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El Forjista

Biografía de Eva Perón

 

Capítulo 22 - La historia del Peronismo

 

 

El peronismo decidió inaugurar la Escuela Superior del partido con un curso de Perón sobre “Conducción política” y con Eva disertando sobre “La historia del peronismo”, los apuntes de esas charlas se editaron en la forma de libro en 1952.

En este curso queda plasmada la absoluta compenetración de Eva con los objetivos establecidos por Perón para el Movimiento Nacional y la lealtad que mostró hacia él en todo momento, lo cual tira por la borda aquellos intentos realizados mucho después de su muerte por enfrentar a Eva con Perón.

Intentar crear una imagen de una Eva revolucionaria, en contraste a la de un Perón conservador no resiste ningún análisis y requiere de una clara distorsión de los hechos. Sus funciones en el gobierno popular se complementaban y las tareas que su esposa realizaba eran porque el líder se las asignaba y se subordinaba a su liderazgo.

Para que no hubiese lugar a dudas sobre su papel en el Movimiento dijo: “¿Existiría Eva Perón si no hubiera venido Perón? No. Por eso  yo digo que el peronismo empieza por Perón, sigue a Perón y termina en Perón”.

Así entendía Eva al peronismo, de una manera tan simple como contundente: “…en la historia del peronismo, no hay más que dos personajes, solamente dos: Perón y el pueblo”.

Precisamente el líder jugaba un papel indiscutible en la idea que Eva tenía sobre el movimiento: “Nosotros hemos encontrado al ‘hombre’; no tenemos ya más que un solo problema: que cuando el hombre se vaya, como dice nuestro Líder, la doctrina quede, para que se la bandera de todo el pueblo argentino”.

Pero la devoción de Eva no se limitaba a Perón la otra parte de la ecuación peronista la conformaba el pueblo: “Es necesario conocer, sentir y servir al pueblo para ser un buen peronista”.

Servir al pueblo no fue para ella una mera consigna, cada día, cada hora, intentaba con su voluntad inquebrantable llevarla a la práctica, la Fundación era sin duda la concreción de ese postulado.

La razón de ser del peronismo era centrar su actividad en mejorar la situación de los trabajadores, la columna vertebral, pero también la de todos los humildes: “Yo creo que hay muy poca justicia en el mundo. En muchos países existe – no lo dudo- una justicia individual, pero esa justicia es incompleta porque no interviene todo el pueblo en la solución de los grandes problemas  que afectan a los trabajadores y a los humildes, que forman la mayoría de los pueblos… Solamente aquí los trabajadores viven seguros de que su patria es justa para ellos y saben que hay justicia para todos. Esa es una base fundamental para la felicidad”.

Nadie como ella señaló a los enemigos del pueblo que identificó correctamente con la oligarquía que gobernó al país desde sus inicios e impidió que el pueblo pudiera tener algún tipo de participación en las decisiones más cuando esas resoluciones siempre lo perjudicaban.

Así explicaba el comportamiento y los fundamentos de esa clase social: “La oligarquía es una clase cerrada, o sea, como lo dije anteriormente, una casta. Nadie puede entrar  en ella. El gobierno les pertenecía, como si nadie más que la oligarquía pudiese gobernar al país. En realidad, como que a ellos los dominaba el espíritu de oligarquía, que es egoísta, orgulloso, soberbio y vanidoso., todos estos defectos y malas cualidades los llevaron poco a poco a los peores extremos y terminaron vendiéndolo todo, hasta la Patria, con tal de seguir aparentando riqueza y poder”.

Pero alertaba que existía un espíritu oligarca del que podían ser presa algunos peronistas si dejaban de actuar para favorecer a los más necesitados y comenzaran a pensar en sus intereses personales: “Nuestra consigna debe ser la de servir al pueblo y no servir a nuestro egoísmo, que en el fondo todos tenemos, ni a nuestra ambición, porque eso sería tener lo que yo llamo espíritu oligarca”.

Y explicaba que: “¿Cuál es el espíritu oligarca? Pera mí es el afán del privilegio, es la soberbia, es el orgullo, es la vanidad y es la ambición; es decir, lo que hizo sufrir en Egipto a millares y millares de esclavos que vivían y morían construyendo las pirámides”.

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