El Forjista

Miedo. Trump en la Casa Blanca

Bob Woodward

El autor de este libro es uno de los periodistas más reconocidos en los Estados Unidos por su investigación junto Carl Bernstein sobre el escándalo de Watergate que obligó a la renuncia del presidente Richard Nixon el 8 de agosto de 1974.

Ese año ambos periodistas publicaron el libro “Todos los hombres del presidente” sobre dicho escándalo que fue llevado al cine bajo la dirección de Alan Pakula, a Woodward lo interpretó el actor Robert Redford y a Bernstein, Dustin Hoffman.

Woodward ganó dos premios Pulitzer, uno por Watergate y el otro por sus reportajes por el atentado a las Torres Gemelas, también ha ganado una enorme cantidad de premios en su país por su labor periodística.

Woodward se ha caracterizado por escribir libros sobre las sucesivas presidencias en los Estados Unidos, en el caso de Trump sólo se refiere a los primeros años de su presidencia y el título elegido Miedo no puede ser más adecuado ni bien uno se percata quién es la máxima autoridad de la mayor potencia nuclear con capacidad para destruir cualquier vestigio de vida sobre la Tierra.

El libro apareció en septiembre de 2018, Trump fue elegido presidente en las elecciones del 8 de noviembre de 2016 y asumió el cargo el 20 de enero de 2017, en este artículo nosotros incorporamos algunos sucesos ocurridos después de la aparición del libro para una mejor comprensión de este personaje tan controvertido.

La campaña electoral

Extrañamente los que participaron de la campaña de Trump aprendieron de lo que había realizado Obama en sus dos triunfales elecciones, el Comité Nacional Republicano armó una enorme Base de Datos con los posibles votantes republicanos, se invirtieron sumas siderales para obtener información de esas personas.

La información con que contaban llegaba a un grado de detalle impresionante como la dirección, la edad, la marca de automóvil, los hijos, la hipoteca de su casa, si tenía licencia de caza, revistas a las que estaba suscripto, con esa información configuraban un perfil del ciudadano, a aquellos a los que consideraban posibles votantes, pero no seguros, lo visitaban voluntarios para convencerlos y además se le enviaba por distintos medios publicidad personalizada.

Tiempo después se conoció la participación de Cambridge Analytica que fue la encargada entre otras cosas de efectuar la campaña sucia contra Hillary Clinton con noticias falsas en las redes y presentándola como una corrupta que debía estar en prisión.

Durante varios períodos de la campaña electoral sus más estrechos colaboradores y sobre todo los directivos del Partido Republicano consideraban que no tenía la más mínima posibilidad de triunfo.

Incluso se llegó a barajar la idea de cambiar la fórmula colocando al candidato a vicepresidente Mike Pence en la cabeza de la fórmula acompañado por Condoleezza Rice como vicepresidenta.

Sin embargo, Steve Bannon que fue llamado unos meses antes del acto electoral no estaba de acuerdo con eso porque la distancia con Hillary Clinton se había reducido a la mitad, Bannon había cambiado de opinión porque cuando aceptó ser el jefe de campaña creía que no había ninguna posibilidad de ganar.

A lo largo de la campaña hubo una importante movilización especialmente de los sectores evangelistas más reaccionarios y retrógrados que militaron la candidatura de Trump como si fuera una misión sagrada que iba a detener el accionar del diablo que estaba encarnado en Hillary Clinton y su pecaminoso esposo.

La ciclotimia de Trump

Cuando Trump asumió la presidencia la relación entre los Estados Unidos y Corea del Norte ya estaba sumamente tensa, formaba parte de la herencia del gobierno de Obama, pero con Trump escaló a niveles alarmantes que colocaron al mundo en alerta.

Luego de bravuconadas de ambos lados del conflicto, la situación se distendió y a esta altura ya se realizaron dos reuniones entre Trump y el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, estrechando sus manos y sonriendo para las fotos.

Precisamente una de las características de Trump es que puede pasar de la amistad al odio o viceversa de una manera desconcertante y sin demasiadas explicaciones.

Con China pasa algo similar cuando el conflicto con Corea del Norte estaba en su mayor pico de agresividad Trump señalaba que necesitaba de China que es un aliado de aquél país para que lo mantuviera controlado.

Mientras sus funcionarios lo impulsaban a denunciar a China por su comportamiento en el comercio exterior, Trump indicaba que el presidente chino era su amigo y que gracias a ello había logrado mantener bajo control al gigante asiático.

Trump le dijo a sus colaboradores cuando querían aplicar sanciones a China: “Tengo una excelente relación con Xi. Tenemos mucha química. Le caigo bien, me puso una alfombra roja cuando fui a Pekín”, y en noviembre de 2017 dijo “lo considero mi amigo y él me considera su amigo”.

China llegó a votar las sanciones a Corea del Norte y Trump consideraba que votaba así por su buena relación con Xi Jinping por eso decía “Puedo conseguir que haga cosas que, de otra forma, no haría”.

Pero sus asesores estaban preocupados porque consideraban que Xi Jinping lo estaba usando, creían que China era un rival económico al que había que denunciar por sus prácticas económicas.

