El Forjista
Perón y Eva pasan unos días en una estancia en San Nicolás para reponerse de aquellos días agitados, aún faltaba dar una nueva y difícil prueba como era ratificar en las urnas el apoyo que había recibido en las calles y verificar si esa adhesión alcanzaba para ganar una elección.
Pero antes de iniciar ese camino la pareja decide dar un transcendental paso, contraen matrimonio el 22 de octubre de 1945 en Junín siendo testigos Domingo Mercante y Juan Duarte, en tanto que la ceremonia religiosa se posterga hasta el 10 de diciembre en la parroquia San Francisco de la ciudad de La Plata.
El 13 de noviembre el gobierno de Farrell convoca a elecciones para el 24 de febrero de 1946, se avizoraban dos grandes fuerzas que se enfrentarían en una elección histórica, a la semana siguiente del 17 de octubre un grupo de dirigentes sindicales lanzan el Partido Laborista, con el telefónico Luis Gay como presidente, Cipriano Reyes de los trabajadores de los frigoríficos como vice y Luis Monzalvo, ferroviario, como secretario general.
La política de Perón también había atraído a un sector del radicalismo que conformaron la UCR Junta Renovadora bajo el liderazgo de Hortensio Quijano y Armando Antille.
Otro agrupamiento menor que apoyó la candidatura de Perón fueron los denominados Centros Cívicos Independientes con el aporte de políticos provenientes del Partido Demócrata más conocido como Partido Conservador.
En la vereda de enfrente se ubicaba la Unión Democrática (UD) que estaba constituida por todos los partidos que ya existían antes de la aparición del peronismo, sin embargo, se decide que el desprestigiado Partido Conservador no participe oficialmente, pero con el compromiso de votar su fórmula, esta asociación ya se estaba vislumbrando aún antes del 17 de octubre, en un abanico que abarcaba desde los conservadores hasta los comunistas.
El 1° de septiembre el Partido Comunista realizó un acto en el Luna Park al que concurren dirigentes de todos los partidos políticos, el dirigente Rodolfo Ghioldi, decía en su discurso: “Saludamos a la Unión Cívica Radical, que ha salvado la herencia de Alem, Yrigoyen y Alvear, cuando declaró la incompatibilidad intransigente entre la claridad de miembro del partido y la condición fascistizante de colaboracionista; saludamos la reorganización del Partido Conservador, operada en oposición a la dictadura que, sin desmedro de sus tradiciones sociales, se mantuvo, en la persona de don Antonio Santamarina, una envidiable conducta de firmeza y coraje las amenazas y persecuciones, y cuyas incitaciones unitarias con una contribución importante a la mejor solución argentina; saludamos al Partido Demócrata Progresista, en cuyas filas se encuentran algunos de los ciudadanos argentinos eminentes que más han hecho, desde hace años, por la forjación de la unidad … y que siguen con brillo las huellas de don Lisandro de la Torre”. (1)
El dirigente comunista escribía una de las páginas más vergonzosas de la historia de un partido de izquierda al señalar: “En lo internacional, la República exige: la eliminación hasta de los rastros de la política neutralista y pro fascista que la condenó al atraso y al desconcepto, la solidaridad leal y limpia con las Naciones Unidas y la cooperación sincera con la organización de prevención de guerras, el entendimiento, sobre bases de igualdad y respeto mutuo, sin huellas de rectorías geopolíticas, con todas las naciones de América Latina, la conservación de la amistad con Gran Bretaña, sin detrimento del desarrollo nacional, mejorarla radicalmente con los Estados Unidos, partiendo de la línea de ‘buena vecindad’ retomada por el secretario Byrnes y ratificada con tanto calor por Mister Braden”.(2)
El PC realizaba un seguidismo ciego a la política de la Unión Soviética, liderada por el sangriento dictador José Stalin, y que en la Segunda Guerra Mundial marchó aliada a los Estados Unidos y Gran Bretaña enfrentados a la Alemania nazi, por eso para el PC argentino las potencias que sometían a América Latina habían dejado de ser imperialistas para convertirse en países democráticos adulados por la partidocracia nativa.
