El Forjista

La formación de la conciencia nacional

Juan José Hernández Arregui

La tiranía del mérito  

Hernandez Arregui fue un pensador nacional que adhirió al Movimiento Nacional Peronista sin renunciar al marxismo, en tanto método de interpretación de la realidad, creyó necesario la creación en la Argentina de una izquierda nacional, en contraposición a la izquierda que se mantuvo en la vereda opuesta al pueblo, que en diferentes momentos había adherido al yrigoyenismo primero, y al peronismo luego.

"La formación de la conciencia nacional" fue una de sus obras más importantes, como fue re-editada en el año 2004, nos parece de sumo interés sumergirnos en sus páginas, para analizar con algún detenimiento, las brillantes ideas de Hernandez Arregui. Esta obra fue escrita entre 1958 y 1959 y editada por primera vez en 1960. Contiene un anexo a la segunda edición que se publicó en 1970.

Hernandez Arregui nació en Pergamino el 29 de septiembre de 1913 y falleció el 22 de septiembre de 1974.

Este libro analiza las distintas ideologías que han tenido predicamento a lo largo de la historia argentina y que podríamos resumir en las siguientes: la oligarquía y su pensamiento liberal, las izquierdas, el nacionalismo de derecha, el yrigoyenismo, el forjismo (siendo la primera publicación que presta atención a FORJA), el peronismo y la izquierda nacional , a la cuál también por primera vez se la tenía en cuenta.

Para establecer que significa la conciencia nacional, Hernandez Arregui nos dá la siguiente explicación: "La conciencia nacional es la lucha del pueblo argentino por su liberación".

El liberalismo

El liberalismo fue al igual que otras mercancías, un producto de exportación de la Europa colonialista, que bajo el disfraz de la libertad, la democracia y el progreso, no fue otra cosa que una herramienta de opresión de los pueblos americanos.

Durante gran parte de la historia argentina, la oligarquía fue esencialmente terrateniente, grandes extensiones de tierras fueron a parar a unas pocas manos, los gobernantes dispusieron a voluntad la entrega de tierras fiscales a sus amistades. En 1930, mil personas eran dueñas de la tercera parte de la provincia de Buenos Aires, cincuenta familias eran propietarias de más de 4 millones de hectáreas.

La oligarquía conformó un núcleo cerrado de difícil acceso para cualquier nuevo rico, tener grandes extensiones de tierras daba prestigio y era el único camino para ingresar a otras "prestigiosas" entidades como la Sociedad Rural o el Jockey Club.

La oligarquía terrateniente adoptó la ideología liberal porque ella expresaba su asociación con el imperio inglés, que compraba los productos fundamentalmente de nuestra ganadería y nos vendía sus productos manufacturados. Además la clase gobernante cedió el control de los servicios esenciales al capitalismo extranjero. Con esta asociación se beneficiaban unos pocos, a la vez que impedía el nacimiento de cualquier proyecto industrial interno.

Para lograr su gran nivel de vida, la oligarquía entregó el manejo de la economía a manos extranjeras, en esta razón debe buscarse aún hoy, la inexistencia de la una industria nacional fuerte.

           La inmigración

Hernandez Arregui es sumamente crítico con respecto al proceso inmigratorio dispuesto por los gobernantes argentinos. La oligarquía detestó al nativo sea indio, gaucho, mestizo o negro, a la vez que admiró a Europa, por lo cual al impulsar la llegada de inmigrantes pretendía el reemplazo de la población nativa por extranjeros.

Entre 1853 y 1930 llegaron al país seis millones de extranjeros, precisamente en la segunda de esas fechas, el 30 % de la población del país era extranjera.

Señala Hernandez Arregui que durante el siglo XIX, la inmigración tuvo un impacto positivo en la economía argentina, pero no se asimiló fácilmente al país y produjo un proceso de extranjerización cultural.

Aquellos que se radicaron en el campo y llegaron a ser chacareros, arrendatarios o comerciantes en zonas agrícolas, cumplieron un papel conservador y en los momentos claves fueron aliados de la oligarquía terrateniente. El Partido Demócrata Progresista de Lisandro de la Torre, ha sido un representante de esta clase inmigratoria.

