El Forjista

Biografía de Hugo Chávez

Y un día América Latina se puso de pie

Capítulo 3 - La Academia

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Ingresó a la Academia Militar con la vista puesta en un futuro como beisbolista, luego de un tiempo en que lograra acomodarse en Caracas pediría la baja e ingresaría a un equipo profesional, sin embargo su condición física no era la mejor, su puesto era el de pitcher y arrastraba una lesión que le dificultaba jugar con la eficiencia que requería esa posición.

Sufría dolores en el brazo que no le permitían actuar más allá de 5 innings, un partido tiene 9, y además luego de cada partido necesitaba varios días de recuperación aplicándose hielo en la zona afectada.

Sin embargo siguió jugando al béisbol en la Academia pero lo hizo en otra posición que no lo obligaba a exigir el brazo afectado, pero al poco tiempo comprobó que se sentía sumamente cómodo en la institución, por lo que no tardó en reconocer que podía tener un futuro en el seno de las Fuerzas Armadas.

A los seis meses de su incorporación cuando pudo salir por primera vez de la Academia, compró unas flores y se dirigió al Cementerio General del Sur en Caracas a visitar la tumba de su ídolo Látigo Chávez, le rindió el homenaje que aún le debía y  también debió reconocer en ese momento que su profesión no sería la de beisbolista.

Chávez hizo explícito su entusiasmo por la actividad que desarrolló en la institución militar: “Me sentí como pez en el agua en la Academia Militar, que todavía es para mí –y lo será toda la vida– un recinto sagrado. Pasé trabajo allí, pero nunca lo sentí como una carga”.

Hay dos aspectos que deben remarcarse sobre las Fuerzas Armadas Venezolanas, la primera es que muchos de los integrantes de su oficialidad provienen de los sectores más humildes de la sociedad, eso lo diferencia de otros países como por ejemplo de la Argentina, en que la mayor parte de sus oficiales provienen de la clase media, incluso algunas décadas atrás hasta la oligarquía disponía que algunos de sus hijos siguieran la carrera militar, a sabiendas que los miembros de las Fuerzas Armadas  podían escalar a puestos de poder mediantes golpes de estados que impulsaba la propia oligarquía.

La otra cuestión de gran importancia para entender el comportamiento de estos militares es conocer que Hugo Chávez formó parte de la primera camada que surgió a partir de un nuevo plan ensayado en Venezuela.

El proyecto de transformación de las fuerzas armadas llevó el nombre de Andrés Bello, que fue un creador de universidades, autor de leyes y escritor de tratados de filosofía. La intención de este nuevo Plan fue darle un carácter más académico a la educación de los militares, se sostenía sobre la idea que no debía existir una separación entre lo que estudiaban los universitarios y los militares, los oficiales se recibían de Licenciados en Ciencias y Artes Militares, esta reforma fue promovida por el gobierno demócrata cristiano de Rafael Caldera en su primera presidencia que transcurrió  entre 1969 y 1974.

Chávez explicó de la siguiente manera su educación en la Academia: “Recibíamos instrucción militar, pero combinada con ese curso propedéutico científico, que nos fue abriendo campo, pues la Academia tenía que cumplir con el currículo para poder optar al nivel de licenciados con validez universitaria. Allí nos fuimos acercando bastante a la sociología, la historia económica, por ejemplo. Recuerdo mucho a un coronel que está retirado, nos daba clase de historia de las ideas políticas y de la economía. Uno veía gente, profesores civiles y militares con buen nivel de preparación y con apertura, una libertad de cátedra absoluta para discutir, para buscar ciertas verdades en la historia y el proceso económico”.

Mientras las nuevas camadas fueron educándose con esta concepción progresista, los militares venezolanos fueron alejándose de la concepción norteamericana que se desarrollaba en la Escuela de las Américas en Panamá donde los estadounidenses enseñaban que el enemigo era el comunismo y metodologías para enfrentar ese peligro, para lo cual daban lecciones sobre tortura y otras formas de combatir en defensa de la “civilización occidental y cristiana”.

Los cadetes tenían acceso a una amplitud de libros y llegaban a conocer a Marx, Mao, Clausewitz, Bolívar y Napoleón. En tanto que aquellos alumnos con mayor inquietud como Chávez concurrían a la Universidad Pública a presenciar obras de teatro o conferencias de intelectuales de izquierda. También el deporte era una actividad de integración entre el mundo civil y militar.

Esa generación de oficiales surgidos del nuevo proyecto tardaron un tiempo en darse cuenta que formaban parte de un experimento que estaba conformando unas Fuerzas Armadas diferenciadas de las anteriores pues se ponía el acento en el desarrollo nacional y social del país, dejando de lado los objetivos excluyentes de derrotar a la guerrilla y convertirse en brazo armado de los poderosos.

Hubo inocultables tensiones entre las generaciones anteriores y las nuevas que iban desarrollando un pensamiento y un accionar muy distinto. Los viejos oficiales no ocultaban su desprecio hacia estos recientes militares a los que denominaban con sarcasmo los “licenciados”.