La Unión Democrática eligió una fórmula enteramente radical Tamborini-Mosca, el 8 de diciembre realizó un acto multitudinario en la Plaza Congreso, sin embargo, la oratoria del candidato a presidente no pareció entusiasmar a nadie. El escenario estaba engalanado por enormes retratos de Franklin Delano Roosevelt, Harry Truman, José Stalin, Clement Attle y Winston Churchill, la campaña se realizó bajo el lema “Por la libertad, contra el nazismo”.
En la desconcentración hubo enfrentamientos con militantes de la Alianza Libertadora Nacionalista que apoyaba a la fórmula peronista, con un resultado de cuatro muertos.
En general toda la campaña estuvo manchada por actos violentos atribuibles a ambos sectores, por lo que vale recordar que, desde el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen en 1930, las elecciones siempre fueron una patraña organizada por el régimen oligárquico a través del Partido Conservador con el resultado puesto de antemano, y con una marcada violencia cuando algún opositor no quería amoldarse a las reglas del juego sucio.
La fórmula radical recorría el país con el denominado Tren de la Victoria, que fue atacado en varias oportunidades con piedras y balazos, mientras que Perón acompañado por Eva lo hacía en el tren que bautizaron La Descamisada, que también sufrió ataques con balas, hasta se descubrió un intento de dinamitar las vías por donde pasaría el tren.
Los actos del Partido Laborista también congregaban una multitud, había un entusiasmo contagioso producto de gente que no tenía una militancia política anterior, obviamente en este sector no había duda alguna sobre el candidato a presidente, la discusión estaba puesto en el resto de los cargos, el laborismo pretendía que el candidato a vicepresidente fuera Mercante, pero Perón prefirió al radical Quijano, argumentando con razón en la inconveniencia de una fórmula enteramente militar. Los laboristas aceptaron y propusieron a Mercante para gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Se conforma una poderosa alianza con la intención que Perón no llegue a la presidencia, a la siempre amenazante intervención estadounidense se sumó el reclamo del canciller uruguayo Edgardo Rodríguez Larreta solicitando la adopción de medidas enérgicas contra la Argentina al que consideraba como “un agresor peligroso en potencia” al que había que eliminar.
La Unión Democrática recibió el apoyo en dinero de la casi totalidad de las cámaras empresarias, mientras que el peronismo debió conformarse con la modesta ayuda económica de algunos sindicatos y de unos pocos empresarios aislados.
El peronismo recibe lo que podía interpretarse como el apoyo de la Iglesia Católica que en una declaración llamó a los fieles a no votar por partidos que en su plataforma permitieran el divorcio, la enseñanza laica y la separación entre el Estado y la Iglesia, en alusión directa a partidos que conformaban la Unión Democrática como el socialismo, la democracia progresista y el comunismo, sin embargo no había un marcado entusiasmo de la jerarquía eclesiástica por la figura de Perón, simplemente había que optar por lo que consideraban el mal menor.
El 15 de noviembre la agrupación yriygoyenista FORJA decide su disolución y la incorporación de la mayoría de sus integrantes en el seno del peronismo, decía en esa declaración: “considerando la resolución de FORJA, en solidaridad con el movimiento popular (del 17 de octubre) y la identidad de la gran mayoría de sus miembros con el pensamiento y la acción popular en marcha y su incorporación al mismo, declara: que el pensamiento y las finalidades perseguidas al crearse FORJA están cumplidas al definirse un movimiento popular en condiciones políticas y sociales que son la expresión colectiva de una voluntad nacional de realización cuya carencia de sostén político motivó la formación de FORJA, ante el abandono del radicalismo. Y resuelve: la disolución de FORJA dejando en libertad de acción a sus afiliados”. (3)
Pero la mayor herramienta que tenía el peronismo era la gestión, continuando con las medidas que beneficiaban a los trabajadores, en diciembre se decide un incremento general de los salarios, y la generalización del aguinaldo para todos los trabajadores, esta última medida provoca la irritación exaltada de los empresarios.
La Unión Industrial, la Cámara de Comercio y la Sociedad Rural que apoyaban fervorosamente a la Unión Democrática se niegan a pagarlo, recurren a la Justicia para impedir el pago, y convocan a un lock out patronal entre el 14 y el 16 de enero de 1946, los partidos de izquierda de la UD apoyan la medida empresarial bajo el argumento que era parte de la lucha contra el fascismo.
