El Forjista
El libro de Glenn Greenwald, “Snowden, sin lugar donde esconderse”, relata una de las proezas periodísticas más importantes del siglo XXI, el autor también fue protagonista en la filtración de la información de la National Security Agency (NSA).
Greenwald es estadounidense nacido en Nueva York en 1967, abogado, periodista, escritor y militante de los derechos humanos, ganó el premio Pulitzer en el 2014 y fue elegido por el propio Edward Snowden para que sea quién se encargue de dar a conocer los documentos secretos de la NSA, por su militancia en la defensa de la privacidad de las personas y contrario a la intromisión de los servicios de inteligencia en la vida de las personas.
Por su parte Snowden tenía apenas 29 años cuando produjo esta filtración de documentos, es hijo de un guardacosta, nació en Carolina del Norte y creció en Maryland, no llegó a concluir sus estudios secundarios.
Al producirse los atentados del 2001 en Snowden creció un sentido de patriotismo que lo llevó a alistarse en el ejército en el 2004 para luchar en la Guerra de Irak, coincidiendo con las razones que esgrimía el gobierno de los Estados Unidos, estimaba que serviría para liberar al pueblo iraquí de una dictadura, pero en el entrenamiento se fracturó una pierna y debió abandonar el ejército, sin embargo, continuó confiando en las intenciones de su gobierno, decidió ingresar en una Agencia Federal.
Mostró un gran interés y capacidad para todo aquello relacionado con el software de computadoras, realizó un curso en Microsoft, su primer trabajo fue de guardia de seguridad, pero al poco tiempo pudo ingresar a trabajar para la CIA debido a sus conocimientos técnicos.
A pesar de no tener ningún título, su capacidad lo llevó a obtener el reconocimiento de sus superiores, por eso fue destinado por la CIA en Ginebra, Suiza, donde estuvo tres años.
En el 2009 ya se había desilusionado del trabajo que realizaban los servicios de inteligencia y estaba dispuesto a dejar la CIA, sin embargo, tuvo expectativas con el gobierno de Obama, pero esto no duró mucho, al poco tiempo se dio cuenta que nada cambiaba y que las agencias seguían actuando al margen de la legalidad.
A través de un contrato con la empresa Dell realizó trabajos para la NSA, en el 2010 fue destinado al Japón por esa agencia y se le dio un nivel de ingreso superior a los secretos de inteligencia.
A raíz de esto fue tomando conocimiento de acciones perturbadoras por parte del gobierno estadounidense como el ataque con drones, el espionaje en todo el mundo, llegando a tener una idea bastante amplia de cómo la NSA invadía la vida de los ciudadanos sin que estos se enteraran.
En su trabajo para la NSA podía hackear sistemas civiles y militares de otros países, robar información y hasta producir ataques en esos sistemas.
En el 2011 al concluir su trabajo en Japón volvió para hacer trabajos para Dell y Microsoft que prestaban servicios para la CIA: “En este puesto, veía de primera mano que el Estado, sobre todo la NSA, trabajaba conjuntamente con la industria privada de alta tecnología para conseguir el acceso total a las comunicaciones de la gente”.
En el 2012 la empresa Dell lo transfirió de Maryland a Hawai, ya había tomado la decisión de realizar la filtración de documentos por lo que pasó gran parte de ese año resguardando esos archivos para que la sociedad pudiera conocerlos.
Al comenzar el 2013 consideraba que aún le faltaban algunos documentos importantes para dar un amplio muestreo de la actividad de la NSA pero que no lo podía hacer mientras trabajara para Dell, por eso solicitó empleo en la mayor contratista de defensa Booz Allen Hamilton en Hawai, ahí pudo descargar los documentos que le faltaban.
A mediados de mayo de 2013, Snowden solicitó un par de semanas de licencia para encarar un tratamiento contra la epilepsia, no le dijo ni a su novia a donde iba y el 20 de mayo salió de Hawai rumbo a Hong Kong desde donde dio a conocer al mundo los documentos secretos.
Vemos que Snowden había obtenido posiciones de mayores responsabilidades, logrado un buen salario y trabajando en un lugar en que muchos desearían vivir como Hawai, tenía novia y una familia, no obstante, un día decidió abandonar todo y arriesgarse a terminar en una prisión, para que el mundo entero se enterara de lo que estaban haciendo los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y otras potencias.
Este sacrificio sólo se puede entender desde la órbita de las convicciones, sin embargo, los servicios de inteligencia puestos en evidencia, lanzaron operaciones en asociación con los medios de comunicación para calumniarlo y mostrarlo como alguien muy diferente al que realmente era.
Gracias a Snowden los habitantes de este planeta podemos saber que cada uno de nuestros actos puede estar vigilado y tomar acciones para luchar por nuestra libertad.
La elección de Greenwald
El 1° de diciembre de 2012 Greenwald recibe la primera comunicación de Snowden, aunque aún no sabía quién era él, ni que propósito tenía, recibió un mail de alguien que se dio a conocer como Cincinnatus, nombre de un agricultor romano que en el siglo V antes de Cristo fue designado dictador de Roma para que organizara la defensa de la ciudad contra sus enemigos y que tras derrotarlos volvió a su vida campesina.
Como Greenwald ignoró ese mail, Snowden le envió una serie de mails anónimos a la realizadora de documentales, la estadounidense Laura Poitras, diciéndole que tenía en su poder cientos de documentos secretos que mostraban que el gobierno espiaba a sus ciudadanos de todo el mundo.
A su vez le indicaba a Poitras que trabajara con Greenwald para hacer públicos esos documentos, el autor del libro cayó un tiempo después que Cincinnatus era Snowden.
Poitras se comunicó con Greenwald y ambos accedieron a trabajar juntos en este proyecto, aunque en un principio tenían inmensas dudas sobre la veracidad del denunciante y su documentación secreta.
Como Greenwald trabajaba para el diario británico The Guardian las revelaciones se iban a realizar en ese diario, pero también decidieron que algunos documentos se publicaran en el Washington Post, no porque confiaran en ese diario, sino porque tenían confianza en el redactor de apellido Gellman que se encargó del tema.
Snowden se encontraba en Hong Kong y los citó a Poitras y Greenwald, ambos llegaron el 1° de junio de 2013 a esa ciudad.
Ambos fueron elegidos por Snowden por su militancia en defensa de los derechos humanos y el cuestionamiento a los atropellos del gobierno de los Estados Unidos, en el caso de Greenwald llevaba años defendiendo a quienes él consideraba verdaderos héroes como el soldado Manning, responsable de la filtración conocida como Wikileaks que entre muchas otras cosas permitió conocer los crímenes de guerra del gobierno norteamericano, y a Daniel Ellsberg quién trabajaba como analista de las Fuerzas Armadas y que en la década de 1970 en el New York Times y otros periódicos, publicó documentos del Pentágono sobre la Guerra de Vietnam.
Laura Poitras ganó el Oscar al mejor documental en 2014 por “Citizenfour” en la que relata todo el proceso que llevaron a las revelaciones de Edward Snowden, precisamente Citizen Four eran el usuario de mail utilizado por Snowden para comunicarse con Poitras.
Espiar una vieja costumbre
En las primeras décadas del siglo XX la Oficina de Investigación, antecesora del FBI, había armado un mecanismo de escuchas telefónicas, informantes y violación de correspondencia a los efectos de controlar a quienes se oponían al gobierno.
Obviamente esta costumbre de espiar no era exclusivamente norteamericana, en Francia e Inglaterra a comienzos del siglo XX eran los movimientos anticolonialistas quienes fueron férreamente vigilados.
