El Forjista

El mundo según Monsanto

Marie-Monique Robin

Monsanto  

El libro de la periodista y documentalista francesa Marie-Monique Robin se ha constituido en uno de los libros imprescindibles de nuestra época, principalmente para un país como la Argentina donde las plantaciones de soja transgénica están mostrando una preocupante tendencia hacia el monocultivo.
Podríamos decir que esta valiente y brillante periodista está poniendo ante nuestros ojos al capitalismo sin máscara ni maquillaje,  esta multinacional tiene una horrorosa cara que ha estado asociada con la muerte, métodos gansteriles, complicidad de gobiernos y organismos de control, un ejército de abogados dispuestos a defender sus tropelías por todo el mundo, la compra de científicos y revistas de supuesto prestigio para avalar sus campañas comerciales.
Muchos productos salidos de Monsanto son sinónimos de muerte o de enfermedades terribles, pocas compañías como ésta han mostrado de manera descarada como anteponen el lucro al bienestar de las personas, para concretar sus planes han contado con la complicidad de gobiernos, particularmente el de los Estados Unidos sin importar si es el turno de demócratas o republicanos, la multinacional aporta a las campañas de ambos partidos.
Monsanto es un multinacional estadounidense creada en 1901 en Saint Louis, Estado de Missouri, nació como una empresa química, hoy controla el 90 % de los organismos modificados genéticamente (OGM) que se cultivan en el mundo y en el 2005 se convirtió en la primera productora de semillas. En el 2007 contaba con 17500 empleados y facturaba 7500 millones de dólares. En este último año se calculaba que había en todo el mundo unas 100 millones de hectáreas cultivadas con productos transgénicos. Argentina es la segunda luego de los Estados Unidos con 18 millones.
En la primera guerra mundial Monsanto incrementa sus beneficios de manera fabulosa vendiendo productos químicos utilizados para la fabricación de explosivos y para gas de combate
En la segunda guerra fabrica DDT el insecticida que combatir el tifus propagado por los piojos y para erradicar los mosquitos portadores del paludismo en el Pacífico. También participa en el proyecto Manhattan para la construcción de la bomba atómica, los químicos de Monsanto participaron en aislar y purificar el plutonio y el polonio que servirían de detonantes de la bomba. Como se puede apreciar cada conflicto bélico constituyó una fuente inacabable de nuevos beneficios para esta empresa.
A los efectos de no alargar en demasía este artículo hemos decidido no incursionar en algunos temas que sí son analizados en el libro, en cambio incluiremos alguna información adicional sobre la situación de los transgénicos en nuestro país que no forma parte del trabajo de Robin.
No trataremos el caso de la hormona de crecimiento bovino, la grave afectación a la variedad de maíz en México por la introducción del maíz Roundup ready y el Bt, el desastre provocado en la India por el algodón Bt con la consecuencia de masivos suicidios de campesinos. Que hayamos decidido no incluirlos no significa que sean de menor importancia.

 

PCB (policlorobifenilos)

El PCB es un aceite químico utilizado durante más de 50 años como aislante en los transformadores eléctricos, Monsanto ocultó durante años la nocividad de este producto.
Monsanto debió pagar 700 millones de dólares a los pobladores del barrio habitado por gente de raza negra de la ciudad de Anniston, Alabama. Ese dinero llegó muy tarde porque muchos de sus habitantes habían muerto de las más diversas enfermedades, particularmente de distintas clases de cáncer luego que la empresa había contaminado con PCB el suelo y el agua.
Monsanto venía fabricando el PCB en esa ciudad desde 1971 y había contaminado el río sin informar de esa situación dejando que la población pescara y plantara sus verduras en la tierra contaminada, otra parte fue a parar a un vertedero a cielo abierto.
Centenares de personas de personas mueren de cáncer en Anniston cada año, además la ciudad mantiene una alta tasa de abortos naturales e incluso se han producido casos de enfermedades desconocidas.
Se pudo establecer que Monsanto sabía desde 1937 que el PCB  era un riesgo para la salud sin embargo prefirió guardar silencio para continuar obteniendo ganancia y contaminando a los seres humanos. Recién en 1977 fue prohibido en los Estados Unidos, en Francia en 1987, sin embargo en la Argentina aún no ha desaparecido por completo la utilización de este componente letal a pesar que también está prohibido.
Los organismos estatales norteamericanos encargados de controlar a la empresa han mostrado una evidente complicidad. Nos referimos a la Food and Drug Administration (FDA) encargada de verificar los alimentos y los medicamentos realizó un estudios de los peces pescados  en un río cercano a Anniston y pudo comprobar que existía un alto contenido de PCB en los peces, sin embargo decidió mantener en secreto el informe, dejando que la población continuara consumiéndolos, recién en 1997 se estableció la prohibición de pescar en ese río. También se pudo comprobar la existencia de PCB en animales de granja.
 Las madres contaminadas con PCB pueden, mediante la leche, transmitirlo a sus hijos provocando graves problemas neurológicos que son irreversibles en los recién nacidos.
En 1968 en Japón 1300 personas consumieron aceite de arroz contaminado con PCB producto de una fuga en el sistema de refrigeración, los afectados contrajeron una enfermedad dermatológica que les provocó graves erupciones cutáneas, decoloración de uñas y labios e inflamación de la articulaciones. Los hijos de las madres contaminadas mostraron mortalidad precoz, retraso mental y los índices de cáncer de hígado fueron mucho mayores a los normales y se produjo una reducción notable de la esperanza de vida.
El 2 de enero de 2002 el Washington Post titulaba “Monsanto ha ocultado la contaminación durante décadas” no obstante los funcionarios de la empresa seguían negando que el PCB contaminara.
El 23 de febrero el jurado declaró culpable a Monsanto por la contaminación en Anniston,  la condena mencionaba: “negligencia, abandono, fraude, atentado con las personas y los bienes, y perjuicio”. El veredicto decía que Monsanto “ha superado de manera suprema todos los límites de la decencia y que puede ser considerada atroz y absolutamente intolerable en una sociedad civilizada”.
Sólo un mes y medio después del veredicto apareció la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA, Environment protection agency)  para indicar que había llegado a un arreglo con la empresa para descontaminar la zona afectada, en esos momentos se descubre que la número dos de la agencia había sido funcionaria de Monsanto.
En 1997 Monsanto había vendido su división química a Solutia y  la sección farmacéutica a Pfizer por lo cual  de los 700 millones de pesos a la que fue condenada, Monsanto sólo puso 390 millones, el resto los pagaron Solutia, Pfizer y las aseguradoras.  Los abogados se embolsaron el 40 % de la suma reservada a las víctimas. Ningún directivo de Monsanto fue a la cárcel.
En Argentina existe la tardía Ley número 25670  del 2002 de “Presupuestos mínimos para la gestión y la eliminación de los PCBs”  donde se prohíbe la instalación e importación de aparatos que contengan PCB y se   otorgaba hasta este año 2010 para la eliminación o descontaminación de aquellos aparatos con PCB ya instalados.

