El Forjista

Vida y obra de Erich Fromm

Las convicciones de Erich Fromm

Capítulo 34 - La función del psicoanálisis

La profesión de Fromm fue la de psicoanalista, no obstante realizó críticas profundas al rumbo que había adoptado esa actividad en la sociedad capitalista, pero a la vez le asignaba enormes posibilidades para derrumbar barreras que impedían el pleno desarrollo de los individuos, sin embargo creemos que exageró las expectativas en cuanto a que el psicoanálisis pudiera lograr la “iluminación” de los pacientes de manera similar a la  concebida por quienes practican el budismo zen, no por casualidad Fromm fue un adherente a esa creencia desde muy joven y se preocupó por buscar coincidencias en su libro “Budismo zen y psicoanálisis”.   

La teoría desarrollada por Freud tiene por objetivo el dominio de las pasiones irracionales e inconscientes por medio de la razón y de esa manera buscaba liberar al hombre de la irracionalidad, el ser humano debía tomar conciencia de esas fuerzas que hay dentro de él para llegar a dominarlas y controlarlas, ese es el único camino para comprender la realidad.(1)

El elemento más característico del tratamiento psicoanalítico es precisamente volver consciente lo inconsciente. Decir que una persona es consciente significa que se da cuenta de sus deseos y juicios, en cambio al estar inconsciente no se percata de sus experiencias interiores.(2)

El fin de la cura psicoanalítica por lo tanto es reemplazar lo irracional (el ello) por la razón (el yo), en el psicoanálisis participan dos personas, el analista y el paciente, buscando la verdad, la finalidad de la cura es restaurar la salud y los remedios utilizados son la verdad y la razón.(3)

El estudio detallado del proceso de racionalización, es decir el mecanismo de defensa por el cual encontramos justificaciones a nuestras conductas ocultando la verdadera motivación, es la contribución más significativa del psicoanálisis al progreso humano, dio inicio a una nueva dimensión de la verdad, ha demostrado que creer fuertemente en algo no basta para determinar su sinceridad, sólo por medio del entendimiento de los procesos del inconsciente se puede saber si alguien racionaliza o dice la verdad.(4)

Fromm consideraba primordial tener conciencia sobre la realidad circundante y dejar de lado las falsas ilusiones, ese proceso se debía recorrer tanto en el plano individual como en el colectivo. Estimaba que en la sociedad actual no siempre se transitaba ese camino hacia un mayor grado de conciencia: “La conciencia de la persona media es sobre todo ‘falsa conciencia’ integrada por ficciones e ilusiones, mientras que justo de lo que no tiene conciencia es de la realidad”.(5)

Veamos una descripción sobre ese proceso de adquirir conciencia: “ ‘Cobrar conciencia del inconsciente’ significa superar la represión y la enajenación de mi mismo y,  por tanto, del extraño. Significa despertar, descartar ilusiones, las ficciones, las mentiras, ver la realidad tal cual es. El hombre que despierta es el hombre liberado, el hombre cuya libertad no puede ser restringida ni por los demás, ni por él mismo. El proceso de cobrar conciencia… constituye la revolución interior del hombre. Es el verdadero despertar que está en la raíz del pensamiento intelectual creador y de la visión intuitiva inmediata”.(6)

Para los psicoanalistas clásicos el desarrollo del carácter acaba a los cinco o seis años y después no se producen cambios esenciales sino es por la intervención de una terapia. Fromm sostenía que eso era indefendible porque no toma todo el proceso de la vida y del carácter como un sistema en evolución. Un individuo al nacer tiene disposiciones hereditarias y otras genéticamente determinadas, eso lleva a que las personas ya tengan ciertas características al nacer, luego entran en contacto con un entorno donde los padres ejercen una influencia fundamental.

