El Forjista

ISIS EL retorno de la Yihad - Patrick Cockburn

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Patrick Cockburn es un periodista irlandés, nacido en 1950, que trabaja en Medio Oriente como corresponsal del diario The Independient, su labor ha merecido varios premios, el más reciente en el 2014, mismo año de este libro, otorgado por la organización británica The Press Awards.

Comencemos por clarificar sobre cierta terminología, yihad hace referencia a la guerra santa de los musulmanes contra los considerados infieles, esta definición es discutida por muchos entendidos, sin embargo es la definición que más se adapta al uso que se le da en el libro.

Por lo tanto al referirse a yihadista se hace mención a aquellos grupos extremistas musulmanes vinculados con el terrorismo, la lucha de estos sectores no se limita a israelitas o cristianos sino que se extienden a otros grupos musulmanes a los que se considere alejados de la ortodoxia. La ausencia de estas definiciones es una de las carencias del libro.

ISIS por su parte corresponde a las siglas en inglés del Estado Islámico de Irak y el Levante. El Levante es una gran zona situada al sur de los montes Tauro, limitada por el Mar Mediterráneo al oeste, el desierto árabe al sur y Mesopotamia al este, abarca una importante porción de Siria.

El mundo vio horrorizado los videos que el grupo ISIS difundía sobre crueles ejecuciones con las cuales castigaba  a sus supuestos enemigos, paradójicamente lo que parecía ser un motivo más que suficiente para ahuyentar a cualquier persona con algún respeto por la vida humana, miles de jóvenes de todo el mundo viajaban para alistarse como combatientes de ese grupo extremista.

La prensa imperialista no ha podido explicar ese fenómeno, aunque posiblemente no pueda dar razones sin autoinculparse por la infinidad de mentiras y engaños que estuvieron sustentando por largas décadas sobre el conflicto en esa región del mundo.

Por el contrario, Patrick Cockburn quién ha estado reiteradamente en la zona de guerra, ha podido acercarnos con bastante ecuanimidad al problema, sugiriendo incluso algún tipo de solución que acercaran la paz a las castigadas poblaciones de Siria e Iraq, al menos Cockburn no ha eludido mencionar a todos los responsables en ese sangriento conflicto.

No por eso podemos dejar de señalar algunos cuestionamientos a este trabajo, principalmente dos, no queda en claro la relación entre Al Qaeda e ISIS, en algún momento señala que son la misma cosa, en otros los presenta como aliados y hasta llega a presentarlos como compitiendo por la hegemonía en la lucha contra enemigos comunes.

Una cuestión de gran importancia que no se aborda en el libro, es la explicación del por qué, miles de jóvenes nacidos en países europeos y otras zonas de Occidente viajan a enrolarse en los grupos yihadistas, el libro sí explica como los jóvenes de las zonas en conflicto se alistan como combatientes de ISIS y otros grupos extremistas, pero deja sin contestar este tema tan importante.

Las invasiones imperialistas

Un año clave para el surgimiento de los movimientos yihadistas como actores políticos es 1979, cuando ocurrieron dos sucesos fundamentales, la Unión Soviética invadió Afganistán, como consecuencia de eso los Estados Unidos estableció una alianza con los talibanes, que según el presidente Ronald Reagan eran “combatientes de la libertad” y que llevó a Silvester Stallone en su papel de Rambo a salir en defensa de los talibanes y enfrentarse con varias divisiones soviéticas, otro acontecimiento con importantes consecuencias fue la Revolución Iraní encabezada por el Ayatolá Khomeini estableciendo una teocracia chiita, cabe mencionar que de 57 países musulmanes sólo 4 tienen mayoría chiita.

Luego del atentado a las Torres Gemelas,  los Estados Unidos e Inglaterra han invadido Afganistán e Iraq, imponiendo métodos propios de regímenes dictatoriales, encarcelaron sin juicios, torturaron y establecieron férreos mecanismos de control de la población. La difusión de las fotos de la prisión de Abu Ghaib en Iraq donde soldados estadounidenses sonrientes aplicaban torturas a los prisioneros iraquíes era una muestra del atropello imperial al igual que la situación de los detenidos en la prisión de Guantánamo. ¿Alguien podía pensar que semejante humillación podía quedar sin respuesta?.