Greenwald nos informa que la vigilancia ha sido permanente en la vida de los Estados Unidos, teniendo por objetivo a los disidentes, en la década de 1970 el espionaje llevado a cabo por el FBI había producido que cerca de medio millón de ciudadanos resultaran calificados de ser potencialmente subversivos, había un criterio claramente político para desarrollar este control.
Edgar Hoover director del FBI y su antecesora entre 1924 y 1972 consideraba como ciudadanos sospechosos a todos aquellos que realizaran una actividad política que cuestionara el orden establecido, por lo cual quedaban dentro de su esfera de control: pacifistas, militantes defensores de los derechos humanos, comunistas, socialistas y luchadores por los derechos de los afroamericanos. Es así como eran espiados Martin Luther King o John Lennon.
En 1978 se creó el Tribunal de Inteligencia Extranjera (FISA) instituido por el Congreso después que se conoció que durante décadas el gobierno había estado espiando a los ciudadanos de manera abusiva e ilegal, este tribunal tenía por finalidad controlar y autorizar al Poder Ejecutivo para realizar escuchas y otras formas de espionaje legal, sin embargo este organismo no fue más que una medida de maquillaje para que todo siguiera igual porque las resoluciones del tribunal eran secretas y sólo accesibles a un pequeño grupo de personas.
Mientras que en Alemania Oriental la policía política la STASI se metía en la vida de las personas para detectar disidencias, en el Occidente supuestamente democrático también se procedía con un control que tenía características similares.
Durante la administración de George W. Bush se estuvo espiando a todas aquellas personas que tuvieran una posición contraria a la guerra de Irak, etiquetándolos como potencialmente terroristas.
Los sucesivos gobiernos han utilizado información recopilada por la NSA para desprestigiar a adversarios políticos, periodistas o activistas de derechos humanos.
Los musulmanes estadounidenses sienten el efecto del espionaje sobre sus vidas, cada persona que aparece por primera vez por una mezquita es vista con recelo porque puede ser un agente del FBI, deben cuidarse particularmente en las conversaciones que mantienen con su amigos y familiares ante la posibilidad que una expresión pueda ser mal interpretada y redunde en un procesamiento.
Entre la información que se recolecta en la colectividad musulmana se incluye sus actividades sexuales, ingreso a páginas pornográficas y chats sexuales para identificar alguna infidelidad a los efectos de extorsionarlos o desprestigiarlos ante su comunidad.
En el 2005 se supo que luego de los atentados a las Torres Gemelas la administración Bush le había ordenado a la NSA espiar las comunicaciones electrónicas de los estadounidenses sin que existiera una orden judicial previa.
Luego de conocerse este manejo del gobierno de Bush se realizaron una serie de modificaciones al tribunal FISA aplicadas a partir del 2008, por las cuales se terminó autorizando al gobierno a realizar lo mismo que antes efectuaba de manera ilegal, se liberaba al gobierno de tener que obtener autorizaciones de los tribunales, debía recurrir al tribunal FISA sólo en el caso de ciudadanos de los Estados Unidos, pero no tenía ninguna restricción para espiar a extranjeros, dentro o fuera del país.
Además el tribunal FISA tiene un comportamiento servil hacia la NSA y no rechaza ninguno de los pedidos efectuados por la agencia, una estadística muestra que desde 1978 al 2002 no se rechazó ningún pedido del gobierno, mientras que desde el 2002 al 2012 sólo se rechazaron 11 sobre unas 20.000 solicitadas.
Los comités del Congreso que tienen la finalidad de controlar a las agencias de Inteligencia tampoco cumplen con su función, en general son colocados al frente, partidarios de las poderosas industrias de armamentos y vigilancia que ganan millones con esta situación de supuesto peligro inminente de ataques terroristas.
La senadora demócrata Dianne Feinstein es defensora de esta industria y ha apoyado la guerra de Irak y los programas de Bush, mientras su esposo tiene vinculaciones con empresas contratistas de la industria militar.
Luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 se produjo un incremento exponencial de los gastos en vigilancia, esto significó la transferencia de cifras siderales de las arcas del estado a empresas privadas como Booz Allen Hamilton y AT&T, proceso acompañado por el conocido efecto de puerta giratoria en que los altos cargos en esas empresas eran ocupados por ex funcionarios del gobierno, y a la función pública llegaban ex gerentes de esas empresas.
Lo que develaron los documentos
Esta filtración pudo mostrar al mundo que el gobierno de los Estados Unidos espiaba a sus ciudadanos, y a personas e instituciones de todo el mundo, pero otra revelación de gran importancia fue la de poder constatar la complicidad de las empresas tecnológicas y los medios de comunicación para sostener la implementación de un estado policial.
Bajo la excusa de la lucha contra el terrorismo desde el 2001 se produjeron todo tipo de atropellos que llevaron a la clase dominante a justificar guerras de agresión, aplicación de torturas en cualquier parte del mundo, detenciones ilegales, asesinatos masivos y la intromisión de la vida de las personas.
El gobierno transformó internet en un sistema para vigilar a las masas, mientras que controles anteriores eran posibles de ser eludidos, ahora se somete al pensamiento y los actos de los individuos a un control estatal implacable.
Los archivos de Snowden mostraron los medios técnicos empleados para interceptar las comunicaciones, acceder a los servidores de Internet, satélites, cables submarinos de fibra óptica, sistemas de telefonía nacional y extranjero y hasta las computadoras personales. La NSA se metía en la vida de todo tipo de personas desde supuestos terroristas, hasta líderes democráticos aliados o simples e inofensivos ciudadanos.
A pesar que la finalidad de la NSA se debía centrar en la inteligencia extranjera la divulgación mostró que estaban espiando también a ciudadanos norteamericanos.
El programa denominado “informante sin límites” busca acceder a todas las llamadas telefónicas y a todos los mails, evidenciando el volumen impresionante de acumulación de información que la NSA llevaba a cabo diariamente, también mostraba que esa agencia le había mentido al Congreso al señalar que no tenía capacidad para tamaña recolección de datos.
Desde mediados de 2012 la agencia ha estado procesando diariamente más 20.000 millones de comunicaciones de internet y teléfono en todo el mundo.
Para solucionar los problemas de almacenamiento la NSA construyó unas inmensas instalaciones en Bluffdale, Utah, que están conformadas por cuatro salas de 2.300 metros cuadrados llenas de servidores, además de otro sector de 84.000 metros cuadrados destinados a la administración y el soporte técnico.
En el 2007 comenzó a funcionar un programa conocido bajo la denominación de X-KEYSCORE que abarca la recolección de todo lo que un usuario puede realizar en internet: el contenido de los mails, páginas visitadas, búsquedas en Google o Yahoo, todo esto puede efectuarse de manera on-line, pero además permite buscar en bases de datos direcciones de mails, números de teléfonos o las direcciones IP de las computadoras.
Este sistema permite a un miembro de la NSA encontrar las páginas visitadas por una determinada persona u obtener la lista de todas las personas que accedieron a un determinado sitio, también permite vigilar las actividades en las redes sociales como Facebook o Twitter
La administración de Obama que había prometido durante la campaña electoral ser una de las más transparente en verdad se convirtió en una sólida defensora de este tipo de control policial sobre la población, convirtiéndose en una defensora de las ilegalidades de los servicios secretos y persiguiendo a quienes denuncian estos sucesos, estando siempre presente el peligro de la acusación de traición y la posibilidad inminente de que sean encerrados en prisión.
