El Forjista
Capítulo 1 - Los Toldos y Junín
Juan Duarte arrendaba la estancia La Unión ubicada a 20 kilómetros de la ciudad de Los Toldos, en el casco del establecimiento nació María Eva el 7 de mayo de 1919 que fue inscripta en esa localidad con el apellido Ibarguren que era el de su madre.
El padre de Eva se negó reconocer a su quinta hija lo cual resultaba extraño porque sí lo había hecho con los cuatro anteriores que eran Blanca nacida en 1908, Elisa en 1910, Juan Ramón en 1914 y Erminda en 1916.
Juan Duarte tenía una familia constituida en Chivilcoy, a su vez mantenía una relación extramatrimonial con Juana Ibarguren, en el momento en que nace Eva la vinculación se encontraba deteriorada y muy posiblemente haya sido esa la razón para no reconocer a Eva, para esos años concurría muy de vez en cuando a la estancia a visitar a su otra familia, esta situación provocó que Eva pudiera verlo apenas en dos o tres oportunidades en toda su vida.
Doña Juana Ibarguren y sus hijos debieron pasar serias dificultades económicas, las cuales se agravaron aún más cuando en 1926 falleció Duarte, en el momento de su muerte éste ya había enviudado de su esposa.
Se tejieron distintas versiones sobre la concurrencia de Juana y sus hijos al velatorio de Juan Duarte, algunos hablan de un altercado porque sus hijas quisieron impedir que la familia de Los Toldos lo despidiera, pero otros indican que apenas se trató de un incidente sin mayor relevancia y donde los Ibarguren pudieron despedirse de quién en vida no se había preocupado demasiado por ellos.
Erminda contó en su libro “Mi hermana Evita”, su recuerdo del velatorio: “Nuestra madre nos alzó, nos ayudó a besarlo mientras -¿cómo adivinarlo entonces?- sellábamos silenciosamente un pacto de sólida unión en torno a ella, viendo como su dolor se transfigura ante la necesidad de sustituirlo a él y asumir desde ese mismo día todas las responsabilidades con un estoicismo que tenía un solo sentido: el de fortalecernos”.
A lo largo de este relato debemos acostumbrarnos a tener más de una versión sobre los acontecimientos de la vida de Eva muchos de ellos fueron inventados, tiempo después por sus enemigos políticos, quienes actuaron con un odio irracional que los llevó a distorsionar aspectos de su vida con el sólo objeto de desprestigiarla.
La madre de Eva debió realizar grandes esfuerzos para poder mantener a su familia, realizó trabajos de costura y cuando la situación era acuciante procedió a vender algunas de sus pertenencias.
Erminda Duarte describió esos sacrificios, pero también esa dignidad de los humildes que imperaba en el hogar: “¿Te acuerdas que mamá no podía comprarnos juguetes? Una máquina de coser y ella, trabajando de la mañana hasta pasada la medianoche, cubrían nuestras necesidades. Reemplazábamos el juguete con el mundo mágico de la naturaleza. Estarás de acuerdo conmigo en que salíamos ganando y de alguna manera teníamos conciencia de ello. Nunca pedías nada, ya que en esa hermosa libertad entre árboles, hierbas y pájaros, lo tenías todo”.
También en ese libro relató una anécdota de Eva que mostraba esas privaciones que debían padecer por aquellos años de infancia, un año para Reyes, Eva había pedido una muñeca de gran tamaño que su madre no estaba en condiciones de comprar, sin embargo al levantarse, la muñeca estaba exactamente donde Eva la esperaba, pero con la particularidad que tenía una pierna rota, su madre le explicó que eso había ocurrido al caerse del camello, su hermana agregó: “Lo que no te explicó nuestra madre es que había adquirido la muñeca por casi nada, sólo unas monedas, justamente a causa de su rotura. Pero te dijo que los Reyes te la habían traído para que la cuidaras. Una misión dulcísima. Te bastó oír esas palabras para desbordarte en el acto de una piedad llena de ternura, una piedad que buscaba todas las formas de expresión… Sentiste aquella invalidez como si hubiese sido la de un ser humano aunque sólo se trataba de un juguete y estoy segura que con el correr de los años, muchas veces, al socorrer a alguien, quizá a un niño enfermo, te acordaste de tu muñeca renga”.
En 1927 a los ocho años Eva comenzó la escuela en Los Toldos, los hermanos mayores debieron salir a trabajar para colaborar con las finanzas del hogar, Blanca fue maestra, Elisa obtuvo un empleo en el Correo pero luego del golpe de estado del 6 de septiembre de 1930 que derrocó al caudillo popular Hipólito Yrigoyen, fue cesanteada, su madre reclamó ante intendente que propuso una solución, reincorporarla pero en la ciudad de Junín, lo cual implicó la mudanza de toda la familia.
Juan consiguió empleo como cadete en una farmacia mientras las dos más pequeñas, Erminda y Eva, continuaron en la escuela de Junín, la menor de ellas en tercer grado.
Desde muy chica tuvo la costumbre de coleccionar fotos de actrices, cuando podía leía aquellas revistas que informaban sobre la vida de las estrellas de cine, y así comenzó el sueño de ser ella la que algún día aparecería en las películas y en las tapas de las revistas, su amiga Elsa Sabella explicó que: “Tenía trece años y ya pensaba en ser estrella, puesto que iba a mi casa donde mi hermano mayor compraba una revista de aquel entonces editada por Emilio Kartulovich, llamada Sintonía, y lo que más buscaba eran los modelos que usaban las estrellas”.
En Junín debieron mudarse en dos oportunidades, cuando pudieron acceder a una casa con un salón bastante amplio, decidieron instalar un comedor donde se ofrecían servicios de comida para incrementar los ingresos de la familia.
El odio antiperonista convirtió esta casa en un prostíbulo, esa mentira sería utilizada por el escritor Jorge Luis Borges para injuriar a Eva, mostrando lo bajo que pueden caer ciertas personas cuando son presa de la irracionalidad impuesta por la oligarquía que puede afectar aún a las mentes más brillantes.
A Eva le agradaba recitar y actuar, esos gustos la llevaron a participar de obras escolares en Junín y también tuvo la posibilidad de leer algún poema en la propaladora del pueblo. En 1933 viajó a Buenos Aires acompañada por su madre para presentarse en una prueba en Radio Belgrano regresando de inmediato a su ciudad para quedar a la espera de un llamado que nunca llegó. Al año siguiente concluyó el ciclo primario.
En Junín conoció a Damián Gómez un joven que era un sindicalista ferroviario de ideología anarquista, posiblemente haya sido el primero que le habló que la injusticia social no era un orden natural sino que era impuesto por aquellos que gozaban de privilegios que no querían perder. Gómez fue detenido en diciembre de 1934 y traslado a Buenos Aires.
Al mes siguiente Eva dejó el hogar materno y con sus 15 años se trasladó a la Capital Federal de manera definitiva, según Norberto Galasso su viaje estuvo relacionado con la intención de ayudar a Damián Gómez, sin embargo nunca pudo visitar al prisionero, eran los años fatídicos de la Década Infame y la tortura sistemática, precisamente Gómez murió en prisión mientras era sometido a tormentos.