A los 18 meses el carácter está más determinado que al nacer, a los seis años está  definido aunque todavía puede cambiar si se presentan circunstancias importantes que lo provoquen. Cuando más arraigado se encuentre el carácter, mayor debe ser el impacto de los nuevos factores para que provoquen transformaciones, la libertad de cambiar es elevada, las influencias de la infancia son más determinantes que las posteriores, pero si bien son importantes no establecen todo.(7)

El concepto de inconsciente que manejaba Fromm difería del de Freud, en tanto éste consideraba que en esencia estaba relacionado con todo aquello que es malo en nosotros, con lo reprimido que no queremos mostrar porque es incompatible con las exigencias sociales, para Jung por ejemplo se convertía en una fuente de revelación que podía considerarse como producto de Dios mismo. Pero para Fromm el inconsciente contiene lo más bajo y lo más alto, lo peor y lo mejor, lo espantoso y lo sublime. Por eso proponía que debíamos tratar de entenderlo ni como un Dios al que venerar, ni como un monstruo al que necesitamos matar, sino como algo al que necesitamos comprender para llegar a captar la otra parte de nosotros tal cual es.(8)

Lo esencial del psicoanálisis podría resumirse en señalar que es el descubrimiento de la importancia que tiene el choque de tendencias contrapuestas en el interior de los seres humanos, la fuerza de la resistencia para impedir lograr plena conciencia de los conflictos, las justificaciones o racionalizaciones que hacen aparentar que los problemas no existen, la liberación que supone hacerse consciente de ellos y el papel patológico que adquieren los conflictos no resueltos.(9)

No sólo reprimimos los impulsos sexuales, el odio y el miedo, también lo hacemos con los hechos cuanto contradicen ciertas ideas e intereses que no deseamos que se vean amenazados o en peligro. Un ejemplo de represión fue el fenómeno por el cual millones de alemanes, entre ellos prominentes políticos y militares, adujeron no haberse enterado de las atrocidades nazis. Henry S. Sullivan acuñó el término “desatención selectiva”.(10) En Argentina ocurrió algo similar durante la última dictadura militar que concluyó en 1983, mucha gente su mostró tardíamente “sorprendida” por los actos aberrantes ocurridos en ese período.

Repasemos el significado de represión que en la terminología psicoanalítica es el estado por el cual sólo permite que ingresen a la conciencia aquellas experiencias que pueden saltear el filtro social que se encuentra conformado por el lenguaje, la lógica y el contenido. Si el individuo se puede liberar de ese filtro llegará a establecer un contacto profundo consigo mismo y también con los demás seres humanos. Si se suprime la represión la persona deja de ser un extraño para sí mismo, de igual forma que nadie le resultará extraño.

Aquel individuo que se encuentra bajo la influencia de la represión experimenta el mundo con una falsa conciencia, ve la realidad a través de un velo deformador, que refleja la imagen que él tiene del mundo y que no será otra cosa que una fantasía. (11)

Algunos de los cuestionamientos que surgieron hacia los planteos frommianos fueron el resultado de sus críticas a veces implacables contra las características que había asumido el psicoanálisis en la sociedad moderna capitalista, afirmaba por ejemplo que en algunos casos la consulta al analista era el resultado de cierta forma de narcisismo, es decir en un exagerado interés en uno mismo, para quienes así actuaban no hay nada en el mundo que tenga tanta importancia como los problemas propios. Por eso Fromm decía: “No se puede vivir con alegría, independencia y fortaleza cuando uno se interesa sólo por sí mismo y sus problemas”. Con psicoanálisis o sin él, uno de los peligros es que uno viva concentrado en sus problemas aislándose del mundo, muchas veces nos perdemos lo interesante de la vida por ensimismarnos en inconvenientes que sobredimensionamos. (12)

Fromm fue muy crítico con la actitud de muchos psicólogos y con ciertas metodologías, principalmente aquellas utilizadas por grandes corporaciones empresarias. Cuestionaba la complicidad de ciertos psicólogos que utilizan sus conocimientos para manipular a las personas en beneficio de esas corporaciones, imponiendo estándares de eficiencia que muchas veces concluyen enfermando a los empleados y produciendo daños psicológicos.

Estos psicólogos disfrazan su actividad sosteniendo que cuando mejor les vaya a las empresas mejor les irá a sus trabajadores. La actuación de estos profesionales con la supuesta finalidad de hacer más eficientes a los empleados, muchas veces es un directo ataque a la privacidad y debería ser considerado como un intento de controlar a los individuos de manera similar a la descripta por George Orwell en su obra “1984”.