Los riesgos
Snowden era consciente del riesgo al que se enfrentaba, cuando Greenwald le preguntó sobre cual serían las consecuencias que podían caer sobre su persona, respondió sin dudarlo: “Dirán que he violado la Ley de Espionaje. Que he cometido crímenes graves. Que he ayudado a enemigos de Norteamérica. Que he puesto en peligro la seguridad nacional. Seguro que utilizarán cualquier incidente de mi pasado, y probablemente exagerarán o incluso inventarán algunos para demonizarme tanto como sea posible”.
Snowden fue cuidadoso con sus filtraciones no dejando ningún blanco para que pudiera ser acusado de poner en peligro vidas norteamericanas, como podía ocurrir al dar a conocer el nombre de algún agente en el extranjero.
Los abogados del diario The Guardian le advirtieron a Greenwald que publicar información confidencial era considerado un delito por el gobierno de los Estados Unidos, considerada una violación a la Ley de Espionaje y que las consecuencias podían alcanzar incluso al periódico, que a pesar de ser inglés tiene una agencia en el país americano.
Nunca se había producido en la historia una filtración de documentos de la NSA, el gobierno de Obama había sido especialmente agresivo con todos aquellos que publicaran información confidencial, unos días antes el gobierno había obtenido una orden judicial para poder acceder a los mails de un periodista de la Associated Press para descubrir la fuente de sus artículos.
Antes de la publicación The Guardian tenía previsto presentar al gobierno su plan de ediciones de los artículos para darle la oportunidad de presentar argumentos valederos para que la información no fuera publicada.
Greenwald aceptó esto, pero tenía claro que si el gobierno ponía trabas estaba dispuesto a publicarlo en medios de menor tirada, e incluso optó por crear un sitio en donde realizar la publicación de los documentos.
The Guardian informó tanto a la NSA como a la Casa Blanca que pensaba publicar material secreto, la primera reacción del gobierno fue cordial, con la pretensión de demorar la publicación, pero cuando el diario se puso firme, los funcionarios comenzaron a comportarse como auténticos gangsters lanzado todo tipo de amenazas.
No obstante, la firmeza mostrada por Snowden, Poitras y Greenwald provocó que los documentos salieran a la luz, aún a costa de su propia seguridad.
Los primeros artículos
El primer artículo escrito por Greenwald en The Guardian sobre las filtraciones de Snowden versó sobre la orden del tribunal FISA a la empresa de telecomunicaciones Verizon para que entregara a la NSA todos los registros de comunicaciones de ciudadanos estadounidenses, ya sea entre ellos o con extranjeros. El tribunal argumentaba que dicho pedido se realizaba basándose en la denominada Ley Patriota, pero resultaba una interpretación muy forzada de la misma.
El artículo decía: “La Agencia de Seguridad Nacional está actualmente recabando registros telefónicos de millones de clientes de Verizon, uno de los mayores proveedores de telecomunicaciones de Norteamérica, conforme a la orden secreta de un tribunal emitida en abril.
La orden, de la que The Guardian tiene una copia, exige a Verizon que, a diario y de forma regular, procure a la NSA información sobre todas las llamadas telefónicas realizadas en sus sistemas, tanto dentro de EE.UU como entre EE.UU y otros países. El documento pone de manifiesto por primera vez, que bajo la administración Obama, se están recogiendo registros de comunicaciones de millones de ciudadanos norteamericanos en masa y de manera indiscriminada, con independencia de si son sospechosos o han cometido delitos”.
El impacto de esta revelación fue enorme se convirtió en el tema obligado de todos los noticieros, Greenwald no dejó de recibir pedidos para ser entrevistado por las grandes cadenas de televisión.
El gobierno en tanto salió a defender el programa de vigilancia de las comunicaciones señalando que se trataba de un “instrumento clave para proteger al país de la amenaza terrorista”, mientras que la presidente demócrata del Comité de Inteligencia del Senado, a la que ya mencionamos, dijo que el programa era necesario porque “el pueblo quiere que la patria sea segura”.
En el segundo artículo se descubría que la NSA había recurrido a un programa llamado PRISM que permite a la agencia recolectar información sobre las comunicaciones privadas de las empresas de internet como Facebook, Google, Yahoo o Skype. Casi no quedaba resquicio alguno donde el gobierno estadounidense no se entrometa.
La agencia estaba en condiciones a acceder a cualquier chat de Facebook, emails de Yahoo o Gmail, o conocer las búsquedas que una determinada persona efectuó en Google y a qué sitios ingresó.
En el tercer artículo se mostraba que el gobierno de Obama en noviembre de 2012 le ordenaba al Pentágono y a otras agencias preparar una serie de ciberataques en todo el mundo.
En el cuarto se daba a conocer el programa “informante sin límites” donde se mostraba la intención de la NSA de recolectar cada vez más información y que ya se encontraba en condiciones de almacenar miles de millones de llamadas telefónicas y correos electrónicos, quedando en evidencia que la NSA le había mentido al Congreso con respecto a información que decía no tener y que ya se encontraba en su poder.
La presentación de Snowden
Además de la filtración de documentos presentados por Greenwald en The Guardian y por Gellman en el Washington Post, también grabó un video realizado por Laura Poitras, porque Snowden quería dar a conocer su identidad y que el público conociera sus intenciones.
Snowden le explicó a Greenwald los motivos que lo llevaron a dar a conocer los documento de la NSA poniendo en riesgo su trabajo y seguridad personal: “Quiero provocar un debate mundial sobre la privacidad, la libertad en internet y los peligros de la vigilancia estatal” y también sabía a qué se exponía: “No tengo miedo de lo que pueda pasarme. Tengo asumido que, tras esto, mi vida probablemente cambiará. Estoy conforme. Sé que hago lo correcto”.
Además Snowden escribió una carta que dio a publicidad con la que acompañaba los documentos de la SNA, ahí decía: “Mi único objetivo es informar a la gente de lo que se hace en su nombre y lo que se hace en su contra. El gobierno de EE.UU, en complicidad con estados clientes, principalmente los Cinco Ojos – Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda-, ha impuesto en el mundo un sistema de vigilancia secreta y omnipresente de la que no es posible escapar. Protegen sus sistemas internos de la supervisión de los ciudadanos mediante clasificaciones y mentiras, y se blindan contra el escándalo de eventuales filtraciones exagerando protecciones limitadas que deciden conceder a los gobernados… Los documentos adjuntos son reales y originales, y se ofrecen para procurar un conocimiento de cómo funciona el sistema de vigilancia masiva, global, para que se puedan crear protecciones contra el mismo. El día en que escribo esto, todos los registros nuevos de comunicaciones pueden ser ingeridos y catalogados por dicho sistema y se pretende guardarlos durante años; por otro lado, están creándose y desplegándose en todo el mundo ‘Almacenes Masivos de Datos’”.
Hubo importantes personalidades que apoyaron la actitud de Snowden, el ex vicepresidente demócrata Al Gore cuestionó el espionaje del gobierno, mientras que la agencia Associated Press recogió la opinión de un senador del que no dio el nombre que confirmaba que el programa llevaba años funcionando y que estaba dirigida también a otras empresas telefónicas.
Para Daniel Ellsberg, responsable de una filtración en la década de 1970 sobre la guerra de Vietnam, la de Snowden es “la filtración más importante de la historia norteamericana, incluyendo desde luego los papales del Pentágono de hace cuarenta años”, que lo tuvieron a él por protagonista.
Las empresas tecnológicas y el estado policial
Cuando se dio a conocer que la NSA accedía a los servidores de las empresas para recolectar información sobre sus usuarios, la reacción de estas compañías fue de sorpresa, dijeron que no sabían nada de eso.