A su vez, la pequeña burguesía de la ciudades, gran parte de ella de ascendencia inmigratoria, ha sido muchas veces el instrumento de la oligarquía para difundir su pensamiento.

La Universidad Argentina ha jugado muchas veces ese papel, el de amaestrar a la clase media para que se convierta en la correa de transmisión de la ideología oligárquica. "Mi hijo el dotor" ha mostrado la creencia de la pequeña burguesía en que el título universitario garantizaba el éxito personal y establecía un toque diferenciador de las capas que no podían obtener el tan ansiado título.

Pero para obtener el éxito en la vida personal, no sólo había alcanzar el título universitario, también era necesario aceptar el orden establecido, fuera del cual sólo se podía encontrar la más absoluta marginación. De esa manera la oligarquía imponía su escala de valores, y alcanzaba una de las grandes paradojas argentinas, siendo una ínfima minoría pudo gobernar en largos períodos de nuestra historia.

En este punto, queremos establecer algún matiz con respecto al pensamiento de Hernandez Arregui en cuanto a la inmigración, si bien lo que él señala es absolutamente cierto, también creemos que esa inmigración ha realizado aportes positivos al país que hoy están totalmente asimilados y forman parte indisoluble de nuestra cultura nacional.

La izquierda

Los partidos de izquierda también se nutrieron de la inmigración, y aún en aquellos partidos que se consideraban obreros, como el socialismo y el comunismo, su conducción era de clase media inmigrante, la que en muchos casos desconocía el país y mostró reiteradamente su indignación con el comportamiento de las masas argentinas. Esto quedó patentizado con la actitud de la izquierda hacia el yrigoyenismo y el peronismo.

El socialismo argentino estuvo influenciado por la socialdemocracia europea, que lejos estaba de ser revolucionaria, más bien planteaba la obtención de algunas ventajas para los trabajadores pero sin cuestionar las bases del capitalismo. Además la socialdemocracia desconoció el carácter imperialista de sus propias burguesías, con quienes se alió durante ambas guerras mundiales.

El socialismo desechó la lucha de clases por la participación dentro de la democracia burguesa para lograr algunas diputaciones, senadurías y hasta ministerios en alianzas con los sectores más conservadores. En la Argentina el socialismo ha participado como "sparring" de los conservadores en elecciones fraudulentas, y que gracias a la participación del socialismo adquiría ciertos visos de legitimidad, por ejemplo en 1932.

Juan B. Justo, fundador y quién dirigió el Partido Socialista durante mucho tiempo, fue un declarado defensor del librecambismo, tal vez por ello nunca se percató de la existencia nefasta del imperio inglés en la Argentina.

El Partido Comunista tiene una influencia ideológica diferente al socialismo pero las consecuencias para su política en nuestro país, no fueron muy diferentes, a tal punto que ambos conformaron al Unión Democrática en contra de Perón y la clase obrera.

El comunismo fue más mitrista que leninista, en Mitre encontró una visión de la Historia Argentina que se amoldó a su actuación política, por eso tampoco pudo vislumbrar, algo que Lenin si supo analizar, cual fue la influencia inglesa durante gran parte de nuestro pasado.

Otra característica del P.C. argentino fue la de constituirse en uno de los más obsecuentes con respecto a la Unión Soviética, incluyendo los años sangrientos del stalinismo, por eso de año a año, podía virar de una posición política a otra absolutamente diferente.

Por ejemplo, cuando Stalin firmó el acuerdo con Hitler en 1939, nuestro P.C. descubrió la existencia de los imperialismos norteamericano e inglés, pero cuando en 1941, Hitler invadió Rusia, el enemigo principal pasó a ser el nazismo, y los norteamericanos e ingleses se transformaron en aliados. Como debía encontrarse a los nazis en Argentina, el P.C. encontró a Perón como su enemigo. La Unión Democrática encontró unidos contra el peronismo, a los socialistas, comunistas, conservadores, radicales y demócratas progresistas.

El nacionalismo de derecha

El nacionalismo fue hispanista, antiliberal, católico y admirador de los regímenes autoritarios, particularmente del fascismo, por cierto que el nazismo también atrajo sus simpatías.

