El Forjista

Biografía de Juan Domingo Perón

Capítulo 65 - Inmensa victoria

Las elecciones fueron convocadas para el 23 de septiembre de 1973, lo central era la candidatura de Perón a la presidencia, pero todos los grupos internos del justicialismo se lanzaron a opinar sobre quién debía ser el candidato a vicepresidente, la juventud propuso a Cámpora, el 4 de agosto se reunió el Congreso del Partido Justicialista para elegir la fórmula. También existieron rumores que quién acompañaría a Perón en la fórmula sería el líder radical Ricardo Balbín.

Se aprobó por aclamación la candidatura de Perón acompañado por su esposa Isabel como vicepresidente, Joseph Page deja ver sus prejuicios al señalar “La ex bailarina había logrado algo que a la idolatrada Evita se le había escurrido entre los dedos”. (1)

Perón no estuvo en el Congreso partidario afectado por un estado gripal y solicita tiempo para contestar porque su intención era obtener un certificado médico que le indique si se encontraba en condiciones de salud para aceptar tamaña responsabilidad.

Recién el 18 de agosto aceptó la candidatura y en la oportunidad leyó un documento firmado por sus médicos Cossio y Taiana donde se afirmaba que estaba plenamente recuperado de la dolencia del 16 de junio el certificado aconsejaba que “la actividad futura debe contemplar y ajustarse a la situación física vinculada a la edad y a la afección padecida”. (2)

Sin embargo, Perón le preguntó a Taiana si podría sobrevivir cuatro años, el médico le responde que con ese esfuerzo se reducirán las posibilidades de sobrevivir y Taiana se lo dice con todas las letras: “Como amigo y médico debo decirle que usted no debe hacerse cargo de la presidencia y que tiene que disminuir el trabajo que está haciendo ahora”. (3)

Perón designa a otra conducción en el partido de la que es desplazado Abal Medina, los nombres de los dirigentes representativos del ala política, sindical, de la mujer y la juventud son respectivamente Martiarena, Rucci, Silvia Roth y Julio Yessi.

El 22 de agosto la juventud organiza un acto en Atlanta para recordar a Eva Perón y los Mártires de Trelew, concurren dirigentes sindicales históricos de la resistencia peronista como Dante Viel, Sebastián Borro, Andrés Framini y Avelino Fernández se calcula que la concurrencia superó las 60.000 personas.

El dirigente montonero Firmenich hace uso de la palabra cuestionando el Pacto Social convocado por el gobierno, mientras desde la tribuna se entonan consignas dirigidas fundamentalmente contra los sindicalistas: “Se va acabar la burocracia sindical” y “Rucci traidor te va a pasar lo mismo que a Vandor” son algunos de los cánticos también se lanzan consignas que sin mencionarla están dirigidas a la esposa de Perón: “No rompan más las bolas Evita hay una sola”. También se canta a favor de Montoneros.

El 31 de agosto, se olvidan por un día las diferencias entre la juventud y el sindicalismo, la CGT organiza un acto monumental para apoyar la fórmula Perón-Perón, se calcula que más de un millón de personas se movilizaron en un acto que duró unas 8 horas en las que Perón se mantuvo estoico en el balcón del primer piso del edificio de la CGT, saludando a quienes desfilaron frente a él en una muestra de adhesión, las columnas sindicales y de las juventudes marcharon con la única finalidad de lograr el regreso de Perón a la Presidencia.
A comienzos de septiembre Perón se reúne con la conducción de Montoneros representados por Firmenich y Quieto de las FAR, ambos se comprometen a apoyarlo y a suspender las acciones.

Más allá de los enfrentamientos el signo del gobierno no variaba, Argentina adhería al Movimiento de Países no Alineados y el Comandante en Jefe del Ejército participa en Caracas de la X Conferencia Interamericana de Comandantes del Ejército y da un visión absolutamente contraria a la que hasta ese momento habían sostenido los militares argentinos, decía el militar: “La imagen de los ejércitos como guardias pretorianas de un orden político, económico y social injusto es en extremo perniciosa para la salud de los pueblos, para el logro de sus aspiraciones, para la transformación del ser nacional y su proyección continental. Cabe preguntarse cuál es el grado de seguridad de un país en el que en los últimos años se registran aumentos de los índices de mortalidad infantil y donde existen sectores sociales que consumen menos proteínas de las que necesitan…No puede ser que las naciones menos favorecidas deban ayudar a las otras a mejor sobrellevar su opulencia”. (4)

En un reportaje el periodista le pregunta si está dispuesto a respetar a las minorías, Perón le responde: “Sí, por supuesto…Cuando respetemos a las minorías, esperemos que estas comiencen a respetar a las mayorías… Las mayorías son las que tienen que estar preocupadas porque en todos estos años las minorías nunca las han respetado”. (5)

EL ERP no detenía sus acciones despreciando el acto electoral que para ellos era una farsa, el 6 de septiembre un contingente de ese grupo copa el Comando de Sanidad Militar, en el intento de recuperar ese instituto es herido el teniente coronel Raúl Duarte Godoy, quién fallece unos días después, los guerrilleros terminan por rendirse.