Pero al poco tiempo se pudo saber a ciencia cierta que casi todas ellas colaboraron e hicieron negocios con los servicios de inteligencia de los Estados Unidos, salvo Twitter y Yahoo, que intentaron al principio una tibia resistencia pero que luego se ampararon en su deber patriótico para colaborar con el gobierno.
Son estas empresas cómplices directas del estado policial que intenta imponer la administración norteamericana.
Pero también estas multinacionales han colaborado con otros gobiernos en eso de controlar y perseguir disidentes, en el 2006 en un sesión realizada en el Congreso de los Estados Unidos bajo el título “Internet en China ¿herramienta para la libertad o prohibición?” casi todos los participantes se quejaron de que las empresas tecnológicas norteamericanas ayudaban al gobierno chino para eliminar la disidencia, un senador comparó la colaboración de Yahoo con la policía china con la entrega de Ana Frank a los nazis.
Un artículo del Washington Post confirmó que la NSA ingresaba a los servidores centrales de las principales nueve empresas tecnológicas para obtener videos, mails, documentos, registros de conexión, etc. y que todas ellas participaban a sabiendas del programa PRISM.
Hay además una gran cantidad de empresas que prestan servicios a la SNA, ya vinos que Snowden trabajó para Dell y Booz Allen Hamilton pero además puede mencionarse como estrechas colaboradas de las agencias de inteligencia a Oracle, EDS, AT&T, Cisco, Motorola, IBM, Microsoft, Intel y otras.
De los documentos filtrados quedó registro de los servicios de las empresas tecnológicas con la NSA entre ellas Yahoo, Google, Facebook, Apple y sobre todo Microsoft que colaboró para que la agencia de inteligencia pueda espiar a través del uso del Outlook y Skype.
Microsoft se encuentra entre las empresas que más han ayudado a la NSA a espiar a los ciudadanos de todo el mundo, esto nos dice el autor: “Quizá donde se percibe mejor la estrecha colaboración entre la NSA y las empresas privadas es en ciertos documentos relativos a Microsoft, reveladores de los grandes esfuerzos de la compañía para procurar a la NSA acceso a varios de sus servicios online más utilizados, entre ellos Sky Drive, Skype y Outlook”.
Skydrive es una aplicación que permite a los usuarios resguardar archivos online para acceder desde cualquier plataforma, Microsoft trabajó durante meses para permitirle al gobierno un acceso fácil a esos archivos, un documento de la NSA del 8 de marzo de 2013 se congratula que la NSA podrá ingresar con PRISM a Skydrive aclarando que: “Este éxito resulta de los muchos meses de colaboración del FBI con Microsoft para consolidar esta solución de recogida y asignación de tareas”.
A finales del 2011 Microsoft compró Skype la aplicación que permitía mantener conversaciones de chat y telefónicas por internet, tenía unos 663 millones de usuarios. La hipocresía de Microsoft quedó patentizada cuando la empresa aseguró que: “Skype está comprometida a respetar tu privacidad y la confidencialidad de tus datos personales, el tráfico y contenido de la comunicaciones”.
Sin embargo un documento del 3 de abril de 2013 indicaba que: “PRISM tiene una nueva capacidad de recolección: las comunicaciones almacenadas en Skype”, o sea que le entregaba la información de sus clientes al gobierno.
También Microsoft promocionó la nueva versión del Outlook prometiendo un alto grado de encriptación para proteger la privacidad bajo un lema publicitario que decía “tu privacidad es nuestra prioridad”, pero la NSA se ocupó de inmediato de saltear la encriptación para poder acceder a los correos en un acuerdo con la propia Microsoft.
Un documento del 26 de diciembre de 2012 anunciaba que en programa de colaboración entre el FBI y Microsoft habían encontrado la forma que la encriptación no fuera un problema. Por esta ayuda permanente correspondería que a Bill Gates se le otorgue el grado de comisario.
Pero la capacidad de la NSA también llegaba a la posibilidad de instalar software malicioso en computadoras de individuos para vigilar a sus dueños, de esa manera se puede enterar qué teclas digita, las pantallas a las que accede, esta agencia cuenta con una unidad de hackers para realizar esta labor, un documento reconocía que había unas 50.000 PC infectadas.
Tal es la complicad entre las empresas y el gobierno, que Greenwald realiza una serie de sugerencias para quienes no desean que el gobierno norteamericano se entrometa en nuestras vidas.
Recomienda el periodista: “No utilizar los servicios de compañías tecnológicas que colaboran con la NSA y sus aliados, ejercería en aquellas cierta presión para que pusieran fin a dicha colaboración al tiempo que animaría a la competencia a tomarse en serie la protección de la privacidad. En la actualidad, varias empresas tecnológicas europeas ya están publicitando sus servicios de chat y correo electrónico como alternativa mejor a los ofrecidos por Google y Facebook, proclamando a los cuatro vientos que no suministran- ni suministrarán- datos de usuario a la NSA…Además, para evitar que los gobiernos se inmiscuyan en las comunicaciones personales y en internet, los usuarios han de contar con herramientas de encriptación y navegación anónima. Esto es especialmente importante para las personas que trabajan en ámbitos delicados, como los periodistas, los abogados o los activistas de los derechos humanos”
La NSA en el extranjero
También hubo gobiernos extranjeros que colaboraron con el espionaje de la NSA, esta agencia tiene clasificados a los países según la cercanía ideológica y política.
La primera categoría, el de los más cercanos que es conocido como el grupo de los “cinco ojos”, integrado por los incondicionales: Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, la NSA espía en colaboración con estos países pero no en ellos, a menos que haya un pedido del gobierno para que así lo haga, aunque parezca increíble hubo una solicitud del gobierno australiano en el 2011 para que sometiera a sus ciudadanos a una mayor vigilancia.
La versión inglesa de la NSA, se llama Government Communications Headquarters (GCHQ) que trabaja en estrecha relación con la agencia norteamericana.
También puede considerarse dentro de este círculo cercano, a Israel, país con el cual la NSA mantiene una relación tan cercana que le entrega la información que recolecta sin selección alguna.
El segundo grupo está conformado por los aliados de los Estados Unidos con los cuales colabora en proyectos específicos, sin embargo puede ocurrir que la NSA espíe en ellos sin que la cercanía política signifique una limitación, conforma esta categoría, países como: Alemania, Italia, España, Dinamarca, Suecia, Japón, Suiza, Holanda, Noruega, Turquía, Grecia, Corea del Sur.
Con el tercer grupo la agencia no colabora por considerarlos adversarios y los espía de manera habitual, forman parte de esta categoría: Rusia, China, Irán, Venezuela, y Siria pero también aquellos a los cuales considera neutrales, como Brasil, Argentina, Indonesia, Kenia, Sudáfrica.
En el 2011 la agencia espió a Dilma Rousseff y sus ministros, también al actual presidente mexicano Enrique Peña Nieto cuando era candidato, por años estuvieron escuchando las llamadas telefónicas de Angela Merkel, y tampoco se abstuvo de espiar en las Naciones Unidas para conocer las estrategias de los otros países.
El 18 de junio de 2013 la respuesta de Obama a las filtraciones de documentos de la NSA fue que: “Lo que puedo afirmar sin lugar a dudas es que si eres una persona de EE.UU., la NSA no puede escuchar tus llamadas telefónicas…por ley, a no ser que…ellos acudan a un tribunal y consigan una orden y busquen causas probables, como ha sido siempre”.
