El Forjista
Aunque todos los hermanos varones de San Martín siguieron la carrera militar él fue el que la inició más chico, apenas tenía once años cuando ingresó al el Regimiento de Infantería de Murcia conocido como “El Leal” con sede en la ciudad de Málaga, fue aceptado como cadete el 15 de julio de 1789, al día siguiente de un acontecimiento que conmovió al mundo: la toma de la Bastilla.
España tenía asentamientos coloniales en África uno de ellos era en Orán, Argelia, donde ocurrió un terremoto el 8 de octubre de 1790, entre los miles de víctimas se encontraba el gobernador lo que produjo actos de rebeldía que incluyeron el sitio de la ciudad, entre los refuerzos enviados por el gobierno español se encontraba San Martín de apenas doce años.
En Argelia tuvo su bautismo de fuego el 28 de julio de 1791, y en esa primera acción hizo gala de un coraje que a lo largo de toda su carrera fue reconocida por sus superiores, se ofreció como voluntario para desactivar una mina colocada en los muros del fuerte, cumplió la misión de noche bajo fuego enemigo.
También evidenció su valentía en la resistencia en el asedio de tropas árabes al fuerte que debió soportar un ataque constante durante 33 días, el regimiento de Murcia fue evacuado el 27 de febrero de 1792.
El final del siglo XVIII mostró una serie de sucesos que conmocionaron al mundo y que centraron el interés de aquellas almas rebeldes que no estaban dispuestas a aceptar mansamente la arbitrariedad de los tiranos.
En América del Norte nacía una Constitución en 1787 que establecía la forma republicana de gobierno y la división de los poderes, y que dos años después llevó a la presidencia a George Washington.
Mientras que en Francia estallaba una revolución que ponía fin a los desatinos de los monarcas y la insolente riqueza de la realeza que contrastaba con la pobreza de un pueblo, mentes llenas de esperanza en el futuro de la Humanidad daban a luz los Derechos del Hombre.
España no estaba ajena a esa conmoción a pesar de los esfuerzos de la monarquía porque esas ideas no prendieran, por lo cual había una prohibición de una larga lista de autores considerados perniciosos.
En Cádiz, Madrid y otras ciudades comenzaron a aparecer una buena cantidad de logias masónicas y sociedades secretas que simpatizaban con las nuevas ideas que estaban haciendo eclosión en particular en Francia.
Las ideas también comenzaron a llegar a América, en 1791 los esclavos en Haití se levantaron en armas contra el colonialismo francés y produjeron la primera independencia en este continente en 1804.
La Revolución Francesa fue acosada por las monarquías del continente europeo que querían impedir que se convirtiera en un ejemplo para sus pueblos, el 20 de septiembre de 1792 las tropas francesas logran detener a 20 kilómetros de París a los invasores, para colaborar con la revolución llegó a Francia Francisco de Miranda quién sería uno de los principales promotores de la independencia americana y que combatió en Francia contra las tropas agresoras.
Esa batalla obligó a las tropas monárquicas extranjeras a desocupar Francia donde se proclamó la República dos días después.
Mientras tanto en septiembre de 1792 San Martín emprende un largo viaje de 840 kilómetros a caballo para incorporarse al Ejército de Aragón donde estuvo destinado ocho meses, ahí obtuvo su primera experiencia en montaña, estando acantonado en los Altos Pirineos.
Según el historiador militar Leopoldo Ornstein: “Las operaciones a través de los Pirineos y Ia ofensiva de Dupont sobre Sierra Morena Ie mostraron las dificultades inherentes a Ia guerra de montaña, y también Ie hicieron comprender las grandes ventajas que puede obtenerse de una hábil explotación de esa clase de terreno para la maniobra sorpresiva”.
El 21 de enero de 1793, un escalofrío recorre las espaldas de la nobleza y los monarcas europeos porque ese día fue guillotinado Luis XVI acusado de traición por haber entrado en tratativas con las tropas extranjeras invasoras.
De inmediato las monarquías europeas conforman una coalición que integraban España, el Reino Unido, Austria, Prusia, Nápoles, los Países Bajos, Portugal, el Papado varios reinos italianos y el Imperio Otomano que dejaban de lado sus históricas disputas para enfrentar a la Revolución Francesa.
A raíz de esos acuerdos en marzo de 1793 España le declara la guerra a Francia, el regimiento de Murcia es incorporado al ejército de Cataluña y recibe la orden de invadir Rosellón que había pertenecido a Cataluña y que a través de un tratado había pasado a poder de Francia.