El 11 de septiembre de 1973 se produce un suceso que conmueve a toda Latinoamérica un golpe militar comandado por Augusto Pinochet y apoyado por los Estados Unidos  derroca al presidente democrático Salvador Allende quién concluye suicidándose antes de caer en manos de los criminales, no obstante no caben dudas que si era apresado por los chacales golpistas Allende sería asesinado, se desata una salvaje represión que produce miles de muertos e instala una dictadura para beneficiar a los más ricos e incrementar la explotación de los trabajadores.

Las calles de Buenos Aires y otras ciudades se llenan por varios días de jóvenes que expresan su repudio al golpe de Estado en Chile, también sirve para que los argentinos reflexionen sobre la fragilidad de las democracias en América Latina y el significado profundo que los pueblos se puedan expresar en las urnas, mecanismo despreciado por sectores de ultraizquierda que terminan haciéndole el juego a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

El gobierno decreta tres días de duelo por la muerte de Salvador Allende, y quienes pudieron visitar por esos días a Perón lo vieron seriamente afectado por la muerte del ese mártir de la democracia que fue el dirigente chileno.

Le escribe una carta al general chileno Prats que defendió la democracia en su país y que debió exiliarse con el golpe de Estado, le dice: “Considero lo sucedido en Chile como un verdadero desastre (espero que sea transitorio), como un duro golpe a mis esperanzas de establecer, aunque solo fuese en el Cono Sur, una zona de libre dominio de las compañías extranjeras, cuyos apetitos de rapiña son bien conocidos. A mi entender, este revés en el proceso revolucionario chileno servirá a los Morgan, Rockefeller, Dupont para desencadenar una vasta ofensiva en América Latina, no ocultando su júbilo ente el éxito obtenido en Chile. Por todos los medios tratarán de impedir en el futuro la repetición del avance democrático chileno”. (6)

En las elecciones presidenciales queda manifestado el inmenso apoyo que concitaba la figura de Juan Domingo Perón, llegando a un porcentaje inigualable del 62 %, la fórmula radical Balbín-De la Rua alcanza el 25 %.
La euforia por el triunfo popular se vio empañada a los pocos días cuando el 25 de septiembre es asesinado en el barrio de Flores el secretario General de la CGT José Ignacio Rucci, cuando salía de la casa de un familiar era acribillado balazos por tiradores que se encontraban en una casa vecina.

Rucci fue velado en el edificio de la CGT, concurren Perón e Isabel y gran cantidad de políticos y sindicalistas, es enterrado en el cementerio de la Chacarita, el presidente electo se ve seriamente afectado porque le había tomado cariño y lo consideraba un dirigente cuya lealtad nunca había estado en duda, quienes lo trataron por esos días indican que pocas veces lo habían visto tan furioso.

El ERP y el ERP 22 de agosto se apresuraron a sacar sendos comunicados donde negaban que ellos fueran los responsables del asesinato, Montoneros en cambio no emitió ninguna declaración.

Como nadie asumió la responsabilidad se tejieron múltiples teorías sobre quién ejecutó este crimen, hubo sospechas sobre Lorenzo Miguel quien se encontraba distanciado de Rucci, en el círculo cercano a éste también se sospechaba de López Rega, algunos jefes policiales creían que esta era la versión más verosímil.

En 1984 Firmenich desmintió que hubiesen sido los Montoneros quienes habían matado a Rucci, pero tiempo después reconoció que fue un error político haberlo asesinado, algunos dirigentes de la agrupación eran confusos con respecto al tema, mientras que otros directamente lo negaban.

Hoy no existen dudas que fueron los Montoneros los asesinos de Rucci, sus dirigentes no tardaron en percatarse que el error fue tal que no podían reconocer el acto, sin embargo, en el interior de la agrupación muchos sabían que había sido ejecutado por ellos.

Obviamente quién actúa en política como en cualquier actividad humana puede cometer errores, pero el asesinato de Rucci fue mucho más que un simple error, los disparos que lo mataron estaban dirigidos a Perón pues nadie ponía en duda la lealtad de Rucci hacia el líder, por lo tanto, era evidente que las acciones del Montoneros perjudicaban gravemente al movimiento político al cual decían pertenecer.