Sin embargo, la situación ha cambiado cuando escribimos esto China y Estados Unidos están sumergidos en una guerra comercial que tienen en vilo al mundo, la amistad con China parece haberse diluido y entrado en otra etapa.

Una de las características del gobierno de Trump es que aquellos que fueron sus colaboradores pensaban de manera muy negativa sobre el presidente, muchos de ellos tuvieron un corto paso por la administración siendo despedidos o renunciando por las diferencias que atravesaba toda esa gestión.

Reince Priebus primer jefe de personal pensaba que: “El presidente carece de habilidad psicológica para experimentar en ninguna medida, empatía o pena”.

Luego de salir del gobierno Priebus pensaba que había estado rodeado de personas a la que definía como de asesinos naturales, sin habilidad para trabajar con normalidad, sin plan, sin estrategia que iban por ahí sembrando el caos.

Luego de una reunión con el presidente, John Kelly secretario de seguridad nacional dijo: “Es idiota. Es inútil intentar convencerle de nada. Ha perdido el juicio, Estamos en Loquilandia”.

Y agregó: “NI siquiera sé por qué estamos aquí. Este es el peor trabajo que he tenido en mi vida”.

Escondiendo los papeles

Una de las revelaciones que más ha impactado de este libro es haber dado a conocer que miembros del gabinete han procedido a esconder resoluciones que el presidente pretendía firmar pero que sus funcionarios consideraban que ponían en peligro la seguridad nacional.

Por ejemplo, Trump insistía en derogar el tratado de libre comercio que su país mantenía con Corea del Sur, como así mismo quería hacerles pagar el sistema misilístico que Estados Unidos había instalado en ese país, la queja de Trump en ambos casos era por el costo económico.

Pero los responsables de la seguridad le explicaban, sin lograr convencerlo, que Corea del Sur era un aliado estratégico por el conflicto con Corea del Norte, por eso cuando el presidente intentaba firmar una resolución con esas decisiones, el director del consejo Nacional de Economía, Gary Cohn, se encargaba de sustraer esa resolución del escritorio con la esperanza que el presidente se olvidara.

Trump actuaba por impulsos cuando leía algo en el periódico o veía en la televisión algo que no le agradaba.

Este asesor que como la mayoría de sus funcionarios no duraron mucho en su cargo llegó de decir: “No es lo que hemos hecho por el país, sino lo que hemos evitado que él haga”.

El general Dunford, jefe del Estado Mayor Conjunto, por su parte demoró la entrega de un plan de ataque a Corea de Norte que Trump le había pedido, considerando la forma que tenía el presidente de adoptar decisiones impulsivas.

Y otro de sus funcionarios, Robert Porter abogado y secretario de personal declaró: “Teníamos la sensación de estar continuamente al borde del precipicio”, por eso era que Porter se encargaba de argumentar limitaciones legales para darle largas a las pretensiones presidenciales y también llegó a llevarse papeles del escritorio del presidente porque  consideraba pernicioso que los firmara.

Mientras que Rex Tillerson, Secretario de Estado, le dijo al secretario de Personal Robert Porter: “La Casa Blanca es una pantomima. Todos esos de ahí arriba no tienen ni la menor idea de lo que está pasando”.

La conclusión a la que arriba el autor de este libro es que Trump es un líder volátil, impredecible y emocionalmente alterado.

La ultraderecha en la Casa Blanca

Steve Bannon fue jefe de campaña de Trump y también estuvo durante unos meses asesorando a su gobierno, este siniestro personaje se ha caracterizado por su intento de conformar una internacional de ultraderecha, impulsando a aliados como Bolsonaro en Brasil o Le Pen en Francia.

Según Bannon, Trump asumió con tres prioridades: la lucha contra la inmigración que es una de las banderas de Bannon y la ultraderecha en todo el mundo, la protección de la industria nacional y la salida de las guerras en que estaba embarcado los Estados Unidos.

Dentro de la lucha contra la inmigración estaba la construcción del muro para separar a su país de México, en el libro no se llega a mostrar toda la crueldad y el sadismo del gobierno de Trump con los inmigrantes que provocaron la separación de los niños de sus padres, porque en los primeros meses de ese gobierno todavía no había comenzado en todo su despliegue la persecución a los inmigrantes.

El general retirado Kelly secretario de Seguridad Nacional y Bannon eran los más duros en contra de la inmigración, querían a toda costa la deportación de los llamados soñadores (dreamers) que eran los hijos de quienes habían ingresado de manera ilegal a los Estados Unidos, Obama había concedido protección a 800.000 soñadores, los halcones de Trump querían terminar con esas concesiones porque decían que iba a provocar una migración en cadena que significaba que pudieran ingresar los parientes de esas familias.

Por su parte la hija y el cuñado de Trump intentaron una salida negociada, incluso con los demócratas, que les permitieran obtener el dinero para construir el muro con México a cambio de permitir que los soñadores no tuvieran inconvenientes, pero una constante de la política de Trump que le había traído rédito era no mostrarse débil y en este punto no estaba dispuesto a realizar concesiones.