En tanto que el representante del partido republicano en el comité de inteligencia de la Cámara de Representantes Mike Rogers, dijo a la CNN que la SNA “no está escuchando las llamadas telefónicas de los norteamericanos. Si lo hiciera, sería ilegal. Sería infringir la ley”.
Ambos estaban reconociendo que la NSA violaba la privacidad de los extranjeros, tan evidente resultó la confesión que un colaborador de la agencia, el presidente de Facebook, Mark Zuckerberg salió a declarar: “El gobierno dijo que no nos preocupásemos, que no estaba espiando a ningún norteamericano. Magnífico, vaya consuelo para las compañías que estamos intentando trabajar con personas del mundo entero. Gracias por salir y dejarlo claro. Ha estado muy mal, la verdad”.
Pero para colmo de males ambos mentían, la NSA estaba espiando de manera ilegal a ciudadanos norteamericanos, la Ley FISA del 2008 le permitía a la NSA examinar el contenido de las comunicaciones sin orden judicial siempre que se haya producido con un ciudadano extranjero sometido a vigilancia.
Las canalladas de los medios de comunicación
Los grandes medios de comunicación de los Estados Unidos tienen una larga trayectoria en cuanto encubrir las acciones ilegales de los gobiernos y muchas veces han colaborado para crear un sentimiento belicista en la población cada vez que el gobierno y la poderosa industria de armamentos se han lanzado a aventuras imperiales.
Luego del 11 de septiembre los medios de EE.UU. se mostraron leales al gobierno y hostiles a quienes revelaran secretos oficiales. Cuando Wikileaks comenzó a publicar documentos confidenciales sobre las guerras de Afganistán e Irak muchos periodistas norteamericanos pidieron el procesamiento de la organización.
Snowden desconfiaba de los grandes diarios como New York Times y Washington Post por su excesiva cercanía a los gobiernos, sus vínculos con las empresas de defensa y seguridad y la exclusión de las voces disidentes.
El diario de Washington había mantenido una clara actitud favorable a la guerra en Irak amplificando las voces favorables e ignorando a quienes se oponían, Greenwald define la posición del diario como las de “cheerleaders” (porristas) “más vociferantes a favor del militarismo”.
Cuando el Washington Post tiene alguna noticia que puede afectar al gobierno, acostumbra a negociar la publicación o directamente opta por no publicarla, el Poder Ejecutivo argumenta que se trata de un secreto de estado y el diario acata mansamente, a veces se llega a negociar la publicación de sólo una parte de la información, ocultando otra.
Por ejemplo en el 2005 cuando se conoció la existencia de centros clandestinos de la CIA desplegados por todo el mundo, se acordó no dar a conocer de que países se trataba y de esa manera la CIA podía seguir torturando a los prisioneros que mantenía detenidos ilegalmente.
En tanto el New York Times ocultó durante un año la existencia de escuchas ilegales de la NSA, porque Bush que era el presidente en ese momento, llamó al dueño del diario Arthur Sultzberger y al jefe de redacción Bill Keller al despacho oval, para decirles que si daban a conocer esa información estarían apoyando a los terroristas. El diario obedeció los deseos del presidente y bloqueó la información hasta finales del 2005, una vez que Bush lograra su reelección, el silencio del diario habían ayudado a dicho resultado electoral, el diario recién publicó la información cuando se enteró que uno de los redactores iba a publicar un libro sobre el tema y el diario se lanzó a dar la noticia para no perder la primicia.
En el 2006 en el diario Los Angeles Times, el redactor en jefe, Dean Baquet, ignoró una noticia de sus periodistas sobre la colaboración de la empresa telefónica la AT&T y la NSA, la información indicaba que en la oficina de la empresa en San Francisco existía una habitación secreta, donde la NSA podía capturar las llamadas y el tráfico de internet. Mark Klein era quién había difundido los documentos y contó en el 2007 que Baquet impidió la publicación a pedido del Director de Inteligencia, John Negroponte, y del general Michael Hayden, director de la NSA. Como consecuencia del servicio prestado al gobierno, Baquet fue ascendido en el diario.
El New York Times publicó información de los Wikileaks pero después el editor ejecutivo Bill Keller hizo todo lo posible para tomar distancia, lo que le valió una felicitación del gobierno por su “cobertura responsable”, Keller llegó a reconocer en un reportaje en el 2010 que el Times seguía instrucciones del gobierno sobre que debía publicar y que no.
Greenwald ha puesto en evidencia el comportamiento canalla de gran parte de la prensa estadounidense en su manipulación de la información: “Fue este periodismo servil y miedoso lo que llevó al Times, el Post y otros medios a negarse a usar la palabra ‘tortura’ en sus reportajes sobre los interrogatorios de la era Bush, pese a que la utilizaban sin reparos para describir la misma táctica cuando se hablaba de otros gobiernos. También fue eso lo que provocó la debacle de los medios que blanqueaban afirmaciones gubernamentales infundadas sobre Saddam e Irak para vender al público norteamericano una guerra emprendida basándose en pretextos falsos que los medios de comunicación de EE.UU. amplificaban en vez de investigar”.
¿Periodistas o policías?
Greenwald confesó que había una razón adicional para realizar la filtración de la información: “Desde el principio creí que los documentos brindaban una oportunidad para poner al descubierto no sólo el espionaje secreto de la NSA, sino también la dinámica corrupta del periodismo oficial”.
Luego de la publicación de los documentos buena parte de los medios de comunicación se colocaron de parte del gobierno y saltaron a la yugular de Snowden y Greenwald, demostrando que con los años se habían convertido en perros guardianes del orden establecido.
Mientras el gobierno de los Estados Unidos le pidió a la policía de Hong Kong que detuviera a Snowden, gran parte del periodismo no mencionaba el grave abuso contra la privacidad de las personas, sino que hacían hincapié en que un estadounidense había incumplido con sus obligaciones y había fugado a China, para ellos el problema era Snowden y no el espionaje ilegal del gobierno.
Los medios de comunicación que se suponía que en algún momento debían servir de control sobre el poder político, se habían convertido en encubridores de las clases más poderosas para que el pueblo no llegue a enterarse de sus enjuagues.
Greenwald era conciente que tanto Snowden como él, iban a ser objeto de la agresividad de la prensa del establishment, pero fueron mucho más allá en su servilismo, algunos llegaron sugerir que el periodista debería ser procesado.
El New York Times citaba a varios autores que consideraban que había que investigar la conducta de Grennwald, alguno de los consultados lo acusaban de antiamericanismo, pero incluso el diario llegó a censurar algunos comentarios elogiosos para que el artículo adoptara un claro cariz condenatorio hacia el autor de la filtración.
Mientras que el New York Daily News comenzó a investigar el pasado del periodista, señalando que había encontrado que mantenía algunas deudas y que había tenido una participación en una empresa que distribuía videos para adultos. Mientras que el Times también investigó las deudas y agregaba un incidente con el perro del periodista en el edificio en que vivía.
Al igual que en la Argentina, cuando alguien molesta al poder, los mercenarios del periodismo se disponen a atacar, sin importar la veracidad de la noticia ni el grado de podredumbre del pescado que lanzan al público.
Otra operación montada por la prensa hegemónica fue tratar de negarle la condición de periodista para convertirlo en una activista ¿Se acuerdan cuando en la Argentina los medios hegemónicos denostaban contra el periodismo militante? Bueno no eran nada originales, allá pasó lo mismo, la razón era muy sencilla, mientras que detener a un periodista suena a autoritarismo, que un activista vaya a dar con sus huesos a una prisión no escandaliza a nadie, aún en los países que se autodenominan democráticos.
