El Forjista
Almudena Grandes fue una gran escritora española antifascista que falleció el 27 de noviembre de 2021, su libro “Todo va a mejorar” apareció un año después de su muerte y fue concluido por su esposo, el también escritor Luis García Montero, que escribió el último capítulo, basándose en las conversaciones que había mantenido con ella que le expresó como pretendía que fuera el final, y que además le indicó su voluntad que sus lectores conociesen el libro.
Antes de este libro Almudena Grandes había escrito, entre muchos otros, cinco novelas independientes con el título de “Episodios de una guerra interminable” que mostraba los padecimientos del pueblo español en la guerra civil, la dictadura franquista y la valerosa resistencia de aquellos que se opusieron a ese régimen de extrema derecha, la sexta novela de la serie quedó inconclusa por la muerte de la autora.
No solemos comentar obras de ficción, pero con este libro hacemos una excepción, y trataremos de explicar el porqué de esta decisión.
Existen dos clásicos de la literatura que muchas veces son comentados en conjunto porque son obras futuristas y a las que se consideran distópicas, nos referimos a 1984 de George Orwell y “Un mundo feliz” de Aldous Huxley.
Pues bien, creemos “Todo va a mejorar” también es futurista y distópica, pero con la diferencia que en Argentina ese futuro ya casi es presente, veremos si las clases dominantes permiten que este magnífico libro también se convierta en un clásico y que en todo el mundo sea material para una discusión libre y enriquecedora.
En esta trama los empresarios españoles arman el partido “Movimiento Ciudadano ¡Soluciones Ya!” MCSY (Que muy bien podría llamarse Juntos por el Cambio) que como son los dueños de los medios de comunicación no les resulta difícil ganar las elecciones y a partir de su llegada al gobierno adoptarán una serie de medidas antidemocráticas que les permitirá mantenerse en el poder para siempre o al menos por mucho tiempo.
Este poder empresario aprovecha la experiencia de la pandemia para confinar a la población tantas veces como le sea conveniente para hacerla objeto de su propaganda y restringir drásticamente el acceso a la información, mientras empieza el control férreo de internet y todos los aparatos electrónicos.
Este gobierno de los empresarios aparentaba buenos modales y reafirmaba su compromiso democrático, pero en la práctica apelaba a un sistema de espionaje para detectar focos de rebeldía, con fuerzas de seguridad que podían llegar a matar y con el gobierno inventando a un falso grupo terrorista para atemorizar a la población y justificar la represión, estos falsos terroristas también eran útiles para que el gobierno pudiera liquidar a quienes les causaban problemas derivando la responsabilidad hacia los terroristas.
El pueblo vivía en un aparente estado de bienestar impulsando el consumo constante, con una publicidad que convertía precisamente al consumo como un sinónimo de la felicidad, el lema principal del gobierno era la esperanzadora frase “todo va a mejorar”, mientras se reducían drásticamente las actividades culturales y educativas y todo aquello que pudiera alejar a la población de la sumisión que necesitaba el poder.
El Parlamento seguía existiendo, pero había dejado de jugar un papel relevante en la aprobación de nuevas leyes, en cambio la Corte Suprema de Justicia había sido disuelta por decisión de sus propios integrantes.
Pero no todos los ciudadanos se dejaban engañar por la nueva realidad, uno de los personajes del libro expresa: “España se había convertido en un gigantesco, disciplinado y fecundo hormiguero donde todo lo que se producía y lo que se exportaba, lo que se compraba y lo que se vendía, cada hora trabajada y cada sueldo cobrado, redundaba en beneficio de los mismos, unos pocos”. Esta frase muy bien podría aplicarse a la Argentina de hoy.
Los contratiempos y restricciones que sufrían las mayorías no la padecían los privilegiados en sus barrios de lujo viviendo apartados del resto, como los country o barrios privados que han crecido bastante en nuestro país. Por supuesto que el ciudadano común desconocía la gran vida que se daban los dirigentes alejados de las restricciones y prohibiciones del resto de la población.
Aquellos que podían mostrar algún compromiso político que cuestionara el poder económico eran aislados en pueblos remotos para que no representaran ningún tipo de peligro.
Existía la Gran Terapia que era obligatoria, con psicólogos al servicio del gobierno que eran los encargados de descubrir descontentos, estos terapeutas se encargaban de grabar las sesiones con sus pacientes y hacerlas llegar a los agentes del gobierno si se detectaba algún síntoma rebelde.
Mientras los trabajadores inmigrantes estaban sometidos a un régimen muy cercano a la esclavitud y tenían terminantemente prohibido salir del país, ni siguiera de vacaciones, esos trabajadores que cumplían sus labores en los barrios de la gente privilegiada tenían terminante prohibido cualquier comentario sobre la vida que se vivía en esos barrios.
Uno de los protagonistas dice: “Vivimos dentro de una mentira, una burbuja donde no podemos estar seguros de nada porque no existe más verdad que lo que aparece en televisión… esto es una dictadura, neoliberal, ultracapitalista, como la queráis llamar, pero una dictadura basada en una simulación de la realidad, un simulacro en el que todo excepto el poder de MCSY (partido del gobierno), es falso”
Como en la Argentina actual mucho de los que muestran los medios concentrados es falso, es una simple mentira por eso podríamos repetir con uno de los personajes de esta novela: “Todo es mentira, y donde no existe la verdad, no puede existir la libertad”
Carreras universitarias como periodismo fueron cerradas, la televisión y la radio convertido en los órganos de propaganda del partido de los empresarios, que no tenían nada que ver con el periodismo, es decir como TN, La Nación+ o América24.
Nadie se anima a decirlo, pero el gran mal de nuestro país son sus empresarios, casi todos poseídos de una codicia sin límites y con una ausencia absoluta de responsabilidad social, que quieren ganar en un mes lo que en otros países se gana en un año, sin importarles que con su comportamiento condenen a millones de compatriotas a la pobreza e indigencia.
Y con gobiernos temerosos de enfrentar ese poder, porque son ellos los que dominan los mercados de los alimentos y otros rubros para el consumo cotidiano de la población, y que disponen arbitrariamente de aumentos descomunales sin que nadie los controle.
Pero además son empresarios los que dominan los medios de comunicación y que han logrado comprar al poder judicial, y que cuando fueron gobierno ejercieron el espionaje ilegal a destajo, por eso su poder se vuelve peligroso y dañino para democracia.
Precisamente por eso es que los planteos de “Todo va a mejorar” se encuentran a la vuelta de la esquina para nuestro país, porque aunque muchos pretendan no verlo es una realidad que está ahogando la democracia y nuestra vida en libertad.