De su posición antiliberal devino un cuestionamiento a la versión de la oligarquía liberal, dando comienzo al llamado revisionismo histórico, que tal vez haya sido una de las pocas virtudes rescatables de los nacionalistas argentinos, pues iniciaron el cuestionamiento al dominio inglés, que hasta ese momento era invisible a los ojos de los argentinos.

Pero en líneas generales, los nacionalistas coincidieron con la izquierda en su odio al yrigoyenismo y al peronismo, en el caso de los primeros porque detestaban todo aquellos que implicara la participación del pueblo, el nacionalismo fue esencialmente aristocrático.

La Liga Patriótica de Manuel Carlés que actuó en la década del 20 del siglo XX fue esencialmente un grupo anti-obrero que utilizó el nacionalismo como forma de diferenciarse de la clase obrera que era mayoritariamente extranjera, este grupo no fue otra cosa que grupos de matones utilizados por los empresarios para reprimir la huelgas obreras.

El golpe de 1930 contra el gobierno democrático y popular de Hipólito Yrigoyen cuenta con la adhesión eufórica del nacionalismo que rodeó al general Uriburu, pero los nacionalistas serán llamados reiteradamente a realizar el trabajo sucio que los liberales prefieren dejar en otras manos, hasta que el camino quedó libre para llegar tranquilamente al poder, en 1932 los conservadores llegaron al gobierno de la mano del General Justo. En 1955 se repitió la historia, los nacionalistas colaboraron con el golpe y rodearon a Lonardi para que Aramburu llegara pocos días después para hacerse cargo del gobierno.

Hernandez Arregui repasa las influencias ideológicas de los nacionalistas argentinos y profundiza en las distintas corrientes que surgieron en nuestro país, realizando un análisis de gran profundidad e interés, en el que aquí no vamos a explayarnos pero que recomendamos. Paradójicamente gran parte de las influencias del nacionalismo son extranjeras, no teniendo en este punto como en otros, diferencias con la izquierda.

La iglesia también tuvo gran influencia en el nacionalismo, particularmente la coincidencia en cuanto al mantenimiento del orden social, la Iglesia y el nacionalismo adherían a que la desigualdad de los hombres era inevitable, y que existía una natural jerarquía que debía respetarse. La Iglesia mantuvo ese pensamiento hasta avanzado el siglo XX.

Como ya se ha dicho uno de los logros del nacionalismo fue el de comenzar a transitar el camino de revisar la historia del país que hasta esos momentos, década del treinta, era una historia con héroes liberales, que odiaban a los nativos y admiraban a los europeos. El prócer de los nacionalista fue Juan Manuel de Rosas, del que admiraban su autoritarismo y su condición de estanciero, coincidente con al extracción de muchos nacionalistas.

Pero aún así quedó evidenciada la mentira histórica liberal, que desde Mitre en adelante adaptó los hechos históricos a su posición política, con su aporte a la historiografía dieron inicio a una corriente que permitió desentrañar muchos de los aspectos ocultados por los escribientes de la oligarquía.

FORJA

Como ya dijimos, Hernandez Arregui efectuó la primera investigación sobre FORJA, cuando esta agrupación surgió por la década del 30, luego del golpe reaccionario contra Hipólito Yrigoyen, el pueblo argentino ignoraba que Inglaterra dominaba económicamente nuestro país.

La gran prensa nada decía al respecto y tampoco realizaban esa tarea los intelectuales, por lo cual correspondió a esta agrupación poner en conocimiento del público las cadenas que nos ataban a esa potencia.

Las empresas extranjeras controlaban los servicios públicos tranvías y ferrocarriles, teléfonos, electricidad, etc. Además podían imponer las tarifas que la gente debía pagar.

FORJA surgió como una corriente interna del radicalismo, y objetaba la conducción de Marcelo T. de Alvear que llevó a la UCR a la integración al régimen, es decir a la complicidad con la entrega del país.

En la declaración de principios de FORJA se podía leer: "Que el proceso histórico argentino en particular y el americano en general revelan la existencia de una lucha permanente del pueblo en procura de su soberanía para la realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América.

El lema de FORJA fue : "Somos una Argentina colonial, queremos ser una Argentina libre".

La lucha de FORJA se centró en el debate interno dentro del radicalismo capitulante, la realización de cientos de actos callejeros y al emisión de miles de libros, folletos y volantes.