Por supuesto que hubo voces que se alzaron para defender a Greenwald y cuestionar al gobierno por los abusos de autoridad pero los grandes medios y gran parte de los políticos se encolumnaron entre quienes intentaron desprestigiar e incluso perseguir a los responsables de la información que sólo buscaba poner fin al atropello a la privacidad.
Peter King, un congresista republicano pidió taxativamente que se procese al periodista, mientras que Marc Thiesses del Washington Post y redactor de los discursos de Bush, autor de un libro donde justifica las torturas de EE.UU, defendió la posición de King.
A la vez que Alan Dershowitz, un comentarista político decía que “A mi juicio, Greenwald ha cometido un delito gravísimo”.En un programa de la CNN se llegó a discutir si Greenwald debía ser detenido o no.
Los medios de comunicación lanzaron todo de tipo de especulaciones sin sentido, pero siempre con la misma intencionalidad silenciar a quienes desafían al poder, Walter Pincus periodista de Washignton Post sugería que Poirras, Snowden y Greennwald formaban parte de una conspiración planeada por Julian Assange fundador de Wikileaks, en su artículo se cometieron tantos errores que el diario se vio obligado a publicar otra nota para enmendar las equivocaciones.
El columnista económico Andrew Ross Sorkin en la cadena CNBC cuestionaba al gobierno que según él había dejado que Snowden viajara a Rusia, que debía detenerlo, sin aclarar si con un comando similar al que mató a Bin Laden, y agregaba que también se debía detener a Greenwald.
El presidente del Comité de Inteligencia Mike Rogers le dijo al jefe del FBI James Comey que había periodistas que vendían bienes robados acusándolos de ladrones, aclarando que se refería taxativamente a Greenwald.
Hubo reporteros del Washington Post y del New york Times que se solidarizaron con Greenwald, el congresista Alan Grayson se mostró preocupado porque pudiera ser detenido, por eso le preguntó al fiscal general si había alguna causa contra el periodista, pero nunca le respondieron, el congresista consideraba que nadie podía ser detenido por ejercer el periodismo y que gracias a la información que la filtración brindó, el Congreso y la población se había podido enterar de violaciones graves a la leyes y la Constitución.
Por el comportamiento de los grandes medios, Greenwald llegó a la siguiente conclusión: “Y el hecho de que muchos periodistas se hubieran sumado a la idea de considerar mis coberturas un delito grave era un considerable triunfo propagandístico para los poderes gubernamentales, que contaban con profesionales cualificados que les hacían el trabajo y equiparaban el periodismo de investigación crítico con la actividad criminal”.
Demonizando a los disidentes
Paralelamente se realizaron campañas de desprestigio contra Snowden, al que se trataba de presentar como inseguro y antisocial. Un perdedor que no había podido concluir los estudios secundarios. Obviamente se lo mostraba como carente de patriotismo y como agente del gobierno chino, a pesar que desmintió reiteradamente y nadie pudo probar lo contrario, que nunca pasó información ni a China ni a Rusia.
En la televisión se montaban programas donde se discutía sin ninguna prueba y sin que nadie lo rebatiera que Snowden había pasado información delicada al gobierno chino.
Demonizar a quienes pusieran en evidencia los abusos de poder eran una constante en la vida política norteamericana, la administración Nixon lanzó todo tipo de descalificaciones contra Daniel Ellsberg hasta el punto de irrumpir en el consultorio de su psicoanalista para conocer si había algún secreto que pudiera ser utilizado para desprestigiarlo.
Julian Assange fue acusado por supuestos delitos sexuales, campaña realizada por los mismos diarios que difundieron las filtraciones de Wikileaks.
Cuando el New York Times publicó “Los diarios de la guerra de Irak” conformado por miles de documentos que mostraban las atrocidades efectuadas por los invasores de ese país, el periódico compensó la noticia sacando en tapa un artículo del periodista belicista John Burns con la finalidad de mostrar a Assange como un personaje extraño y paranoico.
Ese mismo diario también descalificó a Manning al señalar que éste no había actuado movido por convicciones sino que la razón debía buscarse en trastornos de la personalidad y la inestabilidad psicológica.
Como lúcidamente señala el autor, vincular la disidencia con problemas psicológicos era algo habitual en la Unión Soviética donde existían clínicas para internar a los rebeldes, la función de estas acusaciones son aislar al disidente, ya que nadie quiere juntarse con un loco, así lo manifestaba Greenwald: ”…si se expulsa a los disidentes de la sociedad y se les degrada calificándolos de emocionalmente desequilibrados, los demás reciben un fuerte incentivo para no ser como ellos”.
Las sociedades tienden a prestar mucha atención a quienes cuestionan al sistema, pero nunca a aquellos que están dispuestos a obedecer mansamente porque se considera que la obediencia es el estado natural. Los medios de comunicación son estructuras montadas para imponer el conformismo por eso a ellos les resulta inaceptable la militancia o activismo en causas que lleven a cuestionar a los poderosos.
Lección de periodismo
La demonización de aquellas personas que realizan filtraciones por parte de los medios de comunicación para congraciarse con el poder le merece a Greenwald la siguiente reflexión: “Esta sumisión es tan profunda que muchas reglas del periodismo se elaboran, o cuando menos se aplican, con la finalidad de potenciar el mensaje del gobierno”.
Ante la acusación de ser un activista, la respuesta la dio de manera contundente poniendo en evidencia a sus acusadores: “La distinción pertinente no es entre los periodistas que tiene opiniones y los que las tienen, categoría que no existe, sino entre los periodistas que revelan sinceramente sus opiniones y quienes las ocultan pretendiendo no tener ninguna. La misma idea de que los reporteros deben carecer de opiniones dista mucho de ser un requisito tradicional de la profesión; de hecho, es una invención relativamente nueva que tiene el efecto, si no la intención, de neutralizar al periodismo”.
Hubo otra época en los Estados Unidos en que había periodistas luchadores dispuestos a denunciar las injusticias, pero el periodismo sin opinión había convertido la actividad en algo intrascendente que ya no molestaba al poder.
Las guerras en las que ha participado los Estados Unidos han mostrado un panorama deplorable de los medios de comunicación subidos a los tanques invasores, Bob Shieffer presentador del programa televisivo Face The Nation criticó duramente a Snowden y defendió la vigilancia de la NSA, lo mismo que Jeffrey Toobin del New Yorker y la CNN, en tanto que John Burns del New York Times, apoyó fervorosamente la guerra de Irak llegando a describir las tropas como libertadores y “ángeles del Señor”, mientras Christiane Amampour de la CNN defendió el uso de la fuerza en Siria, pero ninguna de estas posturas fueron descalificadas como activismo, que en efecto lo era pero a favor de un desquiciado belicismo.
El meollo de la cuestión es puesta por el autor al señalar que las mayores corporaciones han comprado las empresas mediáticas, donde las estrellas de esos medios son muy bien remuneradas y logran ascender en la estructura corporativa si aprenden a congraciarse con los poderosos y nunca intentan enfrentarlos, para triunfar en el periodismo es necesario ser complaciente con quienes mandan.
Uno de los puntos más altos del libro lo constituye la evaluación del autor sobre el comportamiento de los medios, transcribamos dos largos párrafos que dejan en evidencia la actuación de los medios: “Muchos de los periodistas influyentes de EE.UU. son en la actualidad multimillonarios. Viven en los mismos barrios que las figuras políticas y las elites financieras para las que aparentemente ejercen la función de perros guardianes, asisten a las mismas recepciones, comparten círculos de amigos y colegas, sus hijos van a las mismas escuelas privadas de las élites. Esta es una de las razones por las que los periodistas y los funcionarios gubernamentales se intercambian puestos con tanta facilidad. La puerta giratoria lleva a las figuras de los medios a empleos de alto nivel en Washington, del mismo modo que los funcionarios a menudo abandonan su cargo con recompensa de un lucrativo contrato en los medios”.