Varias revistas y periódicos estadounidense atacan a Perón de la peor manera, con calumnias en el plano político y personal, el New York times publicaba una nota, con el título “Retrato de un provocador del populacho” mientras que la revista Look, se refería al “Hitler del mañana” incursionando en temas de la vida íntima.
Dos semanas antes de la elección el departamento de Estado publica un documento de 131 páginas armado por Braden titulado “Consultas entre las repúblicas americanas sobre la situación en la Argentina”, que fue bautizado como el Libro Azul, donde se lanzaban acusaciones sobre supuestas vinculaciones nazis de Perón.
Los diarios La Nación y La Prensa, voceros de la oligarquía y la embajada estadounidense se apresuraron a publicar partes del libro, algunos argentinos habían escrito a Braden para que Estados Unidos interviniera en la Argentina.
El 8 de enero un grupo de políticos e intelectuales envían una carta a las Naciones Unidas propiciando la intervención al país, argumentando que cuando corre riesgo la democracia no es lícito levantar el principio de no intervención y que ninguna norma jurídica pueda impedir la extirpación del nazi-fascismo, firmaban tamaña muestra de cipayismo Jorge Luis Borges, Silvina y Victoria Ocampo, Jorge Romero Brest, Ulises Petit de Murat, Adolfo Bioy Casares, Alberto Gerchunoff, los políticos Nicolás Repetto, Carlos Sanchez Viamonte, Enrique Dickmann, Luciano Molinas, José Aguirre Cámara, Carlos Perette, José Peters y Pedro Chiaranti.
Perón responde a las calumnias del departamento de Estado con el libro Azul y Blanco, mientras que en el cierre de la campaña electoral señala a Braden como el líder de la Unión Democrática, expresaba en esa oportunidad: “Sepan quienes voten el 24 por la fórmula del contubernio oligárquico- comunista, que con ese acto entregan, sencillamente su voto al señor Braden. La disyuntiva, en esta hora trascendental es éste: o Braden o Perón”. (4)
Al día siguiente las paredes de todo el país se llenaron con la consigna “Braden o Perón” sintetizando la verdad de las opciones que se les presentaban a los argentinos.
El 22 de febrero por la radio Perón da una serie de consejos a la población: “El voto es un derecho inalienable del ciudadano y ha de defenderse con la vida, si es preciso. Se descuenta que algunos patrones urbanos y campesinos pondrán toda clase de obstáculos a sus trabajadores para evitar que voten, no concurra a ninguna fiesta que inviten los patrones el día 23. Es necesario que se quede en casa y el 24, bien temprano, tome las medidas para llegar a la mesa en que ha de votar. Recurra a la tropa del ejército más próxima si alguien quiere presionarlo en ese sentido. Denuncie al expendedor de nafta que no le provea combustible. Evite todo incidente para impedir que lo detengan. No beba alcohol de ninguna especie el día 24. Si el patrón de la estancia, como han prometido algunos, le cierra las tranqueras con candado, rompa el candado o la tanquera o corte el alambrado y pase para cumplir con la Patria. Si el patrón lo lleva a votar, acepte y luego haga su voluntad en el cuarto oscuro. Si no hay automóviles, ni camiones, concurra a votar a pie, a caballo o en cualquier forma, pero no ceda ante nada”. (5)
A pesar de la violencia previa, las elecciones fueron un ejemplo de limpieza, los opositores al gobierno lo reconocieron, pasó más de un mes hasta conocerse el recuento definitivo que dio como resultado que Perón había obtenido el 55,85 % contra el 44,15% de la Unión democrática, la diferencia en electores era aún más contundente de 304 a 72, la UD sólo había ganado en cuatro provincias: Córdoba, Corrientes, San Juan y San Luis, pero aún en esos lugares había perdido la gobernación.
----------------------
(1) Norberto Galasso. Perón. Formación. Ascenso y Caída 1893 1955. Tomo I Colihue 2011 pag 281
(2) Idem pag. 282
(3) Idem pag. 368 y 369
(4) Joseph Page. Perón. Una biografía. Editorial Sudamericana. Edición e-book pag. 200 y 201
(5) Galasso Tomo I pag. 406