 

La dioxina

Times Beach era un pueblo estadounidense que tenía una población de 1400 habitantes a principios de la década del 70, para solucionar el problema del polvo se esparcen barros con aceites residuales de aquellos que se utilizan en coche, fábricas y talleres. En 1982 se conoce la noticia que el lugar se encuentra contaminado con dioxina, un año después la agencia estatal de protección del medio ambiente compra por 30 millones de dólares al pueblo. El plan consiste en indemnizar y relocalizar  a la población, arrasar el pueblo y luego proceder a descontaminar el suelo quemándolo.
Una estrecha colaboradora de la número uno de la agencia EPA fue condenada a seis meses de cárcel por haber destruido pruebas después que se pudo comprobar que comía frecuentemente con directivos de Monsanto, el escándalo produjo unos cambios en la Agencia pero el nuevo presidente también había formado parte del plantel de Monsanto.
Linda Fisher luego de 10 años en la EPA pasó en 1995 a Monsanto, para volver como número 2 de la EPA en el 2001, esto se lo conoce en los EEUU como puertas giratorias. Es decir esta política consiste en que las empresas multinacionales colocan a sus hombres en el Estado para que sirvan fielmente desde esa posición a los intereses de la compañía, antes que velar por el bienestar de los ciudadanos.
La dioxina es una sustancia tóxica que se produce en la generación de algunos compuestos químicos clorados. El término abarca a una familia de sustancias emparentadas.
La dioxina alcanzó notoriedad en 1976 con lo que se conoció como la “catástrofe de Seveso”, en la fábrica italiana ICMESA perteneciente a la multinacional suiza Hoffman-La Roche se produce un accidente que provoca la formación de una nube tóxica que se extiende sobre el municipio de Seveso, mueren unos 3000 animales domésticos y decenas de habitantes contraen el cloracné una enfermedad crónica de piel que trae efectos deformantes que conmocionan a todo el mundo, la dioxina es un producto que se utiliza para producir el herbicida 2,4,5-T.
Estos herbicidas tienen la particularidad que correctamente dosificado destruyen las malas hierbas y dejan intactos cereales como el maíz o el trigo.
Monsanto abre en 1948 una fábrica de 2,4,5-T en Virginia  Occidental,  en 1949 se produce una fuga y algunos trabajadores sufren una desconocida enfermedad de la piel acompañada de vómitos y dolores de cabeza. El médico de la planta entrega un informe que recién se conoció en la década del 80 en un juicio contra Monsanto, el informe estaba acompañado de fotos impactantes de hombres con la caras desfiguradas y el cuerpo cubierto de quistes.
La empresa mantuvo el mismo criterio que con el PCB ocultar la información y seguir lucrando.
En 1961 llegaron a Saigón, capital vietnamita mientras se libraba la guerra en ese país, los primeros cargamentos de defoliantes En 1965 se introduce el agente naranja que contenía 2,4,5-T y 2,4-D. La dosis que se utilizó por hectárea fue muy superior a la utilizada en los Estados  Unidos.
Un veterano de Guerra en Vietnam contó que al volver empezó a tener problemas oculares, se le empezaron a fosilizar los huesos y se le desprendieron los dedos de los pies. Terminó perdiendo ambas piernas,  también se han dado casos de cáncer de pulmón e hígado, leucemias y enfermedades neurológicas, los hijos también tuvieron discapacidades físicas y mentales.
El mismo veterano relató que era frecuente la fumigación con defoliantes, las mismas tropas norteamericanas estando en la selva eran fumigadas, nunca se les dijo que podía ser peligroso hasta el punto que utilizan los barriles vacíos para lavarse o como parrillas.
El defoliante tenía una concentración de dioxina que era mayor al que se utilizaba en la actividad civil.
Tanto Dow Chemical como Monsanto ocultaron los datos de la toxicidad para no perder un mercado importante, nunca publicaron los resultados de sus pruebas
A finales de 1969 el Instituto Nacional de Salud realizó un estudio del 2,4,5-T con ratas y mostró malformaciones fetales y crías muertas, en 1970 se prohíbe la utilización del  2,4,5-T.
En 1978 un veterano enfermo de cáncer de intestino demanda a los fabricantes del agente naranja, pronto se le unen miles más, en tanto en 1979, 75 habitantes de una población contaminada producto de un descarrilamiento ferroviario con un producto que también contenía la dioxina deciden querellar  a Monsanto.
Monsanto presenta un estudio que dice que no hay relación entre el cáncer y el 2,4,5-T.
En 1984 el juez acepta que Monsanto pague la mitad de 180 millones de dólares para formar un fondo para que aquellos veteranos que se presenten y puedan probar incapacidad laboral total, esos veteranos apenas cobrarán entre 256 y 12800 dólares, es decir nada si se considera el grave daño que se les ocasionó.  
En un juicio en 1987 un jurado sólo le reconoce un dólar simbólico a cada perjudicado pero le impone 16 millones multas a Monsanto por comportamiento irresponsable con el uso de la dioxina todo esto se basó en estudios que luego se demostró que eran inexactos. En el estudio se había excluido deliberadamente a obreros que se habían contaminado por el accidente de 1949 y que habían muerto de cáncer.
Un científico que trabajó para la EPA, William Sanjour, fue perseguido por denunciar a Monsanto, es decir por cumplir fielmente con su deber y velar por la salud de los ciudadanos, pero sus jefes pretendían que cuidara el lucro de las multinacionales. Sanjour declaró: ”Por desgracia la EPA se preocupa más por proteger los intereses de las empresas que se supone que regula que de defender el interés general”.
William Sanjour expresó que en la EPA existía un ambiente que podía ser comparado a la que predominaba en la vieja KGB soviética.
Otra empleada de la EPA Cate Jenkins fue perseguida, se la separó de su puesto para ubicarla en un lugar  administrativo para que no pudiera molestar con sus denuncias, se la acusaba de tener “puntos de vistas demasiado extremistas sobre la dioxina”. Jenkins se presentó ante un juez que ordenó su restitución en el antiguo puesto.
Estos casos pretenden ser ejemplificadores, su finalidad era lograr que nadie más se animara a denunciar a las empresas y se las dejara actuar con total impunidad.
La Fuerza Aérea también ocultó informes propios donde se demostraba que los hijos de los militares expuestos tenían malformaciones.
La empresa BASF alemana también había falsificado estudios, con las mismas maniobras de Monsanto pues en una de sus fábricas había ocurrido una explosión y el personal que sufrió contaminación había sufrido una alta tasa de cáncer que afectaba el pulmón, la tráquea y el sistema digestivo.
Recién en 1991 el Congreso vota una ley para que se investigue las enfermedades causadas por la dioxina, la investigación produce una larga lista de enfermedades como leucemia, cáncer, diabetes, cloracné, etc; esto permite que se indemnice a muchos veteranos.
Monsanto consiguió que hasta Richard Doll un oncólogo que había luchado contra el tabaquismo trabajara para ellos.
Robin visitó un hospital en Vietnam donde existe unos fetos deformados en formol producto del agente naranja que durante años se fumigaron el territorio de ese país, se lo conoce como el “museo de los horrores de la dioxina”, el hospital se atiende a los niños deformados discapacitados producto del agente naranja.
Hace más de 50 años que no se fumiga con agente naranja pero las consecuencias continúan porque se acumula en la cadena alimenticia, las madres pudieron contaminarse por los alimentos y la dioxina se transmite de generación en generación En el 2006 se estimaba que 150.000 niños y un total de 800.000 personas se encontraban enfermas como consecuencia del agente naranja.
La dioxina penetra los suelos donde su vida media puede llegar a los 100 años, producto de las lluvias se traslada a ríos y lagos, así contamina a peces, aves y seres humanos a través de los alimentos, su vida media en el cuerpo humano es de 7 años. Por la leche materna se contamina a los bebes, las malformaciones en los nacimientos y los abortos son elevados.
Recién en el 2003 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos resolvió a favor de dos veteranos de Vietnam que desde finales de los 90 tenían cáncer de médula espinal y un  linfoma no hodgkiniano.
La Asociación Vietnamita de Víctimas del Agente Naranja presentó en el 2004 una demanda en el Tribunal Federal de Nueva York pero fue rechazado al año por un juez que argumentó que como el herbicida no estaba prohibido no podía considerarse un crimen de guerra.