Y seguía diciendo: “El establishment mediático norteamericano no tiene nada que ver con outsiders. Está plenamente integrado con el poder político dominante del país donde el punto de vista cultural, emocional y socioeconómico, son la misma cosa. Los periodistas ricos, famosos y con acceso a información privilegiada no quieren trastocar el statu quo que tan generosamente los recompensa. Como todos los cortesanos anhelan defender el sistema que les concede privilegios y desprecian a todo aquel que ponga este sistema en entredicho”.
En Argentina, algún periodista al servicio de las corporaciones ha comprado un millonario departamento en Miami, tal como hacen los ricos y famosos con mentalidad colonial.
La persecución
Al compañero de Greenwald, que vive en Brasil le entraron en la casa y le robaron su notebook, esto ocurrió luego que mantuvo una conversación por Skype con el periodista, en la cual se había conversado sobre enviarle algunos archivos encriptados. Es sabido que la CIA en Brasil se mantiene bastante activa y que el jefe de la base tiene la costumbre de actuar agresivamente.
La hermana inglesa de la NSA, la GCHQ, comenzó a amenazar al diario The Guardian, porque tenían la firme decisión que no iban a permitir la publicación de documentos secretos, la agencia le exigió al diario que le fuera entregado todo el material provisto por Snowden.
Contrariamente a lo que se cree, en Gran Bretaña no existe garantía para la libertad de prensa, los tribunales son complacientes con los deseos gubernamentales para aplicar la censura previa, pudiendo llegar a la clausura del medio si publican alguna información que pueda ser considerada contraria a la seguridad nacional.
En la década de 1970 el reportero Duncan Campbell que descubrió la existencia de la GCHQ fue detenido y procesado, ahora con la filtración de Snowden los tribunales podían clausurar The Guardian y requisar todo el material y los equipos.
El GCHQ exigía que se le entregara todas las copias, el diario para no dárselo al gobierno aceptó destruir todos los discos duros de las computadoras mientras que los agentes de inteligencia supervisaban el procedimiento y procedían a solicitar una mayor destrucción cuando consideraban que la unidad no estaba suficientemente dañada.
La conclusión del autor por obvia no deja de ser interesante: “La imagen de un gobierno que envía agentes a un periódico para forzar la destrucción de sus ordenadores es intrínsecamente escandalosa, esas cosas que a los occidentales nos hacen creer que sólo pasa en sitios como China, Irán o Rusia”.
Sin embargo el diario se guardó una copia de los documentos en su oficina de New York, y el New York Times también tenía una copia que le había sido provista por el mismo diario inglés.
Este comportamiento del diario inglés no fue para nada del agrado de Snowden ni de Greenwald, porque el medio decidió guardar silencio sobre el atropello sufrido por la inteligencia británica y por haberle entregado una copia a un medio al que los denunciantes consideraban servil hacia el gobierno estadounidense. No obstante esto, Greenwald rescata la forma en que el diario inglés dio a conocer la información provista por Snowden.
Siendo todo esto muy grave, un suceso que muestra el espionaje de los servicios secretos de las grandes potencias y su predisposición a actuar como auténticos bravucones, fue el suceso que a continuación relatamos.
Laura Poitras que reside en Berlín tenía unos archivos para enviarle a Greenwald que vive en Río de Janeiro, como no confiaban en nadie ni en ningún servicio de correo, decidieron que David Miranda el compañero de Greenwald viajara a Berlín para traer dichos archivos, Miranda salió rumbo a Berlín el 11 de agosto al llegar al aeropuerto Heathhrow de Londres fue detenido por aplicación de la ley antiterrorista. Le requisaron sus pertenencias incluido el celular y lo obligaron a darle la contraseña del teléfono bajo amenaza de ser detenido.
Esta injustificada detención levantó una protesta de múltiples sectores especialmente del gobierno brasilero ya que Miranda es de esa nacionalidad.
A raíz del atropello a un ciudadano de su país, el gobierno brasilero procedió a cancelar un contrato con la empresa Boeing en represalia.
Pero hubo quienes elogiaron el accionar del gobierno británico como el abogado y periodista Jeffrey Tobbin que comparó a Miranda como una “mula” que intentaba pasar droga por la aduana.
La libertad amenazada
El filósofo Jeremy Bentham desarrolló la idea de panóptico en el siglo XVIII con una estructura carcelaria que permitiría controlar la conducta de los habitantes. Desde una torre central los guardias podían controlar a todos, sin embargo, no tenían la posibilidad de hacerlo en todo momento, pero la idea de Bentham era crear en la mente de los residentes la sensación que estaban siendo controlados en todo momento lo cual producía en ellos docilidad, obediencia y conformidad.
Inculcar en las mentes de los ciudadanos la idea que están siendo constantemente vigilados puede producir un cambio importante en su comportamiento.
En la década de 1970 Michel Foucault sostuvo que el panóptico era un mecanismo esencial de control en el estado moderno, en su libro “Vigilar y castigar” desarrolló la idea que la vigilancia generalizada habilita a las autoridades a imponer un conformismo adormecedor y que además lleva a las personas a interiorizar al vigilante, haciendo inconscientemente lo que el poder desea.
Esto provoca una falsa sensación de libertad, se creen que actúan libremente pero en verdad en su mente tienen instalada la compulsión a la obediencia, la vigilancia empuja a las personas a obedecer aún cuando crean que su conducta es producto del libre albedrío.
Los gobiernos y las empresas beneficiadas por los negocios con la NSA han intentado convencer a la población que la privacidad no tiene importancia, que la invasión sin permiso en la vida de las personas forma parte de las nuevas tecnologías.
El presidente de Google, Eric Schmidt, una de las empresas que con más ahínco ha colaborado en la conformación de un Estado Policial, ha realizado la siguiente declaración: “Si haces algo que no quieres que sepa nadie, quizá para empezar no deberías hacerlo”.
Mientras que otro cómplice la NSA, el presidente de Facebook, Marck Zuckerberg dijo en el 2010: “La gente está realmente cómoda no sólo compartiendo más información de diferentes tipos, sino también de forma más abierta y con más personas” y agregaba que en la era digital la privacidad no era una norma social, idea que proviene de una empresa que comercia con la información personal.
Pero mientras se accede ilegal y abusivamente en la vida de las personas, las acciones de los gobiernos y las multinacionales se vuelven más opacas.
Por ejemplo, mientras el presidente de Google desprecia la privacidad, su empresa esconde sus enormes ganancias y los aportes realizados a las campañas políticas.
De igual forma Zuckerberg compró cuatro casas adyacentes a las suyas por un valor de 30 millones de dólares con la sola finalidad de preservar su privacidad, mientras Facebook se mete en la vida de todos nadie debe husmear en la de su presidente.
Así explicaba Greenwald esta cuestión: “El problema no es la hipocresía de quienes menosprecian el valor de la privacidad al tiempo que protegen a fondo la propia, aun siendo algo llamativo, sino en el deseo de privacidad es algo común a todos, una parte esencial, no secundaria, de lo que significa ser humano”.