Desde el 2001 se libraron cuatro guerras: Afganistán, Iraq, Libia y Siria, en todas ellas hubo una intervención extranjera, ya sea de manera abierta o encubierta, si bien las potencias occidentales  no crearon las diferencias entre sunitas y chiitas no cabe duda que la incentivaron e intentaron sacar partido de ello, todos esos países están en una situación mucho peor, al borde de la disolución  y en todos ellos han intervenido grupos yihadistas.

Antes de los atentados del 2001, sólo Arabia Saudita, Paquistán y los Emiratos Árabes Unidos habían otorgado reconocimiento oficial a los talibanes como gobierno en Afganistán.

En el 2003 los Estados Unidos e Inglaterra invadieron Iraq derrocando a Sadam Husein que había establecido un  gobierno con predominio de la comunidad sunita, luego de la invasión se estableció como supuesto objetivo la conformación de un gobierno con la participación de la comunidad sunita, chiita y kurda, se fracasó en ese planteo formándose un gobierno con predominio chiita y con participación kurda, donde los sunitas quedaron relegados sin opciones de participación.

Las potencias imperialistas terminaron destruyendo el estado iraquí y lejos estuvieron de imponer una democracia con la cual se llenaron la boca en el momento de la agresión, quién más padeció de esta situación fue la minoría sunita que fue desplazada y discriminada, ISIS se aprovechó de esa circunstancia ya que muchos sunitas consideraron que la única forma de sobrevivir era oponerse al gobierno chiita y a los ocupantes extranjeros.

En la actualidad Iraq se encuentra desmembrado en zonas que son controladas por cada una de las principales comunidades: sunitas, chiitas y kurdos;  a diferencia del autor que piensa que los invasores fracasaron, nosotros creemos que en realidad los ocupantes extranjeros tenían como objetivo balcanizar el país. Lo cierto es que hoy en día la situación de la gran mayoría de la población en Iraq es mucho peor a la que vivía durante el gobierno de Saddam Husein.

Cuando las potencias se retiraron de Iraq dejaron un ejército corrupto e incapaz, impusieron un mecanismo que el neoliberalismo aplicó en todo el mundo, la subcontratación, esto provocó que  los comandantes informaran que tenían a cargo una determinada dotación, cuando en realidad contaban con sólo el tercio de esos efectivos y se quedaban con el resto del dinero.

El ejército iraquí se convirtió en un redituable negocio para los oficiales de mayor rango que compraban las comandancias para hacerse ricos, dinero que recuperaban cobrando peajes en los puestos de control.

El Kurdistán iraquí aprovechó la situación de enfrentamiento entre sunitas y chiitas para obtener una mayor independencia del gobierno central dominado por los chiitas, en tanto la frontera con Siria prácticamente ha desaparecido, en verdad lo que se está esfumando en Iraq es el Estado.

La situación en Siria es también desesperante, en 2011 se produjo la denominada “Primavera Árabe”, los levantamiento se sucedieron en Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Bahrein, esas revueltas se trasladaron a Siria.

La primavera se marchitó en poco tiempo, en Bahrein se produjeron arrestos masivos y torturas en las cárceles liquidando el levantamiento popular, en Egipto un golpe militar efectuado el 3 de julio de 2013 frenó cualquier posibilidad de cambio.

En tanto las grandes potencias occidentales aprovecharon la situación para inmiscuirse en asuntos de otros países, estaba vez en Siria, Obama apoyó a la oposición siria que se levantó en armas contra el gobierno de Bashr al-Assad, pero en poco tiempo esa oposición fue hegemonizada por ISIS, por Jabhat al-Nusra (JAN) que es la representación de Al Qaeda en ese país y otros grupos extremistas.

Cuando un comando de los Estados Unidos asesinó a Bin Laden, el presidente Obama intentó demostrar que Al Qaeda estaba acabada, sin embargo ISIS se conformó con muchos de los combatientes de Al-Qaeda.

Al producirse el levantamiento contra Assad, Arabia Saudita y las otras monarquías del Golfo Pérsico hicieron llegar grandes aportes a los grupos más extremistas, si bien también colaboraron con grupos más moderados, ISIS terminó por imponerse por la  fuerza sobre esos sectores y las armas terminaron en su poder.

