El Forjista
Perón ingresó al Colegio Militar el 1° de marzo de 1911, luego de lo padecido en su llegada a la gran ciudad, se adaptó rápidamente a la disciplina militar, mientras que para otros podía llegar a ser una tortura esos primeros años de adaptación, no fue así para este cadete.
Así lo explicaba él mismo: “La vida era dura ahí, pero no para mí, que venía preparado desde niño para todos los esfuerzos y sacrificios. Las mañanas heladas de Buenos Aires me parecían un juego y los trabajos cotidianos de soldado, una verdadera distracción”. (1)
También afirmó años después: “A los quince años me entregaron a la patria, en las puertas del Colegio Militar. Con ella crecí y me hice hombre. Me educaron a la espartana, sin concesiones, ni blanduras, y, cuando fue necesario perfeccionarme, me enviaron en misión a Europa. Me dieron responsabilidad y, finalmente, mando; pero también me enseñaron a obedecer, porque mandar supone siempre obedecer a la norma”. (2)
Juan Domingo se siente cómodo y comienza a tener amigos, rompiendo, tal vez por primera vez, esa sensación de soledad que lo acompañó en la Patagonia y sobre todo los primeros años en Buenos Aires.
No tarda en darse cuenta que no se equivocó de carrera, pero comenzó a establecer un perfil propio que ya lo diferenciaba de otros militares, le dio una particular importancia al compañerismo y la confianza mutua más que a la disciplina estricta, Perón se percató muy pronto que la razón podía no ser incompatible con la vida militar, por eso siempre intentó convencer antes qué mandar.
Esta conducta le permitió tener siempre una excelente relación con sus subordinados, muchos de los cuales vieron en él a alguien a quién emular.
A diferencia de otras fuerzas como la Marina, donde había muchos apellidos de la oligarquía, en el Ejército la gran mayoría provenía de la clase media y muchos de ellos llegaban desde el Interior. Además, Perón eligió el arma de Infantería y no la de Caballería donde se concentraban los dobles apellidos que tenían la afición por el exclusivo juego del polo y otras actividades vinculadas a la equitación.
Desde 1904 el Ejército estaba influenciado por Alemania en cuanto a las ideas que imperaban en la vida militar, pero eso no significaba necesariamente que se conformara en su seno un sentido de casta privilegiada, ni que imperaran las ideas antidemocráticas.
Eso sí, podía decirse que el Ejército marchaba a contramano de lo que era el dominio inglés en la economía y política nacional, tal es así que los jóvenes cadetes aprendían alemán y francés, pero no inglés.
Además, Perón pudo desarrollar con bastante libertad esa afición por los deportes que se había despertado en el colegio secundario, el deporte por el que mostró mayor interés fue por el boxeo, pero una lesión lo obligó a dejarlo, adoptando la esgrima como principal actividad, aunque también dedicaba tiempo a jugar al fútbol y a practicar atletismo.
El 13 de diciembre de 1913 Perón egresó como subteniente, en la oportunidad su padre le regaló tres libros que ejercerán una gran influencia sobre su vida futura, tales títulos eran “Consejos de Lord Chesterfield a su hijo”, “Vidas Paralelas” de Plutarco y el “Martín Fierro”, con tres dedicatorias, que decían respectivamente “Para que aprendas a transitar entre la gente”, “Para que te inspires siempre en ellos”, “Para que nunca olvides que, por sobre todas las cosas, sos un criollo”. A esta última recomendación Juan Domingo le prestó principal atención aun cuando debió estar contra su voluntad lejos de su Patria. Con 20 años su primer destino es Paraná en el Regimiento 12 de Infantería.
Una característica de Perón fue que necesitaba desplegar una ancha variedad de actividades, no era una persona que disfrutara con la contemplación y la inactividad, necesitaba mantenerse en movimiento, así se definía él: “Yo soy un hombre polifacético. Me gusta muchas cosas, pero no me canalizo en una sola. De lo contrario hubiera sido un militar como todos los demás. Yo siempre he tenido otras inclinaciones. Me ha gustado mucho estudiar, viajar con los ojos bien abiertos. Cuando años después fui a Italia, no era para ver la Torre de Pisa”. (3)
Cuando estuvo en Paraná escribió obras de teatro que luego eran interpretadas por los soldados en presencia de sus familiares. También aprendió a tocar el piano, tocando el instrumento en algún acto público.
