El Forjista

Nadie nos quita lo bailado

Vicky Grigera

Artículo publicado en http://www.nuestrasvoces.com.ar/ el 14 de diciembre de 2019

 

Vicky Grigera es una talentosa actriz que ha realizado cientos de presentaciones durante el gobierno de Macri, con su humor nos ha permitido atravesar esos años de infamia, ha sido como una especie de balsamo, ahora reproducimos su artículo sobre la asunción de Alberto Fernández cargado de humor pero también de gran emoción.

 

Luego de cuatro años, al fin puedo decir mi ocupación (¡oficialista!) y mi estado mental (¡felicidad moral!). Nunca había esperado tanto un 10 de diciembre, se hizo más largo que las doce de navidad en la niñez. Fue como un año nuevo. Mirá que soy una mujer fuerte, viajo en el Roca, soy peronista, como lácteos comprados en el chino y sobrevivo, pero estos cuatro años… ¿Qué querés que te diga? Pasé dictadura, pasé democracias, pasé neoliberalismos, pero esto fue un “liberal- abismo”. Creí que no llegaba al 10. Como mi amiga Graciela. Que en el 2016 se enfermó de Macri y se me fue el año pasado. Me cuestan los actos sin ella.

El 10 no me desperté. Simple: porque no dormí. ¿Soy rara? Raras son Bullrich, Vidal, Carrió (sica, dengue y chikunguña). Busqué mi conjunto Victoria Secrett que me había comprado con el sueldo de fantasía de clase media que tenía antes de que llegara Cambiemos al gobierno. Tenía la esperanza de cruzarme a Santi Cafiero y que pintara poliamor. (no sucedió, todo no se puede).

Pasé a buscar a Noemí, mi socia en la peluquería “Ni un pelo de gorila” que vamos a abrir en el segundo semestre y nos fuimos al Congreso. Noemí me hablaba en el tren, pero yo miraba por la ventana.  Me hacía la dormida y ella me metía algún que otro codazo pero yo no podía hablar. Hacía un repaso mental de todo el año que vivimos en peligro y se me hacía un nudo en la garganta, como cuando no te pasa el chori porque le diste un mordiscón sin masticar. No soy de llorar en público pero no pude evitar que me entraran algunos compañeros en los ojos. Los que no están. Los que no llegaron a la fiesta. Los que se fueron antes. Los Timerman o las Graciela, como mi amiga. Mi mejor amiga. Me la imaginaba conmigo: ¡Cómo nos hubiera gustado estar juntas! La de chat que hubiéramos hecho toda la noche de víspera. Graciela no llegó como tantos y por ellos lagrimeaba como pavota. ¡Llegamos!  Ay, ese Congreso. Ay, Alberto llevando a la Michetti al recinto, somos la solidaridad nacional y popular. Mirá que distintos somos.  Y la yegua que ni lo miró al tirano. Lo bien que hizo, yo hubiera hecho lo mismo. Yo, concejal suplente de José C Paz, tampoco lo hubiera mirado, señor presidente mandato cumplido.

Lo que bailé del Congreso a Plaza de Mayo no tiene nombre. ¿Quién te quita lo bailado? Después del 10 de diciembre, ¡NADIE! Me encontré a todo el mundo, era como un Tinder de esperanza populista en vivo. Me encontré a mis compañeras de “Yoga para peronistas” y con un abrazo nos repetimos nuestro mantra espiritual “PerOMM”. Estuve a los gritos, a las selfies hasta que volvieron los fuegos artificiales, la Casa Rosada iluminada. Chori atragantado en la garganta. Borrachera de esperanza. Celular sin batería. Vejiga explotada. Ojos empapados. Que lindo que volvimos. Miré al cielo: en cada fuego estaban los que se fueron antes y no llegaron a la fiesta. Puse los dedos en V: Para vos Graciela, que cuando te enfermaste te habían echado del estado y no tenías obra social. Y te fuiste con peroncha dignidad. ¿Cuchaste lo que dijo el presidente? Vamos a volver mujeres, yo me imagino tu carcajada. Y después me puse a bailar cumbia porque nadie nos quita lo bailado y porque no me gusta llorar en público.

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