El Forjista

El golpe de Estado de 1955

Supuesta crisis económica

Uno de los hechos más extraños de la caída del peronismo fue precisamente la inexistencia de una grave crisis económica, razón que generalmente determinaba la decadencia de los gobiernos.

Por el contrario, el gobierno comenzaba a recuperarse luego de una crisis de dos años consecutivos de sequías que habían disminuido peligrosamente los saldos exportables.

Las condiciones de la recuperación en el plano económico eran notorias: “la economía argentina estaba en mejor situación comparada con la crisis del período 1951-1952. La tasa anual de inflación, que había superado el 35 % había bajado a niveles de una sola cifra en 1953 y en 1954; las balanzas comerciales se inclinaban a favor de la Argentina; y el nivel general de la actividad económica estaba otra vez en alza”. (27)

El gobierno intentaba salir de la crisis sin un costo social como tradicionalmente se superaban los problemas en nuestro país, pagando los platos rotos aquellos sectores más desprotegidos. Si podía haber razones para quejarse de Perón en el plano económico se hubieran justificado en 1952 pero“Al despertar 1955 la Argentina no sólo había superado dificultades de índole socio-económico sino que daba indicios de una mejor situación en el futuro inmediato. El panorama económico era alentador, la balanza comercial era favorable, los índices inflacionarios habían evidenciado una merma considerable”. (28)

Sin embargo, la autodenominada Revolución Libertadora tuvo que importar un asesor, Raúl Prebisch, que se había destacado como hombre de negocios vinculado a los intereses británicos. Parecía como si el gobierno golpista tuviera que traer a alguien de “afuera” para afirmar cuestiones que un argentino radicado aquí no se hubiera animado a sostener. Como Prebisch era funcionario de las Naciones Unidas seguramente su palabra sería aceptada por todos por tratarse de la opinión de un “prestigioso” economista.

Dijo Prebisch a poco de arribar al país en un informe elevado al gobierno, que Argentina “atraviesa por la crisis más aguda de su desarrollo económico; más que aquella que el presidente Avellaneda hubo de conjurar ahorrando sobre el hambre y la sed, y más que la del 90 y que la de hace un cuarto de siglo, en plena depresión mundial”. (29)

Sin embargo, tanto Scalabrini Ortiz como Arturo Jauretche liquidaron los argumentos sostenidos por este invitado especial de la Libertadora, que obviamente estaba muy interesado en retornar a la economía librecambista de la Década Infame donde había ocupado un importante cargo en el Banco Central dominado por los ingleses.

Con datos concretos Jauretche demostró la franca recuperación sostenida desde 1952, por ejemplo tomando como base junio de 1952 igual a 100, en el rubro de los obreros ocupados, junio de 1953 se encontraba en 93,7 , junio de 1954 en 94,3 y junio de 1954 en 98,3. En lo concerniente a las horas trabajadas junio de 1953 se ubicaba en 101,2, junio de 1954 en 103,9 y junio de 1955 en 106,6.

Era notorio el crecimiento de la producción industrial que se elevó a 104,7 en junio de 1953, 109,2 en junio de 1954 y 120 en junio de 1955. También Jauretche daba elementos que demostraban la recuperación de la Construcción y en el PBI. (30)

Todos estos datos daban por tierra con los argumentos del asesor y por lo tanto liquidaban las justificaciones para establecer las tradicionales recetas que entre otras salidas planteaban la necesidad del endeudamiento externo.

La renta nacional por habitante que en 1952 era de 3290 de pesos (a precios de 1950) se había elevado en 1954 a 3490 y a 3550 en 1955. (31)

La conclusión era clara, no existían tampoco razones económicas para justificar el golpe de estado, si bien no todas eran rosas por la baja de los precios internacionales era clara la recuperación, por otra parte dicho proceso fue acompañado por el Congreso de la Productividad de marzo de 1953 donde trabajadores, empresarios y Estado discutieron formas de buscar una mayor producción sin la pérdida de las conquistas obreras y sin la rebaja del nivel de vida alcanzado.

Conjuntamente el gobierno había comenzado recientemente el esfuerzo por el desarrollo de la industria pesada, luego de un sostenido crecimiento de la industria liviana.

Un semanario francés sostenía el 8/10/1955 una cuestión para tener en cuenta y para entender el motivo del golpe de estado: “Uno de los factores pocos conocidos de la caída de Perón es la industrialización del país. Esto significaba un perjuicio considerable para los tejidos británicos, cuyas exportaciones a la Argentina disminuían visiblemente. Los Estados Unidos, por su parte, no veían con buenos ojos el ejemplo dado a los otros países latinoamericanos por este dictador, socialista efectivo, que se preocupaba por dotar a su país de una industria adecuada a sus necesidades”. (32)

La destrucción de la industria nacional y el regreso a la economía pastoril fue una de las razones de ser del Plan Prebisch, que debía destruir como principal elemento de la política nacional al IAPI para devolver el poder a las grandes empresas monopólicas Bunge y Born, Cargill, Deyffus, etc.

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(27) Potash pag 236
(28) Daniel Rodríguez Lamas pag 50
(29) Arturo Jauretche. El Plan Prebisch: Retorno al coloniaje. A. Peña Lillo Editor 1973 pag 22
(30) Idem pags 23 a 25
(31) Juan D. Perón Los vendepatrias. Pruebas de una traición. Editorial Freeland 1974, Pag 11 tomado de la
revista QUE 10/09/1957
(32) Idem Pags 70y 71

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