El Forjista

La oposición al servicio de Pfizer

 

Una de las manifestaciones más nefastas de la pandemia fue ver a la oposición al gobierno argentino dispuesta a actuar como agentes de propaganda médica de las grandes farmacéuticas en particular en favor de Pfizer, que también cuenta con la ayuda de la embajada de los Estados Unidos.

Hasta la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, en uno de los actos más deleznable de cipayismo, llegó a proponer la entrega de las Islas Malvinas a esa multinacional, luego al darse cuenta de su bestialidad, quiso arreglarlo diciendo que se había tratado de una broma, precisamente para la derecha la soberanía es una broma, nada que se deba tomar en serio.

Pero existen quienes saben perfectamente el daño que pueden provocar esas empresas defendidas por la derecha argentina, por eso vamos a referirnos al libro “Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas” escrito por Teresa Forcades i Vila publicado en 2006, la autora es española, doctora en medicina, también teóloga y monja benedictina.

Pfizer es la mayor compañía farmacéutica del mundo y una de las principales empresas de los Estados Unidos, su poderío es tal que en 2002 pudo derrotar al gobierno francés con la amenaza de retirarse de ese país si no atendían sus demandas, ya que el gobierno pretendía controlar los precios abusivos que imponía Pfizer.

En el 2002 Pfizer se fusionó con otras dos empresas, Lambert y Pharmacia pasando a ser la principal empresa farmacéutica del mundo, llegando a obtener el 11 % del mercado mundial, antes la principal era Merck con el 5% del mercado.

La autora nos comienza diciendo: “En el breve período que va de 2000 a 2003 casi la totalidad de las grandes compañías farmacéuticas pasaron por los tribunales de Estados Unidos, acusadas de prácticas fraudulentas. Ocho de dichas empresas han sido condenadas a pagar más de 2,2 billones de dólares de multa. En cuatro de estos casos las compañías farmacéuticas implicadas (TAP Pharmaceuticals, Abbott, AstraZeneca y Bayer) han reconocido su responsabilidad por actuaciones criminales que han puesto en peligro la salud y la vida de miles de personas”.

Veamos algunas de las maniobras fraudulentas de esas compañías, una de las que denuncia Forcades es el intento de las empresas lideradas por Pfizer de inventar una patología, la disfunción sexual femenina, de tal forma de poder crear un nuevo fármaco, que como el Viagra de Pfizer, para la disfunción masculina, le permitiera incrementar sus ganancias.

Las farmacéuticas hicieron congresos y trataron de imponer el criterio de la existencia de esta patología y trataron de imponer a los médicos sus propias ideas, pero tuvieron un rechazo de muchos destacados profesionales que se negaron a ser manipulados.

De todas formas en 2004 Proctor & Gamble intentó comercializar un producto pero que no fue aprobado por la agencia reguladora de medicamentos de Estados Unidos.

También se trató de hacer pasar por enfermedades procesos naturales de la vida de las personas de tal forma de poderle vender sus medicamentos, tal el caso de la menopausia que les permitía vender tratamientos hormonales, o la pérdida de memoria en la vejez que les permitía comercializar medicamentos antidemencia y que por lo general iba acompañado de antidepresivos.

En 2005 el parlamento de la India modificó su ley de patentes para adaptarla a las presiones de la Organización Mundial del Comercio OMC, un ámbito dominado por las grandes potencias en especial Estados Unidos, a partir de ese momento la India no podía seguir produciendo medicamentos genéricos especialmente aquellos que eran adquiridos por países como los de África donde en 2003 había 30 millones de personas infectadas por VIH y donde mueren por año tres millones de personas por VIH, los genéricos indios habían permitido que en 2004 el tratamiento bajara su precio de 1500 a 150 dólares por persona y por año.

Las patentes son el factor principal para los elevados precios de los medicamentos ya que les permiten a las empresas fijar precios de manera absolutamente arbitraria, además este sistema impide una verdadera competencia, de ahí que sean contrarias a la aprobación de genéricos, lo que en Argentina fue posible durante la gestión de Ginés González García en el gobierno de Néstor Kirchner, resolución que causó la oposición de los laboratorios.

Médicos Sin Fronteras denunció que las farmacéuticas además de prohibir la producción de genéricos, se negaban a comercializar en los países pobres los medicamentos que no les aportaban suficientes ganancias.

El poder que muestran las farmacéuticas en la actualidad se inició en 1984, cuando en el gobierno de Ronald Reagan se aprobó la ley de extensión de patentes y se consolidó en 1994 con la creación de la Organización Mundial del Comercio que se dedicó a resguardar los intereses del gran capital.

El lobby de las farmacéuticas en Estados Unidos contaba en el año 2000 unas 300 personas, es decir dos por cada legislador, pero en 2002 había ascendido a los 675, esto es lo que le ha permitido a la industria ser beneficiada con leyes a su medida y ha permitido a las que tienen su residencia en Estados Unidos un predominio por sobre la de los otros países, es decir que en ese país existe un proteccionismo de las grandes empresas farmacéuticas.

La autora nos dice algo que los neoliberales se niegan a escuchar: “El ‘mercado libre’ (libre mercado) no existe; existe, eso sí, el ‘mercado salvaje’, es decir el mercado regulado según los intereses del rey de la selva o del gorila de 500 kg, y el ‘mercado menos salvaje’ en el que las normas intentan temperar la avidez del más fuerte”.