En cuanto a la defensa de la industria nacional, el gabinete que conformó Trump no era coherente porque había muchos que eran neoliberales y estaban decididamente en contra de la imposición de aranceles a las importaciones o la derogación de los tratados de libre comercio, el gabinete de Trump era una bolsa de gatos que no lograba ponerse de acuerdo en esos temas que habían prometido Trump durante la campaña.

Por último, la cuestión del retiro de las tropas de los distintos lugares en que los Estados Unidos llevaban su intromisión no se concretó es más en algunos casos se aumentó el número de tropas, en cuanto a las quejas de Trump por esas guerras no era por un sentimiento pacifista sino por el dinero que se gastaba en las mismas por eso llegó a proponer comenzar a sacar el mineral de Afganistán como forma de compensar los gastos de esa guerra.

El 18 de agosto de 2017 Trump despidió a Bannon y comenzó a atacar a quien fuera su hombre de confianza porque había sido la fuente del periodista Michael Wolf que había escrito un libro que desacreditaba a su gobierno titulado “Fuego y Furia. En las entrañas de la Casa Blanca de Trump”.

El 3 de enero de 2018 Trump tuiteó: “Steve Bannon ya no tiene vinculación alguna conmigo o el Gobierno. Cuando lo despedí, no sólo perdió su trabajo, sino también su cabeza…”

Bannon tampoco se privó de atacar a Trump al que consideraba que representaba todo lo contrario al movimiento MeToo, a todos los principios del movimiento feminista por eso decía: “Trump representa todo lo contrario. Es un mal padre, un marido terrible, el novio que te jode la vida, por el que has desperdiciado tu juventud y que luego te deja. Ese jefe horrible que siempre te agarra el coño y te menosprecia”

Sin principios

Una de las ingeniosas frases de Groucho Marx: “Estos son mis principios, pero si no le agrada tengo otros” muy bien podía ser aplicada a Donald Trump.

Cuando un asesor le dijo que era imposible que él fuera elegido como candidato republicano por su apoyo al aborto, Trump señaló que no tenía ningún problema en cambiar de opinión afirmando: “Estoy en contra del aborto, soy provida”.

Cuando le advirtieron que él había realizado donaciones a quienes apoyan el aborto su contestación fue: “Eso se puede arreglar. Solo tienen que decirme como arreglarlo. Yo soy … ¿Cómo has dicho que se dice? ¿Provida? Soy provida”.

Cuando también le advirtieron que casi todos sus aportes a campañas electorales habían ido a parar a candidatos demócratas no tuvo ningún inconveniente en reconocer por qué lo había realizado porque se trataba de coimas: “Es lo que tengo que hacer. Estos demócratas de mierda gobiernan todas las ciudades. Hay que hacer hoteles. Hay que untarles. Son ellos los que vienen a verme”.

Es por esa falta absoluta de principios y escrúpulos que es posible encontrarlo un día en una posición determinada y al otro día estar defendiendo exactamente lo contrario, conducta que ha despistado a sus más cercanos colaboradores quienes una vez alejados de sus puestos en el Estado han realizado, en público o en privado, declaraciones descalificadoras.

Racismo

Durante la campaña Trump llegó al extremo de llamar violadores a los mexicanos, los dirigentes republicanos le llamaron la atención no por una cuestión de principios sino porque necesitaban el apoyo de los latinos, pero ni siquiera esas advertencias del partido impidieron que siguiera atacando a los mexicanos.

Uno de los mayores escándalos de su gobierno se produjo a mediados de agosto de 2017  a raíz de un suceso en Charlottesville, Virginia, cuando supremacistas blancos que estaban manifestando contra la eliminación de la estatua del general Robert Lee, el líder de quienes se oponía a la eliminación de la esclavitud durante la Guerra Civil, atacaron a quienes se manifestaban contra el racismo.

La consigna de esa marcha era “unir a la derecha” y congregó a grupos neonazis y a la criminal secta racista conocida como Ku Kux Klan.

Los supremacistas gritaban cosas como “Los judíos no nos reemplazarán” y el eslogan nazi “Sangre y tierra”, uno de los supremacistas atropelló con su coche a quienes se manifestaban en contra del racismo matando a una mujer e hiriendo a otros 19 manifestantes.

Trump puso un tuit que decía: “Condenamos con la mayor fuerza posible esta indignante muestra de odio, intolerancia y violencia. Desde muchos lados”.

El presidente aplicaba la teoría de los dos demonios, poniendo en el mismo nivel a los neonazis que a los que se oponían al racismo que había sido víctimas de un ataque feroz.

La reacción no se hizo esperar y le llovieron críticas incluso de su partido, el senador McCain dijo que había sido “un enfrentamiento entre nuestros mejores ángeles y nuestros perores demonios. Los supremacistas blancos y los neonazis son, por definición, opuestos al patriotismo norteamericano y los ideales que nos definen”.

El vicepresidente Mike Pence afirmó: “No tenemos tolerancia con el odio y la violencia de los supremacistas blancos, los neonazis o el KKK”.