Las potencias occidentales apoyaron a un grupo que se denominaba Ejército Libre Sirio (ELS) que  contaba con la asistencia de los servicios de inteligencia sauditas, de los Emiratos Árabes Unidos, de Jordania y Qatar además de los EEUU, Francia e Inglaterra. El comportamiento de este grupo que en varios casos se dedicó a saquear las ciudades tomadas, hizo que muchos sirios preferían a ISIS, de hecho los yihadistas terminaron combatiendo también al ELS. En diciembre de 2013 los yihadistas atacaron los depósitos del ELS y mataron a sus comandantes.

Los ataques al gobierno sirio también colaboraron para desestabilizar a su vecino de Iraq, ISIS supo aprovechar muy bien la revuelta sunita en Siria y la marginación a la que eran sometidos los sunitas por  gobierno chiita de Iraq. Las manifestaciones sunitas comenzaron en Iraq en diciembre de 2012, siendo pacíficas en un principio, pero ante la falta de respuestas comenzó la resistencia armada, muchos de quienes optaron por esa salida concluyeron integrándose a ISIS.

El gobierno sirio enfrentó a los grupos opositores, devastando las zonas ocupadas por lo rebeldes con fuego de artillería y con bombas arrojadas desde helicópteros obligando a los habitantes a huir.

Un informe de las Naciones Unidas estima que existen entre dos y tres millones de sirios que viven en la extrema pobreza, muchas pequeñas y medianas empresas debieron cerrar por la guerra y la importación de productos de China y Turquía.

En Siria hay tres millones de refugiados y seis millones de desplazados sobre una población de 22 millones.

Muchas regiones están desbastadas, Cockburn realiza la comparación de la zona norte de la capital de Siria, Damasco, con Stalingrado durante el Segunda Guerra Mundial.

También las potencias occidentales intervinieron en Libia derrocando a Muammar Khaddafi, en esa oportunidad  trataron de mostrar que los yihadistas que actuaron contra el gobierno no eran peligrosos, sin embargo en septiembre 2012 asesinaron al embajador de los Estados Unidos en Benghazi.

Las potencias occidentales creyeron que Assad iba a caer con  la facilidad con que se derrumbó el gobierno de Khaddafi, pero este cayó producto del bombardeo aéreo de las fuerzas de la OTAN y no como consecuencia de la lucha de combatientes rebeldes quienes no tenían la posibilidad de resistir varias semanas.

Pasados dos años desde la invasión a Libia no se había restaurado el poder del Estado y el país había dejado de exportar petróleo porque los puertos estaban bajo el control de grupos que habían combatido a Khaddafi y vendían el petróleo en el mercado negro. El primer ministro designado debió huir del país. Cuando Libia cayó en la anarquía ningún medio internacional se interesó por su situación.

Dejemos a Cockburn que nos explique con sus propias palabras la situación creada en esta región: “ISIS es producto de la guerra. Sus miembros buscan reorganizar el mundo que los rodea a través de actos de violencia. La mezcla tóxica, pero potente, de habilidades militares y religiosas extremas que hizo este movimiento es resultado de la guerra en Iraq después de la invasión estadounidense en 2003 y de la guerra en Siria desde 2011. Precisamente cuando la violencia en Iraq estaba menguando, la guerra fue revivida por los árabes sunitas en Siria. Los medios y el gobierno en Occidente concuerdan en que la guerra civil en Iraq reavivó debido a las políticas sectarias del primer ministro iraquí Nouri al-Maliki en Bagdad. En realidad, fue la guerra Siria lo que desestabilizó a Iraq, debido a que grupos yihadistas como ISIS, que después recibieron el nombre de Al Qaeda en Iraq, encontraron un nuevo campo de batalla donde podían pelear y florecer”.

La hipocresía de los Estados Unidos

Luego del atentado a las Torres Gemelas en el 2001, ese país y su aliado incondicional, Inglaterra, invadieron Afganistán e Iraq, pero en  ningún caso se incluyó a Arabia Saudita y Paquistán en lo que se denominó “guerra contra el terrorismo” por la sencilla razón que ambos países eran considerados aliados de los Estados Unidos.