 

Roundup

Los cultivos transgénicos de Monsanto que han sido manipulados genéticamente adoptaron el nombre de Roundup ready porque son resistentes al herbicida Roundup.
El componente principal del Roundup es el glifosato un herbicida derivado de un  aminoácido (la glicina) que los químicos de Saint Louis descubrieron a fines de los 60 y salió al mercado en 1974.
La empresa fue condenada a pagar apenas 75000 dólares por publicidad engañosa ya que sugería que el Roundup no ocasionaba  problemas para los niños ni animales.
En Francia también fue condenada pero con apenas 15000 euros en el 2007 por publicidad engañosa porque las etiquetas que la señalan como biodegradable y que no contamina el suelo pueden dar la falsa impresión cuando puede permanecer en el suelo por largo tiempo
Los procesos de homologación para ingresar a un país son verdaderas imposturas con la complicidad de las autoridades sanitarias que dejan a la buena voluntad de las empresas que son las encargadas de suministrar la información y que se suponen que han realizado los análisis correspondientes para determinar que el producto es inocuo para la salud. Esos datos aportados por las empresas son analizados por expertos de los organismos de contralor.
Los pesticidas tienen una materia activa, el glifosato en el caso del Roundup y también coadyugantes como disolventes, emuladores y surfactantes cuya finalidad es mejorar las propiedades fisioquímicas y la eficacia biológica de las materias activas y que no tienen actividad pesticida propia.
La pruebas para ingresar cualquier sustancia a un  país de Europa duran generalmente entre 90 días a un año pudiendo llegar a 2 años si hay problemas estas pruebas muestra si hay algún elemento que puede causar cáncer o malformaciones
Sobre el glifosato hay una serie de disputas, mientras algunos la declaran como no cancerígeno algunos estudios indican lo contrario.
Un estudio del 2001 en Canadá indica que los seres humanos expuestos al glifosato tienen dos veces más de desarrollar un linfoma no hodgkiniano estos estudios fueron confirmados por un estudio sueco de 2002 que estudiaron a 442 usuarios del herbicida. Estudios realizados en los Estados Unidos sugieren una relación entre el uso del glifosato y el mieloma múltiple.
Algunos estudios demostraron que el glifosato puro es decir sin los coadyugantes que tiene el Roundup no es tóxico pero sí lo es el Roundup, si se analizan las pruebas que presentó Monsanto para ser aprobado se realizaron con glifosato puro, uno de los coadyugantes es el polioxietileno (POEA) coya toxicidad está comprobada.
Aquellos que defienden a Monsanto suelen afirmar que el glifosato es inofensivo, pero lo que ocultan es que nunca se fumiga con glifosato puro, el Roundup contiene otras sustancias que son contaminantes, por lo cual ya se puede afirmar, de acuerdo a todos los estudios que se vienen efectuando en distintos países, es que el Roundup es una herbicida muy peligroso para la vida de seres humanos y animales.
Algunos científicos como Mae-Wan Ho del Reino Unido y Joe Cummins de Canadá que forman parte del Intitute of Science and Society reclaman la revisión urgente de la reglamentación relativa al herbicida.
En Canadá ha habido abortos naturales y partos prematuros entre parejas de agricultores que utilizan en Roundup, en la Universidad de Carleton se realizaron estudios que mostraron entre los campesinos un riesgo mayor de abortos naturales.
En la Universidad de Texas se realizaron estudios con células alojados en los testículos y se mostró una reducción significativa de la producción de hormonas sexuales. En Brasil en estudios con el Roundup realizados en hembras de ratas preñadas mostraron una tendencia a que sus crías nacieran con malformaciones en el esqueleto.
El profesor Séralini de la Universidad de Caen afirma que el Roundup es un asesino de embriones con dosis aún menores a las utilizadas en las fumigaciones, también afirmó que el Roundup es mucho más tóxico que el glifosato.
Por parte de los gobiernos no hay interés en realizar investigaciones que puedan ir contra los intereses de la grandes empresas como Monsanto, el profesor recientemente mencionado indica que son muy pocos los alumnos que se quieren arriesgar a aparecer trabajando con él pues pondría en serio peligro sus carreras, en vista de la política de persecución de Monsanto y sus asociados.
Producto de la fumigaciones y la contaminación del suelo y los causes de agua están en peligro de extinción las poblaciones de ranas, animal que en general cumple la función natural de eliminación de ciertos insectos.
En Colombia producto del denominado Plan Colombia concebido por estrategas norteamericanos las comunidades indígenas y de campesinos son fumigados con Roundup para erradicar cultivos de coca, se lo conoce como el “agente naranja de Colombia”.