Años después recordará ese primer destino militar: “En el Regimiento 12 de mi primer destino, como en todo el ejército de aquel tiempo, la mitad de los efectivos eran conscriptos y la mitad voluntarios; entonces se los instruía por la vieja táctica de Capdevila. Los de mi promoción fuimos los primeros en trabajar con métodos alemanes. Nuestros instructores del Colegio Militar eran alemanes y habían llegado en 1910 con una misión que presidía Fritz, Barón Von der Goltz, que escribió sobre las campañas de Napoleón, vertidas por el mayor Kinkelin y con el prefacio del general Uriburu ¡casi nada! El ejército se modernizó; hasta nos vestíamos de otra manera”. (4)
En 1915 el Regimiento 12 es trasladado a la ciudad de Santa Fe y Perón debe mudarse a esa ciudad, pero ya con el cargo de teniente. Inquieto como era, comienza a tomar contacto con la dura realidad que deben afrontar cotidianamente los sectores de menores recursos y a reflexionar sobre esa injusta situación.
Esa toma de conciencia de la situación social imperante por aquella época, la contó de la siguiente manera: “Allí, en Paraná, vi por primera vez, y a conciencia, las miserias fisiológicas y sociales. En un país con cincuenta millones de vacas, más del 30 % de los conscriptos eran rechazados del servicio por debilidad constitucional, y a los que se incorporaban venían semidesnudos, como provenientes de la mayor miseria. Este impacto sobre mi sensibilidad de entonces estaba destinado a perdurar toda mi vida”. (5)
En 1918 tiene el pase al Batallón de Arsenales “Esteban de Luca” ubicado en la localidad de Boulogne en la Provincia de Buenos Aires y para 1920 es transferido a la Escuela de Suboficiales de Campo de Mayo donde comienza a mostrarse como una persona que se destaca en el manejo de sus subordinados, tanto en aspectos técnicos de la táctica y estrategia militar, como especialmente en el plano humano.
Carlos Aloé que fue camarada en el Ejército lo describió con estas palabras: “Perón tenía un gran magnetismo y realmente se preocupaba por sus hombres. Si alguno no podía salir el domingo por falta de dinero, él le prestaba lo necesario”. (6)
A pesar del carácter popular del gobierno de Hipólito Yrigoyen que accede a la presidencia mediante el voto libre de los argentinos varones, durante su gestión se producen las peores represiones contra los trabajadores, donde se hace participar al Ejército como fuerza represiva contra los trabajadores.
En 1919 se produjo la que pasó a la historia como la Semana Trágica que se inició como un conflicto laboral en la empresa metalúrgica Pedro Vasena, un grupo de extrema derecha conformado por jóvenes de las familias oligárquicas colaboró con la policía en la represión, producto de la reacción policial mueren cuatro obreros, en el entierro de las víctimas se produce una de las mayores movilizaciones que conoció Buenos Aires hasta ese entonces, la cual fue salvajemente reprimida produciendo otras 20 muertes.
Los trabajadores realizaron múltiples muestras de repudios y el gobierno convoca al Ejército a la represión lo que hace ascender el número de víctimas a unas 500 personas. Perón se encuentra en Buenos Aires en ese momento, las versiones sobre la participación o no, en esos sucesos son de lo más variadas, Galasso considera que la que tiene más posibilidades de ser cierta es la que lo ubica como aprovisionando a las tropas que participaron de la represión.
Cuando estuvo en Santa Fe, Perón fue testigo del conflicto de los trabajadores de la tristemente célebre empresa La Forestal por reclamo de viviendas dignas y un mejor salario, la empresa contaba con su propio ejército conformado con gente de la peor calaña que era reclutada en las cárceles, conformando un Estado aparte donde las leyes argentinas no tenían aplicación, para escarmentar a los trabajadores la empresa les cortó el agua y la luz, recurriendo a torturas y asesinatos.
Hubo una orden para que el Ejército interviniera, Perón participó de un acuerdo que permitió un incremento del salario y disminución de las horas de trabajo, pero después que Perón fuera trasladado a otro destino se produjo una nueva huelga por el incumplimiento patronal, la respuesta de La Forestal fue desatar una masacre de sus trabajadores.
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(1) Norberto Galasso. Perón. Formación. Ascenso y Caída 1893 1955. Tomo I Colihue 2011 pag. 43
(2) Enrique Pavón Pereyra. Conversaciones con Juan Domingo Perón. Ed. Colihue/Hachette. 1978 pag. 33 y 34
(3) Galasso. Tomo I. pag. 53
(4) Pavón Pereyra, pag 34
(5) Galasso Tomo I pag. 54 y 55
(6) Joseph Page. Perón. Una biografía. Editorial Sudamericana. Edición en e-book pag. 39 y 40