Todos los elementos del atentado del 2001 conducen a Arabia Saudita, Bin Laden era miembro de la elite de ese país, su padre estaba asociado a la monarquía gobernante, en un informe del 2002 elaborado por la CIA, se señala que ese grupo dependía de las donaciones que provenían del golfo pérsico especialmente de Arabia Saudita, sin embargo los investigadores fueron limitados para que no se metieran con esa monarquía.

Incluso luego del atentado,  se permitió salir del país de manera discreta, a familiares de Bin Laden, en el informe realizado por la Comisión formada al efecto para investigar el atentado hay 28 páginas que nunca se publicaron, Obama prometió hacerlo pero no cumplió.

Un comunicado secreto de Hilary Clinton del 2009 cuando era Secretaria de Estado expresaba su queja porque Arabia Saudita financiaba a los principales grupos terroristas sunitas, esa declaración se conoció por Wikileaks, a pesar de esa queja ni los Estados Unidos ni Europa hicieron  nada para evitar ese financiamiento.

En Paquistán el ejército y los servicios de inteligencia han estado bajo el control de oficiales que simpatizan con la causa del extremismo islámico, tal es así que ha colaborado con la toma del poder de los talibanes en Afganistán país donde se refugiaba Bin Laden y Al Qaeda, luego de los atentados del 2001 dejó pasar un tiempo prudencial para volver a sostener a los talibanes permitiendo su resurgimiento.

Además desde Arabia Saudita se ha alimentado la ideología extremista sostenido por los grupos yihadistas, la cúpula en ese país practica el wahabismo que es una versión fundamentalista del Islam con origen en el siglo XVIII que impone la ley sharia, que es un código de conducta donde se señala lo que está permitido y lo que está prohibido, en dicho código se relega a un papel secundario a las mujeres y se establece que otros musulmanes como los chiitas son paganos y que deben ser perseguidos, al igual que los judíos y los cristianos.

Esta ideología está estrechamente conectada a las creencias de grupos como ISIS y Al Qaeda, el wahabismo se está apoderando de la corriente principal del islamismo sunita,  en eso tiene influencia el gobierno de Arabia Saudita que financia la actuación de predicadores en el extranjero que alientan el conflicto entre sunitas y chiitas y  reclamaban desde varios años antes que se produzca una intervención armada contra Siria. 

Turquía también ha jugado un papel fundamental en las actividades de los grupos yihadistas, por su frontera de 820 kilómetros con Siria ingresan miles de combatientes que engrosan las filas del yihadismo en el intento de derrocar los gobiernos de Siria e Iraq.

Sobre esta telaraña de intereses entre las potencias y las dictaduras aliadas en el golfo pérsico, Cockburn señala: “Los Estados Unidos, los europeos y sus aliados regionales en Turquía , Arabia Saudita, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos crearon las condiciones para el surgimiento de ISIS. Ellos avivaron un levantamiento sunita en Siria que se extendió a Iraq. Alentaron que la guerra continuara en Siria, aunque después de 2012 fue evidente que Assad no caería. Él nunca controló menos de 13 de las 14 capitales provinciales sirias, y estaba respaldado por Rusia, Irán y Hezbollah. Sin embargo, los únicos términos de paz que le ofrecieron durante las conversaciones de paz de Génova II en enero de 2014 fueron que dejara el poder, aunque controlaba casi todas las ciudades de Siria. Él no iba a irse y se crearon condiciones ideales para que ISIS prosperara”.

La ayuda de Arabia Saudita y Qatar a ISIS fue fundamentalmente financiera mediante donativos privados, Arabia Saudita tiene una larga historia combatiendo a los chiitas, pero más recientemente ese país comenzó a virar en su posición ante el temor que el poder de ISIS pudiera volverse en contra.

 Uno de los tantos videos editados por ISIS muestra a combatientes extranjeros quemando sus pasaportes, y haciendo el juramento de que estaban dispuestos a pelear contra los gobernantes de sus propios países, muchos de esos extranjeros eran saudíes, pero había de otras muchas nacionalidades.
Concluyamos este capítulo con las palabras de Cockburn que resume lo que venimos afirmando: “La ‘guerra contra el terrorismo’ ha fracasado porque no se dirigió al movimiento yihadista como un todo y por encima de todo, no tuvo como objetivo a Arabia Saudita y Paquistán, los dos países que patrocinaron el yihadismo como credo y como movimiento. Los Estados Unidos no lo dijeron porque estos países eran importantes aliados a quienes no deseaba ofender. Arabia Saudita constituye un mercado enorme para las armas estadounidenses, y los saudíes han cultivado y, en ocasiones comprado, a miembros influyentes del establishment político estadounidense. Paquistán es una potencia nuclear con una población de 180 millones de habitantes y una milicia con lazos cercanos al Pentágono”.

