El Forjista
Aun antes del golpe de Estado, la familia de Leonardo Favio sufre las consecuencias de la violencia, María Vaner es amenazada de muerte por el Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) organizada por José López Rega y debe partir al exilio junto a los dos hijos que tuvo con Favio.
El periodista Ricardo Ragendorfer comenta un incidente que protagonizó Favio por el cual por una impuntualidad pudo salvar su vida, la invitación a ser el locutor del acto de Ezeiza se la hizo llegar José Miguel Tarquini funcionario de prensa del Ministerio de Bienestar Social, cuyo ministro era López Rega.
Cuando María Vaner fue amenazada por la triple A se reunió con Tarquini, que le recomendó que la actriz se fuera del país, luego que López Rega fuera expulsado del gobierno y del país por la movilización popular, María Vaner quiso saber, a principios de 1976, si estaban dadas la condiciones para regresar, Favio le pidió otra reunión a Tarquini que ya no era funcionario, llegó 15 minutos tarde y eso le salvó la vida, encontró el cuerpo de Tarquini sin vida porque había sido ejecutado por un comando de Montoneros, era el 5 de febrero de 1976.
Al llegar la dictadura, Leonardo Favio puede dar un recital en La Rural de Palermo donde convoca a 30.000 personas, pero poco después su casa es allanada y uno de sus hijos es apuntado con una ametralladora, en tanto que se le cierran todas las posibilidades de hacer presentaciones, tampoco su música podía ser emitida en radio.
La casa de los suegros en Gonnet fue allanada, pero Favio se salvó porque se había quedado a dormir en su oficina, estuvo un tiempo en la clandestinidad en la casa de su amigo Orlando Netti, hasta que el padre de Netti logró recuperar el pasaporte que le habían retenido y pudo salir del país.
Salió del país en 1977, se dirige a México donde logra sobrevivir retornando al canto, en 1979 regresa al país por un corto tiempo, compra tierras en su pueblo natal de Las Catitas donde instala unos viñedos, pero la atmósfera para un artista identificado con el peronismo seguía siendo hostil, logra renovar el pasaporte y viaja a Colombia.
En Colombia tiene una anécdota que relatará varias veces, cuando recibe una propuesta que no puede rechazar, así la contó: “Una vez, en Colombia, apareció un gordito en un automóvil Mercedes Benz, rodeado de gente que lo custodiaba y casi me obligó a visitar su finca. Después me enteré: era Pablo Escobar Gaviria, el capo de los narcos que se sabía de memoria todas mis canciones. ‘Fuiste mía un verano’ tarareaba el gordito y medio me imitaba. Quería que le firmara las tapas de todos sus discos. Aquel fue un tiempo muy, muy difícil de verdad”. Escobar Gaviria lo hizo cantar en el living de su mansión.
Su opinión sobre los padecimientos del exilio también los dejó reflejados: “El exilio es tremendo. Esos fueron años duros, ese andar como oveja sin pastor por toda la América, trasladando a mi familia de acá para allá. Pero maduré, aprendí cosas, profundicé mi religiosidad. Conocí a ese Dios que tenía por intuición, comencé a estar orgulloso de él. Un Dios que se sentaba junto a las prostitutas, los desposeídos y los ladrones…”
En Colombia sufre un accidente automovilístico y debe ser operado de la cadera, tuvo una larga recuperación en la ciudad de Pereira de la que terminará enamorado, sus hijos que se encontraban en México viajan para visitarlo y se quedan también subyugados por la ciudad.
En tanto en la Argentina se iba a producir un cambio en la Junta de Comandantes. el general Viola se aprestaba a reemplazar a Videla en la presidencia, el 23 de diciembre de 1980 Favio le envía una carta abierta a Viola donde le dice: “… hace cuatro años que vivo en obstinada persecución que me impide, al igual que a muchos otros artistas trabajar libremente… dentro de un lapso muy breve asumirá usted el cargo de Presidente de los argentinos y ese es el motivo por el cual le participo esta dolorosa situación que, hasta hoy, salvo honrosas excepciones, fue silenciada por la prensa cómplice, esa que escribe economía y política con la mano derecha y crítica de arte con la mano izquierda por la cobardía de dirigentes aferrados a sus cargos que nunca podrán decir que ignoraban la situación de tantos artistas que, como yo, no pueden trabajar libremente o tienen que irse del país que aman, amor por el que expusieron y exponen sus ideas, pecado único y suficiente para ser condenados al ostracismo, al hambre del exilio.”
Y continuaba diciendo: “Sepa usted que en esta tarea de lanzar listas de gente prohibida no son ajenos muchos funcionarios. En fin, gente que no piensa en el daño que hacen, no sólo a las víctimas de este atropello a la dignidad humana, sino al país mismo... Desde hace cuatro años vengo pidiendo y rogando soluciones y lo único que he conseguido son respuestas ridículas, justificaciones increíbles. Señor teniente general: mis películas han obtenido premios nacionales e internacionales, mis canciones están en el inventario familiar de todo el mundo de habla hispana, pero yo quiero trabajar en mi país.”
En 1982, en plena Guerra de las Malvinas cuando el Papa Juan Pablo II visita el país también Favio le envía una carta abierta donde le dice: “Santo Padre: te lo advierto. Los hipócritas, los fariseos te cercarán en Buenos Aires. ¡Cuídate! No dejes que te maquillen la realidad. Santo Padre, estamos tristes… No nos dejes al partir. Santo Padre: los asesinos andan sueltos, se pavonean, se burlan, se ríen ante la mirada absorta de nuestros queridos mártires y muertos. Nos amenazan, nos hacen gestos de ‘ya van a ver’, tenemos miedo, una bruma de miedo lo cubre todo. No te dejes torcer la realidad. Mira, estamos quebrados, los usureros no tienen piedad, no nos dejan descansar, no podemos dormir.”
Y seguía así: “Por donde mires, cunde la desolación. Estamos perplejos: la tuberculosis, el analfabetismo, la mortalidad infantil han retornado y nos golpean duro, duro en las villas, en los campos, en los humildes barrios suburbanos. En esa desigual batalla nos derrotan ahora, día a día, traídos de la mano de la desocupación, el hambre y la miseria.”
En tanto en 1983 cuando finalizaba la dictadura y empezaba una época democrática expresaba: “Un país donde se llevan a la gente y los vecinos miraban calladamente por las hendijas. Un país donde una mujer estuvo agonizando una hora en la calle sin que nadie intervenga... Pero también un país que tuvo dirigentes obreros que desaparecieron por jugarse por sus compañeros, que tuvo estudiantes desaparecidos por sus ideas. Un país que dio gente como Rodolfo Walsh. Quiero que mis hijos tengan conciencia de que no podemos hacernos los estúpidos y seguir callando”