El Forjista
El traslado se realizó de tal forma que cada vez que paraban los prisioneros eran alojados en lugares mugrientos sin ninguna posibilidad de lavarse, con las muñecas dañadas por las cadenas y con escasas posibilidades de dormir por la incomodidad.
Gramsci quiso contar estos padecimientos a sus familiares, pero la carta fue retenida por las autoridades y nunca les llegó, pero fueron utilizadas en el juicio en su contra para mostrarlo como un subversivo.
Finalmente, el 7 de febrero de 1927 ingresó en una cárcel en Milán a la espera de la parodia del juicio, durante seis meses no recibió ninguna visita porque su cuñada Tania estaba internada, mientras que Gramsci tenía expresa prohibición de hablar con otros detenidos, se le permitían dos horas de ejercicio diario en soledad.
En la prisión pudo leer los diarios y publicaciones políticas y culturales que podía comprar, además leía novelas policiales de la biblioteca del presidio, recibía una asignación de 10 liras diarias que le permitía comprarse el material de lectura, café y té de manzanilla.
Su celda estaba justo arriba del taller de la prisión y el ruido de las máquinas le hacía temblar las paredes durante el día y a veces por la noche también.
Tenía prohibido escribir salvo los lunes por la tarde exclusivo momento en que estaba permitido enviarle carta a los familiares, luego debía devolver la pluma fuente, la asignación del gobierno le quedaba corta y debió arreglarse con la ración de la prisión que empeoraba sus problemas digestivos.
A fines de agosto de 1927 lo visitó su hermano Mario, que había sido funcionario fascista en Varese, pero que se había retirado de la política, pero por sus conexiones logró que a su hermano le dieran un medicamento para los problemas digestivos.
Antonio le había pedido a Mario que lo fuera a ver por los rumores sobre la gravedad de su salud y para tranquilizar a su familia, pero de esa visita su hermano salió espantado y alarmó aún más a su familia, le transmitió su preocupación a su otro hermano Carlo quien comenzó a organizar un viaje junto a su madre para ver al hermano moribundo, pero Antonio les escribió para tranquilizarlos y le expresó que no debían ir a visitarlo mucho menos su madre a quien no quería preocupar.
A comienzos de septiembre de 1927 lo visitó Tania a los pocos días de salir del hospital, había pasado casi seis meses internada.
Antonio le insistía a las autoridades de la cárcel que le permitieran escribir y solicitar los libros que necesitaba porque tenía la idea de dedicarse a estudiar con cierta constancia.
Los temas que pensaba explorar eran la formación de las castas culturales y su rol en la creación de las culturas nacionales, lingüística comparada, tema de sus tesis de grado antes de abandonar la universidad, un estudio de las obras de Pirandello, sobre quien había escrito varios artículos, y un estudio sobre el gusto literario popular, tratando de explicar porque las masas leían con avidez las novelas que los diarios publicaban, también pensaba escribir sobre su experiencia carcelera.
Los abogados del gobierno fascista tenían dificultades para encontrar pruebas contra los presos políticos, en mayo de 1927 se los acusó de instigar a la guerra civil, destruir la vida y las propiedades.
Hubo presos que se le acercaban con propuestas para conspirar contra dirigentes fascistas que en realidad eran trampas para ser usadas en el juicio contra él, por eso escribió una queja al Ministerio de Justicia donde denunciaba las trampas que le intentaba tender la policía.
A fines de septiembre de 1927 Tania volvió a visitarlo y encontró que Antonio padecía un gran dolor de muelas que las aspirinas no tenían efecto, un guardia se encargaba de sacarle las muelas a los presos, ya le habían sacado cinco muelas desde que estaba prisionero.
A principios de 1928 Tania volvió a tener una neumonía y fue internada durante varios meses y tuvo que dejar su empleo en la delegación comercial rusa, hacia fines de 1927 comenzó a recibir correspondencia de su esposa que le llegó recién en febrero de 1928, le pedía disculpas por no haberle escrito durante un tiempo, pero había estado enferma y le daba noticias de sus hijos uno de tres años y medio y el otro de 18 meses.
El 11 de mayo de 1928 lo trasladaron a Roma para el juicio donde se juzgaría a 32 dirigentes comunistas, 8 de ellos en el exilio serían juzgados en ausencia.
Así que al día siguiente estuvo nuevamente en la cárcel de Regina Coeli compartiendo celda con otros camaradas, que veían como se deterioraba la salud de Gramsci que no conseguía permiso para comprar alimentos que pudiera digerir.
El juicio comenzó el 28 de mayo, el presidente del tribunal era un general y el tribunal estaba integrado por cinco miembros de la milicia fascista, se los acusaba de conspiración, instigación a la guerra civil, justificar actos criminales y fomentar el odio de clase.
Los abogados defensores pidieron que se especificara concretamente los hechos, pero los fiscales ignoraron el pedido, por lo que estaba claro que eran juzgados por sus ideas y no por delitos concretos.
El 30 de mayo fue interrogado, negó los cargos y recordó que durante los últimos años era seguido por policías para vigilarlo que hubiesen intervenido si él quebraba la ley, así que mal podía haber cometido los delitos de los que se acusaba.
El 2 de junio uno de los fiscales dijo sobre Gramsci: “Durante veinte años, debemos impedir que este cerebro funcione”, el 4 de junio fue sentenciado a 20 años, cuatro meses y cinco días de cárcel, todos los demás recibieron condenas similares, se presentaron apelaciones que fueron rechazadas de inmediato.
Iban a enviar a Gramsci a una cárcel en Portolongone en la Isla de Elba, pero su hermana Teresina, le escribió a Mussolini solicitando que en razón de los problemas de salud de su hermano fuera sometido a un examen de salud y se lo traslade a un sanatorio donde se le diera la alimentación y los cuidados que requería su débil salud.
El informe médico del estableció que había perdido recientemente 12 piezas dentales, padecía de gingivitis con formación de abscesos causada por una disfunción renal y agotamiento nervioso.
Se decidió su traslado a Turi una penitenciaría reservada para reclusos enfermos, Mussolini publicitó esa decisión como muestra de la sensibilidad de su gobierno y lo comparó con el trato que Stalin daba a los opositores en Rusia.