El Forjista

Lamentable documento de los intelectuales del Frente de Todos

 

La declaración de intelectuales del Frente de Todos es un lamentable episodio de los que tendrían que aportarnos ideas para enfrentar a la derecha con medidas concretas para poder hacer realidad las promesas que llevaron al triunfo del Frente en 2019, pero en cambio nos convocan a un conservadurismo como única forma de enfrentar a la derecha, es en definitiva un llamado a no molestar al poder económico en un escrito plagado de posibilismo y generalidades.

Veamos tres párrafos de este documento, el primero de ellos dice: “En el inicio de aquel ascenso de la derecha hubo quienes postularon que sólo con una radicalización equivalente el campo popular podía volver a construir mayorías. Sin embargo, hasta ahora ningún proyecto de esas características pudo triunfar ni en Europa ni en América Latina. Más bien, los triunfos electorales y otros posibles triunfos populares en otros países están inexorablemente marcados por la construcción de la unidad más amplia posible”.

Para poder justificar su convocatoria conservadora utilizan el término “radicalización” haciendo recordar al menemismo cuando para justificar su traición a los postulados del peronismo hacía referencia a la caída del Muro de Berlín y acusaban que “se habían quedado en el 45” a quienes pretendían resguardar las banderas del peronismo.

No fue la radicalización lo que provocó el avance de la derecha en nuestro continente fue la traición canallesca de Lenín Moreno en Ecuador o el error garrafal de Dilma colocando a un ministro de Economía neoliberal, porque precisamente la derrota en 2015 no ocurrió porque el peronismo haya tenido un candidato “radicalizado”, sin que esto signifique una crítica a Daniel Scioli.

Hay una falacia en el planteo de los intelectuales cuando señalan la radicalización como algo contrario a la unidad, el sentido de esta maniobra podría ser que nos estén convocando a una unidad para defender intereses que no son los del pueblo.

En otro párrafo el documento pretende desligarse y romper con la gloriosa tradición de gobiernos populares que llevaron a cabo Chávez, Evo, Néstor, Correa, Lula y Cristina cuando señalan: “El hecho de que las experiencias populares anteriores sean tan cercanas en el tiempo tiene un papel doble. Por un lado, permite la existencia de una memoria social, al menos en un sector relevante. Por otro lado, puede provocar la ilusión de que sería deseable y posible regresar a aquellos momentos, cuando en política no existe forma de regresar. La memoria de lo vivido, sus enseñanzas, son un activo en nuestra tradición política. No pueden ni deben convertirse en formas ejemplares y absolutas como si entre ellas y nosotros nada hubiera sucedido. Hace pocos años se vivieron momentos épicos y hoy no hay una situación épica.”

Como si aquellos gobiernos populares hubiesen sido un regalo del cielo, que pudieron establecerse sin lucha, cuando todos ellos debieron afrontar intentos de golpes de estados impuestos por sus oligarquías nativas en asociación con la siempre presente embajada de los Estados Unidos.

Esos gobiernos fueron producto de la lucha popular y también de la firme decisión y el coraje de esos dirigentes, tal vez lo que estén reconociendo estos intelectuales es que algunos actuales dirigentes carecen de ese coraje y voluntad política, y prefieren adaptarse a los tiempos para no molestar a los poderosos.

EL documento concluye con un elogio a la moderación así lo dice taxativamente: “La moderación no es buena o mala en sí misma. Quizás en países híper estables la moderación puede ser hasta una identidad. En América Latina no. Es una opción táctica en una etapa específica. Hay momentos en la historia en los cuales la moderación puede ser transformadora y la radicalización impotente”

En política raramente la moderación haya sido la herramienta para la transformación, por el contrario, muchas veces fue un instrumento para que nada se modifique, especialmente para no irritar al poder económico que creemos es la principal intención de este lamentable documento.

En este contexto no puede extrañar que estos intelectuales se hayan “olvidado” de mencionar la injusta prisión que padece Milagro Sala que debería ser una de las principales preocupaciones del Frente de Todos, pero que sin embargo no parece ser una prioridad para los firmantes.

Se repite una y otra vez la palabra unidad, y estamos de acuerdo que es una necesidad, ¿pero para qué? Si es para que todo siga igual con una sociedad cada vez más desigual, con ricos más ricos y pobres más pobres, esa es una unidad que sólo le sirve a la oligarquía.

No queremos moderación, queremos transformaciones, y eso no se consigue con las generalidades que abundan en el documento, sino con medidas concretas que inexorablemente deben afectar los intereses de gente poderosa y eso es precisamente lo que parecen temer estos intelectuales.

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