Muchos confirmaron sus sospechas que Trump tenía simpatías por los supremacistas blancos.
Trump se resistía a disculparse pero fue convencido a hacerlo y declaró: “El racismo es malvado” y lo vinculó “al KKK , a los neonazis, a los supremacistas blancos y a otros grupos de odio”.

Pero luego vio que los medios remarcaban que había reconocido que se había equivocado y se arrepintió, lo consideró el error más grande que había cometido porque nunca había que hacer concesiones según su concepción de la política.

Al día siguiente rectificó su mensaje, dijo que la extrema izquierda también era violenta pero que nadie lo quería decir, aseguró que no todos eran neonazis  y volvió a su argumento anterior que ambos bandos tenían la culpa y que había gente buena en ambos grupos.

David Duke, ex líder del KKK, agradeció las palabras del presidente “Gracias presidente Trump por su honestidad y su valentía para decir la verdad sobre Charlottesville”.

Sorprendentemente fueron los líderes de las Fuerzas Armadas quienes alzaron la voz para reprochar al presidente, el almirante John Richardson jefe de operaciones navales tuiteó: “Lo ocurrido en Charlottesville es inaceptable y no debe ser tolerado. @USNAvy estará siempre en contra de la intolerancia y el odio”.

Y el jefe del Estado Mayor del Ejercito Mark Milley dijo: “El ejército no tolera el racismo, el extremismo ni el odio en sus filas. Va en contra de nuestros valores y de todo lo que hemos defendido desde 1775”.

En tanto que Kenneth Frazier presidente de Merck, gigantesca compañía farmacéutica y uno de los escasos directores ejecutivos afroamericanos anunció su renuncia al Consejo de Fabricantes Estadounidenses un grupo de asesoramiento al presidente formado por empresarios.

En el comunicado decía: “Los líderes de Estados Unidos deben honrar nuestros valores fundamentales rechazando claramente las expresiones de odio, intolerancia y supremacía de un grupo…Como director ejecutivo de Merck y por una cuestión de principios, siento la responsabilidad de posicionarme en contra de la intolerancia y del extremismo”.

Trump atacó a Frazier: “Ahora que Ken Frazier ha dimitido… ¡tendrá más tiempo para bajar los precios abusivos de las medicinas!”.

Otros presidentes de importantes compañías también renunciaron lo que obligó a Trump a disolver ese Consejo.

Pero el desprecio del presidente por los seres humanos con la piel de un color diferente a la suya continuó, en una reunión con legisladores que estaban en contra de la inmigración. Trump afirmó: “Haitianos. No necesitamos más haitianos ¿Por qué dejamos que toda esa gente de países de mierda venga aquí?” Algunos participantes de esa reunión salieron asqueados aun cuando no sintieran empatía con los inmigrantes.

No era nueva esa mención a los países de mierda, durante la campaña en 2016 visitó la Pequeña Haití en Miami, luego del encuentro, en privado Trump dijo: “Lo siento mucho por esa gente. Vienen de un sitio de mierda”.

Conexiones en el exterior

Mientras escribimos estas líneas los legisladores demócratas intentan comenzar una investigación que podría terminar en un juicio político contra presidente Trump por haber solicitado al primer ministro de Ucrania información sobre los negocios del hijo del vicepresidente de Obama, Joe Biden.

En el libro se comentan varios sucesos que vinculan a Trump con gobiernos extranjeros para perjudicar a alguno de sus rivales internos o bien recibiendo fondos de partidos de otros países como es el caso denunciado por el diario New York Times que acusaba a Trump de haber recibido 12,7 millones por parte del partido prorruso de Ucrania, ese dinero habría sido enviado al jefe de su campaña.

Pero el mayor escándalo que determinó la conformación de una comisión investigadora fue sobre la supuesta participación rusa en la campaña a favor de Trump, el director de la CIA John Brennan le dijo a Aleksandr Bórnitkov, jefe de inteligencia rusa, que sabía que se estaba entrometiendo en la elecciones de los Estados Unidos y Mike Morell subdirector de la CIA entre 2010 y 2013 que apoyaba a Hillary escribió un artículo en el New York Times acusando a Trump de ser un agente inconsciente de Rusia.

Es extraña la razón por la cual el gobierno ruso podía estar interesado en apoyar a Trump, según se desprende del libro fue porque ese gobierno estaba convencido que iba a ganar Hillary Clinton  y por eso se abocaron a perjudicar al que consideraba el próximo gobierno.

Una vez pasadas las elecciones que ganó Trump, Obama ordenó a los jefes del servicio de inteligencia que elaboraran un informe secreto sobre la interferencia rusa en las elecciones, dicho documento sería enviado al Congreso y a Trump.

En el informe que entregaron a Trump los jefes de inteligencia daban por cierto la interferencia rusa a favor del nuevo presidente, incluía un informe de los servicios secretos ingleses que confirmaban esa hipótesis.

Ese informe no planteaba ninguna complicidad de Trump en la interferencia rusa pero sí informaba de cierto comportamiento escandaloso de Trump en Rusia y el pago de sobornos para que dichos actos no se conocieran, el nuevo presidente descalificó a las fuentes usadas en el informe.