El negocio del miedo
La explicación de los defensores del espionaje se centra en lo siguiente: “Las cheerleaders de la vigilancia presentan un solo argumento: la vigilancia se lleva a cabo únicamente para combatir el terrorismo y dar seguridad a la gente. El gobierno de EE.UU. lleva más de una década invocando el miedo al terrorismo para justificar un sinfín de acciones extremas, desde las torturas hasta la invasión a Irak”.
Queda claro a esta altura que la mayoría de la recolección de información por parte de la agencia no tiene ningún punto de contacto con el terrorismo, lo confirma el hecho que han llegado a espiar a Petrobras o a líderes aliados.
La explicación del presidente Obama en el sentido que el espionaje de la NSA ha evitado atentados terroristas ha mostrado que es absolutamente falsa, un juez declaró que el gobierno no puso citar un solo ejemplo cuando se le solicitó que mostrara que la recolección de datos de la NSA pudo evitar un atentado.
Así también lo han expresado senadores demócratas integrantes del Comité de Inteligencia que declararon: “La utilidad de la recolección de datos se ha exagerado mucho. Todavía no disponemos de ninguna prueba de que tenga valor real, específico, para proteger la seguridad nacional. Pese a nuestras reiteradas solicitudes, la NSA no ha procurado pruebas de ninguna clase cuando ha utilizado este programa para analizar registros telefónicos que se habrían podido obtener mediante una orden judicial normal o una autorización de emergencia”.
Greenwald señala varios atentados o intentos que no pudieron ser evitados por el espionaje de la NSA tales como el atentado del 2012 en la Maratón de Boston. No descubrió el intento de atentado en un reactor de pasajeros sobre Detroit el día de Navidad, ni los planes de poner una bomba en el Times Square o para realizar un ataque en el Metro de Nueva York que se evitó gracias a transeúntes atentos y por agentes de policías. No sirvió para impedir las masacres de Aurora o Newtown, ni los principales ataques terroristas en Londres, Bombay o Madrid.
Pero también se ha exagerado los riesgos de ataques terroristas, las dos últimas olimpíadas en Londres y Río de Janeiro estuvieron antecedidas de comentarios alarmistas sobre posibles atentados, pero ambas transcurrieron sin que se registraran incidentes de esas características.
Hay demasiados intereses políticos y económicos interesados en incrementar el miedo al terrorismo, el gobierno quiere justificar su accionar abusivo y las industrias de armamentos y vigilancia aumentar la financiación por parte del estado, además los gobernantes gastan cifras siderales en estas cuestiones sin que nadie se atreva a cuestionarlos.
El alarmismo es una táctica preferida de las autoridades porque al instalar el miedo en la mente se acepta mansamente la pérdida de derechos.
A gran parte de los norteamericanos se los convenció luego del atentado del 2001 que si querían estar seguros deberían estar dispuestos a renunciar a derechos fundamentales.
Una población que ubica la seguridad por sobre otros valores renunciará a la libertad y aceptará un poder autoritario a cambio de la seguridad total pero la seguridad absoluta es inalcanzable.
Gracias a esta vigilancia el gobierno sabe cada vez más sobre lo que hacen los ciudadanos y estos saben cada día menos sobre lo que hace el gobierno, amparado detrás de una pared de secretos.
En defensa de la privacidad
Internet ha sido considerada como un instrumento de democratización, pero sin embargo el gobierno de los Estados Unidos ha decidido controlar todo lo que pasa por la red y toda forma de comunicación humana. Esta vigilancia global significa un grave riesgo para la democracia.
Lo que Snowden, Poitras y Greenwald han intentado realizar es advertir a todos del peligro que significa que alguien se apodere de estas herramientas, se dice en el libro: “Cuando Estados Unidos sean capaces de saber todo lo que están haciendo, diciendo, pensando y planteando todos - sus propios ciudadanos, poblaciones extranjeras, empresas internacionales, otros dirigentes gubernamentales-, su poder sobre esos grupos y organizaciones será máximo. Lo cual es doblemente cierto si el gobierno funciona con dosis cada vez mayores de secretismo”.
Mantener a la población bajo control ha sido siempre el objetivo de los gobiernos totalitarios, lo hacen con la finalidad de que nadie se aparte del pensamiento dominante que imponen las minorías privilegiadas, y una vez detectada alguna heterodoxia proceder a reprimir al disconforme, el castigo a uno le transmite un claro mensaje a los demás: que no deben imitar el comportamiento del rebelde.
Eliminar la privacidad tiene un efecto mucho más efectivo que el control policial porque lleva a los vigilados de abstenerse de realizar determinadas acciones que pueden enojar al poder.
El ámbito de la privacidad es donde puede germinar el pensamiento creativo y el desafío a la ortodoxia, en una sociedad donde todos son vigilados se pierden estas condiciones.
En agosto de 2013 el presidente Obama mintió en televisión al afirmar: “No tenemos ningún programa de espionaje interno. Lo que sí tenemos son algunos mecanismos mediante los cuales es posible seguir la pista de un número de teléfono o una dirección electrónica que guarden relación con un atentado terrorista”.
La idea del presidente era instalar la sensación que sólo debían preocuparse aquellos vinculados con el terrorismo y que los demás ciudadanos no tenían nada que temer, provocando que incluso algunos apoyen esos mecanismos de vigilancia.
Pero los servicios de inteligencia no se han limitado a escuchar a supuestos terroristas han llegado a espiar a quienes tienen pensamientos contrarios a las políticas del gobierno equiparando la discrepancia con el delito.
El mensaje que pretende dar el gobierno es que si te comportas correctamente no tienes nada que temer, busca con esto que los ciudadanos sólo se interesen por sus asuntos particulares e ignore o al menos tolere lo que el gobierno hace, este claro mensaje busca la pasividad y la obediencia.
Así lo expresa Greenwald: “Desde luego, los partidarios leales y diligentes del presidente y sus políticas, los buenos ciudadanos que no hacen nada para atraer la atención negativa de los poderosos, no tienen por qué temer la vigilancia del estado. Pasa lo mismo en todas las sociedades: quienes no muestran oposición no son objeto casi nunca de medidas represoras y, en su fuero interno, pueden convencerse a sí mismos de que la represión no existe realmente. Sin embargo, el verdadero grado de libertad de un país se refleja en el modo de tratar a sus disidentes y otros grupos marginados, no en el modo de tratar a los partidarios del régimen. Incluso en las peores tiranías del mundo, los adeptos están a salvo de los abusos del poder estatal”.
Loa abusos del poder también son consentidos si se logra convencer a la población que estas acciones sólo afectan a un grupo determinado de personas. La indiferencia o el respaldo directo de quienes se consideran que a ellos nunca les va a tocar, permite que el poder avance cotidianamente más allá de sus límites e incremente sus abusos.
Un periodista y escritor atento sobre esta distorsión James Bamford ha explicado que el espionaje actual es mucho más nefasto que el realizado en la década del 70, así lo decía: “Como las personas expresan sus pensamientos más íntimos en e-mails, cuelgan sus historiales médicos y financieros en internet y hablan continuamente por el móvil, la agencia es capaz prácticamente de entrar en tu cabeza”.
Finalicemos con Greenwald y dos reflexiones muy interesantes y concluyentes: “La capacidad para escuchar a escondidas las comunicaciones de la gente confiere un poder inmenso a quienes lo hacen. Y a menos que ese poder esté sometido a una supervisión y a una rendición de cuentas rigurosas, casi seguro que servirá para cometer abusos”.
“Potenciar la capacidad humana para razonar y tomar decisiones: esta es la finalidad de las filtraciones y las denuncias de irregularidades, del activismo, del periodismo político. Y esto es lo que está pasando ahora gracias a las revelaciones de Edward Snowden”.