  
Los triunfos de ISIS

Hacia mediados de 2014 el mundo entero fue sorprendido al enterarse de los avances militares obtenidos por ISIS en Iraq y Siria, de esta manera se consolidaba en los dos países como líder de la oposición sunita a ambos gobiernos.

El 10 de junio de 2014 ISIS lograba apoderarse de Mosul la ciudad capital del norte de Iraq y segunda en importancia del país, después de cuatro días de enfrentamientos. Con apenas 1300 combatientes ISIS logró derrotar a un ejército numéricamente muy superior pero corroído por una corrupción que hacía figurar a muchos soldados que cobraban sueldo pero que no estaban en el frente de batalla. Ocurría que algunos soldados pagaban la mitad del sueldo a los oficiales para lograr un estado de licencia permanente.

En Mosul predomina la comunidad sunita, mucho antes de la invasión de ISIS, los grupos yihadistas ya cobraban impuestos en la ciudad,  en 2007 supuestamente el ejército estadounidense había liquidado a Al Qaeda en esa ciudad, sin embargo el grupo adquirió el nombre de ISIS y  paradojalmente siete años después, pasaba a dominar Mosul.

Ante el avance de ISIS muchos habitantes en Mosul también atacaron al ejército iraquí al que consideraban un ejército extranjero, convirtiendo a la toma de la ciudad en un levantamiento popular que se rebelaba al autoritarismo del gobierno chiita de Bagdad. Los habitantes de Mosul no le tenían más miedo a ISIS que al ejército iraquí.

En esa ciudad, ISIS obligó a todos los combatientes de la oposición a jurar lealtad al Califato y a los cristianos los obligó a convertirse al Islam a riesgo de perder la vida. Los que no tenían muchas alternativas eran los chiitas que eran asesinados sin contemplación.

A esa altura ISIS ya había controlado la ciudad siria de Raqqa y en enero del 2014 la ciudad iraquí de Faluya ubicada apenas a 65 kilómetros de la capital Bagdad. También se apoderó de la ciudad iraquí de Tikrit.

ISIS llegó a controlar importantes ciudades cercanas a la capital pero sin embargo no atacó Bagdad, en julio de 2014 provocó una serie de reveses al ejército sirio, en agosto irrumpió en el Kurdistán iraquí y en septiembre ocupó el enclave kurdo en Siria, la ciudad de Kobani.

Luego de esa sucesión de triunfos ISIS anunció la conformación de un Estado al que denominaba Califato y que abarcaba regiones de Iraq y Siria, ese nuevo gobierno estaba a cargo de Abui Bakr al-Baghdadi.

Abu Bakr al-Baghdadi estuvo prisionero de los estadounidenses entre 2005 y 2009, comenzó a ser conocido en el 2010 cuando se convirtió en el líder de Al Qaeda en Iraq, desde esa posición financió la instalación de ese grupo en Siria.

El Califato logró extenderse, llegando a ocupar una zona mayor a la de Gran Bretaña y  transformó a ISIS en la fuerza opositora dominante en ambos países, superando en importancia a Jabhat al-Nusra (JAN), nombre que adoptó Al Qaeda en Siria.

Cuando ISIS amenazó Erbil, la capital kurda, en agosto de 2014, la fuerza aérea estadounidense comenzó con los bombardeos en Iraq que al mes siguiente extendieron a Siria, luego se sumó Inglaterra.   

Faluya fue víctima de los bombardeos que provocaron la muerte de muchos civiles luego que ISIS se apoderó de esa ciudad, la incapacidad de ejército y el poder político iraquí se puso de manifiesto porque el ejército no recibió refuerzos a pesar de encontrarse a 65 km. de Bagdad. 