Se han detectado problemas intestinales, inflamación de testículos, fiebre alta, vértigo, insuficiencia respiratoria, irritaciones cutáneas y oculares, además de abortos naturales y malformaciones. El Roundup Ultra con el que se fumiga se le ha agregado dos surfactantes fabricados en Colombia que multiplica por cuatro la eficacia.
En Estados Unidos se conoció en 1986 un marco regulatorio que en realidad significaba que los organismo genéticamente modificados no debía ser tratados de manera particular sino que debían estar sometidos a la misma reglamentación que los productos no transgénicos.
Diarios como The New York Times han señalado que Monsanto ha tenido un trato preferencial de la Casa Blanca sin importar el color político de la administración, lo que Monsanto quiere el gobierno lo concede. 
En 1992 se conoce una guía de la FDA donde queda claro que no se realizará ningún control sobre los productos transgénicos quedando librada la salud de los ciudadanos a la buena voluntad de las empresas, son las mismas empresas las que deciden si sus productos son seguros. Precisamente se sacó una directiva para dar la imagen que estaban regulados cuando en realidad se lo deja librado a lo que las empresas decidan. Se ha establecido el arbitrario principio de equivalencia según el cual un producto transgénico  es similar a su par natural.
En 1993 se produjo el fracaso de los tomates transgénicos que en un estudio en ratas demostró serios daños, esto se consideró circunstancial y luego de un año la FDA autorizó la salida al mercado.
Michael Taylor es un hombre de Monsanto en la FDA y se lo llevó para que organizara la reglamentación que convenía a las empresas
En tanto aquellos que intentan denunciar el peligro de los productos que surgen de estas multinacionales tienen una gran cantidad de vallas que eludir, Jeffrey Smith debió costear sus propios libros porque no conseguía editor para denunciar las maniobras de las empresas de OGM.
Monsanto apornta a las campañas de ambos partidos, si bien un poco más para los republicanos. Del Gabinete de Bush hijo se estimaba que cuatro ministro era cercanos a Monsanto y hasta el juez del Tribunal Supremo Clarence Thomas había sido abogado de Monsanto.
Pero también Clinton tuvo varios colaboradores cercanos a Monsanto, también varios congresistas lo eran pero también el camino era de doble mano, tal el caso inverso Linda Fisher que se convirtió en vicepresidente de Monsanto luego de trabajar en la EPA, en cambio Michael Friedman pasó de la EPA a Monsanto. Margaret Miller pasó de Monsanto a la FDA , Lidia Wartrud pasó a la EPA, Virginia Meldon trabajaba para Monsanto y fue llamada por la administración Clinton.
Dan Glickman fue Secretario de Agricultura de Clinton quien autorizó los cultivos OGM, en la actualidad dice sobre la soja de Monsanto: “Francamente, creo que se hubieran debido hacer más pruebas, pero las empresas agroindustriales no querían, porque habían hecho enormes inversiones para desarrollar estos productos. Y en tanto que responsable del servicio que regulaba la agricultura, sufrí muchas presiones para, digamos, no ser demasiado exigente…La única vez que osé hablar de ello durante el mandato de Clinton recibí una buena regañina, no sólo de la industria, sino también de la gente del gobierno”.
Uno de quienes seguramente lo presionó fue Michael Kantor secretario de Estado de Comercio y futuro miembro del consejo de administración de Monsanto.
Monsanto trató de imponer el criterio de “equivalencia de sustancia” sin embargo algunos estudios efectuados por científicos que no están controlados por Monsanto indican que los análisis realizados muestran una gran diferencia entre la soja transgénica y la convencional lo cual prueba que no existe dicha equivalencia, en seguida los organismos controlados por  Monsanto intentan calumniar el informe y sobre todo que no se conozca, además lo editores de los libros son amenazados por los abogados de Monsanto logrando que algunas editoriales den marcha atrás.
Por ejemplo cuando apareció el Roundup ready la FDA permitió que se elevara el nivel de glifosato en los granos consultado porque había ocurrido un funcionario respondió porque Monsanto había proporcionado un estudio que decía que ese nivel no implicaba riesgo para la salud.
Una científica italiana debió abandonar la Universidad de Urbino donde había trabajado 10 años por sus estudios sobre la soja transgénica realizando el mismo estudio realizado por Monsanto en ratas y demostró las diferencias entre aquellas alimentadas con soja convencional y las transgénica los hígados tenían un actividad fisiológica más elevadas y otras modificaciones en células del páncreas y testículos. Esta científica dice que es tabú realizar investigaciones sobre OGM porque no hay dinero, ella fue despedida.