El 9 de julio de 1793 San Martín es notificado de su primer ascenso a segundo subteniente, en octubre de ese año cruza los Pirineos con su regimiento, de esa campaña de Rosellón también participan sus dos hermanos Manuel y Juan Fermín que integraban el regimiento de Soria.
Según Leopoldo Orstein: “La campana del Rosellón, en la que participó junto al general Ricardos, uno de los más reputados tácticos de su época, Ie permitió aquilatar valiosas enseñanzas, especialmente, en el terreno de las sorpresas y ardides de Ia guerra como factores inseparables de Ia ofensiva, principios estos que tan hondamente arraigarían en su conciencia para aplicarlos luego con éxito en las luchas de Ia emancipación sudamericana”.
En esa campaña participó de varios combates, siendo los primeros en que lo hacía en calidad de oficial con personal a cargo.
En diciembre de 1793 se produce la batalla de Banyuls con el triunfo de las tropas españolas y de la que participan los tres hermanos San Martín.
Sin embargo, el triunfo en esa guerra fue para Francia, el gobierno francés logró reunir a una cantidad significativa de combatientes, un ejército de 750.000 personas que se conformó para evitar la caída de la revolución, los franceses comenzaron a triunfar sobre todos los ejércitos invasores, incluido los españoles que debieron comenzar a replegarse.
En la localidad de Collioure, luego de varios días de resistencia 7000 soldados españoles se rinden el 26 de mayo de 1794, entre ellos José de San Martín, los vencedores dejan en libertad a los vencidos con la promesa que estos no volverían a empuñar las armas contra Francia en esa guerra.
Esta caballerosidad que practicaban las potencias europeas cuando combatían entre sí, no hace más que evidenciar el racismo imperante en esos países, que cuando combatían entre los que se consideraban iguales actuaban como caballeros, pero cuando se trataba de enfrentar a los que ellos consideraban inferiores que les debían obediencia no reparaban en actos de la mayor crueldad, así actuó la Francia de Napoleón cuando invadió España y el pueblo se levantó en su contra, y todos los ejércitos españoles en América, la tortura y descuartizamiento de Túpac Amarú fue un ejemplo de esto y hubo muchas más atrocidades de este tipo.
El 28 de julio de 1794 el rey Carlos IV firmó el ascenso de José de San Martín con 16 años a primer subteniente, pero el joven oficial no sólo combatió contra los franceses, también comenzó a escuchar y leer sobre las ideas que motivaban a los revolucionarios franceses, los oficiales de esa nacionalidad muchas veces se convertían en los principales propagandistas de esas ideas.
Cuando retornó a una vida más tranquila alejado de los campos de combate comenzó a leer los libros de Rousseau, Voltaire y Montesquieu, todos ellos prohibidos por la monarquía española, esas lecturas las alternaba con los libros de estrategia e historia militar, asuntos sobre los que nunca dejó de capacitarse.
Paradójicamente el triunfo militar francés que se debió a la decisión y persistencia de los jacobinos, trajo como consecuencia la caída de estos, el 27 de julio de 1794 la Convención ordenó la detención de Robespierre y de los principales dirigentes jacobinos que al día siguiente fueron guillotinados.
Las monarquías y la nobleza de toda Europa respiraron aliviadas y consideraron que ya no era necesario mantener una actitud beligerante contra Francia, el 22 de julio de 1795 España firma un tratado de paz con ese país y unos meses después le declaró la guerra al Reino Unido, las cosas volvían a la normalidad.
Mientras tanto los americanos ven que está llegando el momento de plantear sus propias reivindicaciones, Francisco de Miranda el revolucionario venezolano se reunía en París con otros patriotas americanos con quienes acordó un acta que fue el origen de la Gran Reunión Americana fundada por Miranda al regresar a Inglaterra en 1798.
Ese grupo hacía circular manifiestos de Miranda y otros patriotas que proclamaban lisa y llanamente la independencia, este grupo fue el modelo que seguirían todas las organizaciones secretas formadas por hispanoamericanos en América y Europa.
Fueron varias las figuras destacadas que estuvieron en contacto con la logia de Miranda, los chilenos Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera, los quiteños Carlos de Montúfar y Larrea-Zurbano, Vicente Rocafuerte, Juan Pío de Montúfar, los venezolanos Andrés Bello y Simón Bolívar, los rioplatenses José de San Martín y Carlos de Alvear.