Se debe establecer una clara separación entre aquellos psicólogos que buscan el bienestar de sus pacientes y quienes los tratan como un objeto con miras a convertirlos en útiles para la sociedad industrializada. (13)

Hace un tiempo que el psicoanálisis inauguró un nuevo campo y también un nuevo mercado, en el pasado para ir al psiquiatra era necesario ser insano o sufrir grandes trastornos que constituyeran un impedimento para la vida social. Las perturbaciones psíquicas menos severas eran jurisdicción del sacerdote o el médico de la familia y la expectativa era que uno se hiciera cargo de ellas y las padeciera silenciosamente.

Resulta relativamente fácil ver las razones del auge del psicoanálisis producto de la ansiedad que genera la soledad y el aislamiento creciente. La clase media se siente insegura en este mundo que muchas veces les parece inexplicable, carente del más mínimo sentido. Hay quienes creen haber encontrado una nueva filosofía a la cual adherir sin necesidad de tener que cambiar el mundo, es decir sin tener que ser distintos a sus amigos y vecinos, y sin necesidad de oponerse a poderes a los cuales considera inconveniente enfrentar.(14)

De esa manera el psicoanálisis se convirtió en un sucedáneo de la religión, la política y la filosofía, supuestamente Freud había descubierto los secretos de la vida. Muchas veces se recurría al analista para que adoptara las decisiones que ellos no se animaban a  tomar y de esa manera trasladar la responsabilidad a otro. El psicoanálisis que con Freud había tenido un sentido casi revolucionario, fue perdiendo ese carácter para derivar en una práctica conformista.(15)

Pero la psicología social en vez de ser un instrumento de crítica de la sociedad se convirtió en apologética del orden establecido. Fromm citaba como ejemplo los casos donde se llega a describir como madurez emocional la capacidad para mantener un empleo, aceptar la autoridad y ser suficientemente flexible, es decir carecer de convicciones.(16)

Consideraba que era imprescindible la participación activa del paciente, nadie se cura por el simple hecho de hablar, nada importante se puede alcanzar en la vida sin esfuerzo y sacrificio, no obstante en algunas oportunidades el analista le puede señalar al paciente un camino mejor e incluso empujarlo un poco.

Para que el psicoanálisis sea efectivo y tenga un efecto liberador es necesario que el analista proceda a disolver cualquier lazo de dependencia que se pueda establecer entre éste y el paciente, es necesario llegar a un punto donde el paciente adquiere un grado de plena libertad con respecto al analista.

Este es el momento para mencionar otro término psicoanalítico, el de la transferencia que consiste en transmitir a otro los sentimientos que se tuvieron de niño hacia una persona significativa, en sentido general indica la necesidad de tener a alguien que asuma la responsabilidad de la madre o el padre. La transferencia se debe a un defecto de libertad, a la necesidad de encontrar a un ídolo a quién venerar, en el cual creer para superar un estado de inseguridad y temor.(17)

Fromm creía conveniente introducirse en la práctica del “autoanálisis” y lo vinculaba con el mandamiento “conócete a ti mismo”. Estimaba que los problemas básicos de la vida individual y social son bastantes simples y que todos estamos en condiciones de comprenderlos, sin embargo existen interesados en mostrar esos problemas como complejos y que sólo profesionales pueden analizarlos y encarar una solución. De esta manera se acepta dócilmente lo que dicen las autoridades en el tema y se desalienta el desarrollo de un pensamiento original y la adopción de decisiones propias. (18) Recordemos que Fromm practicaba el autoanálisis de manera sistemática.

Otro tema que le interesó de sobremanera fue el de la interpretación de los sueños, en su libro “El lenguaje olvidado”, dedicó gran parte a tratar este aspecto del psicoanálisis. Reconoce que fue uno de los grandes descubrimientos de Freud al haber detectado el papel fundamental de los sueños en la vida de los hombres. Con el análisis de los sueños se puede aprender mucho sobre los demás y obviamente sobre uno mismo, si bien en ese momento somos más irracionales también permanecemos con la percepción más aguda.

