El Forjista

El golpe de Estado de 1955

Burocracia y espíritu de lucha

Uno de los aspectos sobre el que coincide la mayoría de los autores es el que fija como una de las razones de la caída del peronismo el estar debilitado por un marcado burocratismo que abarcaba al gobierno y a otras instituciones cercanas al mismo como la CGT, este espíritu burocrático fue el que los llevó a rendirse casi sin presentar batalla.

Para demostrar esto se indicará que no hubo resistencia civil al golpe, además se señala que el gobierno en pleno era producto de la burocratización porque los cuadros habían dejado las calles y los barrios para sumergirse en escritorios olvidándose de sus orígenes, sin duda hubo casos de estos lo cual sucedió en casi todas las revoluciones, pero de ninguna manera puede generalizarse, tampoco es verdad que la dirigencia peronistas se haya negado a pelear, lo que si ocurrió fue que se desató una represión que llevó a la gran parte de la dirigencia a la cárcel, dando lugar al surgimiento de una nueva generación de dirigentes que serán quienes lleven adelante la heroica Resistencia Peronista.

Pero no nos adelantemos, volvamos al 18 de septiembre de 1955 cuando la CGT dio a conocer un mensaje a través de su titular Di Pietro: “La situación es ampliamente favorable en razón de la enorme superioridad de las fuerzas leales que han cercado completamente los focos rebeldes que aún resisten y de la acción heroica y solidaria de los trabajadores que apoyan con todos sus medios las operaciones de las fuerzas leales, en defensa de las conquistas logradas, de las autoridades legítimamente constituidas, del Orden y la Constitución”.

Continuaba el mensaje: “La acción contra cualquier foco insurrecto debe ser enérgico y decidido, sin contemplaciones de ninguna especie. Todo trabajador luchará con las armas y medios que tenga a su alcance para aniquilar definitivamente a los traidores de la causa del pueblo que se han levantado contra el gobierno y a los que intentará hacerlo”.

Además se daban instrucciones: “Todos los trabajadores se mantendrán en contacto con sus respectivos Sindicatos y Delegaciones de esta Central Obrera para la acción conjunta o individual que corresponda”.

Concluyendo el comunicado: “Compañeros: Nuestro destino en la defensa de nuestra dignidad y de las conquistas logradas nos impone no escatimar ningún esfuerzo, ni aún la propia vida”. (68)

Así se expresaban los trabajadores con total claridad bajo el título: “Ratifica la CGT su lealtad a Perón”. Pero el 19 de septiembre otro comunicado de la central de trabajadores cambió totalmente de tono, es que ya se conocía la renuncia presentada por Perón, decía la CGT: “La Confederación General del Trabajo se dirige a todos los compañeros y compañeras; exhortándolos a mantener el más perfecto orden y siguiendo exclusivamente las indicaciones de la Central Obrera”.

Concluyendo que: “Por lo tanto, cada trabajador debe permanecer en su trabajo y en contacto con su respectiva organización sindical, evitando ser confundido con grupos provocadores que pretenden alterar el orden”. (69)

El 20 tanto la CGT como el partido peronista llaman a la calma, cosa que vuelve a repetir la CGT el 21 poco antes de conocerse la virtual rendición de la Junta ante los rebeldes.

¿Qué había ocurrido para que la CGT que en principio había señalado su voluntad de llegar hasta las últimas consecuencias para defender al gobierno, pasó al día siguiente a ser defensora de la paz y el orden?

En principio debe señalarse como un hecho importante que los medios de difusión minimizaron en todo momento el carácter del complot, veamos como ejemplo los titulares de los diarios: El Mundo titulaba el 17/9: “Controlan las tropas leales la acción de los rebeldes” y también “Se han rendido los rebeldes de Río Santiago” en tanto al Comando de Represión informaba que los rebeldes sólo dominaban Córdoba, Curuzú Cuatiá y Puerto Belgrano.

El día 18 El Mundo titulaba: “Córdoba cayó en poder de las tropas leales” y “El comando de las tropas insurrectas está prófugo”. Esto no era verdad y daba la impresión que todo había concluido y que no era necesaria otra participación que la de los militares leales, el periódico decía que todo se encontraba bajo el control de las fuerzas leales salvo Puerto Belgrano.

