El Forjista
El 10 de septiembre de 2011 Nilda Elvira Vattuone, conocida por su nombre artístico Nelly Omar, cumplió 100 años, acontecimiento que fue recordado con un homenaje en el Luna Park, además de reportajes y comentarios en todos los diarios.
Sin embargo, cuando se analiza la trayectoria y el aporte de esta cantante al acerbo cultural de los argentinos muchas veces los medios de comunicación se estacionan en la superficialidad de la proeza física de seguir cantando a los 100 años o en las relaciones sentimentales que la tuvieron por protagonista, en particular aquella con Homero Manzi.
Precisamente para conocer la dimensión de esta artista es necesario acudir a esta obra del historiador, periodista y poeta Juan Carlos Jara, quién además es un gran conocedor de la historia del tango.
El prólogo del libro corresponde a Aníbal Fernández que entre otras cosa dice: “Así ha andado. Así ha vivido. Sin despreciar. Prisionera de sus principios y sus sentimientos. Dueña de su voluntad y por qué no, de su destino.”
Jara es meticuloso en el manejo de los datos históricos pero no se limita sólo a entregarnos información, más interesante son sus conclusiones en las que realiza aportes originales que obligan al lector a reflexionar y que ponen en cuestión muchos de los prejuicios impuestos por el dominio cultural del liberalismo oligárquico.
Veamos alguno de esos aportes a los que nos referimos: existe una vieja discusión entre los tangueros entre quién fue Malena, aquella que cantaba el tango como ninguna, Jara nos da su veredicto respaldado en varios testimonios de aquellos que frecuentaron a Homero Manzi.
Otro aspecto de sumo interés lo constituye su opinión en cuanto al aporte del peronismo a desarrollo de la cultura popular en nuestro país, cuestión que en general es bastante retaceada.
Por último mencionemos que Jara incursiona en un tema muy poco estudiado por los historiadores en general, sostiene que la decadencia del tango se debió a que los golpistas de 1955 lo asociaron con el peronismo y por eso trataron por todos los medios de archivarlo con algo que sólo correspondía a un lejano pasado.
Así explica Jara esta apreciación: “La maniobra era muy sencilla: asociar al tango –una de las expresiones populares más elaboradas y avanzadas del mundo- con la imagen de una Argentina añeja y ya perimida, al tiempo que a sus seguidores se los rotulaba como un público de gerontes atado a mitologías pasadas de moda y cerrado a las innovaciones y a los supuestos aires de renovación que se vivían en el país”
Para definir a Nelly Omar elegimos sus propias palabras que Jara ubica en el final del libro: “Fui una mujer que se valió por sí misma: tuve valor, coraje y vocación por el canto. Nunca me importó la riqueza ni la opulencia, siempre luché a pesar de que no me favorecía la época. Sin ambiciones seguí el consejo de mi madre: conservar siempre la dignidad”.
A pesar de los homenajes los argentinos no nos hemos percatado que tenemos en Nelly Omar a una de las mayores glorias del canto popular. Bautizada como la “Gardel con polleras” cabe preguntarse por qué ni remotamente su popularidad roza la de Carlos Gardel. Con la ayuda del autor encontramos dos explicaciones.
Como dijera nuestra presidenta, para una mujer siempre es más difícil, no sólo en el ámbito de los asuntos de gobierno sino en otros campos como en el de la música. Nelly Omar fue una mujer con mucho coraje que se animó a realizar muchas cosas que en su época estaban vedadas para las mujeres como su interés por la aviación. Tampoco a las mujeres les resultaba fácil grabar un disco, no importaba el éxito que pudieran tener en sus actuaciones en vivo.
La otra razón es su adhesión al peronismo que le valieron como a tantos otros el destierro en su propio país, durante muchos años se les cerraron la mayoría de los ámbitos en los que actuaba, como teatros, clubes y radios. El autor nos muestra de manera precisa el odio de clase desatado luego del 1955 contra todos aquellos que adhirieron al peronismo, incluso con aquellos que no ocuparon ningún cargo público.
Su amiga Tita Merello siempre estuvo cerca ayudándola dentro de sus posibilidades. Fue amiga y admiradora de Eva Perón, pero también de Libertad Lamarque, cuyo antiperonismo no fue un obstáculo para establecer una relación de amistad.
Al igual que Hugo del Carril y Leopoldo Marechal, ni aún en los peores momentos ocultó su plena identificación con el peronismo. Cierta vez Nelly Omar declaró: “Fui y soy peronista porque estoy del lado de la gente de trabajo, de los pobres”.
Este libro de Juan Carlos Jara es un aporte significativo para que los argentinos comencemos a saldar la deuda que tenemos con una de nuestras artistas más brillantes.