El Forjista
Capítulo 2 - Infancia y juventud
Juana Azurduy nació el 12 de julio de 1780 en Toroca, Potosí, cerca de Chuquisaca (actualmente Sucre), su madre Eulalia Bermudez era mestiza es decir una chola como se las conoce en el Alto Perú, su padre, Matías Azurduy, era un hacendado con una sólida posición económica.
Su niñez transcurrió mayormente en el campo de su familia donde disfrutaba de la libertad, compartía las tareas rurales con los indígenas que trabajaban para su padre, su madre le enseñó el quechua y su padre a andar a caballo, llegando adquirir una notable habilidad como amazona desde muy chica para orgullo de su padre.
Una finca vecina pertenecía a la familia Padilla, su dueño Melchor Padilla era muy amigo de su padre, ambos se ayudaban en las tareas de sus campos y se reunían a festejar las fiestas.
Don Melchor tenía dos hijos Pedro y Manuel Ascencio, la familia Azurduy también se vio agraciada con la llegada de otra niña, Rosalía.
Desde muy chica Juana fue golpeada por la adversidad, a los siete años fallece su madre y poco tiempo después su padre, asesinado sin que nunca se detenga al culpable.
Las niñas quedan al cuidado de sus tíos Petrona Azurduy y Francisco Díaz Valle, con los que Juana no logró establecer una relación cordial y de confianza.
Sus tíos disponen su internación en un convento con la intención que su sobrina fuera monja, que era una de las pocas actividades al que en ese tiempo podía aspirar una mujer, la otra era dedicarse a las tareas hogareñas.
Para Juana no era un lugar que la atrajera, mucho menos después de haberse habituado desde muy chica a la libertad del campo, donde no se regía por horarios ni por una inflexible disciplina, a los 17 años luego de una discusión con una autoridad del convento es expulsada.
Regresó a su finca en Toroca para administrarla, ya que su tío andaba con problemas de salud, continuó la amistad con sus vecinos los Padilla cuya finca visitaba con asiduidad.
Manuel Ascencio Padilla participaba en constantes reuniones y simpatizaba con las ideas de muchos de los estudiantes que concurrían desde distintos puntos del Virreinato a estudiar en Chuquisaca con los cuales mantenía largas discusiones sobre la libertad y las ansias de rebelión que estaba anidando en sus corazones, uno de esos patriotas fue Mariano Moreno, otro Bernardo Monteagudo.