De esa forma la agrupación se enfrentaba al fenomenal aparato, liderado por los grandes diarios que intentaban que la cruda realidad del país no fuera conocida por sus ciudadanos.

FORJA militó durante la llamada "Década Infame" que se destacó por la entrega económica al extranjero, la corrupción sistemática y el más escandaloso fraude como único medio de poder sustentar semejante aparato político.

Desde FORJA surgieron los análisis más detallados sobre la dominación extranjera en los sectores estratégicos de nuestra economía, fue así como profundizaron sobre el problema petrolero, de la electricidad, los ferrocarriles y la banca. En este trabajo tuvo particular incidencia la descomunal tarea realizada por Scalabrini Ortiz, uno de los más esclarecidos patriotas de la generación forjista.

Raúl Scalabrini Ortiz pudo ser un hombre exitoso en la literatura, pero en cambio eligió ser un patriota, por eso fue uno de los olvidados por la prensa y la historia, esa misma historia que convirtió en próceres a quienes alentaron la invasión del país por tropas extranjeras o propusieron el desmembramiento de nuestro territorio.

Una posición defendida desde FORJA y que le ahorró al país la muerte de miles de sus habitantes, fue la defensa del neutralismo durante la Segunda Guerra Mundial, continuando con la tradición del Yrigoyen durante la primera guerra. Cabe destacar que casi todos los partidos políticos se sumaron al reclamo de la participación en el conflicto, influenciados como estaban por alguna de las potencias en pugna.

Luego de la espectacular demostración de los sectores populares efectuada el 17 de octubre de 1945, los dirigentes de FORJA creyeron que su metas se habían cumplido, optando por su disolución y la incorporación de sus militantes del Movimiento Nacional.

El peronismo

El golpe militar del 4 de junio de 1943 puso fin a la llamada Década Infame, el ejército ponía fin a la era del fraude y la entrega del país, el pueblo veía con espectativa esa nueva oportunidad pero desconfiaba de algunos sectores proclives al nacionalismo autoritario. Perón representaba a la corriente del ejército argentino que se inclinaba a asociarse a los sectores populares, pero en el ejército convivían otros dos grupos, los nacionalistas reaccionarios y los liberales.

La medidas adoptadas por el gobierno a instancias de Perón que beneficiaban a la clase obrera industrial y rural, levantaron la reacción indignada de la oligarquía y de sus socios, los partidos políticos, incluidos los de izquierda.

Por presión de la embajada norteamericana y los sectores oligárquicos, el grupo liberal del ejército logró encarcelar a Perón, pero repentinamente surgió un factor que no estaba en los cálculos de nadie, el pueblo argentino que no estaba dispuesto a retroceder, salió a la calle y produjo el 17 de octubre de 1945, que provocó un profundo cambio en la política nacional.

El 24 de febrero de 1946 el pueblo argentino pudo expresarse con absoluta libertad, después de mucho tiempo y llevó a Perón a la presidencia de la nación.

El peronismo, esa alianza entre un ejército nacional y la clase trabajadora, dio comienzo a un gobierno que cambió estructuralmente el país.

Se nacionalizaron la empresas de servicios en manos extranjeras, pasando la nación a controlar los resortes básicos de la economía, se desarrolló una importante industria argentina, los obreros lograron beneficios nunca antes conocidos en el país, ubicando a la legislación laboral argentina entre las más avanzadas del mundo.

Cambió radicalmente el estilo de vida de los argentinos, el pleno empleo fue una realidad y posibilitó que aún los más pobres accedieran a vacaciones, obra social y jubilación.

Las clases populares no sólo accedieron al consumo, sino también a la educación y la cultura, hasta esos momentos vedado para ellos.

Pero también democratizó la vida política, a pesar de la acusaciones de los partidos liberales, todas las elecciones fueron un ejemplo de limpieza, pero unas de la medidas más importante, fue la alentada por Eva Perón que permitió a la mujeres poder votar y por lo tanto dejar de ser ciudadanas de segunda clase.

Pero todo esto era inaceptable para la oligarquía y los capitalistas extranjeros con intereses en el país, realizaron un trabajo de captación de la clase media que se volcó masivamente en contra del gobierno, además desde 1945 contaban con los partidos políticos, cuando a este frente reaccionario se sumó la Iglesia y una parte de la Fuerzas Armadas, el círculo se cerró para derrocar al peronismo.