Las principales estrategias de estas empresas son:

  1. Comercializar y efectuar una gran campaña de publicidad de los medicamentos aunque sean inútiles y hasta nocivos.
  2. Aprovechar al máximo la condición de monopolio e imponer condiciones abusivas a los enfermos
  3. Eliminar o reducir la competencia afectando fundamentalmente a los sectores de menores recursos
  4. Presionar a los gobiernos por leyes beneficiosas.

La agencia que regula los medicamentos en Estados Unidos la Food and Drug Administration (FDA) informó que entre 1998 y 2002 se produjeron 8 suicidios en Estados Unidos entre los enfermos de epilepsia que tomaban Neurontin (gabapentina) de Pfizer, y en el primer semestre del 2003 la cantidad de suicidios fue de 17, esto después  que se hiciera público y se abriera un registro que mostraba que durante 12 meses entre 2003 y 2004 se registraron 2700 intentos de suicidios entre enfermos que tomaban ese medicamento, con la consecuencia de 200 muertes. Luego de esta información ni la FDA ni Pfizer retiraron el medicamento.

En cuanto al antidepresivo Zoloft (sertralina) también de Pfizer, la revista British Medical Journal afirmaba que la empresa había ocultado que podía tener efectos secundarios de intento de suicidio y agresividad, a raíz de los cual la agencia europea desaconsejó su uso en menores por el caso de Christopher PItmann de 12 años que asesinó a sus abuelos e incendió su caso luego que le duplicaran la dosis de Zoloft.

Otro ejemplo es el de la cerivastatina de Bayer, con varios nombres comerciales que debió ser retirado del mercado cuando se comprobó casos severos de rabdomiólisis (destrucción muscular que puede ser irreversible) y hasta un centenar de muertes.

En septiembre de 2004 Vioxx un antiflamatorio de Merck se retiró del mercado después que constatara que sus efectos secundarios podían ser mortales causando ataques al corazón y embolia. La FDA determinó que Vioxx podía ser la responsable de 27.785 muertes.

Podríamos seguir con los casos que relata la autora, que además no es la única, pero con esto creo que es suficiente para verificar a quienes defiende Juntos por el Cambio cuando se pone la camiseta de estas empresas.

Las enfermedades que afectan a los pobres no cuentan con la atención de estas compañías porque no aseguran una abultada ganancia, en Latinoamérica y en nuestro país está el caso notorio del Mal de Chagas, enfermedad con que los laboratorios mostraron un marcado desinterés por su investigación, actualmente hay tratamiento que puede ser efectivo si se la medica en el inicio de la misma.

Estas empresas no sólo gastan sus propios recursos para la investigación, también reciben fondos públicos, o sea que en estos casos, el público paga dos veces por los medicamentos, estudios realizados entre 1992 y 1997, de los 50 medicamentos más vendidos 45 habían recibido fondos públicos.

El sistema de patentes impuesto por las empresas farmacéuticas tiene por efecto que los países más pobres no puedan acceder a los medicamentos esenciales, eso se pudo verificar con las vacunas contra el Covid, en que África resultó ser el continente con menor porcentaje de vacunados.

Los países pobres también han sido utilizados como conejillos de indias, en la década del 90 se realizó una investigación de la Universidad de Washington en Zaire para estudiar la evolución del Sida sometiendo a centenas de personas a pruebas para ver cómo se deterioraban hasta la muerte sin que se le administrara ningún tratamiento, en tanto que en otro caso en el 2000 se realizaron ensayos clínicos en países subdesarrollados sobre el sida en embarazadas a las cuales se le suministraba un placebo en vez del tratamiento con AZT.

En la actualidad prácticamente ningún país cuenta con agencias reguladoras independientes que evalúen la eficacia y la seguridad de los medicamentos, esas instituciones se limitan a analizar los datos que les presentan las mismas empresas.

Las grandes farmacéuticas cuentan con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos para que presionen a los gobiernos de otros países y con la intervención de la OMC una de cuyas principales decisiones estuvo vinculada a las patentes de los medicamentos alargando la explotación de las patentes de 17 a 20 años, hasta la creación de la OMC se consideraba que los medicamentos eran artículos de primera necesidad, luego pasaron a ser productos comerciales.

EL gobierno de Clinton llego a amenazar a Sudáfrica con sanciones económicas si se atrevía a producir sus propios medicamentos, la autora se pregunta con total razón ¿Dónde está la libertad de mercado? Que pregonan estos pseudos liberales.

Pero además, las farmacéuticas se han beneficiado con descubrimientos realizados en países como Uganda, con una microbacteria que se utiliza en el tratamiento de sida, o de una cepa bacteriana descubierta en Kenia, sin que esos países hayan obtenido beneficio alguno.

Aunque las empresas se empeñan en publicitar sus gastos en investigación, el mayor gasto es en marketing, el que luego se traslada a los precios, Estados Unidos es uno de los pocos países en que se permite realizar propaganda de medicamentos que sólo se expenden con receta, en muchos países eso está prohibido, otro recurso de las empresas es pagarle a los médicos para que receten sus productos.

En contraposición a lo ocurrido con el Covid, con la poliomielitis una enfermedad que atacaba mayoritariamente a los niños y que provocaba la muerte y la parálisis en las piernas, las vacunas fueron creadas por dos benefactores de la humanidad como los doctores Jonas Edward Salk y Albert Bruce Sabin que se negaron a patentarlas a pesar que podrían haber ganado millones.

El doctor Salk cuando le preguntaron si pensaba patentar la vacuna su respuesta fue: “¿Acaso se puede patentar el sol?", claro que los dueños de las farmacéuticas y los dirigentes de Juntos por el Cambio que las defienden, están hechos de otro material humano y no están preocupados por defender la salud de los pueblos.

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