En la Academia tuvo por profesor de Historia Militar al general Jacinto Pérez Arcay quién realizó numerosas investigaciones sobre Simón Bolívar, había estado preso en 1958 por levantarse contra la dictadura de Marcos Pérez Giménez, él explicó ese acto de rebeldía de la siguiente manera: “Fue una rebelión ética. No porque el gobierno fuera malo, sino por ilegítimo. Pérez Jiménez se sometió a un plebiscito popular y lo perdió. Le recordamos lo que Bolívar decía de la amistad: ‘El amigo tiene en mi corazón un templo y un tribunal’. Si perdió el plebiscito, tenía que irse.”
Pérez Arcay era un ferviente admirador de Bolívar y logró transmitir esa pasión a Hugo Chávez, éste pasaba noches enteras leyendo la obra del libertador e investigando en la biblioteca de la Academia.

También el profesor remarcó esa pasión por la lectura que se apoderaba de su alumno: “Ha leído y lee tanto que yo creo que lo hace verticalmente. Creo que no hay nadie en Venezuela con el caudal de lecturas que él tiene. Y eso ocurre a toda hora, siempre que puede. Usted le mira la cara a Chávez y los ojos son apenas una línea de tanto no dormir”.

Este general también llegó a simpatizar con la administración chavista por eso expresó sin dejar lugar a dudas que: “Mientras Chávez viva será un peligro para los mediocres, los ambiciosos, los oportunistas. Sin que sea un hombre perfecto –que no lo hay–, indiscutiblemente, es un continuador coherente y lúcido del pensamiento de Bolívar”.

Pérez Arcay intervino en cierta oportunidad para evitar que se le aplicara una sanción grave a Hugo Chávez, cuando éste concurrió a una conferencia sobre Bolívar e intervino discutiendo con el expositor porque había llamado “dictador” al libertador, Hugo polemizó con él y cuando se enteraron en la Academia sus superiores quisieron aplicarle una sanción pero la intervención del general bolivariano lo impidió.

En la Academia debió pasar por determinadas experiencias que moldearon la mentalidad latinoamericanista de Hugo Chávez, un convenio entre Venezuela y Panamá permitió que entre 1971 y 1973 cadetes panameños concurrieran a capacitarse en la Academia Militar de Caracas, uno de los que concurrió fue el hijo del general y presidente Omar Torrijos, Hugo Chávez tuvo contacto con esos cadetes y pudo conocer los avances de la revolución panameña, su lucha por liberarse del imperio norteamericano y recuperar el Canal de Panamá.

En tanto en 1974 fue elegido junto a otros 11 cadetes para viajar a Perú a conmemorar el 150 aniversario de la Batalla de Ayacucho, combate que aseguró definitivamente la liberación de América del Sur del yugo colonial español, él había sido seleccionado por sus conocimientos sobre Bolívar.

En Perú pudo conocer personalmente al presidente, el general Juan Velazco Alvarado que estaba liderando una profunda revolución que se proponía transformar el país, iniciar una etapa de plena soberanía nacional y otorgarle derechos a la población indígena como nunca antes había ocurrido en ese país.

Los militares venezolanos fueron recibidos por el presidente peruano que realizó un breve discurso y les regaló los libros “La Revolución  Peruana” y “El manifiesto del gobierno revolucionario de la Fuerza Armada de Perú”. Chávez quedó fascinado por las propuestas y el accionar de este gobierno, hasta llegó a aprenderse de memoria algunos párrafos de esos libros, también escribió un ensayo sobre la experiencia peruana que presentó en la Academia.

Como podemos apreciar, siendo un  joven aspirante a oficial Hugo Chávez había recibido suficientes influencias que lo llevaron hacia un pensamiento nacional, popular y latinoamericano.

Como argentinos cabría preguntarnos ¿Por qué todavía no aparecía Perón? Quién llegará mucho después a la reivindicación del militar bolivariano. Perón había estado exiliado en Venezuela desde agosto de 1956 hasta el golpe contra Pérez Giménez en 1958, en el tiempo que pasó en ese país fue objeto de un atentado fallido contra su vida organizado por la dictadura argentina que motivó la ruptura de relaciones entre ambos países. Por esta razón es difícil que Perón fuera un desconocido para los militares de Venezuela.

El haber recibido asilo por parte del gobierno de Pérez Giménez cuyo derrocamiento dio inicio al denominado “Pacto de Punto Fijo”, mediante el cual dos partidos de centro-izquierda, pero de buenas relaciones con los Estados Unidos, se turnaban en el gobierno, seguramente determinó que estos partidos no vieran con buenos ojos al peronismo, debe señalarse que Perón no fue a asilarse donde quiso sino donde pudo, ya que muchos gobiernos recibieron presiones norteamericanas para no otorgarle asilo político.

Es posible también que los partidos de izquierda con los que Chávez mantuvo contacto, tuvieran los mismos prejuicios contra el peronismo que los que mantenía la izquierda argentina, muy proclive a visiones extranjerizantes y de escaso contacto con la realidad.

Cabe recordar que hubo una campaña feroz de los medios de comunicación norteamericanos contra el ex presidente argentino, impulsando que ningún país americano le brindara refugio luego del golpe de 1955  pues sin duda el General representaba un “peligroso” ejemplo para quienes quisieran emprender un camino de liberación nacional, dicha campaña denigratoria tiene muchas similitudes con la que se desplegó contra Hugo Chávez desde que asumió la presidencia de su país.

Chávez se gradúa el 7 de julio de 1975 con el grado de subteniente de artillería y paradójicamente el encargado de entregarle el sable fue el presidente Carlos Andrés Pérez que será a quién en 1992 el movimiento bolivariano intentará derrocar.

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