El Forjista
A todo gobierno, revolucionario o no, se le aproximan personas que no tienen otra intención que sentir el calor subyugante del poder para obtener algún tipo de beneficio, vulgarmente se supone que ese beneficio sólo tiene una connotación económica, pero muchas veces no es así, el poder o la fama suelen ser de por sí atractivas para ciertos individuos, pero sea cual sea la razón, lo que caracteriza a estos oportunistas es la ausencia de convicciones, o aun cuando ellas estén presentes, pasan a un segundo plano en pos del interés principal que es individual y no social.
Cuando el gobierno es revolucionario la cuestión se complica más, porque quienes forman parte de él, deben tener el coraje extraordinario de animarse a enfrentar a los poderosos y atenerse a las consecuencias. Hay que bancarse que los medios de comunicación que están al servicio de las clases acomodadas porque ellas son las dueñas de esos medios, bombardeen cotidianamente con sus calumnias a aquellos que se atreven a enfrentarlos, muchas veces esos furibundos ataques tienen la finalidad de domesticar a toda la sociedad para que nadie intente rebelarse en el futuro.
Pero la cuestión no termina ahí, hay que soportar que se metan con familiares, amigos y con todos aquellos que son cercanos al funcionario, por cierto que es necesario tener un gran temple para hacer frente a esto. Muchos no aguantan y capitulan, como premio empezarán a escuchar las mieles de los elogios de las corporaciones que serán directamente proporcionales a la traición que estén dispuestos a cometer.
Comenzaremos con una lista conformada por algunos integrantes del gobierno o que adhirieron al mismo, pero que en determinado momento dieron una voltereta y aparecieron apoyando las ideas contrarias a las que defendían con entusiasmo el día anterior.
Cuando Chávez visitó la Argentina en 1994 conoció al sociólogo Norberto Ceresole que viajó a Venezuela de la que fue deportado en 1995 por su apoyo al chavismo, volvió en 1998 de manera clandestina y participó de la campaña electoral del MVR.
Convenció a Chávez de publicar un libro de autoría del propio Ceresole que se titulaba “Caudillo, ejército, pueblo”, al poco tiempo se pudo comprobar que sus ideas no tenían puntos en común con el Movimiento Bolivariano y que además mostraba un descolocado interés por figurar, mezclado con una soberbia que lo llevó a aparecer en el diario de mayor tirada diciendo que Chávez era un invento suyo, apenas se había cumplido un mes desde la asunción del presidente y Ceresole fue deportado nuevamente, viajó a Madrid, y luego a la Argentina donde murió en el 2003 teniendo una visión crítica de la revolución bolivariana.
Luis Miquilena fue uno de los hombres de mayor confianza del presidente durante los primeros tiempos del gobierno chavista, se había acercado al militar ni bien recuperó la libertad al que alojó por un tiempo en su departamento. Miquilena había militado en su juventud en el Partido Comunista para luego romper y conformar su propio partido, cuando se acercó a Chávez llevaba bastante tiempo alejado de la política y formó parte del sector más conservador del gobierno del cual se alejó en el 2002, momento en que los sectores más retrógrados de Venezuela alentaron un golpe de Estado.
Al cumplirse un año, en febrero del 2000 tres de sus compañeros del MBR rompieron con el gobierno se trataba de Jesús Urdaneta, Yoel Acosta y Francisco Arias acusando a Chávez de apartarse de los planteos originales del movimiento. Arias incluso se prestó a convertirse en la figura de la oposición reaccionaria para enfrentar a Chávez, ambos fueron los líderes del MBR y conformaban dos tendencias claramente diferencias una conservadora y otra revolucionaria, el triunfo electoral de Chávez mostró la adhesión del pueblo venezolano a la segunda opción. Todos ellos que en ese momento se mostraban intransigentes con el gobierno bolivariano habían aceptado cargos durante el régimen neoliberal de Caldera.
El Movimiento al Socialismo formó parte del Polo Patriótico pero en el 2001 un sector del partido liderado por Teodoro Petkoff rompió con el gobierno, mientras otro, bajo el nombre de PODEMOS siguió adhiriendo al oficialismo.
Petkoff fue un líder marxista que había capitulado adhiriendo a postulados neoliberales que lo llevaron a aceptar un ministerio durante la presidencia de Caldera, su decadencia política lo indujo explicar el triunfo de Chávez y su permanencia en el gobierno porque era “un hombre de suerte” mostrando que ya nada quedaba de aquel marxismo original al que algún día adhirió y que parecía haber reemplazado por teorías cercanas al esoterismo.
Otra característica de este intelectual renegado fue culpar a Chávez por las deserciones: “En 15 meses de gobierno se ha dedicado con su intolerancia y su lenguaje a chocar innecesariamente con medio mundo. Se ha alienado el respaldo de sectores que antes lo apoyaban. Se alienó a la clase media, al iglesia católica –que simpatizaba mucho con él- los sectores organizados de la clase obrera”.
Petkoff que evidentemente no entendió nunca la lucha de clases, ni la lucha antiimperialista de los países dependientes, formaba parte de esos sectores reaccionarios que tomaban distancia del gobierno en la medida que éste profundizaba el camino hacia un cambio profundo de la sociedad venezolana, estos grupos que tomaban distancia del chavismo terminaron irremediablemente en brazos de las cámaras empresarias que comenzaron a sentir amenazados sus antiguos privilegio.
Otro miembro del MBR, Raúl Baduel, que tuvo una participación destacada en la defensa de la democracia en el 2002, rompió con el gobierno en el 2007 dando un vuelco espectacular. En ese mismo año también los partidos PODEMOS y Patria Para Todos (PPT) se alejaron del gobierno.
Cuando Baduel se enlistó en las huestes opositoras logró una especial atención de la cadena Globovisión uno de los principales medios en promover los ataques contra el gobierno, este medio trató de transformar a Baduel en un líder que pudiera conducir una gran alianza contrarrevolucionaria, sin embargo fracasó en el intento.
Chávez fue reelecto en el 2006 hasta el 2013 con el 63% de los votos, la oposición unida obtuvo el 37 %, después de la reelección se lanzó la constitución del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y se le solicitó a todos los partidos que conformaban el Polo Patriótico que se disolvieran para formar parte de este nuevo partido.
PODEMOS, PPT y el PC, se negaron pero mientras los dos primeros pasaron a la oposición, el PC siguió apoyando al gobierno, no obstante varios dirigentes del PPT renunciaron a ese partido para ingresar al PSUV.
La primera etapa del gobierno bolivariano también se caracterizó por lo que podríamos denominar la depuración de elementos oportunistas, timoratos y traidores, tarea que fue necesaria realizar para darle coherencia al proceso revolucionario, lo admirable fue que esto se efectuó sin la necesidad de recurrir a expulsiones o a persecuciones de ningún tipo, y que Chávez siempre dejó las puertas a abiertas para aquellos compañeros que quisieran retornar a la senda revolucionaria sin guardar rencor ni siquiera por aquellos que lo atacaron como fue el caso de Francisco Arias que retornó a militar en el chavismo.