El Forjista

La Corte Suprema de Clarín

La Corte Suprema de Justicia acaba resolver nuevamente a favor del grupo Clarín, esta vez extendiendo una cautelar que le permite al grupo mediático seguir sin adaptarse a lo que determina la Ley de Medios.

Contrariando su propia jurisprudencia en el sentido que las cautelares no pueden extenderse por tiempos extensos, esta vez la decisiones de la Corte se adapta a las necesidades del grupo económico, en realidad esta Institución se ha convertido en la defensora de los intereses de las grandes corporaciones.

El grupo Clarín se ha constituido, con la complicidad de un sector del Poder Judicial encabezado por la Corte Suprema, en un poder por sobre los poderes que determina la Constitución, los intereses económicos del grupo pesan mucho más que las determinaciones de las instituciones democráticas, ya han pasado seis años de la aprobación de la Ley de Medios y la corporación continúa sin adaptarse para lo que ha contado con la ayuda constante de jueces solícitos a los deseo de Magnetto y la señora de Noble.

Obviamente la composición actual de la Corte le ha permitido a otros grupos económicos salir beneficiados, por ejemplo, la Corte también le ha permitido al diario La Nación no pagar impuestos por largos años cuando uno de los integrantes de la Corte Suprema, el juez Fayt, es familiar de uno de los directores del diario, hecho escandaloso que no ha merecido la atención de la prensa canalla.

El comportamiento del presidente de la Corte, el juez Lorenzetti, cambió radicalmente luego que desde el grupo Clarín salieran a denunciar un comportamiento no del todo claro cuando realizaba su actividad comercial en la ciudad de Rafaela, para acallar las denuncias, el miembro de la Corte se convirtió en un rehén, pues a partir de ahí fue un docil instrumento de los intereses del monopolio.

Hace unos pocos días la Corte Suprema también fue cómplice en la persecución que el mismo grupo lleva a cabo contra el periodista Víctor Hugo Morales, en un fallo que también llena de vergüenza a la justicia argentina, que nuevamente se colocó del lado de los poderosos, y se prestó para consumar un atentado a la libertad de prensa.

Todos los intentos del gobierno nacional por democratizar el Poder Judicial contó con la reacción de los sectores más conservadores, en particular de la misma Corte que se niega a que la oligarquía judicial pierda injustos privilegios.

Esta situación demuestra que el movimiento nacional y popular debe dejar por un momento los buenos modales y apelar a movilización constante para que la Justicia se convierta en algo al que tengan acceso todos los ciudadanos y no sólo los poderosos, más aún cuando las Corte Suprema cada día se parece más a la de los años de la década infame menemista, hay que rodear Tribunales hasta que esta Corte se renueve y se disponga a servir a los intereses del pueblo y no el de las corporaciones.

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