En octubre de 2014 se hizo evidente que era imposible derrotar a ISIS sólo con el poder aéreo, este grupo llegó a controlar mucho más territorio que el que llegó a dominar  Osama Bin Laden, después de su muerte Al Qaeda y otras agrupaciones similares lograron obtener sus más resonantes triunfos.

Luego de la caída de Mosul en manos de los yihadistas, el pánico se apoderó de Bagdad que se encontraba a 400 kilómetros, la gente comenzó a acaparar comida y combustible, algunos días apenas había cuatro horas de luz eléctrica, un diario informó que algunos ministros se habían refugiado en Jordania, también se temía que el ataque de ISIS fuera en coordinación con un levantamiento sunita en la ciudad. Mientras que éstos temían que se produjera una masacre preventiva como ya había ocurrido en 2006.

El ataque a Bagdad nunca ocurrió, ISIS prefirió consolidar su dominio de la provincia iraquí de Anbar que era predominantemente sunita, mientras que en Siria logró capturar varias bases militares obteniendo equipo pesado y también sometió a su dominio a varios grupos opositores.
ISIS llegó a apoderarse de tanques y artillería pesada que había tomado de la conquista de las posiciones de los ejércitos iraquí y sirio, pero además llegó a controlar la mayor parte de la producción de petróleo y gas en Siria.

El gobierno sirio ha ido recuperando territorio pero de manera lenta y a costa de grandes bajas, la forma de actuar del gobierno sirio también merece muchos cuestionamientos desde el punto de vista humanitario, porque se limita a bombardear la zona controlada por los rebeldes, incluso hubo denuncias de la utilización de gas sarín, los ataques provocan la huida generalizada de la población salvo aquellos comprometidos con la causa rebelde y los sectores más pobres que no tienen medios para trasladarse, el gobierno monta un sitio cortando el suministro de electricidad.

La actividad de ISIS ha provocado horror y también sorpresa una de ellas es que logró el milagro que dos viejos enemigos como los Estados Unidos e Irán se unieron para combatir a ese grupo.
Otras de las cuestiones que han sorprendido es la utilización que hacen  de las redes sociales y las nuevas tecnologías los grupos yihadistas, dichos medios le permiten realizar una tarea de captación y de difusión de sus ideas y acciones, algunas de ellas de gran impacto por lo aberrantes en el desprecio por la vida humana.

En sus videos y publicaciones se evidencia un alto grado de profesionalismo y han mostrado una gran habilidad en el manejo de las comunicaciones superando a otros grupos políticos.
También utilizan internet para recaudar fondos, el twitter y Facebook se han convertido en herramientas para su desarrollo, cuentan a su favor con emisoras televisivas y radiales que emiten mensajes contrarios a sus irreconciliables enemigos chiitas.

Cerremos este capítulo nuevamente recurriendo a las explicaciones del autor: “La ofensiva de ISIS ha tenido éxito debido a que se le han unido una gran cantidad de ex oficiales del ejército iraquí sublevados que lucharon contra los estadounidenses y jóvenes de pueblos de pueblos y ciudades sunitas a lo largo del país. Atacar dichas fuerzas con aeronaves tripuladas o drones despertará más ira en la comunidad de sunita, y si los combatientes de ISIS comienzan a ser asesinados por los ataques estadounidenses, no pasará mucho tiempo antes que una organización famosa por su crueldad a la hora de buscar venganza envíe a sus hombres bomba para destruir blancos estadounidenses. De cualquier manera, la probabilidad de que haya un éxito militar de los Estados Unidos es remota”.

Las dificultades para derrotar a ISIS se explican de la siguiente manera: “ISIS es una fuerza guerrillera altamente móvil que no cuenta con una infraestructura organizacional dividida en cuarteles generales, con barricadas y depósitos de provisiones que puedan ser destruidos por misiles y bombas. La destrucción de la infraestructura económica de las refinerías locales de petróleo y de los almacenes de granos empobrecerá a la población civil, pero es más probable que avive las hostilidades contra los Estados Unidos y no que lleve a las personas a ponerse en contra”.

