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El Forjista

Biografía de Eva Perón

 

Capítulo 12 - La Sociedad de Beneficencia

 

 

Desde el inicio de su gestión Perón adoptó medidas tendientes a lograr la soberanía nacional que desde el inicio de nuestra vida supuestamente independiente estaba seriamente mancillada por la dominación inglesa, la oligarquía terrateniente principal beneficiada de nuestra dependencia económica nunca se lo perdonó y mucho menos cuando ese gobierno procedió a concederle a los trabajadores derechos que por décadas los poderosos le habían negado.

La nacionalización del Banco Central, de los depósitos bancarios, ferrocarriles, puertos, gas, teléfonos, usinas eléctricas, el control del comercio exterior por medio del IAPI, el impulso de la aeronavegación y la flota mercante, la cancelación de la deuda externa, la negativa a incorporarse al Fondo Monetario Internacional, el control de precios y los convenios colectivos de trabajo fueron apenas algunos de los avances que el país logró en esa década que tuvo a los sectores populares como protagonistas.

Uno de los grandes hitos del gobierno peronista se produjo el 1° de mayo de 1948 con la nacionalización de los ferrocarriles que se encontraban en manos de empresas inglesas, con esa decisión se ponía fin al manejo discrecional de los fletes que respondían al proyecto agroexportador dependiente de Inglaterra.

Las medidas de corte nacional y popular se sucedieron interrumpidamente para quebrar la espinal dorsal del país colonial, desarrollando un proyecto soberano que fue interrumpido por el golpe de 1955.

En este período también se produjo un fuerte desarrollo de la educación pública, se construyeron gran cantidad de edificios escolares produciendo un muy significativo incremento de la matrícula.

Además se estableció la gratuidad de la enseñanza universitaria permitiendo que muchos hijos de obreros accedieran a ella, se promovieron carreras vinculadas con la producción industrial con la creación de la Universidad Tecnológica Nacional y el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas que hoy es el CONICET.

Pero a pesar de ese avance espectacular, aquella porción de la población que se encontraba desamparada por largos años de insensibilidad social no podía esperar a que las nuevas decisiones pudieran mostrar sus resultados, había necesidades acuciantes y Eva entendió que de inmediato había que poner manos a la obra.

Hasta la llegada del peronismo al poder, la escasísima ayuda que llegaba a los sectores más postergados era producto de la actividad de la Sociedad de Beneficencia que estaba conformada por damas pudientes que llenaban sus horas organizando te canastas, partidas de bridge  y otros entretenimientos que permitiera derivar algún dinero para los pobres.

Una vieja costumbre de esta institución era designar presidenta honoraria a la esposa del presidente, pero esas damas de apellidos ilustres consideraban que Eva era demasiada plebeya para sus actividades aristocráticas por lo que utilizaron la excusa que era muy joven para esa designación, a lo que Eva les respondió que entonces podían designar a su madre.

Felipe Pigna realizó una descripción muy interesante de esta institución donde los millonarios volcaban una minúscula parte de sus ganancias para intentar posar como gente sensible a los problemas de los carenciados, pero la mayoría de los fondos provenía del Estado, en 1935 el presupuesto era de 12 millones, más de 8 provenían del Estado, 3 millones de la Lotería Nacional y apenas 384.244 eran donados por particulares.

En 1946 el gobierno intervino la Sociedad de Beneficencia, durante el año anterior en que se había manejado un presupuesto de 22 millones apenas 342.372 se destinaron a beneficencia, en resumen se puso a la vista de todos lo que era un verdadero escándalo.

Tiempo después, por intermedio del Dr. Leloir que era familiar de la última presidenta de la institución, se acordó efectuar una reunión entre Eva y las damas que integraban la última comisión directiva, éstas propusieron como una forma de apoyar la obra que desarrollaba la esposa del presidente la realización de una partida de bridge en el Plaza Hotel, Eva les contestó cerrando la conversación: “¡Eso no! Han de saber ustedes que en este país se ha terminado para siempre el tiempo en que el dolor de los pobres sirve de entretenimiento a los ricos. Buenas tardes, señoras”.

En el libro “La Historia del Peronismo” explicó: “Para evitar que se desvirtúe el peronismo hay que combatir los vicios de la oligarquía con las virtudes del pueblo. Los vicios de la oligarquía son: en primer término, el egoísmo. Podríamos tomar como ejemplo el de las damas de beneficencia. Hacían caridad, pero una caridad denigrante. Para dar, hay que hacerse perdonar el tener que dar. Es más lindo dar que recibir, cuando se sabe dar, pero las damas trataban siempre de humillar al que ayudaban”.

En tanto en “La Razón de mi vida” efectuó una fuerte crítica a la frivolidad e insensibilidad de las mujeres de las clases altas: “A esa clase de mujeres no se les puede hablar de nada grande y distinto. El hogar es, para ellas, lo secundario, el sacrificio de todo eso que es la ‘vida social’ con sus fiestas y sus reuniones, el bridge, el hipódromo, etc. Es como si hubiesen nacido para todas estas cosas y no para servir de puente a la humanidad… Tampoco entienden el dolor de los humildes. Cuando les llega alguna noticia de ese gran dolor humano, suelen lagrimear un poco…¡pero el lagrimeo termina en una fiesta de beneficencia! Esta clase de mujeres sabe, sin embargo, en lo íntimo de su corazón, que esa vida que viven no es real!...¡No es la verdadera vida!”.

En ese mismo libro efectuó un cuestionamiento implacable a las clases acomodadas y la utilización de la limosna que es más lo que humilla que lo que ayuda al desamparado: “Porque la limosna para mí siempre fue placer de los ricos: el placer desalmado de excitar el deseo de los pobres sin dejarlo nunca satisfecho. Y para eso, para que la limosna fuese aún más miserable y más cruel, inventaron la beneficencia y así añadieron al placer perverso de la limosna el placer de divertirse alegremente con el pretexto del hambre de los pobres. La limosna y la beneficencia son para mí ostentación de riqueza y de poder para humillar a los humildes. Y muchas veces todavía, en el colmo de la hipocresía, los ricos y los poderosos decían que eso era caridad porque daban –eso creían ellos- por amor a Dios. ¡Yo creo que Dios muchas veces se ha avergonzado de lo que los pobres recibían en su nombre!”.

Si bien Perón designó a José María Freyre del gremio del vidrio a cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión, también la nombró a Eva  para que asumiera el rol de intermediaria entre el gobierno y el gremialismo. Al principio se instaló en una oficina  de la Dirección de Correos y Telecomunicaciones que conducía su amigo Oscar Nicolini, pero luego se trasladó a la Secretaría de Trabajo y Previsión que estaba ubicada en el edificio que luego ocupó el Consejo Deliberante de la Ciudad.

Para que la ayudara en ese trabajo de relación con el Movimiento Obrero convocó a Isabel Ernst que ya había sido secretaria de Domingo Mercante y que tenía conocimiento del mundo sindical, antes de cada reunión con gremialistas, Ernst la ponía al tanto de quién era cada dirigente.

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