El Forjista

 MANUEL UGARTE
PRECURSOR DEL NACIONALISMO POPULAR

por Juan Carlos Lara

NOTAS

[1] Payá, Carlos y Cárdenas, Eduardo. El primer nacionalismo argentino en Manuel Gálvez y Ricardo Rojas, Bs. As., Peña Lillo, 1978; p 13.
[2] Quijada, Mónica. Manuel Gálvez: 60 años de pensamiento nacionalista, Bs. As., CEAL, 1985; p. 25.
[3] Bs. As., Peña Lillo, 1971; p. 7.
[4] La mayoría de los autores que han estudiado el fenómeno del nacionalismo argentino datan su origen, más restringidamente, en la década de 1920. Julio Irazusta (El pensamiento político nacionalista, Bs. As., Obligado, 1975) lo sitúa específicamente en 1927 con el nacimiento de “La Nueva República”. Por su parte, la historiadora hispano norteamericana Marysa Navarro Gerassi, en Los nacionalistas (Bs. As., Jorge Alvarez, 1968), pese a distinguir correctamente dos expresiones diferenciadas: el nacionalismo popular y el de derecha, solo se aboca al estudio de éste último, partiendo también de la década del ‘20. Por último, los profesores María Inés Barbero y Fernando Devoto (Los nacionalistas, CEAL, 1983) luego de subdividir al nacionalismo en cinco grupos diferentes, terminan definiéndolo, en globo, como un “movimiento que, tras algunas voces precursoras de la década del diez (significativamente, sólo mencionan a Rojas y a Gálvez) surgirá en los años veinte…”, etc., etc.
[5] Cfr. El nacionalismo argentino, Bs. As., La Bastilla, 1975.
[6] Al respecto es muy esclarecedor el trabajo presentado por Eduardo Toniolli a las Jornadas de Pensamiento Argentino, organizadas en Rosario en noviembre del 2003. (Cfr: http://jornadas.tripod.com.ar).
[7] Jauretche, Arturo. FORJA y la Década Infame, Bs. As., Coyoacán, 1962; p. 43.
[8] Prólogo a Francisco Solano López y la guerra del Paraguay de Carlos Pereyra. Citado por Norberto Galasso en “Cuadernos para la Emancipación”, Nº 5, Córdoba, agosto-diciembre 1994; p.9
[9] Bs. As., La Facultad, 1922.
[10] Cuenta Rojas que el manuscrito “no fue leído por nadie en la Casa de Gobierno” y solo ante su gestión personal se le permitió imprimirlo en los talleres de la Penitenciaría Nacional. “Durante varias semanas –acota Rojas- trabajé a la par de los presos, que me tomaron gran simpatía, consiguiendo de sus manos un volumen estampado con amor y con elegancia”. (Prólogo a la edición de La Facultad). Tal conspiración de silencio administrativo contrasta con la opinión de María Teresa Gramuglio quien nos habla de la existencia de un “nacionalismo oficial” tendiente a conferir por entonces, a la educación pública, el rango de herramienta integradora de una sociedad cada vez más heterogénea. (Estudio preliminar a El diario de Gabriel Quiroga, de Manuel Gálvez, Bs. As., Taurus, 2001; p.23).
[11] Rojas, Ricardo. La Restauración Nacionalista, Bs. As., Peña Lillo, 1971; p. 17.
[12] Id., p. 131.
[13] Id., p. 84.
[14] Id., p. 47.
[15] Id., p. 164.
[16] Id., p. 80-81.
[17] Id., p. 97-98.
[18] Aunque nacido en Tucumán, Rojas se crió en Santiago del Estero, provincia de la que su padre, Absalón Rojas, fue gobernador.
[19] Id., p. 133-34.
[20] Jauretche, Arturo. Libros y alpargatas, civilizados o bárbaros. Introducción y comentarios de Norberto Galasso, Bs. As., Los Nacionales Editores, 1983; p 38.
[21] Echeverría, Esteban. Obras completas, Bs. As., Carlos Casavalle Editor, 1870-1874, v.4.
[22] “Cuestiones electorales. La encuesta de La Nación. Opinión del señor Ricardo Rojas”, diario “La Nación”, 11 de septiembre de 1911; p. 10. Recordemos que sólo dos años antes, en La Restauración Nacionalista, Rojas opinaba que “en el estado actual de nuestro país es preferible el analfabeto con ciertos instintos sanos, que el alfabeto sin preocupaciones a favor de la nación”. (Op. Cit., p. 153).
[23] Íbidem.
[24] Cfr. Gálvez, Manuel. Amigos y maestros de mi juventud, Bs. As., Hachette, 1961; p. 308
[25] Galvez, Manuel. El Diario de Gabriel Quiroga, Bs. As., Taurus, 2001; p. 80.
