El Forjista
La resistencia tuvo un personaje central designado por el propio Perón como su sucesor, en caso que le ocurriera algo a su vida. Cooke se había destacado durante las presidencias de Perón por adherir firmemente a los postulados peronistas, pero siempre desde una actitud crítica que lo había llevado a discrepar en varias oportunidades con el gobierno.
Había sido uno de los diputados oficialistas que se habían opuesto a la ratificación del Acta de Chapultepec. En 1951 no fue reelecto por sus disidencias, desde el llano continuó apoyando en general al gobierno, pero criticando ciertas medidas. Se opuso al Congreso de la Productividad y a los contratos de la California. En marzo de 1954 comenzó a publicar el periódico De Frente, que fue cerrado por los golpistas el 31 de octubre de 1955. Desde sus páginas criticó a la burocracia sindical y política del peronismo, estableciendo una clara diferenciación de la corte de adulones y alcahuetes.
Luego del criminal bombardeo del 16 de junio de 1955 sobre la Plaza de Mayo, Perón lo convocó ofreciéndole la Secretaría de Asuntos Técnicos, cargo que rechazó pero sí aceptó la intervención del Partido Peronista de la Capital Federal.
Tras el golpe fue arrestado el 20 de octubre en casa de su amigo José María Rosa, delegando la dirección del Comando de Lucha en Raúl Lagomarsino y César Marcos, su destino fue la penitenciaría de la avenida Las Heras, hasta junio de 1956, cuando fue trasladado a Ushuaia y luego a Río Gallegos, de donde fugó. (23)
El 2 de noviembre de 1956, desde Caracas, Perón redactó una carta donde reconocía a Cooke como su representante. Ahí decía Perón: “Por la presente autorizo al compañero Dr. John William Cooke, actualmente preso, por cumplir con su deber de peronista, para asumir mi representación en todo acto o acción política. En ese concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía... En él reconozco al único Jefe, quién tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y, sus decisiones, tienen el mismo valor que las mías... En caso de mi fallecimiento, delego en el Doctor D. John William Cooke, el mandato del Movimiento”. (24)
Con esta contundente declaración, Perón reconocía al dirigente que había asumido una actitud indudablemente digna e intransigente. A pesar de la persecución de la que fue objeto, tomó contacto a través de enviados, con el líder en el exilio y le transmitió la firme convicción y predisposición a presentar combate contra los golpistas. Cuando cierta dirigencia peronista se enredaba en la más absoluta confusión, cuando no en la deserción, la figura de Cooke apareció como la ideal para esos momentos difíciles en que debía afrontar la más cruda represión del gobierno.
Con esta misiva, Perón desconocía a la dirigencia nacional del Partido Peronista, apoyándose en un
hombre que a pesar de su encarcelamiento mantenía la claridad de las ideas y un corazón que sólo atendía las razones de la lucha y la resistencia en todos los planos. Aún unos meses antes de la carta mencionada, Perón le reconocía a Cooke sus servicios al peronismo: “De no haber sido por hombres como Usted, con que ha contado el Movimiento, tal vez todo estaría perdido”. (25)
Perón y Cooke mantendrían una fluida correspondencia, a pesar de los avatares, que los muestra como dos personalidades coincidentes en aquél período y dispuestas a combatir intransigentemente a la dictadura aramburista. El 3 de noviembre de 1956 Perón explicaba su posición contraria a las tendencias complacientes y colaboracionistas, a la vez que desarrollaba su idea negativa a la participación en la elección para la Asamblea Constituyente a realizarse en 1957. “No se concibe un dirigente peronista u obrero que, en este momento, en que peligran todas las conquistas de diez años de lucha desee, obtener predicamento o representación a base de transar con la canalla dictatorial, abjurando contra la justicia social, la independencia económica y la soberanía nacional. No se puede pensar en la solución política circunstancial”.
Ante el llamado a elecciones para delegados constituyentes planteaba el boicot y el caos: “No sólo no votaremos sino que debemos hacer todo para que no se pueda votar. Se trata de no dar escape a la dictadura, por ningún lugar y menos por la solución política ahora los que queremos guerra somos nosotros, pero guerra a nuestro modo no al de ellos”. (26)
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23 Gillespie, Richard: J. W. Cooke. El peronismo alternativo, Cántaro Editores, 1989, pag. 9 a 26.
24 Perón, Juan: Memorial de Puerta de Hierro Tomo I, Editorial Corregidor, 1985, pag. 94 y 95.
25 Perón – Cooke: ob. cit., pag. 18.
26 Perón – Cooke: ob. cit., pag. 33 y 37.