El papel de la prensa imperialista

Los cuatro conflictos bélicos surgidos luego de los atentados contra las Torres Gemelas tienen puntos en común según nos aclara el autor: “Sin embargo, hay otra similitud que conecta a los cuatro conflictos: más que conflictos fuertemente armados, todos han sido guerras propagandísticas en las que los periódicos, la televisión y los reporteros de radio han desempeñado un papel fundamental. En cada guerra existe una disparidad entre las noticias transmitidas y lo que realmente sucedió, pero durante estas cuatro campañas el mundo exterior se ha quedado con conceptos equivocados, incluso con respecto a la identidad de los vencedores y vencidos”.

Esta prensa se ha convertido en un instrumento más de las políticas imperialistas de sus respectivos países, han sido ellos quienes han colaborado para crear las condiciones para las invasiones a esos cuatro países, para hacer posible esos atropellos mintieron descaradamente y mostraron que su principal objetivo es desinformar, es decir ocultar al público las verdaderas razones de los acontecimientos políticos.

En ese afán de ocultar la realidad, las cadenas que dominan la información muestran al terrorismo sólo como el producto de unos fanáticos religiosos, pero nunca indagan en las causas y en quienes iniciaron una escalada de violencia al ocupar países y derrocar gobiernos, tratan de ocultar que muchas veces estas reacciones desesperadas y brutales ocurren ante las reiteradas humillaciones  que las grandes potencias han cometido en contra de los pueblos de todo el mundo. ¿Qué hay otras formas de reaccionar? Sin duda, pero siempre resulta difícil anticipar cómo reaccionará una persona o un pueblo cuando es arrojado a la desesperación y con escasas posibilidades de sobrevivir.

Los talibanes eran “combatientes de la libertad” hasta que el gobierno de los Estados Unidos decidió invadir Afganistán, recién ahí los medios de comunicación dieron a conocer la situación de esclavitud que padecen las mujeres bajo el dominio talibán, se creó el miedo a las “armas de destrucción masiva” que tenía Sadam Husein lo que se pudo comprobar como falso, la prensa británica llegó a calificar de traidores a los pocos políticos que se resistieron a la invasión a Iraq y uno de los auditores sobre el arsenal iraquí se suicidó, producto de las presiones recibidas.

Pero volvamos a Cockburn: “En el 2001, los reportes de la guerra afgana dieron la impresión de que los talibanes habían sido vencidos de forma contundente, aunque había habido muy pocas peleas. En 2003 existía la creencia en Occidente de que las fuerzas de Saddam Hussein habían sido aplastadas cuando de hecho, el ejército iraquí, incluyendo las unidades de la Guardia Republicana de Elite, simplemente se habían disuelto y sus elementos habían regresado a casa. En 2011, en Libia, los rebeldes, que a menudo fueron mostrados en televisión disparando pesadas metralletas montadas en camiones en dirección al enemigo, sólo tuvieron un papel limitado en el derrocamiento de Muammar Khaddafi, quién fue abatido principalmente por los ataques aéreos de la OTAN. En Siria, en 2011 y 2012, líderes y periodistas extranjeros predijeron repetidamente y en vano la derrota inminente de Bashar al-Assad”.

Los medios ocultaron la situación en que quedó Libia después del derrocamiento y asesinato de Khaddafi e Iraq también desapareció de los medios aunque se estimaba que 1000 iraquíes morían por mes por los bombardeos contra regiones habitadas por civiles, tampoco se conoció que los combatientes en Siria contra el gobierno de Assad,  cuando llegaron a controlar alguna zona se transformaron en rufianes que terminaron saqueando a los pobladores.

Los medios se han transformado en rápidos trasmisores de las mentiras de los gobiernos imperiales contra aquellas administraciones que busca desestabilizar, por ejemplo en Libia se inventaron historias de la violación masiva de mujeres por parte de las fuerzas gubernamentales, cuando organizaciones de derechos Humanos comprobaron que eso no era cierto, los medios no reflejaron la desmentida.

Esta manera de actuar no tiene nada de novedosa, en 1990 se informó que soldados iraquíes que había invadido Kuwait voltearon a bebes que estaban en incubadoras en un hospital y los dejaron morir en el piso, por supuesto la noticia generó indignación en todo el mundo, pero tiempo después se conoció que quién había difundido la noticia era la hija del embajador de Kuwait en los Estados Unidos que no había pisado ese hospital.