El 19 el diario mentía con el titular: “Fracaso total de la rebelión” y “Reina tranquilidad en todo el país” para cambiar abruptamente el sentido de los titulares al otro día e informar que “Renunció el Presidente de la Nación” y “Cesaron totalmente las hostilidades”. El 21 informaba “Prosiguen las negociaciones” y el 22 de septiembre anunciaba el desenlace: “Anunció la Junta Militar que se llegó a un acuerdo total” “Mañana asumirá el Gobierno Provisional el General Lonardi”.

Otro tanto pasó con la información de la radio que pasó del triunfo a la derrota del peronismo sin mayores explicaciones y desde donde se desinformaba al pueblo producto de los medios en manos del Estado, ningún bien se le hizo al peronismo en esto de engañar al pueblo, lo que en definitiva terminó perjudicándolo. La desinformación llevó a que los adherentes al gobierno pensaran que no era necesaria su participación.

Ahora queremos ahondar sobre una cuestión muy poco tratada en general, según nuestra óptica se produjo un gran equívoco del que fueron partícipe ambos contendientes, con excepción de Aramburu y Rojas y los intereses minoritarios que ellos representaban, y que sabían desde el primer momento del levantamiento que debían liquidar todas las conquistas del peronismo. De alguna manera Perón como Lonardi por muy distintas circunstancias, creyeron que la renuncia del presidente podía desembocar en un gobierno en donde se respetaran las conquistas alcanzadas.

La frase de Lonardi : “Ni vencedores, ni vencidos” se constituirá al poco tiempo en una burla macabra para los sectores populares. Pero tanto Lonardi como Perón, la CGT y buena parte del Ejército creyeron por un momento que expulsado Perón de la presidencia era posible restablecer la paz entre los argentinos. El mismo Perón pareció creer esto y por eso ofreció su renuncia para gestar una salida, pero la historia demostró que no era viable un peronismo sin Perón.

Esta es una de la razones por la que la CGT y gran parte del peronismo rehuyó el combate, el mismo Perón llega a la conclusión que su permanencia podía implicar un baño de sangre por lo que optó por retirarse confiando que las conquistas serían respetadas.

Ni Lonardi, luego traicionado, ni Perón, pensaban e imaginaban lo que posteriormente se desataría, Perón así lo hace saber bastante tiempo después: “No di respuesta al atropello del 55 porque no quería un reguero de sangre…Eso nunca lo comprenderán. Por supuesto, si hubiera adivinado como iban a manejar el país…no hubiera sido tan fácil desprenderse de mí”. (70)

Un mes y medio después de su caída daba a conocer el “Mensaje a los trabajadores argentinos” donde reafirmaba conceptos y dejaba saber una sugerencia: “Con respecto a mi decisión de abandonar la lucha debo aclararles que lo hice no sólo por la defección de algunos traidores, sino porque no consideré justo continuar la defensa a costa de la vida de miles de argentinos. En esos momentos nada valían nuestras razones constitucionales contra los cañones y las bombas… Disciplina y fe es la consigna que les doy. No se dejen arrebatar la CGT. Es el último baluarte de nuestra revolución y, con respecto al partido peronista, esperen la resoluciones del Consejo Superior”. (71)

Félix Luna atribuye a las contradicciones de Perón y a una supuesta modificación de sus postulados doctrinarios y “la atmósfera de corrupción que con razón y sin ella pesaba sobre el gobierno” los principales motivos para que la dirigencia sindical rehuyera la lucha (72), otros como Julio Godio hablan de la “traición de la CGT” (73), para nosotros ni lo uno ni lo otro son argumentos acertados. Hubo burocratización pero no fue la burocracia la que impidió la lucha, se depositó la confianza en el Ejército cosa que también hizo Perón y el mismo Lonardi. Pero como una de las causas centrales debe señalarse la ruptura del frente de clases formado en 1945 y roto a esa altura.

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(68) Diario El Mundo 19 de septiembre de 1955
(69) Diario El Mundo 20 de septiembre de 1955
(70) Enrique Pavón Pereyra. Conversaciones con Juan D. Perón Colihue/Hachette 1978 pag 22
(71) Enrique Pavón Pereyra. Memorial de Puerta de Hierro Corregidor 1985 pags 46 y 47
(72) Félix Luna Tomo III pag 237
(73) Julio Godio Pag 210

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