Durante el día estamos atentos para actuar de acuerdo a las pautas culturales de la sociedad en que vivimos, utilizamos un lenguaje condicionado socialmente pero cuando caemos en la profundidad de los sueños usamos un lenguaje simbólico que es común a toda la humanidad.(19)

Podríamos afirmar que sólo cuando dormimos somos enteramente libres, carecemos de responsabilidades que nos condicionen, no necesitamos perseguir algún fin, es ahí en esas condiciones que aparece el inconsciente con toda su fuerza y se convierte en el principal protagonista.

Pero incluso en los sueños aparece algún tipo de censura, lo cual produce un ocultamiento de los auténticos significados o el olvido de los contenidos de los sueños, los cuales en algunos casos podrían ser poco menos que insoportables cuando estamos despiertos.(20)

La interpretación de los sueños de Freud se basa en el principio de toda su teoría, hay impulsos, sentimientos y deseos sin que tengamos conocimiento de ellos. Son inconscientes lo que significa que no los conocemos pues existe una censura la que se debe al temor de perder la aprobación de nuestros padres o de otras personas, esa es la razón por la cual los reprimimos, pero no obstante siguen existiendo y encuentran variadas formas de expresión, que cuando se manifiestan en los sueños lo hacen de manera deformada o disfrazada de tal manera que la mente consciente no los reconoce.(21)

Analizar los sueños permite esclarecer ciertos aspectos del inconsciente que de otra manera sería muy difícil que afloren y puedan ser descubiertos, pues en los sueños el hombre no se encuentra obligado a cumplir leyes y normas, Fromm también lo podía explicar señalando que: “El sueño es ese estado de la vida en el que el hombre se halla libre de la necesidad de cuidar de su supervivencia”. (22)

Todos los sueños tienen sentido y significado, porque producen un mensaje que debe ser entendido, además hay que tener en cuenta que nunca se sueña algo sin importancia aún cuando el sueño puede estar expresado en un lenguaje que oculte su significado.

Cuando nos encontramos despiertos los pensamientos y sentimientos están direccionados a controlar el mundo que nos rodea y a defendernos de él, la principal actividad del hombre despierto es asegurarse su supervivencia, sus pensamientos están en función del tiempo y el espacio. Cuando estamos dormidos estamos indefensos y a la vez somos libres de la necesidad de controlar la realidad.(23)

Volvamos ahora sobre la actitud de Fromm sobre el psicoanálisis, en el libro “El arte de escuchar” decía: “Soy partidario entusiasta del psicoanálisis, al criticarlo no quiero combatirlo, muy al contrario, lo critico porque hoy ha quedado bastante aguada su práctica, como también la de todos esos métodos terapéuticos que han tomado del psicoanálisis lo que más le convenía”. Continuaba diciendo: “El psicoanálisis  no sirve sólo para la curación de enfermedades sino también para la liberación íntima del hombre”. Y concluía: “No es sólo una terapéutica para eliminar síntomas, sino también un medio para promover el desarrollo y la fortaleza del hombre”.(24)

Fromm fue cuestionado por atribuirle al psicoanálisis un objetivo que no se limitaba a dar respuesta a los síntomas del paciente, sino que se proponía provocar un cambio profundo de su conducta individual: “El psicoanálisis no es sólo una terapéutica, sino también un medio para comprenderse uno mismo, es decir, un medio para la propia liberación, un medio para el arte de vivir, lo que en mi opinión es la función más importante que pueda tener el psicoanálisis. El valor principal del psicoanálisis es realmente procurar una transformación espiritual de la personalidad, no el curar síntomas”.(25)

En la actualidad mucha gente recurre al psicoanálisis porque no saben qué hacer de sus vidas, pero no se pueden obtener éxitos significativos en esta práctica sin que el paciente cambie radicalmente su carácter, los cambios menores, simplemente de forma,  no tienen ninguna utilidad. Sólo una transformación de nuestro sistema de personalidad puede provocar un cambio, es decir que hay que abarcar todos los aspectos y no uno sólo, o sea que Fromm requería transformar  la forma de pensar, de actuar, de sentir, y decía que esto también puede aplicarse a los cambios sociales, aquellas reformas aisladas no traerán soluciones duraderas. (26)