Más allá de las acciones francamente deleznables de las empresas periodísticas, los periodistas también están condicionados porque aquellos  que cubren las guerras van acompañando al ejército de su país y por lo tanto están sumamente limitados a informar cuestiones que dejen mal parado a las tropas que acompañan.

Una de las cuestiones que la prensa occidental ha silenciado intencionalmente son los daños contra la población civil que causan los bombardeos de los Estados Unidos, convirtiéndose en una de las causas que miles de jóvenes terminen incorporándose como combatientes yihadistas, el odio de la poblaciones también se dirige al gobierno chiita de Iraq y en Siria hacia el presidente Bashar al-Assad.

Cada vez más lejos de la paz

Desde la aparición del libro han ocurrido varios sucesos importantes, el ejército iraquí con ayuda extranjera y con un alto costo logró recuperar en abril  de 2015 la ciudad de Tikrit, la que quedó prácticamente en ruinas, en tanto que recientemente en diciembre de 2015 logró retomar el control sobre la ciudad de Ramadi.

Los atentados se multiplicaron por todo el mundo, los que más repercusión alcanzaron fueron los realizados en Francia, este país y Rusia se han sumado a los bombardeos aéreos sobre los campamentos de ISIS. Irán y Arabia Saudita han roto relaciones luego que la monarquía saudí decidió ejecutar a 47  personas, entre ellos un clérigo chiita.

Cockburn también acerca algunas ideas tendientes a combatir a los grupos yihadistas y al menos a disminuir la conflictividad: “En el núcleo de todo plan político para debilitar a ISIS debería estar la desescalada de la guerra en Siria. Esto es necesario porque permitirá a las distintas comunidades sentir que están peleando una guerra por su existencia misma y que no tienen otra opción más que dar su apoyo ya sea a ISIS o al gobierno de Assad. Los Estados Unidos también deberían tener como prioridad un cese el fuego entre las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assad y la oposición siria no perteneciente a ISIS. Ni el ejército sirio ni los rebeldes sirios ‘moderados’ son lo suficientemente fuertes para hacer retroceder a ISIS si pelean en dos frentes al mismo tiempo”.

Y en otra parte  insiste sobre la misma idea: “Una tregua entre el gobierno y los rebeldes moderados en Siria permitiría a ambos dedicar sus recursos a oponer resistencia a ISIS y reduciría los odios y miedos comunes de los que ISIS obtiene su fuerza”.

Sin embargo los Estados Unidos y Arabia Saudita continúan insistiendo con la salida del gobierno de Bashr al-Assad, esa posición llevaron a las reuniones de paz realizadas en el 2014 en Génova en impidiendo con esa intransigencia cualquier solución.

Pero hay un tema que nadie se atreve a abordar, que es terminar con los atropellos de las grandes potencias contra la soberanía de los países más débiles, mientras siga produciéndose invasiones para colocar gobernantes marionetas que puedan ser manejados dócilmente por los países imperialistas difícilmente se pueda terminar con esta ola de violencia que sacude al mundo.

Sin duda la violencia terrorista debe ser condenada enérgicamente, pero esto no puede ocultarnos que el imperialismo también es una forma de terrorismo y las invasiones a otras naciones es la forma más atroz de la opresión, lo que oculta deliberadamente la prensa canalla es que en esas guerras de ocupación muere mucho más gente que en atentados terroristas, por lo cual es necesario combatir ambas manifestaciones de violencia.

Sabemos que es totalmente falso que se derroquen gobiernos porque no son democráticos, tampoco lo son las monarquías del golfo pérsico que no son molestadas en tanto permanezcan como aliadas y haciendo negocios  con los Estados Unidos y Europa, los latinoamericanos tenemos una larga y triste experiencia en golpes de estado e invasiones para saber de la hipocresía de los imperios.

Si queremos paz debemos comenzar por respetar la autodeterminación de los pueblos, y entender que todos los países deben ser respetados de igual forma, no puede ser que en el siglo XXI todavía haya irracionales expresiones del más injusto colonialismo.

También es esencial el respeto a la vida humana, sin importar la religión ni la nacionalidad, la vida de un parisino es tan importante como la de un iraquí, debemos lamentar y condenar tanto un atentado terrorista en París como los miles de iraquíes y sirios que mueren mensualmente producto de los bombardeos de los Estados Unidos y sus aliados.

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