El asesinato de Rucci era una demostración que Montoneros había perdido el rumbo, la caracterización que la agrupación realizaba del sindicalismo peronista era totalmente errónea, no porque esos dirigentes no fueran burócratas o no estuvieran aplicando métodos antidemocráticos y violentos, de hecho, durante su exilio Perón fue muy crítico de la dirigencia sindical, pero de ahí a considerarlos representantes del imperialismo como llegaron a exagerar había un trecho enorme.

Si acusaban a los gremialistas de usar métodos violentos, los grupos guerrilleros estaban entrando en una peligrosa espiral que potenciaba la violencia por sobre la política, además que los mostraba como un sector profundamente antidemocrático que despreciaba la expresión de las urnas que apenas dos días antes había manifestado su voluntad de llevar a la presidencia de Perón, cada vez esto grupos se parecían más a quienes ellos consideraban sus enemigos.

El 28 de septiembre a las cinco y media de la tarde Perón convoca a una reunión a la residencia de Olivos donde concurren dirigentes políticos, gremiales y legisladores, en la oportunidad expresa: “El asesinato de Rucci es un ataque alevoso al peronismo y al país todo… es necesario trabajar en todas las organizaciones del movimiento, en todas las ramas y en todos los niveles, para cumplir una tarea de depuración ideológica… Los dirigentes y afiliados deben definirse públicamente y con claridad, para que sepa quiénes son peronistas y quienes no lo son. No hay manera de eludir una definición; esta debe producirse en términos que no admite ambigüedad. ‘Yo soy peronista, por lo tanto, no soy marxista’. En este terreno no es válido ampararse en un rótulo dudoso como el de ‘socialismo nacional’, se es o no se es justicialista… La reorganización del partido y del movimiento justicialista es una tarea imperiosa, pero no se puede realizar si el movimiento no depura sus filas. En consecuencia, la depuración es la tarea prioritaria. No nos podemos organizar con los nuestros y con quienes no lo son. El peronismo ha sido objeto de un ataque frontal de la izquierda que ataca en él al pueblo argentino. El pueblo argentino no es marxista…”(7)

Dice Galasso: “Una errónea caracterización de la burocracia sindical – que por tener una base trabajadora atrás, no puede ser auténtica representante del imperialismo, aunque sí frenadora de la lucha popular- descoloca a la juventud en un momento crucial”. (8)

Ese brillante intelectual peronista y con ideas que podrían ser definidas de izquierda nacional, Hernandez Arregui, fijó su posición discrepante con Montoneros: “El aparato sindical a nivel de sus conducciones está, con todos sus contactos, sus tramoyas, su aburguesamiento, jugado en una política nacional. No tendría capacidad, por otra parte, para mantener a la clase obrera pasiva frente a una política antinacional en la que eventualmente podría intervenir… Hay que apostar, pues, no a la confianza en los radicales o en el Ejército, sino a nuestra propia clase obrera que es peronista y es nacional, tiene poderosas organizaciones de masas y está unida en la política de Perón… Las disputas ideológicas sobre las distintas concepciones del peronismo en marcha hacia el capitalismo independiente o bien hacia el socialismo, con ser importantes- ¡importantísimas! - deben postergarse transitoriamente, porque el mandato de la hora no es, en este momento particular y dramático de la historia argentina, disputar sobre palabras escolásticas mientras el enemigo golpea a la puerta. Todas las energías populares deben centrarse hoy en la divisa única de la emancipación, es decir, en la grandiosa lucha de liberación nacional que engloba a todas las otras luchas y clases sociales no ligadas al imperialismo, en un solo frente unificado”. (9)

Bien podría decirse que la derecha peronista y el sindicalismo, que con Rucci había adoptado posiciones francamente macartistas, montaron una provocación con los luctuosos sucesos de Ezeiza el 20 de junio, con el asesinato del sindicalista la conducción montonera caía en la trampa y cometía un error garrafal del cual nunca podría recuperarse provocando una conmoción en el Movimiento Peronista que lo debilitaba ante sus históricos enemigos, acción adoptada apenas 48 horas después que la lucha del pueblo peronista había logrado el viejo anhelo de que Perón retornara al gobierno.

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(1) Joseph Page. Perón. Una biografía. Editorial Sudamericana. Edición en e-book pag. 644

(2) Idem Pag. 647

(3) Norberto Galasso, Perón. Exilio , resistencia, retorno y muerte. Tomo II Colihue 2011 Pag. 1225

(4) Idem Pag. 1232

(5) Idem Pag. 1233

(6) Idem Pag. 1239

(7) Idem Pag. 1249

(8) Idem Pag. 1324

(9) Idem Pag. 1324 y 1325

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