[26] Gálvez, M. Amigos y maestros de mi juventud, p. 308. Agrega Galvez: “La edición era apenas de quinientos ejemplares y se vendió lentamente. Nunca ha sido reeditado”. Después de su muerte, en 2001, lo volvió a editar Taurus, con un prólogo “halperindonghiano” de María Teresa Gramuglio.
[27] Cané, Miguel. Prosa ligera, Bs. As., Vaccaro, 1919; p. 79 (La 1ª edición es de 1903).
[28] Gálvez, M. El Diario de Gabriel Quiroga; p. 108.
[29] Ídem; p. 150.
[30] Ídem; p. 151.
[31] Ídem; p. 86.
[32] Ídem; p. 103.
[33] Ídem; p. 202.
[34] Dice la dedicatoria: “A la memoria de aquellos dos espíritus eminentes que enaltecieron a la patria de prestigios insignes, espíritus fecundos y prodigiosos, espíritus preclaros en los libros y en las armas y en el gobierno de los pueblos; aquellos dos espíritus románticos y buenos, que fueron el ornamento de nuestra historia, que expresaron el alma de la patria vieja y que llevaron sobre la tierra estos nombres sonoros, augustos, inolvidables: ¡Mitre, Sarmiento!”.
[35] Cfr. Gálvez, Manuel. Vida de Sarmiento. El hombre de autoridad, Bs., As, Tor, 1952 (2ª. edición).
[36] Por ejemplo ésta: “Las revoluciones provincianas y los actos de salvajismo que cometen en la capital jóvenes de familias pudientes, sobre todo en los carnavales, cuando aullando como pampas asaltan a las gentes pacíficas en bárbaros malones, revelan el espectro del indio en ciertos argentinos civilizados. Y lo mismo sucede con el mulato. Hay personas respetables, cultas, correctas, en quienes el atavismo y la influencia de sangre blanca sobre la línea ascendente han borrado al remoto abuelo mulato y que, sin embargo, en tal momento de su vida realizan un acto indigno de ellos. Es el mulato que reaparece”. (En: Gálvez, M. El Diario de Gabriel Quiroga; p. 141).
[37] Ídem; p. 127.
[38] Ídem; p. 129.
[39] Sobre su amistad con Gálvez ver las páginas que éste le dedica en el tomo IV de sus Memorias: En el mundo de los seres reales, Bs. As., Hachette, 1965; p. 247 a 252.
[40] Gálvez, M. El Diario de Gabriel Quiroga; p. 128.
[41] Ídem; p. 131.
[42] Sobre la existencia de ambas tendencias dentro del revisionismo histórico argentino, es provechoso consultar la polémica reciente entre Norberto Galasso y Jorge O. Sulé, en los sitios de Internet www.pensamientonacional.com.ar y www.discepolo.org.ar/index2.htm.
[43] Gálvez, M. El Diario de Gabriel Quiroga; p. 132.
[44] Cabe acotar que en su voluminosa Crítica de las ideas políticas argentinas (Bs. As., Sudamericana, 2002), Juan José Sebreli dedica sólo tres (3) líneas, en la página 343, a comentar el pensamiento de Ugarte. Lo ve como el intento –de más está decir, frustrado- de un socialista sui géneris influido por las ideas nacionalistas de la época.
[45] Ugarte, Manuel. El porvenir de América Latina, Bs. As., Indoamérica, 1953; p.8. (La primera edición, con el título El porvenir de la América Española, fue publicada por la editorial Prometeo, de Valencia, España, en 1910).
[46] El racismo de Mitre más que en sus dichos está en sus hechos, que es donde, aconsejaba Burke, se debe ir a buscar el rasgo definitorio de los políticos prácticos.
[47] Puiggrós, Rodolfo. Historia crítica de los partidos políticos argentinos, Bs. As., Hyspamérica, 1986, T. 1; p. 16.
[48] Ugarte, M. Op. Cit; p. 16.
[49] Ídem; p. 15.
[50] Discrepando con el pensamiento anticosmopolita de Rojas y Gálvez, Ugarte considera que “las inmigraciones internacionales”, no solo la española, se agruparon “alrededor de lo que existía” y modificaron el ambiente “sin alcanzar a transformarlo”, pues “la nacionalidad y el espíritu autóctono tienen ya el vigor necesario para absorber esa fuerza sin peligro y sin disminución” (Op. Cit, pp.12 y 38). Siguiendo este orden de ideas Jauretche y Scalabrini Ortiz hablarán después de la fenomenal “digestión social” de los inmigrantes por parte del país criollo.
[51] Ídem; p. 11.
[52] Ídem; p. 41-42.
[53] Ídem; p. 42.
[54] Ídem; p. 25.
[55] Ídem; p. 52.
[56] Desde su serie de artículos sobre “el peligro yanqui”, en el diario “El País” de Buenos Aires, durante el año 1901.
