El Forjista
Noviembre de 2009
Hace unos pocos días se clausuró
en Buenos Aires la 65° Asamblea de la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP) con críticas a la situación de la prensa
en países como la Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador,
entre otros.
La SIP oculta deliberadamente su conformación y su historia,
para evitar que se conozca que en realidad se trata de un agrupamiento
de las grandes empresas periodísticas se invita a sus empleados
mejores pagos y carentes de conciencia gremial para que defiendan
los intereses económicos de sus patrones.
Pero además deben esconder cuidadosamente su nefasto pasado,
pues ha sido éste un conglomerado empresario manejado desde
los Estados Unidos que ha actuado desde su creación como ariete
de los intereses imperiales, no por casualidad siempre se la ha vinculado
con la agencia de inteligencia norteamericana la tristemente famosa
CIA.
Esta historia es la que explica el ataque sistemático que la
SIP ha realizado contra todo aquel gobierno latinoamericano que intente
un camino soberano.
Pero la SIP ha ido mucho más allá ha sido cómplice
de casi todos los golpes de estados que han asolado a América
Latina en los últimos 60 años.
En su libro “Los vendepatrias. Pruebas de una traición”
que fue el primero que escribió luego del golpe de estado de
septiembre de 1955 el General Perón retrató el papel
jugado por la SIP en el golpe que lo derrocó.
Decía el general Perón: “Está demás
decir que la dictadura argentina pertenece a la “Sociedad Interamericana
de Prensa” y que su conspicuo miembro Gainza Paz es el encargado
de mantener las “líneas democráticas” con
la supervigilancia de Jules Dubois que, periódicamente, viaja
a la Argentina para “echar su bendición apostólica””
Aclaremos que Gainza Paz era el dueño del diario La Prensa
y que Jules Dubois el máximo responsable de la SIP.
El general Perón supo padecer en carne propia el accionar de
estos paladines de la “libertad de prensa”, por eso señalaba:
“Cuando se habla de “opiniones independientes “
de los “grandes diarios” con insistencia sospechosa en
numerosos órganos de distintos países, puede individualizarse
perfectamente la organización del monopolio que abarca el “trust”
de publicidad dirigido por las grandes centrales de los países.
Los congresos internacionales de editores no son otra cosa que reuniones
“sui generis” de directorio o de empleados que van a esas
centrales a recibir instrucciones. El Pueblo les ha llamado con propiedad
“la voz del amo” o “los diarios encadenados””
La empresas que conforman la SIP han colaborado con sus oligarquías
de las que forman parte para crear las condiciones de desestabilización
para que militares sin conciencia nacional realizaran golpes de estado
que sólo beneficiaba a un puñado de magnates entre los
cuales se encontraban los dueños de los medios de comunicación.
El reciente golpe de estado en Honduras con la complacencia casi todo
el empresariado periodístico es un claro ejemplo de lo que
estamos señalando.
Ni los periodistas que se prestaron a ser voceros de sus patrones
en la Asamblea de la SIP ni el vicepresidente de la nación
podían desconocer esta historia por eso sólo cabe señalarlos
como cómplices de las maniobras desestabilizadoras contra los
gobiernos, que aún con errores, intentan encarar un proyecto
independiente sin tutorías imperiales.