El Forjista

Antonio Gramsci, una biografía

Andrew Pearmain

18 - La soledad

En julio de 1930 lo visitó Tania sería la última por 2 años y medio, había permanecido por seis meses en Turi en una habitación alquilada para poder visitarlo con frecuencia, llevarle libros y provisiones, pero su salud también empeoró, padecía episodios de flebitis que la obligaban a guardar cama por varios días y la dejaban con una renguera.

Antonio llegó a conocer sobre la enfermedad que padecía Julia tres años después porque se lo habían ocultado, había recibido en 1927 un diagnóstico de epilepsia con episodios en su salud mental, por momentos parecía enloquecer, había dejado su trabajo en el NKVD (la policía secreta) y pasaba gran parte del tiempo en cama en su casa y por períodos era internada.

A fines de 1930 llegó un nuevo grupo de presos comunistas a Turi, les propuso un programa de estudios y luego realizar debates, pero desde el inicio saltaron las diferencias con los nuevos que eran bastante intolerantes, no eran propensos a escuchar argumentos diferentes, no prestaban atención a las clases de Gramsci y era habitual la falta de respeto, cuestionando casi todo lo que planteaba, era el comunismo que estaba modelando el stalinismo.

Los nuevos comunistas habían sido arrestados por agitación en las calles y las fábricas, tenían poca experiencia política, desconocían la realidad italiana y la situación de los trabajadores a los que decían representar, incluso algunos no sabían quién era Gramsci.

Estos jóvenes comunistas despreciaban la democracia y sostenían la política del partido de la revolución proletaria sin escalas, se manejaban con consignas y no aceptaban nada que estuviera fuera de las órdenes del Comintern y el PCI en el exilio.

El Partido Comunista en Italia contaba con pocos militantes, la clase obrera estaba desmoralizada y desorganizada, mientras el fascismo se fortalecía, los comunistas necesitaban aliados y no aislarse en un sentido sectario, un movimiento antifascista amplio era lo que se necesitaba y lo que promovía Gramsci.

El programa educativo de Gramsci duró poco en noviembre y diciembre de 1930, propuso una quincena de descanso y no lo volvieron a reanudar, esto provocó mayores críticas con él, decían que se había vuelto socialdemócrata y sus planteos a los que consideraban en contra del Comintern.

Llegaron a hablar de denunciarlo ante la dirección del PCI en el exilio, de excluirlo del grupo de comunistas en Turi y negarse a juntarse con él a la hora de los ejercicios.

En abril-mayo de 1931 el PCI celebró su Cuarto Congreso en Alemania y reiteró el llamado a la insurrección inmediata, esa instrucción le llegó a los comunistas detenidos, Gramsci reiteró que Italia debía pasar por una etapa democrática, esto le granjeó aún más la enemistad de los otros comunistas detenidos.

Había sido condenado al ostracismo así que se quedaba en su celda y sus estudios, los rumores sobre su posición hizo que su nombre desapareciera de las prensa partidaria, ante este aislamiento la única compañía que disfrutaba era la de las fotos de su familia que les llegaban en las cartas.

Sin embargo, las cartas de su esposa eran espaciadas y las noticias de su familia en Rusia le llegaban por las cartas de Tania, que ya estaba instalada en Roma
Julia se psicoanalizaba y llegó a internarse en una clínica de descanso con sus hijos, nada parecía funcionar, había momentos de euforia seguidos de otros de retrocesos, en noviembre de 1930 recibió un mensaje de Tania que describía una situación desoladora con respecto al estado de salud de Julia.

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