso se dispuso una habitación para que el médico realizara su trabajo, el cual se extendió hasta el año siguiente.

Luego de su muerte el trabajo en la Fundación se resintió seriamente, las cartas seguían llegando, pero nadie estaba en condiciones de dar respuesta, en un principio fue Perón quién dedicó dos tardes a la semana para atender a la gente, pero sus responsabilidades le impidieron continuar haciéndolo, de la tarea se encargó entonces Atilio Renzi. Perón también se hizo cargo de la presidencia del Partido Peronista Femenino pero luego delegó las funciones en la diputada Delia Parodi.

Otra de las consecuencias de su fallecimiento fue que los sindicalistas y los políticos más cercanos a ella cayeron en desgracia, el 17 de octubre de 1952 en el acto en la Plaza de Mayo se leyó el testamento de Eva, en esta concentración fue silbado el secretario general de la CGT, José Espejo, quién había sido uno de los promotores de la candidatura de Eva, a raíz de ese repudio a los pocos días renunció al cargo. El diputado y futuro presidente en 1973, Héctor J. Cámpora, otro de los promotores de la postulación también resultó desplazado.
  

Ir al capítulo siguiente

Volver al índice