El Forjista
Cualquier cantautor se encuentra con al menos dos opciones al encarar su carrera, una que es la más fácil y redituable: componer canciones pegadizas y letras anodinas que aseguren su difusión, el otro camino es más riesgoso: reflejar los pesares de los más necesitados y cuestionar las imposiciones de los poderosos.
Ignacio Copani ha demostrado que puede recorrer con total éxito la primera opción, pero que sus convicciones lo han llevado a transitar la segunda.
Muchos artistas han debido sufrir del silencio impuesto por los dueños del aparato cultural oligárquico, Enrique Santos Discépolo fue objeto del resentimiento de una pequeña burguesía que no pudo aceptar su apoyo a un gobierno popular.
Hugo del Carril perdió una buena parte de su carrera sin poder actuar por la prohibición que pesaba sobre los artistas comprometidos con la causa nacional.
Nunca fue fácil en Latinoamérica el compromiso político y social, como lo atestiguan las miles de víctimas de las sangrientas dictaduras.
Ignacio Copani ha lanzado su nuevo trabajo llamado “Palabras cuerdas ” acompañado por Esteban Morgado en guitarra y editado por su propia productora inedependiente.
La aparición de este nuevo trabajo ha estado rodeado de un deliberado silencio de las emisoras radiales y de las cadenas de disquerías, que como Musimundo ni siquiera colocan el CD entre las novedades, las cuales sí están repletas de basura importada.
En este álbum se incluye el tema “Cacerola de Teflón” compuesto a raíz de los cacerolazos en Capital Federal motorizados por los sectores más satisfechos económicamente y con la intención de apoyar la lucha de la Sociedad Rural y sus entidades satélites.
Este tema le provocó a Copani el disgusto de recibir amenazas a su seguridad y su familia, por energúmenos que apoyaron al “campo” y que también se actuaron con todo éxito para intimidar a legisladores con métodos fascistas y sin que la gran prensa, como Clarín, La Nación o el “progresista” Crítica de la Argentina, registraran estos actos vandálicos.
Resulta admirable la capacidad de Ignacio Copani para reflejar en pocas palabras una realidad que aunque está a la vista de todos, muy pocos se animan a mostrarla, precisamente lo que les molesta a algunos es que Copani se anima.
Cuando estamos escribiendo estas líneas se está realizando la Exposición de la Sociedad Rural, en donde los insaciables terratenientes pasean a sus toros y vacas, pero que este año también decidieron pasearlo a Alfredo De Angelis, nuevo héroe de la oligarquía y la clase media rural y urbana, las mismas que hicieron uso de las “cacerolas de teflón”.
Para ellos recordemos algunas estrofas de la canción:
“No te oí … Puede ser que mis oídos
oigan mal,
pero no escuché en la exposición rural,
reclamar por el jornal de los peones yerbateros,
por la rentabilidad de los obreros,
por el tiempo venidero, por que vengan para todos.”
Una a una nos recuerda el autor, las muchas cuestiones recientes que no fueron registradas por esas clases satisfechas, pero que ahora saltaron con furia cuando tímidamente se intentó rozar sus llenos bolsillos, también repletos de soberbia de creerse los dueños y salvadores de la patria.
¿Como no va a ser ignorado este CD? si en el tema “El cristal con que se mira” pone en evidencia la muy distinta disposición con que califican los medios de comunicación cuando la misma acción corresponde a un pobre o a un rico. También en el último conflicto con el campo estos medios mostraron una gran cuota de racismo y discriminación.
Leamos en una parte de esta canción:
“Cuando un pobre esta en la cama
sin duda es un vago…
Cuando lo hace un rico fue por el stress y el surmenage.
Cuando un pobre hace un reclamo es subversivo,
Cuando lo hace un rico
Es que algo debe estar andando mal.”
“Cuando fue vaciado el banco
por el rico y sus amigos…
Lo primero que hizo el pobre fue pagar.
