El Forjista

Biografía de José Hernández

 

Capítulo 1 - Entre unitarios y federales

 

El 10 de noviembre de 1834 el matrimonio compuesto por Rafael Hernández e Isabel Pueyrredón tuvo a su segundo hijo al que pusieron por nombre José Rafael, ya tenían una niña, Magdalena, y seis años después nació Rafael.

Isabel era sobrina de Juan Martín de Pueyrredón, héroe en la lucha contra los invasores ingleses en 1806 y 1807, que llegara a ocupar el cargo de Director Supremo, en el que se encontraba cuando se declaró nuestra Independencia en Tucumán.

La familia Hernández vivía en la chacra de Perdriel, hoy Partido de San Martín, que pertenecía a Victoria Pueyrredón, hermana de Isabel.

El trabajo del padre consistía en recorrer estancias comprando ganado para los saladeros, en esa tarea era acompañado por su esposa, quedando los hijos en la chacra al cuidado de su tía Victoria, a la que los niños llamaban Mamá Totó.

En 1838 comienza la agresión francesa al país gobernado por el rosismo, dos años después con la ayuda de los agresores franceses, Lavalle irrumpe en la provincia como parte de las conspiraciones contra el gobierno, Rosas adopta medidas drásticas para terminar con la sublevación.

Mientras que la familia del padre revistaba en el partido Federal, los familiares maternos, los Pueyrredón eran unitarios, un hermano del padre Juan José Hernández era coronel y ocupó un puesto importante en el gobierno de Rosas, por eso envía a un subordinado con un mensaje a la chacra para advertirle a Victoria y su esposo Mariano Pueyrredón que podían ser víctimas de la Mazorca, por lo que el matrimonio opta por huir, abandonando el país, consiguiendo luego de varias peripecias llegar hasta el Brasil.

José que ya tenía seis años y su hermana que estaban viviendo con la tía Victoria, quedaron al cuidado de los abuelos paternos que vivían en Barracas.

Sus abuelos inscriben a José en el colegio del destacado maestro Pedro Sánchez, el Liceo Argentino de San Telmo, el niño al comenzar la escuela ya sabía leer.

Su hermano Rafael remarcará la prodigiosa memoria de José: “Era su retentiva tan firme y poderosa, que repetía fácilmente páginas enteras de memoria, y admiraba la precisión de fechas y números en la historia antigua, de que era gran conocedor”.

Tenía nueve años cuando sufre un terrible golpe con el fallecimiento de su madre, el 11 de julio de 1843 después de enfermar del corazón.

En 1846 a los doce años padece una afección en el pecho y los médicos le recomiendan el aire del campo, por lo que su padre lo lleva consigo a la campaña para ver si recupera la salud.

Ahí aprenderá todas las tareas campestres y a convivir con el gauchaje llegando a conocer sus costumbres y adversidades que varios años después reflejará en el Martín Fierro.

Trabajaba codo a codo con los peones, mientras permanecía atento a los dichos, las anécdotas y el lenguaje, los escuchaba cantar y tocar la guitarra, se convierte en un habilidoso jinete e incluso se le anima a la doma y hasta debe hacer uso de las armas para enfrentar los malones.

También acompañaba a su padre en los arreos de ganado para llevarlos hasta la ciudad donde eran vendidos.

Pasa diez años en esas estancias ubicadas en la zona de Camarones y Laguna de los Padres, esporádicamente viaja a la ciudad por pocos días, en 1849 cuando tenía 15 años lo hace para recibir a Juan Martín de Pueyrredón que regresa del exilio y que fallece poco tiempo después, también visita la ciudad cuando sus tíos Victoria y Mariano regresaron del exilio.

Su hermano Rafael explicó que: “Allá en Camarones y en Laguna de los Padres se hizo gaucho, aprendió a jinetear, tomó parte en varios entreveros y presenció aquellos grandes trabajos que su padre ejecutaba y de que hoy no se tiene idea. Ésta es la base de los profundos conocimientos de la vida gaucha y amor al paisano que desplegó en todos sus actos”.

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