Una de las últimas medidas de Obama fue aplicar sanciones a Rusia por su interferencia en las elecciones, procedió a expulsar a 35 supuestos espías rusos, y cerró dos recintos de propiedad rusa en que según él se realizaban tareas de espionaje, Putin no adoptó represalias y fue elogiado por Trump por esa actitud.

El 13 de febrero de 2017 debió renunciar Michael Flynn, general retirado y consejero en seguridad nacional, por haber mentido al FBI y al vicepresidente Pence con respecto a que había mantenido reuniones con el embajador ruso, al día siguiente un artículo del New York afirmó que Trump había mantenido contacto con miembros de los servicios de inteligencia rusa durante el año anterior a las elecciones, desde el entorno de Trump se lo negó.

Se llegó a armar una comisión especial para investigar el asunto de las interferencias rusas en las elecciones, Trump estaba muy preocupado por esto y alegaba que no lo dejaban gobernar.

El 8 y 9 de julio de 2017 el New York Times publicó dos artículos sobre una reunión efectuada durante la campaña en la Torre Trump, centro de operaciones del candidato, donde participaron el hijo de Trump, su yerno y el jefe de campaña Manafort con un abogado ruso que les ofrecía información sobre Hillary Clinton.

Una semana después el mismo Trump reconoció que la reunión se había producido pero que era habitual que todos los políticos buscaran información sobre sus adversarios.

Cuando se inició la comisión que investigaba la participación rusa en la campaña las alarmas del equipo presidencial se encendieron cuando se enteraron que el fiscal general Robert Mueller quería investigar las finanzas de Trump que incluía la compra de departamentos de rusos en la Torre Trump, el viaje de Trump a Moscú en 2013 y la compra de una mansión en Florida perteneciente a Trump por parte de un oligarca ruso en 2008.

Luego de dos años de investigación se llegó a la conclusión que Rusia había intervenido en las elecciones a favor de Trump pero no se pudo comprobar que éste tuviera una participación en la conspiración.

Machismo y misoginia

Durante la campaña electoral el Washington Post publicó un audio de 2005 en el que Trump alardeaba de su destreza sexual y se jactaba de poder manosear y besar a las mujeres a su antojo porque según él a los famosos las mujeres les permiten ese comportamiento.

En su defensa Trump dijo lo siguiente: “Esto no era más que una broma de vestuario, una conversación privada que tuvo lugar hace muchos años. Bill Clinton me ha dicho cosas mucho peores en el campo de golf, mil veces peores. Pido disculpas si alguien se ha ofendido”.

La defensa consistió en decir en que había peores que él y que además coincidía con que era el esposo de su contrincante.

Su candidato a vicepresidente Mike Pence salió a justificarlo: “Como esposo y padre, me ofendieron las palabras y las acciones descriptas por Donald Trump en el video de hace once años que salió ayer a la luz. No apruebo sus observaciones y no puedo defenderlas. Me alegra ver que ha expresado remordimiento y ha pedido disculpas al pueblo estadounidense”.

También hizo una declaración su esposa Melania Trump: “Las palabras que usó mi esposo son inaceptables y me ofenden. Pero no representan al hombre que yo conozco. Tiene el corazón y la mente de un líder. Espero que la gente acepte sus disculpas, como yo he hecho, y se centre en los importantes problemas a los que se enfrenta nuestra nación y el mundo”.

Luego de este escándalo Trump debió desmentir que tuviera en mente abandonar la carrera a la presidencia.

Cuando un periodista de CNN le señaló que él se había jactado de haber agredido sexualmente a unas mujeres contestó que en ese momento ISIS estaba cortando cabezas y que él iba a terminar con ISIS, que él estaba avergonzado por lo que había dicho, pero había cuestiones más importantes.

Además disparó que: “Si te fijas en Bill Clinton, es mucho peor. Lo mío son palabras, pero lo suyo son hechos. Nunca ha habido en la historia de la política de este país que haya abusado a tantas mujeres como él”.

Trump le recomendó a un amigo que había tenido un comportamiento indecente con una mujer que: “El verdadero poder es el miedo. Todo es cuestión de fuerza. Nunca hay que mostrar debilidad. Siempre hay que ser fuerte. No dejarse acosar No hay elección”.

También le aconsejó: “Tienes que negar, negar, negar y resistirse a esas mujeres. Si admites cualquier cosa o cualquier culpa, estás muerto. Has cometido un gran error. No saliste disparando y desafiándolas. Mostraste debilidad. Tienes que ser fuerte, ser agresivo. Tienes que resistirte con fuerza. Tienes que negar cualquier cosa que digan de ti. No admitir nada nunca”.

Robert Porter, secretario de Personal de su gobierno, debió dejar la Casa Blanca el 7 de febrero de 2018 después que dos ex mujeres hablaran en público alegando que había abusado físicamente de ellas, una de ellas publicó una foto con un ojo morado culpándolo a él, Porter renunció pero negó las acusaciones.

Trump tuiteó un intento de defensa: “Las vidas de la gente están siendo destrozadas y destruidas por una mera acusación”.

El Washington Post acusó a la Casa Blanca de “ignorar la violencia doméstica” y el New York Times señaló que “Trump parece dudar del movimiento #MeToo”.

