El Forjista

La barbarie mitrista

Placeholder image

 

El general Bartolomé Mitre fue el principal responsable argentino de ese genocidio que en nuestra historia se conoció como La Guerra del Paraguay, este país hermano contaba con 1.500.000 habitantes, luego de la invasión de brasileros, uruguayos y argentinos el país quedó desbastado y con una población de 250.000 que estaba conformada por niños, mujeres y ancianos. Luego de este exterminio, el país quedó liberado para el ingreso del capital inglés.

En nuestro país durante su presidencia entre 1862 y 1868 se abrió de par en par las puertas para que el capital de ese origen barriera con las industrias y artesanías nacionales, pero para poder imponer esta política Mitre se rodeó de militares uruguayos que pasaron a nuestra historia como responsables de las mayores atrocidades cometidas en las Provincias. Sandes, Arredondo, Paunero, Rivas y Flores son los apellidos de estos sanguinarios oficiales mitristas que no tomaban prisioneros sino que pasaban a degüello a quienes cayeran en sus manos.

Mitre también desarrolló una metódica construcción de una versión liberal y mentirosa de nuestra historia que presentaba a los caudillos federales como bandidos mientras que exaltaba a quienes como Rivadavia había iniciado el proceso de dependencia del imperialismo británico, además como alguien dijo con total acierto dejó un diario que se encargó de cuidarle las espaldas al general.

Actualmente un descendiente de igual nombre y apellido acaba de realizar declaraciones a una revista brasileña donde dice que la Argentina sufre la “dictadura de lo votos” que según este Bartolomé Mitre es la peor de las dictaduras, extraña manera tiene la oligarquía argentina de definir la democracia, contra la cual actuaron a lo largo de toda su historia.

Este Bartolomé Mitre lideraba el diario La Nación en la última dictadura militar, donde ese periódico mostró una clara actitud colaboracionista con los tiranos, quienes pagaron con creces ese apoyo entregándoles a tres diarios, entre los cuales se encontraba la Nación, la empresa Papel Prensa que les permitió controlar el monopolio de la producción de papel para diarios, y que fue obtenida de sus dueños mediante la aplicación de tormentos para convencerlos de firmar la entrega de la compañía.

En el mismo medio brasilero el actual Bartolomé Mitre volvió a desempolvar la vieja consigna sarmientina “Civilización y barbarie” al declarar: “Ya no existe más aquella Argentina culta. Hay una elite que piensa de una manera, y una clase baja que no se informa, no escucha y sigue a la Presidenta. Cuanto menos cultura, más votos recibe Cristina”.

Este desprecio de la oligarquía hacia los sectores populares debería ser tenida en cuenta por cierta clase media que presta sus oídos a los reclamos de las clases dominantes, para tener una idea de lo que les espera si estos señores vuelven a tener ese poder del que gozaron impunemente a lo largo de la historia con pequeños intervalos cuando los argentinos pudimos elegir a gobiernos auténticamente populares.

Para explicar estos exabruptos de Mitre y de ciertos caceroleros, recurriremos a Juan Bautista Alberdi al que la historia liberal nos ha permitido conocer sólo en una parte de su vida, cuando era joven y admiraba a Inglaterra, pero que  nos ocultó a aquel que enfrentó y denunció la política criminal y entreguista desplegada por Mitre y luego por Sarmiento.

Dijo Alberdi: “Los liberales argentinos son amantes platónicos de una deidad que no han visto, ni conocen. Ser libre, para ellos no consiste en gobernarse a sí mismos, sino de gobernar a los otros. La posesión del gobierno: he ahí toda la libertad. El monopolio del gobierno: he ahí todo su liberalismo. A fuerza de tomar y amar el gobierno, como libertad, no quieren dividirlo, y en toda participación de él dada a los otros ven un adulterio” “La libertad de los otros, dicen ellos, es el despotismo; el gobierno es nuestro poder, es la verdadera libertad”.

Esto explica magníficamente el por qué Mitre y sus caceroleros se rasgan las vestiduras diciendo que en nuestro país no existe libertad, como hicieron antes en época de Yrigoyen y Perón, para ellos sólo existe libertad cuando gobierna la oligarquía, no importa que el resto de la población sea sometida al hambre y la represión, sólo les interesa el bienestar de unas pocas familias y sus socios extranjeros.

Aún Argentina no se ha podido librar de la barbarie oligárquica que sigue acechando, utilizando idénticos argumentos a los que hace décadas sacaban a la luz para justificar golpes de estados, sólo basta mirar nuestro pasado, sin las anteojeras mitristas, o a la Europa actual para darnos cuenta cual es el camino que América Latina debe seguir.

Volver a la Página Principal