 

Los métodos de Monsanto

El bioquímico Arpad Pusztai dijo en la BBC de Londres que no le parecía justo que se tomara a los ciudadanos británicos por cobayos, a partir de ese momento comenzaron los problemas  en su carrera, el Instituto donde trabajaba había decidido desarrollar papas transgénicas insertándole un gen que fabrica la lectina que son proteínas presentes en algunas plantas y que actúan como insecticidas.     
Cuando se analizaron las papas transgénicas se constató que no eran equivalentes a las convencionales y que incluso variaban entre ellas. Realizado un experimento se mostró que las ratas que comieron papas transgénicas presentaban cerebros, hígados y testículos menos desarrollados y tejido atrofiado tanto en el páncreas como en el intestino. En el estómago había un desarrollo de células que podía facilitar el desarrollo de tumores
Luego de su afirmación en la BBC se le anuncia a Pusztai que su contrato había sido suspendido, se le confiscan los estudios y las computadoras y se le cortaron las líneas telefónicas  además recibe la orden de no comunicarse con la prensa. El jefe de Pusztai sale a comunicar que su subordinado se ha equivocado en sus afirmaciones y tratan de derivar las consecuencias indicando que el problema no estaba en la manipulación genética sino en la lectina. Se realiza otro estudio en el mismo Instituto y se llega a una conclusión contraria.
Pero en otros países la gran prensa se comporta de manera independiente al menos de las multinacionales de los transgénicos, cosa que no ocurre en la Argentina, The Guardian cuestiona este segundo informe y el trato recibido por Pusztai.
En tanto el Sunday Independant investigó que hasta Tony Blair se comprometió en la calumnia de Puzstai ya que estaba interesado en el desarrollo de los transgénicos. Se supo que Blair llegó a llamar varias veces al director del Instituto quién a su vez había recibido presiones de los norteamericanos porque esos estudios podían perjudicar a multinacionales como Monsanto. Años después del incidente en el Instituto Rowett en que trabajaba Pusztai firmó un convenio con Monsanto.
En septiembre de 1998 la revista británica The Ecologist publica un artículo de 75 páginas contando la historia de Monsanto, los 14000 ejemplares fueron destruidos en la imprenta, debido a presiones recibidas a partir de ahí le fue difícil conseguir donde publicar.   
Mientras las empresas dicen que sus productos transgénicos son similares a las naturales pretenden que se les paguen patentes porque dicen que son originales. En 1980 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos emitió un veredicto que era patentable un microorganismo transgénico. La historia había comenzando 8 años antes cuando un genetista pretendió patentar una bacteria para devorar residuos de hidrocarburos la oficina de Patentes lo rechazó y recurrió a la Justicia , esto dio pie a lo que se podía llamar la privatización del ser vivo. La oficina de Europea de Patentes lo permitió a partir de 1982 en microorganismos, plantas en 1985 y animales en 1988 y de embriones humanos en el 2000, sólo podía ser patentado si el organismo vivo había sido manipulado por técnicas de ingeniería genética.
Monsanto consiguió la patente de la soja Roundup ready, a partir de ahí los productores debieron pagar entre 5 y 6.5 dólares por acre (0,4 hectáreas) y el compromiso a no volver a sembrar el año siguiente una parte de los granos cosechados, además se les imponía una cláusula que obligaba a los clientes a usar solamente Roundup de Monsanto y no algún genérico.
Aquellos agricultores que no cumplieran deberían pagar una fuerte multa y si no serán llevados ante los tribunales obligatoriamente de la ciudad Saint Louis, las cuentas de los productores pueden ser investigadas hasta tres años anteriores y se guarda el derecho a inspeccionar los campos ante la menor presunción. Si se sospecha que el productor se guardó parte de las semillas de la cosecha anterior puede requerir las facturas y verificará que los campos hayan sido sembrados con semillas recientemente compradas.
Monsanto ha llegado a contratar a los detectives de la famosa compañía Pinkerton para que recorran los campos para encontrar a quienes no cumplen con las imposiciones de Monsanto. Incluso la empresa cuenta con un número gratuito donde se puede denunciar al vecino. Esta agencia tiene triste fama como grupo parapolicial que se ocupó de romper huelgas.
Incluso hubo agricultores que fueron condenados porque sus campos fueron contaminados por polen o semillas de campos transgénico o cuando algunos granos rebeldes germinaron al año siguiente, incluso algunos ni siquiera habían firmado el leonino contrato.
Para muchos agricultores supone un gran gasto incursionar en un juicio contra Monsanto por lo que prefieren una acuerdo amistoso que litigar en los tribunales.