Incoherencias

Durante los años anteriores a llegar a la presidencia Trump había expresado su oposición a la guerra en Afganistán en 2012 dijo: “Afganistán es un desastre total. No sabemos ni que hacemos allí. Bueno si, tirar el dinero”.

En 2013 dijo: “El gobierno es tan patético que el dinero destinado a Afganistán acaba financiando el terrorismo”.

Desde el partido se presionaba a Trump para que enviara más tropas a Afganistán con la amenaza que podía producirse otro atentado, en tanto que el general Kellog, jefe de personal del Consejo de Seguridad Nacional y Steve Bannon estaban a favor de salir de ese conflicto mientras que el teniente general y consejero en seguridad nacional McMaster quería quedarse en ese castigado país.

Mientras en la campaña había señalado como un error incursionar en guerras por todo el mundo, no porque fuera pacifista, sino porque consideraba que se gastaba demasiado dinero en ellas, su primer secretario de Defensa un general de la Marina, Jim Mattis apodado Perro Loco, había sido despedido como Comandante General por Obama por sus posiciones belicistas especialmente contra Irán.

Pero así como cuestionaba las guerras en las que su país había incursionado realizó la promesa electoral de terminar con el grupo terrorista ISIS que había crecido en Irak como continuación de Al-Qaeda y que se había extendido a otros países en particular Siria.

Otro funcionario designado era Michael Flynn un teniente general retirado que fue nombrado consejero de Seguridad Nacional, durante la convención Republicana alentaba a la gente a cantar “Que la encierren” refiriéndose a Hillary Clinton, luego debió pedir disculpas, pero además este militar fue despedido por Obama de la Agencia de Inteligencia de Defensa por su ineptitud y por aconsejar que los Estados Unidos volvieran a realizar pruebas nucleares.

Así era la cuestión, mientras prometía salir de las guerras designaba en los puestos de Defensa a militares que querían escalar los conflictos bélicos por eso James Mattis, secretario de Defensa, a los tres días de asumir ya estaba planificando una operación comando en Yemen para asesinar a un miembro de Al Qaeda, el 29 de enero de 2017 se llevó a cabo ese ataque, un comando murió y dos fueron heridos, pero hubo víctimas civiles incluidos niños.

Luego que supuestamente el gobierno de Siria había utilizado armas químicas contra los rebeldes que pretendían derrocarlo, Trump atacó Siria con 60 misiles, sus asesores lo pararon porque él quería seguir el ataque con más misiles, por eso apostaron a que su prioridad pasara a ser otra y se olvidara del tema como ocurría habitualmente.

En ese ataque a Siria ocurrió algo habitual en ese país: la prensa y la oposición demócrata apoyaron y elogiaron la decisión.

Pero la incoherencia del gobierno no sólo se dio en el plano de la Defensa también ocurrió de manera muy nítida en los asuntos económicos.

Una de sus banderas durante su campaña era que el trabajo regresara a los Estados Unidos, despotricaba contra los tratados de libre comercio firmado por gobiernos anteriores y promovía la suba de aranceles a productos como el acero y el aluminio importados, sin embargo, conformó un gabinete en que había varios que estaban en contra de esas medidas y a favor del libre comercio, por eso se realizaban reuniones que nunca llegaban a una resolución por la disparidad de criterios.

Mientas declaraba que pretendía que las empresas de origen estadounidense que se habían radicado en el exterior retornaran al país, Trump designó en el gobierno a varios directivos de Goldman Sachs que había sido una compañía que había colaborado y fomentado el traslado de varias empresas al exterior, especialmente farmacéuticas y compañías de seguro.

Había varios miembros de su gabinete que se dedicaron a trabar todas las propuestas para salir del NAFTA o del tratado de libre comercio con Corea como también la elevación de los aranceles del acero y el aluminio, Robert Porter que era el secretario de Personal, un cargo con mucho poder, era quien se encargaba de filtrar los documentos que Peter Navarro un funcionario con ideas proteccionista, ponía a la firma del presidente.

Dice el autor que estos temas referidos al comercio parecían el día de la marmota, una película en que el protagonista siempre repetía el mismo día porque se daban las mismas discusiones sobre los mismos temas, cuando Trump se mostraba decidido a retirarse de los acuerdos comerciales y a imponer aumento de aranceles llegaba a pedir una orden para firmarla entonces los funcionarios acordaban estrategia de distracción para que se olvidara del tema.

Las corporaciones de fiesta

Trump conformó su gabinete con dueños y gerentes de grandes corporaciones, a pesar que, en su campaña se mostró muy crítico con ellas por llevarse el trabajo fuera del país.

El cargo de Secretario de Estado lo cubrió con Rex Tillerson que trabajó en ExxonMobil por cuarenta años y que había sido presidente de esa compañía entre 2006 y 2016, la alianza con las petroleras también explica su resistencia a aceptar las recomendaciones para evitar las consecuencias del cambio climático.

Otro de los convocados para integrar el gobierno como director del Consejo Nacional de Economía fue Gary Cohn, presidente de Goldman Sachs, quién también había trabajado en esa empresa era Steve Mnuchin que se había encargado de recaudar fondos durante la campaña y que fue designado como Secretario del Tesoro.