Será el cristal con que se mira,
Será mentira lo que es verdad…
Cuando el rico no es más rico es injusticia…
Cuando el pobre se empobrece es lo normal”
La discriminación es una de las preocupaciones constantes de Copani, el tema “Los normales” encara el tema de la falta de atención que la sociedad presta a aquellos que son “distintos” y que deben hacer frente en la vida cotidiana a infinidad de dificultades porque sus necesidades no encajan dentro de la invisible “dictadura del mercado”, todo esto sustentado por la publicidad que no tiene en cuenta a los seres humanos o sólo los considera como simples números en la columna de la ganancia.
“Almitas rodantes” refleja otro reclamo desesperado de este autor, por la situación de los chicos de la calle, invisibles a los ojos de los gobernantes y de mucha clase alta y media que le atribuye intenciones diabólicas prefiriendo no ver el drama o derivando la culpabilidad a las propias familias empobrecidas por años de salvaje liberalismo al que esas clases apoyaron.
Si algún extranjero recién llegado quisiera conocer de manera rápida nuestra realidad social y política, y conociera el castellano, la forma más efectiva de imbuirlo de ella sería haciéndolo escuchar los álbumes de Copani, ahí se encuentran los temas y preocupaciones más acuciantes.
“No te hagas el gil y agregá u carril” es una canción que hace referencia a la desastrosa situación del transporte en este país que diariamente le cuesta la vida a muchos argentinos: “hay más sangre que en una guerra civil”, al decir de Copani. También aprovecha para realizar la acusación a las empresas concesionarias de los peajes que embolsan una cantidad considerable de dinero y realizan muy escasas obras, situación que los medios prefieren silenciar, mientras los gobiernos se hacen los distraídos.
Por cierto que las canciones de amor no podían estar ausentes, ”Inmortal” y “Cuando no estás” pueden ser calificadas dentro de este rubro, en tanto que en “Muéstrale un tema de Silvio a tu hijo”, refleja su admiración por Silvio Rodríguez como antes lo hizo por Serrat.
En “Hay palabras” se pregunta por el sentido que le damos a algunas palabras de uso cotidiano, como llamar brava a una barra que ataca cobardemente cuando se encuentra en mayoría, o llamar santa a una semana donde lo único que interesa es salir de vacaciones. O también se pregunta por lo erróneo de calificar de malas a ciertas palabras cuando no se puede llamar de otra forma que “hijo de puta” a quién viola y mata, o si debemos llamar bobo o gil a quién no es otra cosa que un boludo.
“Construir o destruir” casi tiene un connotación filosófica, una posición ante la vida y con el espíritu con que ella se encara, por cierto es mucho más fácil destruir, para lo cual no se requiere demasiado conocimiento pero si mucho resentimiento y frustración, construir requiere esfuerzo y constancia, además de conocer la ciencia particular.
El tema “El país de Gaby” es otra de las varias canciones que le compuso a una de sus hijas, nacida en el exilio en México, y donde se expresan las desilusiones y las esperanzas de un país que necesita del cariño y la devoción que Copani muestra por él.
La última canción se titula “Otro cantar” casi una declaración de principios del autor, sus motivos, sus metas al subirse a un escenario, su compromiso con quienes lo escuchan.
Seguramente seremos pocos los que escuchemos esta obra la cuál merece muchos más oídos y cabezas a las que llegar. Lamentablemente ese sea la mejor demostración que Copani acierta con sus canciones, precisamente por eso los grandes medios de los grandes anunciantes no lo mencionarán, el silencio es su arma, tienen todo su espacio reservado para Tinelli, Sofovich o Gran Hermano, es decir para sus negocios, la cultura y el arte es otra cosa, no tiene cabida es sus espacios rentados.
De todas maneras, seguramente no somos tan pocos los que quisiéramos expresar nuestra gratitud a artistas como Copani que no hacen variar sus opiniones de acuerdo al rating, a la moda o al poder de turno.