El Forjista
Dice Felipe Pigna, San Martín fue un “Extraordinario estratega militar, que se inició en la carrera de las armas a los once años y a los quince ya era un oficial con mando de tropa, pero también un hombre absolutamente comprometido con su tiempo, enorme lector y fundador de bibliotecas, pintor y concertista de guitarra, y padeciente permanente de todas las ingratitudes que se puede sufrir”.
La versión liberal de nuestra historia pretendió limitarlo a su función de militar, cuando fue mucho más que eso, fue también un honrado y eficiente político, un brillante administrador que puso de manifiesto todo su talento como gobernador de Cuyo y organizador de la monumental epopeya del cruce de Los Andes y la posterior liberación de dos países hermanos.
También se ocultó minuciosamente sus enfrentamientos con los jefes del extranjerizante unitarismo porteño que tenían como referentes a Rivadavia y Alvear y la cordial relación que mantuvo con algunos de los jefes del federalismo como Artigas, Güemes, Estanislao López y Juan Manuel de Rosas.
San Martín fue influenciado por las ideas más avanzadas de su época y de las luchas derrotadas y victoriosas de los pueblos oprimidos que mostraron la crueldad de la que eran capaces los tiranos.
En 1776 las colonias del Norte de América comenzaron su camino hacia la independencia del Imperio Británico, los patriotas norteamericanos contaron con el apoyo de España y Francia para debilitar el dominio inglés, pero no se percataron que esa rebelión luego sería utilizada de ejemplo en las colonias dominados por ellas.
En 1780 la América del Sud fue conmovida por la rebelión indígena que lideraban Tupac Amarú y su compañera Micaela Bastidas que luego fue continuada por Tupac Katari y Bartolina Sisa, ambas rebeliones mostraron el salvajismo del Imperio Español para impedir cualquier acción que pusiera en cuestionamiento su dominio implacable.
En las colonias españolas había una clara discriminación hacia los criollos que no podían ocupar puestos de relevancia ante la desconfianza que pudieran resistirse a adoptar medidas impopulares que fueran impuestas por la metrópoli.
La Revolución Francesa en 1789 provocó el terror de todas las monarquías europeas que vieron rodar las cabezas de los reyes y la nobleza, y que esa revolución era empujada por un pueblo al que despreciaban y mantenían en la peor de las miserias.
En el plano de las ideas fueron principalmente los enciclopedistas franceses quienes influenciaron a los patriotas de estas tierras, aquellos intelectuales que bajo la dirección de Diderot y D’Alembert intentaron compendiar todo el saber alcanzado hasta ese momento por la Humanidad, colaboraron con el proyecto otras brillantes personalidades como Voltaire, Rousseau admirado por Mariano Moreno, y Quesnay del que Belgrano adoptó varias ideas en el plano económico.
Si bien casi ninguno de estos inquietos intelectuales llegó a ver la Revolución Francesa tuvieron una influencia decisiva en la misma.
Don Juan de San Martín y Gregoria Matorras eran españoles, él era militar y llegó al Río de la Plata en 1765, ella arribó a Buenos Aires en 1767 acompañando a su primo Gregorio Matorras que era un floreciente comerciante que había sido designado gobernador de Tucumán.
En 1769 Juan y Gregoria comienzan a noviar y se casaron en la Catedral de Buenos Aires en octubre del año siguiente pero el casamiento se efectuó por poder porque Juan de San Martín debió viajar a la Banda Oriental a hacerse cargo de la administración de una estancia jesuítica.
En esa estancia estuvieron cuatro años y ahí nacieron los primeros tres hijos del matrimonio: María Elena el 18 de agosto de 1771, Manuel Tadeo el 28 de octubre de 1772 y Juan Fermín Rafael el 5 de febrero de 1774.
Al finalizar 1774 Juan de San Martín fue designado teniente gobernador de Yapeyú en la actual provincia de Corrientes, había sido un pueblo creado por los jesuitas en 1627 a orillas del Río Uruguay, sitio donde el matrimonio tuvo sus dos últimos hijos Justo Rufino en febrero de 1776 y José Francisco el 25 de febrero de 1778.
Diez años antes del nacimiento de José de San Martín los jesuitas habían sido expulsados de América, Yapeyú fue saqueado e incendiado por tropas portuguesas el 13 de febrero de 1817 al día siguiente del triunfo de San Martín en la batalla de Chacabuco.
La misión a la que se dedicó con entusiasmo Juan de San Martín fue la de impulsar la ganadería en la zona, hasta que finalizando el año 1778 se presentó una queja contra él por el maltrato a un cacique, se inició una investigación y dejó de pagársele el sueldo, lo que obligó a que enviara la familia a Buenos Aires, mientras él esperaba en Yapeyú la determinación del tribunal.
En febrero de 1781 se le ordenó que dejara el cargo y se trasladara a Buenos Aires, ya reunida la familia en la ciudad permanecieron dos años, donde estuvieron viviendo en una casa de seis ambientes, a cuatro cuadras del Cabildo
Estando en Buenos Aires se lo designó instructor de milicia y se le regularizaron los sueldos que le adeudaban.
En diciembre de 1783 la familia retorna al país de los padres, la casa fue vendida a Manuel Moreno y Argumosa el padre de Mariano Moreno, en marzo de 1784 llegaron a Cádiz y se trasladaron enseguida a Madrid.
Juan de San Martín esperó en esa ciudad su designación en un nuevo puesto hasta que fue asignado a la guarnición de Málaga, hacia el sur marchó la familia, es en esta ciudad donde José Francisco cursa su enseñanza primaria, que consistía en aprendizaje de lectura y escritura, las operaciones matemáticas elementales, catecismo, algunas ideas sobre dibujo y algo de historia y geografía. Estuvo tres años dedicado a esos estudios.
Todos los hijos varones de la familia San Martín siguieron la carrera militar, Manuel Tadeo y Juan Fermín Rafael ingresaron como cadetes en el Regimiento de Infantería de Soria conocido como “El Sangriento” ellos tenían 16 y 14 años respectivamente.
Manuel Tadeo llegó al grado de coronel en el ejército español, su relación con José, su hermano más chico, nunca fue buena tras la decisión de José de regresar a América para luchar por la independencia de su patria, falleció en Valencia en 1851.
Durante mucho tiempo Manuel Tadeo no respondió las cartas que su hermano José le enviaba desde América, cuando después de un largo tiempo se dignó responderle, José las rompió sin leerlas.
Juan Fermín llegó al grado de mayor en el ejército español, se casó en Manila, Filipinas, donde murió en 1822.
Justo Rufino se incorporó en 1793 a la guardia de Corps un cuerpo de elite que era la guardia personal del monarca y su familia, en la invasión a España de los franceses fue tomado prisionero por los invasores pero logró fugarse y siguió combatiendo a las órdenes de un general inglés llegando a obtener el rango de teniente coronel, pero Fernando VII no le reconoció el cargo y se retiró como capitán, fue reincorporado con el grado de teniente coronel en la revolución liberal de 1820 y se retiró dos años después.
Justo Rufino fue el único hermano que volvió a reunirse con José Francisco lo hizo en Bruselas y en París, falleció en 1832.
María Elena se casó con un militar en 1802, tuvieron una hija a la que llamaron Petronila, acompañó a su marido a los distintos destinos de España donde fue asignado, cuando enviudó se estableció en Madrid, falleció en 1852, mantuvo una cordial relación epistolar con su hermano José.