El mecanismo consiste en que un agente de Pinkerton que a veces puede estar acompañado por la policía llama a la puerta y pide consultar las facturas de las semillas y herbicidas exige ver los campos y toma muestras de la plantas y toma fotos. Otras veces sin haber recibido ninguna visita se lo procede a citar judicialmente en base a un expediente iniciado por tomas aéreas o por tomas sin su consentimiento.
Aquellos que se resisten son víctimas de un verdadero acoso, se le instalan cámaras frente a sus campos y se los inspecciona con helicópteros. Cuando alguien quería llegar a la corte suprema ahí había un ex abogado de Monsanto que se encargaba de fallar a favor de la multinacional.
Hay granjeros que gastaron 400.000 dólares en un juicio contra Monsanto al final debió arreglar optando por no perder todo. En Canadá ocurre lo mismo, donde se ha castigado a productores por la contaminación transgénica.
Como se puede apreciar el liberalismo en todo su esplendor, pero con la libertad sólo para las empresas y las obligaciones para el ciudadano común, sorprendentemente nos topamos hace algún tiempo con un libro escrito por terribles izquierdistas llamado “Patrones en la ruta” que se lamentaban que en Argentina los agricultores no debían pagar patentes a Monsanto y de esa manera se privaban de los “beneficios” que tenían en los Estados Unidos.
Es falso, como dice Monsanto, que los agricultores deban usar cada vez menos herbicidas, fue cierto los primeros tres años pero luego la tendencia cambió, los cultivos cada vez se establecen como más resistentes a los herbicidas.
En los Estados Unidos hay estadísticas y muestran que desde 1996 a 2004 han aumentado la utilización de herbicidas, lo que ha bajado es la utilización en cultivos tradicionales pero no en los transgénicos, por lo que la ganancia de Monsanto con el Roundup se incrementó.
The Washington Post ha mostrado la desilusión de los agricultores por la utilización de semillas transgénicas y el engaño en que cayeron producto de la propaganda y la complicidad de los gobiernos y científicos, sin que se les advirtiera de los peligros y las consecuencias. El gobierno de los Estados Unidos debió incrementar los subsidios debido a la caída en las ventas a Europa donde los gobiernos han sido mucho más estrictos en cuanto al ingreso de transgénicos.
En el 2004 Monsanto anunció que difería los esfuerzos para introducir el trigo Roundup Ready, en realidad expresaba su fracaso. Es decir en un cultivo que es mayoritariamente consumido por humanos a diferencia de la colza,  soja,  algodón que eran para forraje o para la fabricación de ropa y aceites, y más raramente en el maíz, además las malas hierbas no representan un problema para el trigo.
Los productos Bt como el maíz Bt provienen de una bacteria que se encuentra en forma natural en el suelo llamado Bacillus thuringiensis que actúa como un insecticida, la inserción del gen hace que se exprese en la planta con el riesgo de afectar a todos los insectos a los perjudiciales y a los útiles, estos cultivos pueden ser perjudiciales para las vaquitas de San Antonio e incluso para pájaros insectívoros. En la Universidad de Cornell se alimentó a larvas de la mariposa Monarca con hojas de cerraja, su menú favorito, espolvoreadas con polen de maíz BT, cuatro días después habían muerto el 44% de la población de mariposas y las restantes habían dejado de comer, pero en la otra muestra donde no habían sido incluido el polen todas estaban vivas.
Al conocerse el informe se produce una conmoción en los Estados Unidos, en Europa se anunció la suspensión del ingreso de las variedades con bt.
El uso intensivo de la Roundup hizo desaparecer todas las flores silvestres como la cerraja de la cual se alimenta la Monarca. La universidad de Iowa realizó una investigación similar confirmando los resultados.
El 18 de diciembre de 2000 una asociación ecologista de los Estados Unidos anunciaba que había analizado muestras de maíz (en tacos, chips, cereales, tortas) en supermercados y se detectaron huellas de StarLink un maíz bt producido por Aventis y prohibido para el consumo humano. Este maíz puede provocar una reacción alérgica sumamente peligrosa para algunas personas. Ninguna de las tres instituciones que deben controlar a los transgénicos lo había realizado: FDA se encarga de los alimentos transgénicos, la EPA de los OGM con función de pesticidas y la secretaría de agricultura de los cultivos transgénicos.
La empresa Aventis tuvo que indemnizar con 1000 millones a los distribuidores que tuvieron que retirar los productos y debió comprar los granos que tenían almacenados los campesinos y molineros, esto produjo un golpe a la exportación de maíz.