Uno de los pocos proyectos de importancia que pudo aprobar Trump en su primer año de gobierno fue el de reforma impositiva que bajaba los impuestos a las sociedades, la única controversia en este punto fue que Trump quería aumentar el impuesto a los ingresos.

Sus colaboradores le hicieron ver que sería muy impopular disminuir los impuestos a las empresas y subírselos a la clase media por lo cual hubo una disminución tanto para empresas como para los ingresos, aunque esta disminución fuera menor, obviamente con esta medida se veían beneficiadas las empresas del presidente.

Ira incontrolable

En un apartado anterior comentamos un ataque a Yemen ni bien asumió, el senador John McCain que había estado en una prisión vietnamita durante la guerra en ese país, cuestionó la  operación en Yemen, la contestación de Trump fue bestial, al acusarlo de cobarde por haber escapado de la prisión y por haber sido rescatado antes por ser hijo de un almirante, McCain había sido torturado en prisión y lo que decía Trump, que nunca peleó en ninguna guerra, era una distorsión malvada de la realidad.

En 2015 Trump también había atacado a McCain señalando que “No es un héroe de guerra porque le capturaron. A mí me gusta la gente que no fue capturada”.

Pero una vez en el gobierno Trump organizó una cena en la Casa Blanca en abril de 2017 invitando a McCain y su esposa a la que designó como embajadora especial contra la trata de personas.

Otro caso fue el del senador Lindsey Graham que compitió con Trump en las elecciones primarias republicanas, como Graham lo calificó de imbécil, en un acto de campaña Trump procedió a dar el número de celular del senador, cansado de los llamados que recibía, Graham procedió a grabar un video mostrando como destruía el teléfono.

Tiempo después Trump reconoció que estuvo mal en publicar el número de su rival y Graham terminó siendo una persona de consulta del presidente.

Al día siguiente de la conformación de una comisión para investigar las posibles interferencias rusas, Trump tuvo un estallido de cólera incontrolable fue una experiencia espeluznante según definieron quienes fueron testigos, decía que todos querían destituirlo y procedió a cancelar varias reuniones en ese día.

Los exabruptos de Trump se produjeron muchas veces en Twitter luego de ver algún programa de televisión donde se decía algo que no lo dejaban bien parado, una de las características del presidente es que pasa muchas horas frente al televisor, su jornada solía empezar a eso de las 11 de la mañana.

Joe Scarborough y su pareja Mika Brzezinski tenían un programa de televisión que se había mostrado bastante favorable a Trump, pero cuando empezaron a criticarlo su reacción fue escribir un tuit en el que llamó loca y de bajo coeficiente intelectual a Mika y de psicópata a su esposo.

Trump atacó al fiscal general Jeff Sessions en una reunión en el salón oval llamándolo idiota y traidor, el insultado presentó su dimisión y le dijo a Robert Porter, secretario de personal: “Ese tipo es retrasado. Otro sureño con menos cerebro que la suela de un zapato”.

El presidente retaba e insultaba a muchos de sus funcionarios, en tanto que aquellos con funciones en la seguridad nacional estaban preocupados porque el presidente era imprevisible, con relativa ignorancia en los asuntos que debía tratar, con una incapacidad manifiesta para aprender y con opiniones peligrosas.

Una revista publicó una nota donde mencionaba los problemas que tenía Trump para controlar la ira afirmando que “se dejaba llevar por su mal genio”.

James Mattis, secretario de Defensa, le contaba a sus colaboradores que estaba harto y que el presidente actuaba como un niño de quinto o sexto grado de primaria, hubo otros funcionarios que extendían la edad mental del presidente hasta los 14 años.

La familia

Otro inconveniente que provocaba protesta de los colaboradores de Trump era la participación o intromisión según se viera de su hija Ivanka y el esposo Jared Kushner ambos designados consejeros.

Varios sospechaban que Kushner filtraba información a la prensa, que en general era bastante crítica del gobierno salvo la cadena derechista Fox News, a su vez Kushner sospechaba que Bannon había divulgado información relacionada con una reunión con el embajador ruso.

Las peleas de Bannon con Ivanka fueron bastante ríspidas y terminaron con el despido del ultraderechista del elenco, ante las intromisiones de la hija de Trump, Bannon llegó a gritarle: “¡Eres una simple empleada de mierda!” “Te paseas por aquí como si mandaras tú ¡y tu no mandas! Eres una más del equipo”.

Por supuesto que Ivanka era algo más que una simple empleada y por eso le contestó: “¡No soy una empleada. Nunca seré una empleada. Soy la primera hija del presidente ¡y nunca voy a ser una empleada!”.

El 15 de junio de 2017 el Washington Post informó que un fiscal investigaba transacciones de Kushner, eso fue aprovechado por Priebius para decirle al presidente que su yerno no debería estar en la Casa Blanca, que no debía tener un puesto oficial pero Trump no lo escuchó.