En la idea que el tenía del psicoanálisis, el analista no podía tener una actitud conformista sobre la sociedad en que vivía, por eso sostenía: “…un analista, para quién las reglas y prohibiciones de la sociedad en que viven tienen- más allá de su cualidad de condicionadas- el carácter de tabúes absolutos…no es el indicado para aliviar a un paciente de la angustia por la transgresión –generalmente sólo fantaseada- de estos tabúes; una angustia que está en la base de la neurosis y sin cuya superación la curación no es posible”.(27)

Pero también llegaba a asignarle responsabilidades que iban más allá a las generalmente reconocidas: “El analista no es un teólogo ni un filósofo, ni sostiene sus competencias en esos campos, pero como médico del alma, se ocupa de los mismos problemas que concierne a la filosofía y a la teología: el alma humana y su cura”. (28)

Existen diferencias entre las escuelas psicológicas que son ortodoxamente freudianas y las que son revisionistas, las cuales a su vez tienen entre sí notorias distinciones, sin embargo en la visión de Fromm la clasificación fundamental que se podría establecer es entre aquellas que tienden a la adaptación social y las que buscan la cura del alma.(29)

Cuando lo que se pretende es la adaptación, el fin de la cura psicoanalítica consiste en la habilidad para actuar de manera similar que las otras personas de su cultura, aquellas normas de conducta aprobadas por la sociedad son las que determinan los parámetros para establecer la salud mental. La terapia que tiene a la adaptabilidad sólo puede reducir el padecimiento extremo al nivel medio de sufrimiento de acuerdo al cumplimiento de esas normas.

En cambio en la terapia cuyo fin no consiste en la adaptación sino en el óptimo desarrollo de las potencialidades y la realización de su individualidad, el analista no es un consejero de la adaptación sino que siguiendo la terminología del Platón se convierte en un “médico del alma”, este criterio se basa en que existen leyes inherentes a la naturaleza humana, las cuales operan en cualquier cultura, esas leyes no pueden ser violadas sin una consecuencia grave para la personalidad de las personas.

El psicoanálisis entendido como cura del alma tiene definida una función que a entender de Fromm encontraba estrechos puntos de contacto con la actividad desarrollada por los grandes humanistas de la historia en cuanto a luchar por conocer la verdad y para obtener plena libertad.(30)

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(1) Budismo zen y psicoanálisis, pag. 89
(2) Ob. Cit., pags. 104 y 105
(3) Etica y psicoanálisis, pag. 149
(4) Psicoanálisis y religión, pag. 84
(5) Budismo zen y psicoanálisis, pags. 118 y 119
(6) Ob. Cit., pag. 140
(7) Anatomía de la destructividad humana, pags. 366 y 367
(8) Psicoanálisis y religión,  pags. 126 y 127
(9) Del tener al ser, pag. 91
(10) Las cadenas de la ilusión,  pags. 147 y 148
(11) Budismo zen y psicoanálisis, pags. 135, 137 y 138
(12) El arte de escuchar, pags, 170 a 173
(13) La revolución de la esperanza, pags. 54 y 55
(14) La crisis del psicoanálisis, pags. 11, 12 y 13
(15) Ob. Cit., pags. 13, 14 y 16
(16) Psicoanálisis en la sociedad contemporánea, pag. 67
(17) El arte de escuchar, pag. 123
(18) El miedo a la libertad, pags. 275 y 276
(19) El amor a la vida, pags. 105 y 106
(20) Ob. Cit., pags. 109 y 110
(21) El lenguaje olvidado, pags. 45 y 46
(22) La revolución de la esperanza, pag. 77
(23) El lenguaje olvidado, pags. 27 a 30
(24) El arte de escuchar, pag. 11
(25)Ob. Cit., pags. 41 y 48
(26) Ob. Cit., pags. 71, 72 y 73
(27) Fromm Vida y obra, pags. 132
(28) Psicoanálisis y religión, pag. 18
(29) Ob. Cit., pag. 91
(30) Psicoanálisis y religión, pags. 101 a 104

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