[57] Ugarte, M. El porvenir de América Latina; p. 54.
[58] Ídem; p. 62.
[59] Ídem; p. 59.
[60] Ídem; p. 80. Recordemos que en este estudio nos ceñimos a las ideas de Ugarte de 1910 y particularmente de su libro El porvenir de la América Española. No mucho tiempo después, ya en sus artículos del diario “La Patria” (1914), su óptica sobre el imperialismo europeo es más realista y crítica.
[61] Ídem; pp. 90-91.
[62] Ídem; p. 109.
[63] Ídem; p. 93.
[64] Ídem p. 80.
[65] Íbidem. Al fin de cuentas, ésa y no otra fue la política de Perón en su lucha de treinta años contra los imperialismos yanqui y europeo.
[66] Ídem; p. 99.
[67] Íbidem.
[68] Ídem; p. 105.
[69] Ídem; p. 99.
[70] Ídem; p. 148.
[71] Ídem; p. 113.
[72] Ídem; p. 97.
[73] Ídem; p. 96.
[74] Ídem; p. 98.
[75] Ídem; p. 97.
[76] Íbidem.
[77] Ídem; p. 120.
[78] Ídem; pp. 122-123.
[79] Ídem; p. 137.
[80] Ídem; p. 139.
[81] Ídem; p. 140.
[82] Ídem; p. 141.
[83] Ídem; p. 142.
[84] Ídem; p. 145.
[85] Ídem; p. 143.
[86] Galasso, Norberto. Manuel Ugarte. I. Del vasallaje a la liberación nacional, Bs. As., Eudeba, 1973; p. 243. El nacionalismo sudamericano por el que Ugarte comienza a bregar desde los albores del siglo XX influirá sobre la concepción de no pocos historiadores. Uno de ellos, Eduardo Astesano, al hacer la autocrítica del revisionismo argentino clásico, confiesa muchas décadas más tarde: “estábamos encerrados en los límites de la República Argentina, independizada constitucionalmente en 1860 (por Mitre, Sarmiento y Vélez Sarsfield) como ‘Nación Argentina’, de la ‘Nación Sudamericana ‘reconocida en el Tucumán de 1816, definida con claridad por los libertadores Bolívar, San Martín, Belgrano y Artigas”. (En revista “Crear” Nº 16, noviembre- diciembre 1983, p. 22-23).
[87] Alberdi, Juan Bautista. Grandes y pequeños hombres del Plata, Bs. As., Plus Ultra, 1991; p. 62. La primera edición, seguramente conocida por Ugarte, se incluye en los Escritos Póstumos del tucumano, publicados en Buenos Aires entre 1895 y 1901.
[88] En su prólogo a La Joven literatura hispanoamericana (París, Colin, 1906), Ugarte aún adhería a la caracterización mitrista de Mayo. La crítica de su amigo Blanco Fombona (cfr. Letras y letrados de Hispano-América, París, Ollendorf, 1908; p. 103 a 127), más la probable lectura de Alberdi y Andrés Bello, quien también caracterizaba a la revolución como una guerra intestina, lo condujo por el nuevo rumbo mucho más fructífero y contiguo a la verdad histórica. Lo continuarían más tarde José León Suárez en su folleto de 1916 “Carácter de la revolución americana”, y particularmente los escritores de la Izquierda Nacional: Rivera, Ramos, Galasso, etc.
[89] Ugarte, M. El porvenir de América Latina; p. 29.
[90] Y por supuesto en Saldías –corresponsal suyo-, Ernesto Quesada, David Peña y otros esforzados protorevisionistas argentinos.
[91] Ugarte, M. Op. Cit; p. 125.
[92] Ídem; pp. 125- 126.
[93] Galasso, N. Op. Cit; p. 248.
[94] Pedro Orgambide en diario “Clarín” del 26 de enero de 2003.
[95] No por nada los tres últimos participaron, en noviembre de 1954, del Funeral Cívico a Ugarte, organizado con motivo de la repatriación de sus restos.
[ 96] Ugarte, Manuel. El destino de un continente, Bs. As., Ediciones de la Patria Grande, 1962; pp. 41-42.
[97] Hernández Arregui, Juan José. La formación de la conciencia nacional, Bs. As., Plus Ultra, 1973, p 165.
[98] Cfr. Ugarte, Manuel. La reconstrucción de Hispanoamérica, Bs. As., Coyoacán, 1961; p 29.
[99] Galasso N. Op. Cit.; p. 253.
[100] Galasso, N.; Op. Cit.; p 256.
[101] Galasso, Norberto. “Manuel Ugarte: el remedio a nuestros males está en nuestras propias manos”, revista “Crear” Nº 13, Bs. As., abril - mayo 1983; p 67.
[102] Galasso N., Op. Cit; p. 265.
[103] En su libro póstumo, La reconstrucción de Hispanoamérica (Bs., As., Coyoacán, 1961; p. 71), se autodenomina “nacionalista fervoroso”.
[104] Galasso, N., Op. Cit.; p. 309.
[105] Ídem, p. 309-310.

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