 

Los transgénicos en Argentina

El capítulo dedicado a la Argentina se llama “Argentina, la soja del hambre”, Robin estuvo en Argentina en el 2005 y se entrevistó con el Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Miguel Campos, quien se encargó de elogiar los méritos de la soja Roundup ready al mismo tiempo que criticó el comportamiento de Monsanto.
Campos mencionaba que Monsanto nunca pudo patentar su gen Roundup ready porque la ley nacional no lo permite por lo que la compañía había aceptado renunciar a los royalties sobre semillas y se había comprometido a no perseguir a los campesinos que volvieran a sembrar una parte de su cosecha pero en el 2005 Monsanto realizó reclamos para que se le pague por la tonelada de soja o por la harina de soja.
La mitad de las tierras cultivadas están sembradas con soja transgénica es decir 14 millones de hectáreas y 37 millones de toneladas del cual el 90% se exporta a Europa y China. Estas cifras se han incrementado sustancialmente en los últimos años.
En 1994 la FDA autorizó la salida al mercado norteamericano de la soja transgénica el primer país en vista fue Brasil pero como la legislación vigente incluía la realización previa de estudios la vista se fijó en Argentina que mantenía la misma política de desregulación que en los Estados Unidos.
La comisión que debió aprobar el ingreso de los transgénicos en Argentina sólo se limitaba a analizar los datos suministrados por las multinacionales, nada más se realizaron pruebas para probar la adaptabilidad de las semillas a las condiciones agroeconómicas.
A partir de 1994 Monsanto vende licencias a las principales semilleras del país como Nidera y Don Mario que introducen el gen Roundup Ready en su catálogo.
Lo que Robin no dice es el nombre del Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca en épocas menemistas que tan livianamente permitió el ingreso de los transgénicos al país, se trata del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires y el actual diputado Felipe Solá.
En Argentina hay una gran diferencia con los Estados Unidos, según vimos periódicos prestigiosos como el New York Times o el Whasington Post no han tenido empacho en denunciar las maniobras de Monsanto, en nuestro país los dos diarios de mayor tirada, Clarín y La Nación, con cómplices y partícipes de las maniobras de las multinacionales, los pooles de siembra y los terratenientes. 
Veamos que nos dice Robin: “Por una feliz coincidencia, los dos periódicos principales del país, La Nación y, sobre todo, Clarín (el de mayor tirada nacional), se involucrarán en la promoción (algunos hablan de  “propaganda”) de la biotecnología, reduciendo a todos los que se oponen a ella, incluso a los más moderados, a exaltados oponentes al progreso… . Así es como editorial tras editorial se elogian los méritos de la revolución biotecnológica con unos argumentos que extrañamente a los desarrollados por cierta compañía de Mossouri…”
“El más firme defensor argentino de los OGM es Héctor Huergo, que dirige el suplemento Clarín Rural”.
“La introducción de los OGM en Argentina se hizo sin ningún debate público, ni siquiera parlamentario” dice Walter Pengue un ingeniero agrónomo de la UBA.
La siembra directa que permite sembrar sin labor previa en los residuos de la cosecha anterior, la promoción y el marco técnico están garantizados por AAPRESID, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, que agrupa 1500 grandes productores y es la principal promotora de la soja Roundup Ready y la más servicial aliada de Monsanto.
Aquí se ha conformado una alianza entre Monsanto y todos aquellos que obtienen enormes ganancias con las plantaciones de soja transgénica además de AAPRESID, los diarios Clarín y La Nación, debe señalarse a la Mesa de Enlace organismo formado en el 2008, liderado por los grandes terratenientes de la Sociedad Rural, para enfrentar de manera furiosa y cuasi golpista las políticas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Andrés Carrasco y Raúl Lucero son dos destacados científicos argentinos que han estudiado en profundidad los efectos del herbicida Roundup, al intentar dar una conferencia en la localidad La Leonesa de la provincia de Chaco fueron agredidos por el intendente de la ciudad y por terratenientes que no quieren que se conozcan los nefastos efectos de los agrotóxicos.
     Entre 1991 y 2001 quebraron 150000 campesinos, 103000 luego de la llegada de la soja transgénica, en contraposición unos 6000 propietarios poseían la mitad de la tierra cultivada