Por supuesto desde el gobierno también hubo una sucesión de equivocaciones que llevaron a su caída. El burocratismo que había frenado el impulso inicial, algunas decisiones políticas innecesarias que ahuyentaban a la clase media y que producían el aislamiento de la clase obrera, ayudaron a desbarrancar al gobierno.

El gobierno de Lonardi primero, y el de Aramburu después, se esforzaron para eliminar los logros obtenidos durante el peronismo y por regresar a los dorados años en que la oligarquía y el capital extranjero disponían a su antojo de la riqueza nacional.

La izquierda nacional

Hernandez Arregui se asumía como integrante de la corriente de pensamiento que él denominó izquierda nacional, en ese sentido declaraba que : "La aparición de una izquierda con conciencia nacional en la Argentina era un fenómeno previsible".

Por eso insistirá una y otra vez que la izquierda tenía como un de sus misiones fundamentales comprender lo nacional, como única forma de poder transformar la realidad.

La izquierda nacional no conformó una corriente ideológica compacta pero quienes la integraron provocaron un cambio mental en amplios sectores sociales, particularmente en aquella clase media que en la década del 60 y 70 comenzó un proceso de nacionalización que la alejó de su pasado familiar gorila.

Los orígenes de la gente que conformó esa corriente de pensamiento provino de distintos lugares, Rodolfo Puigros lo hizo desde el Partido Comunista, pero la mayoría llegó desde grupos trotskistas, influenciados por los escritos León Trotsky desde México, quién desarrolló ideas muy interesantes sobre el anti-imperialismo en un país dependiente. Jorge Abelardo Ramos y Jorge Eneas Spilimbergo, confluyeron desde este sector. Incluso otros, mantuvieron su posición de izquierda desde el mismo peronismo, tal el caso del John William Cooke y el mismo Hernandez Arregui.

Un aporte muy importante realizado por la izquierda nacional está relacionado con el revisionismo histórico, principalmente el efectuado por Jorge Abelardo Ramos en su libro "Revolución y Contrarrevolución en la Argentina".

Continuando con los aportes realizados por el nacionalismo primero y FORJA luego, Ramos aplicó el método marxista para estudiar la historia argentina, el resultado fue una lúcida y renovada visión de la historia que se oponía a la oficial. Las masas pasaron a tener preponderancia por sobre los individuos, calificados en héroes y villanos en la versión liberal.

Ramos también puso a Rosas en su justo lugar, ni dios ni malvado tirano, un hombre que defendió los intereses que representaba, los ganaderos de Buenos Aires, pero que también supo enfrentar con dignidad a los mayores imperios de la época.

Otro aspecto novedoso, de la obra de Ramos fue que por primera vez la izquierda no denostaba al peronismo, rescatando críticamente la acciones desarrolladas por el gobierno de 1946 a 1955.

Esta visión histórica mostró los intereses en pugna a lo largo de la historia, por un lado la oligarquía y sus aliados extranjeros y por el otro el pueblo argentino. Descartando el psicologismo o los antagonismos personales como forma de explicar hechos de la historia.

Conclusión

Pocos obras literarias tienen la solidez intelectual que muestra "La formación de la conciencia nacional" de Hernandez Arregui. Recomendable desde todo punto de vista aún para aquellos que puedan disentir con el autor.

Más importante y didáctica lo es para aquellos que coincidimos parcial o totalmente con Hernandez Arregui, este libro permite una visión amplia de casi todas las tendencias ideológicas que han transitado la historia del país.

Pero lo que es más importante, es que atrás de las ideas están los hombres de carne y hueso, y los intereses que ellos representan, a los cuales el autor pone en evidencia, para esclarecer aspectos históricos que la versión liberal siempre quiso mantener en la oscuridad.

Este tendría que ser uno de los libros que deberían leerse y discutirse en nuestros colegios secundarios y en las universidades, junto a muchos otros con igual sentido nacional, mientras ese cambio cultural no ocurra, nuestros chicos se seguirán mal educando con la maldita televisión de los Tinellis y Susanas.

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