El Forjista
Esta película de tres horas de duración, dirigida por Christopher Nolan, protagonizada Cillian Murphy y con un gran elenco de reconocidas actrices y actores, muy posiblemente pase a ser un clásico que se recomiende de generación en generación, porque además de ser buena aborda un tema esencial como lo es, la posibilidad del ser humano de desatar un poder capaz de terminar con toda la vida en el planeta.
Robert Oppenheimer fue un científico estadounidense que lideró el Proyecto Manhattan que implicó que Estados Unidos pudiera ser el primer país en tener una bomba atómica, y ser el único en usar ese poder destructivo contra seres humanos como lo hizo al arrojar dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.
En este comentario queremos exponer dos o tres opiniones sobre lo que significó el uso de la energía atómica con fines bélicos.
En primer término, queda claro que la idea de Estados Unidos como un país democrático donde cada ciudadano puede expresar sus ideas libremente es absolutamente falsa, Oppenheimer fue una víctima de esa persecución por el simple hecho de tener simpatías con ideas de izquierda, esta circunstancia no implica liberarlo de responsabilidad por el genocidio que generó su invento.
No es como esboza la película que se trató de un acto de venganza por parte de un funcionario que se sintió ofendido por palabras de Oppenheimer, sino de un sistema que no permitía ni permite ideas que cuestionen la ideología de las clases dominantes.
Otro asunto fundamental es percatarse de las monstruosidades que genera el imperialismo con gobernantes como Truman que no sintió ningún remordimiento al matar cientos de miles de seres humanos como ocurrió con el lanzamiento de esas bombas.
Es falso que con las bombas atómicas se evitaron la pérdida de miles de vida que hubiese significado invadir Japón para lograr la rendición de ese país.
Las bombas atómicas fueron lanzadas el 6 y 9 de agosto de 1945, pero antes, el 9 de marzo, 334 aviones estadounidenses lanzaron 1700 toneladas de bombas incendiarias sobre Tokio, se calcula que ese día murieron más de 100.000 personas, casi tantas como con cada bomba atómica, dejando la ciudad convertida en una inmensa hoguera, que fue lo más parecido al infierno en la Tierra.
Además, después del lanzamiento de la primera bomba atómica, ocurrió un suceso transcendental que el 8 de agosto de 1945 la Unión Soviética le declaró la guerra al Japón, que muy difícilmente podía afrontar ese poder de fuego, por lo tanto los denominados aliados, estaba en condiciones de hacer rendir Japón si necesidad de invadirla.
Entonces la pregunta es ¿Por qué lanzar las bombas atómicas?, la respuesta, aunque no sea específicamente sobre este tema hay que buscarla en uno de los últimos libros de Noam Chomsky que describe al comportamiento de los gobiernos estadounidenses como los de un padrino de la mafia.
Precisamente lo que buscó Estados Unidos fue quedar como dueño del mundo, amenazando, no a un Japón derrotado, sino a una Unión Soviética que surgía como potencia, pero también para buscar la sumisión de sus aliados europeos, y generar temor en todo el mundo.
Estamos ante una gran película que nos permite reflexionar sobre un tema fundamental, que no nos debe impedir ver las características de un imperialismo criminal que nunca tuvo escrúpulos para destruir pueblos y arrasar las soberanías nacionales.