Se está produciendo un agotamiento de los suelos y una resistencia de las malas hierbas al glifosato. Se desmiente el argumento de Monsanto que cada vez se necesitará menos herbicidas En el 2005 se consumieron 150 millones de litros de glifosato.
Dario Gianfelici  médico de la ciudad entrerriana de Cerrito declaró en este libro: “Muchos médicos de la región hemos constatado un aumento muy significativo de la anomalías de la fecundidad ( como abortos naturales o muertes fetales precoces), disfunciones de tiroides y del  aparato respiratorio (como edemas pulmonares), de las funciones renales o endocrinas, enfermedades hepáticas y dermatológicas o problemas oculares graves. También nos preocupan los efectos que puede causar los residuos de Roundup que ingieren los consumidores de soja, porque se sabe que algunos surfactantes son perturbadores endocrinos”. 
Son pocos los médicos que se animan a denunciar los efectos de las fumigaciones  que se realizan por medio de aviones o por los denominados mosquitos que es un aparato con largos brazos  que es traccionado por tractores para dispersar los herbicidas.
Una directora de escuela cuenta las consecuencias de haberse fumigado un campo en las inmediaciones de una escuela rural, los chicos comenzaron a sufrir al poco tiempo dolores de cabeza y a vomitar.
Campos el secretario de Agricultura en el 2005 desconocía los efectos de las fumigaciones, en Rosario una pareja que tiene su casa rodeada de campos de soja tuvo que padecer que su hijo naciera sin dedos en el pie izquierdo y con problemas en los testículos y riñones. En Cordoba las madres del barrio Ituzaingó iniciaron una acción colectiva para que cesaran las fumigaciones al comprobar el elevado porcentaje de casos de cáncer sobre niños y mujeres jóvenes.
En Formosa una comunidad de campesinos de Colonia Senés que se encuentra entre campos de soja han sufrido las consecuencias,  todos tenían los ojos rojos, manchas en las caras y en el torso. Muchos padecían fuertes dolores de cabeza, náuseas y sufrían sofocones y garganta seca, las autoridades, muchas de las cuales prefieren ocultar estos casos por su complicidad con los sojeros, concluyeron que sus problemas se encontraba en la falta de higiene.
Las familias presentaron la denuncia pero se estancó porque nadie hizo el informe sanitario, la comunidad perdió sus cultivos para su sobrevivencia, las plantaciones de mandioca, batata y algodón fueron desbastadas, murieron  gallinas y patos, las cerdas abortaron y las que parieron tuvieron lechones raquíticos.
En el 2003 en Paraguay un chico de 11 años fue empapado por Roundup por un productor que estaba fumigando, al otro día otro productor fumiga el campo situado a quince metros de la casa, a los cinco días el chico murió. En abril de 2004 los dos sojeros son condenados a dos años de cárcel  y multa.  Las maniobras de las organizaciones que agrupan a los sojeros lograron que no se cumpla con la prisión.
En Paraguay nunca se autorizó el ingreso de los transgénicos  la mayoría de sus campos se encuentran cultivados con semillas ingresaron desde Argentina por contrabando.
A pesar de la propaganda de Monsanto que dice que la soja transgénica puede cohabitar con cultivos alimenticios se comprobó que no es cierto.
Otra consecuencia de los transgénicos ha sido la acelerada deforestación, la provincia de Santiago del Estero presenta la tasa de deforestación más elevada, entre 1998 y 2002 se deforestaron 220.000 hectáreas,  en la Argentina se estima que entre 1998 y 2004 se llegó a las 800.000 hectáreas, este proceso se ha incrementado exponencialmente en los últimos años.
El Doctor en Medicina Jorge Kaczewer habla de glifocidio, no se equivoca ni exagera, recomenzamos leer el libro “Pueblos Fumigados” de Jorge Eduardo Rulli para poder vislumbrar que es un problema grave que aqueja a gran parte del país, que hay gran cantidad de ciudadanos afectados o que ya murieron sin que los poderes del Estado se hayan movilizado para evitar esta tragedia.
El aporte efectuado por Marie-Monique Robin con este libro es enorme, los argentinos deberíamos estarle agradecidos que nos haya permitido conocer esta situación que padece muchos de nuestros compatriotas, pero a esta altura no son pocos los que están encarando con decisión la denuncia de esta situación y planteando las urgentes soluciones que debemos implementar a la brevedad posible. Una vez más es necesario romper el silencio que los grandes medios intentan imponer, la vida de muchos de nuestros compatriotas nos imponen esta tarea.

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