Kushner realizó una declaración antes de presentarse en el Congreso donde declaró que nunca se confabuló con ningún gobierno extranjero ni conocía a nadie de la campaña que lo hubiera hecho y que nunca recibió fondos rusos para financiar sus actividades privadas.

Tanto Ivanka como Kushner entraban y salían de las reuniones, a pesar que, no tenían antecedentes que justificara su presencia en reuniones donde se decidían cuestiones de importancia.

Cambio climático

Todo aquello que significara un gasto y por lo tanto una reducción de los beneficios debía ser eliminado según la mirada empresarial de Trump, en ese criterio se funda la decisión de retirar a su país del Acuerdo de París por el cambio climático, su gobierno además de tener a varios representantes de las petroleras había realizado todo lo posible para defender los intereses de esas empresas que se encontraban entre las principales responsables de la contaminación ambiental.

Los escasos esfuerzos que están haciendo los países para disminuir los gases que provocan el efecto invernadero, cuentan con la resistencia de las petroleras y de aquellos gobernantes que como el presidente de los Estados Unidos ven un gasto inútil todo aquello que signifique cuidar el medio ambiente.

Su hija Ivanka hizo algunos esfuerzos para evitar que el país se retirara de ese acuerdo que contaba con la adhesión de 195 países, siendo que Estados Unidos juntos a China y Rusia son los mayores contaminadores del planeta.

Ivanka hizo que personalidades como Zuckerberg el dueño de Facebook, Tim Cook ejecutivo de Apple y el ex vicepresidente Al Gore hablaran con su padre para tratar de convencerlo, pero todo fue inútil, otros integrantes del gobierno como Bannon, primer jefe de personal Reince Priebus y Scot Pruitt, este último paradójicamente de la Administrador de la Agencia de Protección Ambiental tuvieron más peso para que se retirara del acuerdo.

En su declaración anunciando la salida del Acuerdo de París, Trump argumentaba que se castigaba a los Estados Unidos siendo que era un país líder en protección ambiental mientras que no se imponía sanción alguna a otros países que eran mayores contaminadores.

El mundo en peligro

Trump decía que el presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un, estaba loco, lanzaba mensajes contradictorios, algunos que eran provocaciones, pero en otro momento afirmaba que quería la paz.

En mayo de 2017 dijo que estaría honrado por reunirse con Kim pero en agosto decía: “Será mejor que Corea del Norte no siga amenazando a Estados Unidos porque se encontrará con un fuego y una furia nunca vistos en el mundo”.

El 19 de septiembre de 2017 Trump dió su primer discurso en la ONU usó el apodo “el hombre cohete” para referirse al líder coreano dijo ahí que si se veían obligados a defenderse, Estados Unidos “no tendría más remedio que destruir por completo Corea del Norte”.

Kim le contestó tres días después: “Cuando más ladra el perro, más asustado está” y agregó que Trump era “un granuja y un gánster al que le encanta jugar con fuego. Tengan por seguro que lograré domar a ese viejo chocho desquiciado estadounidense”.

El 1 ° de octubre cuando el secretario de Estado, Rex Tillerson llevaba meses intentando negociar con Corea del Norte, Trump le dijo en público que perdía el tiempo al intentar negociar con ese pequeño hombre cohete y le recomendaba no malgastar sus energías.

A principios de 2018 los tuits de Trump podrían haber llegado a provocar la guerra con Corea del Norte aunque el público no llegó a conocer el riesgo.

Kim declaró: “Esto no es una simple amenaza, es cierto que tengo un botón nuclear en mi escritorio” y siguió “Todo el territorio de Estados Unidos está al alcance de nuestros ataques nucleares”.

Trump contestaba con otra bravuconada: “El líder norcoreano Kim Jong-un ha dicho que tiene ‘un botón nuclear en el escritorio’. ¿Alguien en su régimen mermado y muerto de hambre podría comunicarle que yo también tengo un botón nuclear, pero que es mucho más grande y potente que el suyo? Además ¡el mío funciona!”.

Ante estas manifestaciones que mostraban un estado emocional inestable en el presidente, Colin Kahl ex asesor de Obama dijo: “La gente no está preocupada por el botón en sí, sino por la inestabilidad mental de un hombre que podría matar a millones de personas sin pedir permiso a nadie”.

A muchos le vino a la memoria el discurso de Hillary Clinton en la convención Demócrata en julio de 2016: “Un hombre que se ha molestado por un tuit no puede ser alguien en el que se pueda confiar en términos de armas nucleares”.

Sus ministros y asesores lo pararon cuando Trump estaba por escribir un tuit en el que declaraba que había ordenado a los familiares de los militares estadounidenses en Corea del Sur salir de ese país, eso implicaba mostrar que se estaba preparando un ataque contra Corea del Norte.

McMaster teniente general y consejero en seguridad nacional recibió un aviso del vicepresidente del Politburó de Corea del Norte donde le decía que ese país tomaría la evacuación de ciudadanos estadounidenses como una señal de un ataque inminente.

Trump consultó con un senador republicano que le dijo que no debía publicar el tuit a menos que estuviera dispuesto a comenzar una guerra con Corea del Norte, por suerte el presidente reflexionó y no envió ese tuit.

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