El Forjista Inseguridad SocialMiguel Ángel Fernández Pastor Artículo aparecido en el diario Página 12 el 31 de octubre de 2018 |
A partir de la decisión del Gobierno de devolverles la diferencia por la devaluación ocurrida en los últimos tiempos a las empresas energéticas –primero por parte de los usuarios y luego en forma directa de los recursos del Estado Nacional–, resulta interesante analizar qué ocurriría si el mismo criterio se aplicara a los beneficiarios de la seguridad social.
A partir de la llegada al Gobierno de un nuevo proceso neoliberal conducido por el presidente Macri, comenzó un camino de deterioro del sistema previsional argentino sin precedentes en nuestra historia. Entre mañas y artimañas se destruyó el haber de los beneficiarios del sistema de seguridad social, así: En primer término, la Ley de Reparación Histórica creó una nueva prestación en reemplazo del plan de inclusión jubilatoria, a la que llamó Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), beneficio que se paga a los 65 años (por lo que se corrió la edad de las mujeres más vulnerables en 5 años), pero además el haber es el 80 por ciento de la jubilación mínima, eufemismo que significa bajar el mínimo previsional en un 20 por ciento. Tanto es así que, en este momento, ya cobran esta prestación alrededor de 100 mil personas y con el correr del tiempo la cobrarán millones. Cabe destacar que el monto del haber de la PUAM es de $ 6904: efectivamente, aunque parezca increíble, la verdadera prestación mínima previsional es hoy de $ 6904 equivalentes a U$S 181,68. A fines de 2017, en el marco de un fenomenal escándalo, se modificó la Ley de Movilidad Jubilatoria. En ese momento, además de destruirse el sistema de movilidad, se crearon dos categorías de jubilados, aquellos “de la moratoria” como despectivamente los denominan, que serían algo así como jubilados de segunda, y el resto que serían los jubilados de primera. A los primeros les corresponde el haber mínimo jubilatorio, de $ 8630, equivalentes a U$S 227, mientras que al resto les corresponde el 82 por ciento del haber mínimo vital y móvil (que hoy, merced al decretazo de Triaca, alcanza los $ 10.700), es decir $ 8774, equivalentes a U$S 230,90. Ahora bien, qué pasa si para poder comparar llevamos todas estas prestaciones a pesos, considerando el valor actual del dólar es decir $ 38 por cada unidad: la Mínima de la convertibilidad sería $ 5700; la mínima kirchnerista $ 17.328; mientras la mínima macrista PUAM $ 6904. Como queda claro, según los datos oficiales, el real haber mínimo previsional, en menos de tres años de neoliberalismo, pasó de lo que equivaldría hoy a $ 17.328 a $ 6904, es decir una pérdida real del 60,14 por ciento.
Pero lo más sorprendente es que en el haber medio actual está incluido el gasto de toda la reparación histórica (incrementos de haberes, retroactivos, etc.), pero, además, usaron como pretexto a la reparación histórica para consumirse los U$S 11 mil millones del blanqueo. En otras palabras, para perder el 44,20 por ciento del poder adquisitivo de los beneficios previsionales el Gobierno gastó 11 mil millones de dólares extra del presupuesto.
En consecuencia, si lo transformamos en pesos actuales (a $ 38 por unidad) la jubilación máxima sería: en la etapa kirchnerista $ 125.980. En la actualidad $ 63.277. Pero insólitamente durante el kirchnerismo pagaban Ganancias –según datos presentados por el Jefe de Gabinete– 117.609 jubilados, mientras que actualmente lo hacen 273.405.
Por lo tanto, los U$S 66.538 millones pasaron a ser U$S 34.214 millones, lo que representa una pérdida neta en dólares de U$S 32.324 millones, a lo que habría que sumarle los U$S 11.000 millones del blanqueo adicionales que deberían haber sido contabilizados en el FGS, pero por imperio de la alquimia macrista se contabilizaron separados, así no era necesario rendir cuentas.
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